Capítulo 1. Atracción
A D V E R T E N C I A: Esta novela puede contener lenguaje fuerte, escenas violentas así como contenido sexual explicito.
No estoy a favor de este tipo de relaciones y tampoco las promuevo. Todo lo que se lee es simple ficción
Katherine Weber.
—Volveré en unos minutos, solo necesito ir por unas cosas a la oficina y regreso, sabes que puedes llamarme si hay una emergencia.
Le sonreí, siempre me decía lo mismo cuando iba hacia el trabajo o cuando necesitaba irse por unos minutos y me dejaba sola en casa, sabía que mi situación lo tenía ansioso pero no era para tanto, mi embarazo apenas iba a cumplir los seis meses y a él tal vez mi ya grande barriga lo ponía de esa forma. Desde que llegué a Nueva York y me instalé en su departamento no había hecho otra cosa más que cuidarme y estar al pendiente de mí en cada aspecto, en cualquier necesidad siempre estaba ahí para brindarme su apoyo y dejarme saber que no pude haber tomado mejor decisión.
—No te preocupes por mi, Robert, estaré bien, —le afirmé con risitas despreocupadas —Ve con calma.
Iba de un lado a otro buscando el maletín que se llevaba al trabajo y cuando lo encontró pudo suspirar de alivio.
—De todas maneras no tardaré mucho —me prometió con una pequeña sonrisa, deteniéndose en la puerta para mirarme y despedirse con una sonrisa más grande —Nos vemos en un rato.
Le regresé la sonrisa y me despedí de él agitando la mano
—Nos vemos.
Por supuesto no me había equivocado, regresar a Nueva York fue una gran idea, en todos estos cinco meses jamás me había sentido tan liberada, tomé otro aire lo que me ayudó a poder aclarar mis ideas, tenía mucho más confianza en mi misma y las decisiones que tomaba eran más centradas, todavía me costaba tomar las que eran mejor para mí y por supuesto trabajar en ello. De todas maneras no podía evitar sentirme un poco sola, y desdichada, no tenía a Nora conmigo y ya no veía a mis amigos, la ciudad donde Robert tenía el departamento estaba lejos de mi antiguo barrio lo que me impedía visitar a Lauren, tampoco quería llamarla por teléfono porque lo mejor era que estuviera disfrutando más de mi compañía antes de cualquier otra.
Cada vez que me recordaba la soledad que pasaba cuando Robert se iba al trabajo o cuando las noches en mi habitación eran de insomnio y bastante largas aparecía "él" dándome una patada pequeña desde adentro como si quisiera recordarme que no estaba completamente sola, que estaba ahí para cuando lo necesitará sin importar cuando.
Sonreí al acariciar mi barriga de arriba abajo, no sabía si referirme a él o ella porque no sabía el sexo del bebé, no quería saberlo hasta que naciera ya que prefería que fuera una sorpresa.
—De acuerdo, nos quedamos solos de nuevo —le recordé con voz calmada pero mostrando una pequeña mueca —Lo mejor es estar tu y yo solos, ¿No lo crees? No hay mejor forma de aclarar ideas que estando solos.
Dio otra pequeña patada en signo de respuesta, me parecía increíble todavía como reaccionaba ante mi voz, podía escucharla por tanto tiempo y nunca se cansaba de responderme con pequeñas patadas en el costado, me hacía bien sentirlo a cada momento del día, me hacía sonreír sin parar y podía olvidar cada momento amargo en un instante con su simple acto de presencia.
Iba a hablarle de nuevo pero el teléfono sonó, me levanté para ir hacia la pequeña mesa donde se encontraba y contesté todavía con las patadas del bebé sintiéndose en mi espalda.
—¿Hola?
—Katherine, soy yo, Nora, ¿Cómo esta todo?
Deslumbrada por oír su voz el bebé empezó a patear más fuerte, compartiendo mi alegría de escuchar a Nora ya que era una de las personas que extrañaba demasiado en estos últimos seis meses, habíamos hablado un par de veces y como no teníamos un día en específico para comunicarnos yo tenía que esperar a que ella lo hiciera.
—¡Nora! —exclamé asombrada de que finalmente el día de volver a escucharla fuese justo ahora —Creí que no llamarías, de verdad pensé que te habías olvidado de mí.
Soltó unas risitas, podía imaginarme sus ojos pequeños hacerse todavía más minúsculos por la gran sonrisa que se le dibujaba en el rostro.
—Aunque no lo creas jamás podría olvidarte, perdón si no he podido llamar pero el trabajo esta siempre sobre mí, aun así espero que en estas semanas todo se vaya acomodando mejor a mi horario, en fin, ¿Qué ha pasado en estos dos meses que no he hablado? ¿Cómo están todos por allá?
—Estamos bien, Robert va fantástico en el trabajo, está ocupado en un caso así que a veces sale de casa y regresa un poco tarde pero siempre está al pendiente de mí.
—¿Y cómo estás tú? ¿El embarazo que tal?
Y de nuevo pateo, sabiendo que se referían a él, podía sentirlo moviéndose y era tan intenso que a veces creía que nunca iba a parar.
—Estoy por cumplir los seis meses, ¿Puedes creer que se mueve justo ahora? Es como si supieran que hablamos de él, es tan curioso, sus movimientos son más constantes, parece que no se cansa jamás.
Nora se echó a reír junto conmigo.
—Estoy segura de que serán mucho más constantes cuando llegues a los ocho meses, a propósito ¿Ya supiste si es niño o niña?
—No, no pienso pedirle que me lo digan en los ultrasonidos porque sabes que prefiero saberlo cuando nazca, de hecho hace dos semanas fui a mi revisión mensual y me dijeron que todo estaba perfecto, estaban a punto de decírmelo pero negué porque no iba a permitirlo —menee la cabeza de tan solo recordarlo con una leve sonrisa —No quiero saberlo, prefiero mantenerlo en misterio.
—¿De verdad? —preguntó con suspicacia —¿Y cómo piensas comprarle ropa si no sabes si es niño o niña?
—Bueno, no es necesario saberlo, compro en colores que sean para ambos, no es muy complicado —admití, encogiéndome de hombros, esperé a que ella hubiera reído para preguntarle algo que desde hace tiempo quería saber —Nora, solo por curiosidad, ¿Vendrás un día a visitarme? Quisiera que puedes conocerlo cuando nazca, se que te pido mucho pero en verdad quisiera tenerte aquí.
—Sí, lo sé, por supuesto que debe ser importante para ti que lo esté —reconoció con seguridad, mostrándose afectuosa —Y claro que haré lo posible para estar ahí, tampoco quiero perdérmelo. Prometo hacer lo posible.
Me sentía maravillosa, aguardaba el momento para que Nora pudiera viajar y vernos de nuevo, que conociera Nueva York y por supuesto a mi bebé, solo así estaría completa de verdad, no iba a restar ninguna pieza, no podía esperarlo más, este era otro buen motivo para tener más cerca la llegada de mi hijo en el calendario.
—Sería muy feliz si te tuviera aquí, a Robert también le encantaría, es una gran persona, me ha ayudado mucho y lo sabes, te he contado todo, no puedo creer que pudiera encontrarme a alguien así en mi camino, justo cuando más lo necesito, es imposible de creer.
—Te tiene un cariño especial —indicó con una calidez reconfortante en la voz —No cualquiera hubiera podido hacer lo que él hace por ti, estás en buenas manos, Katherine.
Una sensación tibia recorrió mi pecho, se prolongó por largos minutos cuando imágenes de Robert en los últimos meses que habíamos pasado juntos se apoderaron de mi pensamiento, su constante ayuda, su valentía, su apoyo, era una manera evidente del cariño que me tenía y que le debía por mucho.
—Sí, eso es verdad —añadí con seguridad que luego se esfumó cuando mis pensamientos se escapaban a vías equivocadas —Sabes, Nora, necesito hablar contigo de algo. ¿Crees que podríamos hacer una video llamada? Necesito hablar contigo como mi terapeuta.
Ella titubeó pero no porque era imposible darme una consulta, más bien fue un poco de temor lo que la puso indecisa al respecto, temía lo que yo pudiera contarle como en otras ocasiones.
—Claro, Katherine, estoy para ayudarte, lo sabes.
Damien Westermann.
—¿Está todo bien, Damien? —preguntó Scott, sin moverse de su silla, de nuevo solo me contemplaba, expectante, tan seguro de si mismo, habíamos estado hablando dos horas sin parar, el tema se concentraba en una sola cosa, en ella.
Me había sobre exaltado otra vez, había tirado una pila de libros de una de las mesas cuando me lo confesaron, ella no estaba en el país desde hace cinco meses, apenas lo supe hace poco más de tres semanas, todos me habían estado engañando, incluso Scott. Él estaba tan formal, su compostura era muy firme, lo envidaba, esa manera de controlar todas sus emociones era algo de mucho admirar.
—Relájate por favor, como lo hemos hecho estos últimos meses, recuérdalo.
Mi respiración era irregular, esperaba poder controlarlo como lo había hecho otras veces, no era nada fácil, a veces no podía lograrlo y otros más intervenían, Scott tenía un botón de seguridad que podía usar si todo se salía de control en mi comportamiento, él confiaba en mí y yo diría que demasiado porque nunca llegue a ver el botón cerca suyo.
—No puedo...—jadee, controlándome, tomando mi impotencia como un reto —Es difícil, muy difícil.
Me acosté sobre el sofá, manteniendo mis ojos en el techo, esforzándome o más bien obligándome a llevar la rienda de todo otra vez en mi poder, una tormenta desencadenada se formaba en mi interior cuando sabía que nada se podía hacer a mi modo, no podía traerla de vuelta y mucho menos tenerla a mi lado.
—Hoy llegó esa maldita solicitud de divorcio a mi abogado —respondí a secas, con la mandíbula apretada, lo suficiente para endurecer mi expresión, mi vista estaba en un punto fijo en el techo, pretendía que nadie estaba ahí más que yo solo —Él dice que ha hecho lo posible para que no pueda ganar pero no necesita de mi firma para que podamos quedar divorciados. Ella lo tiene, lo ha logrado, ya tiene el maldito divorcio.
Cerré los ojos, quedándome inmóvil, reinó un silencio que me sofocó, no lo soporté más, ese silencio que alteraba mis nervios, salté del sofá y esta vez derribé la mesa en donde estaban los libros que tiré también. Scott se estremeció por el impacto del ruido pero después pretendió que no había sucedido.
—Yo no se que más hacer. ¡No se que hacer para traerla de vuelta! —mascullé, dando vueltas de un lado a otro de la habitación, frustrado y cansado de tener cada vez más abajo mis opciones. —Ella se fue y ahora ya tiene su maldito divorcio, ¡Lo que ella quería desde un principio!
La habitación empezó a dar vueltas a mi alrededor, había una vibración que también podía sentir recorriendo mi cuerpo, cruzando por mis brazos y mis piernas, quería quitármela de encima pero no podía, era incapaz de hacerlo, de tener el control.
—Ella debe volver, necesito hablar con ella —susurré, me detuve y encaré a Scott que me miraba un poco impaciente, di unos pasos para tenerlo más de cerca —Debes ayudarme, he hecho todo lo que me has pedido y debes cumplir con lo que me prometiste, dijiste que ibas a conseguirme una llamada, la necesito ahora.
—Damien...—comenzó con ese tono de voz condicional —Sé que te lo dije pero también considera que no fue una promesa, no puedo conseguir la información que me pides, quedamos que si estaba en mi disposición poder conseguirlo entonces lo haría.
—Entonces hablaré con su terapeuta, puedo convencerla de que me ayude a contactarme con Katherine, si tu no puedes lograrlo yo lo haré.
—Damien —esta vez su voz fue demandante —Quiero que comprendas esto, hasta donde llegan tus impulsos cuando quieres algo, ¿Lo ves? No estas lo suficientemente seguro para poder controlarte, esto te altera demasiado y debemos trabajarlo si quieres conseguir un avance.
Resople, dándole la espalda con una risa cínica, de verdad creía que me tomaba en serio pero otra veces sabía que yo era su juguete, un experimento de donde quería sacar provecho.
—¡Sí claro! Un avance —grité con tono sarcástico —¡Cómo quieres un avance con lo que pasa a mi alrededor! Maldita sea, me han sacado de mi casa, vivo en un departamento desde hace 4 meses con vigilancia a cada rincón, mi juicio será pronto y seguramente estaré en prisión mientras me dan un veredicto. ¡¿Acaso parece que debo estar tranquilo ante todo eso?!
—Damien...
—¡Y para colmo hay cosas de las que no recuerdo nada! ¿Qué te parece eso? ¡Saca tu jodida libreta y apuntalo! Puede que te sirva de algo o quizá ya te has dado cuenta que nada de esto tiene sentido.
Scott estaba aterrado, sus ojos lo delataban pero su postura seguía igual de erguida y difícil de derrumbar, me contemplaba con mucha atención para tener cuidado de cualquier reacción que pudiera sorprenderlo. Podía verme reflejado en sus ojos una vez más como el monstruo que se oponía a irse, dispuesto a tomar el control, siendo parte de mí.
—Damien por favor —me pidió con voz tan baja y considerada, alzando una mano para domar al animal que emergía ante él. —No puedes tener lo que quieres si no empiezas por deshacerte de lo que te obligó a perderlo, tienes que visualizar, lo que eres te ha alejado de todo, no puedes recuperarlo si no te ayudas, debes esforzarte, hacerlo posible si quieres volver a ver a Katherine. Debes estar dispuesto a todo.
La mención de Katherine me hizo enfrentarme a mi monstruo interno y obligarlo a desaparecer, encontré cierto valor si ponía en mi mente que podía lograrlo siempre y cuando tuviera una razón, un intensivo que me permitiera ser fuerte y eso era pensar en que podría recuperar a Katherine, traerla de vuelta y demostrarle que de verdad la necesitaba y que no podía estar lejos de ella.
—Haré lo que sea, por ella —juré, agitando mi cuerpo a causa de la reacción por mantener al monstruo indomable lejos de mi autocontrol —No importa qué, yo necesito verla una última vez antes de que sea muy tarde.
Traspasaría barreras, incluyéndome a mi mismo para llegar hasta ella
¿Qué les pareció el primer capítulo? Perdón por la tardanza pero estoy escribiendo el capítulo exactamente cuando voy a subirlo así que si quieren el segundo capítulo tendrán que esperar a que lo termine, lo sé, debería tener muchos escritos así que me dedicaré a hacer eso porque no quiero tardar en actualizar.
Espero les guste mucho y agradeciendo el apoyo que le dan a la historia <3 ¡Son tan geniales! Cada una de ustedes están en un lugar de mi corazón.
Nos leemos guapas, no olviden votar y comentar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro