Estaba muy nerviosa, hoy después de dos meses iré a visitar a Pablo, no había querido ir porque no podía, no soportaba pensar en que él está ahí por mi culpa, yo lo dejé.

Entré a la sala de visitas, él se miraba muy feliz, poco a poco me fui acercando a él, pero mis manos me temblaban, sentía que era una persona desconocida.

Me senté en la silla que estaba enfrente de él.

—Hola.

—¡Qué bueno que por fin vienes! —dijo Pablo sonriendo. —Siento mucho todo, Ana.

—No Pablo, yo lo siento, siento haberte dejado ese día.

Lagrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas.

—No, Ana, no te sientas mal por eso, yo quise ayudar a Hanna, yo sabía que me estaba arriesgando.

—Prometo que vendré más seguido.

***

Ocho meses después...
POV Ana.

Hoy es un gran día, hoy nos iremos a la universidad, aunque sería mucho mejor si mis padres siguieran aquí conmigo, los extraño mucho.

Estoy tan contenta de ir con mis amigos, aunque Rosa está muy triste, se aleja de Isaac, el último año estuvimos muy cercanas a él.

Después de la muerte de Candice, sentí que me había vengado de alguna manera todo lo que nos habían hecho.

—¡Anaaaaa! ¡Llegó, Hanna! —gritó mi tía desde abajo.

Rápido corrí a la sala, miré a Hanna parada en la puerta.

—Todo está listo, por fin nos vamos —ella se miraba muy emocionada, yo también lo estoy.

Le sonreí, nos iremos en el auto de Melanie, me alegra tanto que ella también venga con nosotros.

—Mi niña hermosa, ya estás grande, quiero que te cuides mucho —dijo mi tía dándole un gran abrazo a Melanie.

—Te quiero, Mami —respondió Melanie.

Cuando desearía hacer eso con mi madre.

—Ana, querida, tus padres estarían muy orgullosos de ti —mi tía se acercó a mi y me envolvió en un cariñoso abrazo.

—Seguro que sí, tía.

Salimos de la casa, fuimos hasta el auto de Melanie, hoy comienza una nueva etapa en mi vida.

En el camino, solo fuimos escuchando canciones y cantando a todo pulmón, estábamos muy emocionadas, pero nerviosas a la vez.

Hanna no estará en mi dormitorio, estará Rosa y Emily.

***
Al llegar a la escuela, mi corazón comenzó a latir muy fuerte, era una escuela muy grande, era enorme. Mis nervios cada vez iban en aumento, pues también siento cierto miedo de no tener a Hanna y a Melanie en mi dormitorio.

—Quería que me tocará con ustedes.

—Nos veremos todos los días, así que no hay problema, tranquila —Hanna me sonrió.

Pude notar que ella también estaba muy nerviosa, al igual que Melanie.

Nos adentrarnos al edificio de los dormitorios, era muy hermoso todo, cuando llegó la hora de separarme de Hanna y Melanie mis nervios comenzaron a intensificarse otra vez.

Me paré enfrente del que ahora sería mi hogar por algunos años, mis manos seguían temblando.

Empujé la puerta, miré que Rosa y Emily ya estaban aquí.

—¡Anaaaaa! Por fin llegas —Emily corrió hasta mí y me envolvió en un abrazo.

—Había un poco de tráfico.

—Ana, ella será nuestra compañera, Danna Johnson —Rosa me observó sonriendo y señaló a la chica.

Miré a Danna, se miraba algo tímida, aunque nunca debemos fiarnos por la apariencia.

—Hola, Ana, ellas me han contado algo sobre ti —ella sonrió.

—Bueno, es tiempo de ir a conocer la escuela —menciono Emily. —Algo pasó Ana, no estaré en su dormitorio, me cambiaron.

—¿Eso por qué? —pregunté confundida.

—Un error, aun así, todos los días vendré a verlas

—Danna, ¿Quieres venir con nosotras? —preguntó Rosa

—No, gracias, tengo cosas que hacer con mis amigas —respondió ella.

Salimos del edificio, todo era muy bonito, al lado del edificio había una cafetería muy grande, olía muy rico.

Más adelante había una gran árbol, había un hermoso pasto verde y muchas flores.

Ahí estaban mis amigos, observando todo a sus alrededores, mientras caminábamos hacia ellos.

—Vaya, estuvimos esperándolas un buen rato —Gaby se quejó.

—Bueno, ya estamos aquí.

—Esto es genial, que todos estemos aquí juntos —dijo Diego sonriendo.

—Si, solo falta Pablo —la expresión de Gaby cambió por completo, ahora parecía angustiada.

Pablo sigue en prisión, su padre ha hecho lo posible para que reduzcan la sentencia, pero al parecer no han podido hacer mucho.

Los últimos meses no lo fui a ver, su padre no nos dejaba ir, me siento muy mal por él.

—Esperemos pronto salga —sonreí.

—No hay que hablar de él, sin ofender —mencionó Ian. —Eso es algo triste, me hace recordar tiempos horribles.

—Cierto, hay que hablar de lo que haremos —dijo Grace.

Todos asentimos.

—Pues lo primero será divertirnos, disfrutar esta nueva etapa y sacar buenas notas —Valeria comenzó a reír.

—Cierto, no puedo perder mi beca —dije sonriendo.

Me alegra tanto haberla obtenido, y no puedo darme el lujo de perderla por cosas tan simples como las notas.

—Ana, tú eres muy inteligente, por eso obtuviste la beca —Hanna me sonrió.

—Eso es muy cierto, Ana —dijo Melanie.

Bueno, tal vez tengan razón, aunque debo esforzarme mucho. Rosa comenzó a platicarnos acerca de su hermano, a Isaac le faltan dos años para entrar en la universidad.

Cuando llego la noche, Rosa y yo nos fuimos a nuestro cuarto, aún faltaban cosas que teníamos que acomodar.

Antes de abrir la puerta escuchamos voces, supusimos que eran las amigas de Danna.

Entramos y la luz estaba apagada, Danna y dos chicas más estaban sentadas en el suelo, había algunas velas a su alrededor.

—¿Qué están haciendo? —preguntó Rosa.

—Jugando a la Ouija, ¿Quieren jugar? —Danna habló sin mover su mirada del suelo.

Nos acercamos más, en medio de las tres había un tablero, yo siempre tuve miedo de esos juegos satánicos, aunque ahora ya no tanto, los vivos hacen más daño que los muertos.

—No, gracias —dijo Rosa. —No deberían hacer eso.

—¿Por qué? ¿Por qué podemos dejar un espíritu suelto, luego todos empezaremos a morir de uno en uno? —preguntó una chica.

—Cállate, Kate —otra de las chicas le dio un golpe en el brazo a la que supongo se llama Kate.

—Mejor cállense las dos —dijo Danna poniéndose de pie. —Mira Ana, ella es Camila y Kate.

Danna señaló a sus amigas.

—Un gusto —mencionamos Rosa y yo.

—¡Danna, vamos a morir, no nos despedimos! —gritó Kate asustada.

—Pues despídanse, háganlo —dije un poco confundida.

Danna, Camila y Kate volvieron a sentarse en el piso, pusieron sus dedos en la pequeña plancha con un pequeño vidrio en medio.

—¡Es tarde! —gritó Camila, podía notar miedo en sus ojos.

La plancha comenzó a moverse sola, Danna, Camila y Kate se levantaron rápidamente, Kate cayó al suelo y empezó a gritar mientras se movía como si estuviera poseída.

—Ahhhhh —grité, al sentir que alguien me había tocado la espalda.

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Espero y les haya gustado.

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