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Capítulo 49. Consecuencia


Katherine Weber.

—Se han descubierto más cosas de las que antes se sabía, trabajó en conjunto con alguien más —Robert carraspeo, juraba que la sangre se le había ido del rostro dejándolo pálido —Se sabe que él fue quien mando golpear a tu ex novio y atropellar a tu madre, se llama Gregory Hart, es un hombre vinculado con varias mafias, una de ellas es la Italiana, le hacía favores a Damien a cambio de una gran cantidad de dinero, se sabe de él porque se confiscó el celular de Damien y hallaron el contacto con otro nombre pero se supo que era él por el reconocimiento de voz.

Me petrifique, lentamente baje la mirada, jamás me había sentido tan hundida como ahora, agarré un coraje con nadie menos que conmigo misma, ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Con qué grado de ignorancia viví todo este tiempo? La verdad siempre estuvo frente a mis ojos, Robert fue quien me lo enseñaba cada vez que podía y yo me resistí a verlo.

Robert me tomo la mano, estábamos sentados juntos en el sofá, era casi media noche porque el tiempo se nos había ido volando, le conté todo lo que paso con Damien esta tarde y parecía que lo que Robert me estaba contando era a propósito, para recordarme cuánto daño me había hecho Damien y que mi compasión por él no debía ganar, que recordara el monstruo que fue y que lo sería por siempre.

—Siento tanto decirte esto —se disculpó en voz baja, deteniendo sus ojos en la marca de mi dedo anular donde estaba el anillo de bodas que me había quitado —No quería hacerlo pero tienes derecho a saberlo todo, para saber que fue lo que de verdad paso.

Fue difícil intentar hablar con voz normal o más bien clara porque mi garganta tenía ese nudo que atrapaba mis palabras y el sonido más tenue de mi voz.

—No es tu culpa —logré susurrar, quebrándose mi voz cada vez mucho más. Decidí no hablar y me recosté en su hombro, acurrucándome en su cuerpo, me abrazo y desee que pudiéramos estar así hasta que pudiera caer dormida, comencé a llorar lo que quizá podía darme la ventaja de dormir en cualquier momento.

El sonido acompasado de su respiración era muy arrullador, lo único que podía escucharse afuera era una leve e imperceptible lluvia y una ligera brisa de aire. Quise limpiar mis lágrimas con rapidez para no empapar su camiseta pero no pude lograrlo.

Entre el silencio mucho más profundo y su postura que de repente se tensó pude presentir que diría algo más que no me iba gustar escuchar.

—Katherine —me llamó en un tono cuidadoso e indeciso. Se incorporó para deshacerme del abrazo, entre en total pánico, mis palpitaciones estaban alocadas, bombeando a un ritmo frenético —Necesito que sepas que necesito volver a Nueva York, me han ofrecido mi antiguo puesto y quieren que vaya personalmente.

El silencio entre nosotros me mataba, sus ojos brillaban en un perdón y al mismo tiempo en una melancolía enorme y legitima, sus facciones decayeron y sus labios se volvieron una mueca de impedimento, no iba a poder hacer nada, me tomo fuerte de las manos en lo que negaba todo esto en vano.

—¿Te vas? ¿Eso es lo que quieres decir? —le pregunté inmóvil, podía sentirme helada por lo que empecé a titilar. —Robert, no puedes hacerme esto. ¿Qué voy a hacer sin ti?

Apretó tan fuerte nuestras manos, me brindó un poco de su calor pero no era suficiente, estaba aterrada de verdad, ahora si iba a estar perdida sin él, no iba a estar completa, la distancia iba terminar por matarme.

—Ven conmigo, Katherine, podemos vivir en mi departamento, no necesitas estar aquí esperando el juicio —sus ojos chispearon de entusiasmo —Puedes superarlo todo estando lejos de aquí, es la oportunidad que necesitas.

Estaba muy dispuesto a llevarme con él pero el problema era si era lo que quería, ¿Debía irme para superarlo todo lejos de aquí, lejos de Damien? ¿Iba a hacer suficiente? Quería estar con Robert, no había nada que me gustara más que estar juntos porque era mi apoyo, lo que necesitaba, mi respaldo seguro para no caer.

Una parte de mí quería decir sí pero la otra se retenía y no sabía a qué.

—Pero Damien será llevado al tribunal en una semana, el juicio será pronto, necesito acabar con esto de una vez por todas, si me voy es como si estuviera huyendo, además aquí puedo tener lo que necesito sobre todo por mi embarazo, ¿Quién se va a ocupar de mí si me voy a Nueva York?

—Yo lo haré —prometió, alzando una mano para acariciarme la mejilla, su tacto era tibio, suave, me dolía pensar que no iba a volver a sentirlo en mucho tiempo. —Yo también te quiero conmigo, Katherine, no puedo vivir sin ti.

Era perseverante, me lo pedía una y otra vez en su mirada insistente y lo peor es que no podía decidirlo ahora porque muchas cosas estaban en juego y no podía dejar todo a la suerte.

—Yo tampoco puedo vivir sin ti, Robert, te necesito, quédate por mí. Por favor.

Estaba un poco desilusionado por que no terminaba de aceptar a pesar de las suplicas y los puntos que me explicó para que abriera los ojos, todas eran aceptables pero no podía decirle sí al instante, no sentía que estaba decidida a dejarlo todo por ahora.

—No puedo, Katherine, es tú decisión, quedarte o irte conmigo.

Cerré los ojos, apretándome los parpados para exigirme una respuesta, pensar rápido pero que también fuera la mejor decisión de todas. Seguía acariciándome la mejilla con dulzura, quería pedirle que dejara de hacerlo porque no podía dejarme pensar, mi reacción iba a terminar siendo lo contrario a lo que se esperaba.

—Ven conmigo, por favor —me pidió en un hilo de voz y noté que se acercaba, lo supe porque la calidez de su aliento era muy cercana —Me he enamorado de ti, Katherine, no voy a poder estar sin ti tan lejos.

Abrí los ojos de golpe, lo que me encontré fue lo que me hizo romper a llorar otra vez, el rostro de Robert llamaba a una piedad inmediata, se transformó en una melancolía sugestiva que también me afectó a mí, no podía darme esta responsabilidad, no quería ser la razón de su desdicha.

—Yo tampoco podría hacerlo —susurré con voz apagada, desprendiéndose un dolor muy fuerte en mi corazón —Necesito que estés a mi lado pero...

Mi breve pausa logró transformar el rostro de Robert, su anhelo desapareció por completo, fue como si hubiera despertado de un sueño y la realidad lo molestara.

—Se sincera conmigo, Katherine, ¿Lo estás haciendo por Damien? ¿Acaso te importa lo que suceda con él?

No sabía que clase de conflicto había en mí a esta clase de preguntas, debía ser rápida, sin pensarlo y no se porque me tomaba tiempo en responder cuando era muy sencillo hacerlo.

—No, por supuesto que no —fijé mis ojos a los suyos para mantener seguridad —No lo hago por él, es por mí, necesito el divorcio, lo que más quiero es estar separada de él, irme sin que nada me retenga.

Al menos logré que un poco de su optimismo saliera a flote por unos momentos, si hubiese escuchado lo contrario era seguro que iba a romperse en mil pedazos.

—Lo único que te pido es tiempo para pensarlo —explique con frenesí, no quería que la oportunidad de irme con él se perdiera —No necesito mucho, yo sé que lo que dices es verdad, irme podría ser la solución y quizá así podría dejar de pensar en todo lo que paso. ¿Cuándo pensabas irte?

Se tomó un momento para pensarlo.

—En cuatro días, ellos me dieron ese tiempo solo para que pudiera dejar resuelto todo aquí.

Después se iría y la idea me volvió a poner sensible, me impaciente para realmente tener una respuesta porque perderlo sería lo peor que iba a poder dejar pasar.

Mis cejas se juntaron hasta casi tocarse, pidiéndole atención completa para pedirle que se quedara conmigo hasta donde pudiera ya que los dos no íbamos a poder permanecer lejos uno del otro por mucho tiempo.

—Dame dos días, solo dos, ¿Esta bien?

Era la viva imagen de la generosidad, se inclinó para darme un beso duradero en la frente y cuando se encontró conmigo sostuvo una sonrisita ligera, honesta que ablandaba mi mal estado.

—No necesitas pedirme tiempo, toma el que necesites para aclararlo todo.

La tranquilidad se instaló en mí finalmente, le sonreí en agradecimiento y me acurruque en su pecho, puso su barbilla debajo de mi cabeza y me abrazo, me aferré al brazo que me rodeaba y cerré los ojos.

¿Qué era lo que buscaba realmente? Ni yo misma podía saberlo porque aunque lo intentara era como si nunca pudiera avanzar hacia una respuesta.

Damien Westermann.

Mis abogados y el de Katherine hablaban en la sala de estar, yo estaba en el único lugar donde podía estar solo sin que nadie estuviera rondándome con vigilancia extrema, calculando mis pasos y analizando cada cosa que estaba por hacer, mi despacho se había convertido en mi guarida, en un lugar donde por un momento yo podía escuchar mis pensamientos.

Yo sabía a que había venido su abogado, venía por el acta de divorcio firmada, por supuesto no iba a tenerla, yo estaba muy decidido a no hacerlo y sabía que iba a dar todo para hacerme pensar lo contrario. Tocaron la puerta y como sabía de quien se trataba di el acceso de inmediato.

Uno de mis abogados y el de Katherine entraron, yo estaba sentado leyendo un libro para dar la idea que había estado pasando mucho tiempo de tal forma cuando no fue así, estuve cerca de la puerta para ver si lograba escuchar algo de sus conversaciones.

—Señor Westermann —me saludo con un asentimiento. —Vengo a hablar con usted sobre la demanda del divorcio, sinceramente mi cliente y yo no esperábamos una respuesta negativa y vengo a preguntarle si hubo algo que no le pareciera correcto en lo estipulado.

Hice una pequeña mueca despreocupada mientras negaba con la cabeza.

—No, no hubo nada que me pareciera fuera del lugar —respondí con naturalidad —¿Por qué lo dice? ¿Por qué no firme?

Su abogado esta vez asintió con urgencia.

—Así es, no lo comprendo, ella no pidió dinero ni compensación, ¿Por qué no lo firmó?

Me encogí de hombros completamente tranquilo, era tan sencillo de responder.

—Porque no quiero hacerlo, no quiero separarme de ella porque quiero que siga siendo mi esposa, es mi única razón.

Su abogado quedó atónito, me observaba como si hubiera perdido la cabeza o si hubiera dicho algo de mal gusto. Carraspeo mientras se acomodaba la corbata o más bien se aflojaba el gran nudo.

—Disculpe que se lo diga pero ella no quiere seguir casado con usted por todo lo que ella sufrió en esta casa, el maltrato físico y mental que ella pasó la han obligado a ir con un terapeuta, ella puede demandarlo y quitarle una gran cantidad de dinero pero no lo ha hecho porque lo único que ella quiere es la separación. ¿No le conviene firmar y evitar otra demanda?

Mostré una sonrisita indiferente, ni aunque pudiera asustarme con demandas iba a ceder.

—Puede hacerlo si quiere. No me interesa.

Noté la tensión de mi abogado al verme tan desinteresado al aceptar otra demanda, ya era demasiado con todo lo que pasaba porque mis ingresos estaban bajando, mi empresa la estaba pasando mal, los clientes se iban y no podría mantener a muchos de mis abogados si todo iba empeorando.

El abogado me lanzó una mirada llena de escepticismo, entrecerrando los ojos, creo que empezaba a dudar de que yo me tomara en serio todo el problema.

—¿Está seguro? ¿Ni siquiera perder mucho más dinero?

—No —aseguré con firmeza.

—Déjeme recordarle algo, señor Westermann —comentó con ojos inquisitivos —Ella puede demandarlo por todo el problema psicológico que le ha causado y puede solicitar el divorcio sin necesitar su autorización, no lo hizo así desde un principio porque son más trámites y cargos legales y creyó que era mucho más fácil una demanda donde pudieran firmar.

—¿Por qué sería tan difícil haberlo hecho así desde un principio?

—Por sus abogados, seguro no van a permitir que pague todo los cargos —fulmino con la mirada a mi abogado que estaba a dos pasos detrás de él. Volvió a concentrarse en mí de nuevo, esperando que su "amenaza" haya surtido efecto —Ella puede conseguir el divorcio sin su autorización, es lo único que le voy a decir y es a lo que se va a proceder.

Clave mis ojos a los suyos y aunque estábamos a una distancia lejana su insistencia era fuerte, llegó hasta mí dándome un poco de inquietud porque las cosas podían salirse de mis manos al hacerse realidad la dichosa demanda, Katherine no podía separarse de mí.

—¿Eso quiere decir que en un hecho? —levanté una ceja, riéndome un poco o más bien intentando ocultar mi inseguridad —¿Ella va a demandarme?

Dio una sonrisa arrogante, encogiéndose de hombros, disfrutando del ligero pánico que logró percibir en el ambiente.

—No puedo decirle nada pero no se sorprenda si la carta de divorcio oficial llega a sus manos. Buenas tardes.

—¡Hable con mi abogado! —le grité cuando se iba hacia la puerta, le insistí a Harold, mi abogado a que corriera detrás de él para darle también un ultimátum —Díselo.

Harold fue detrás de él cerrando la puerta con un gran golpe, me paré de un movimiento para ir hacia la puerta, pegué mi oído al hueco de la abertura porque era la forma de escuchar sus murmullos casi indescifrables.

—Él no va a aceptar ninguna demanda —le advirtió Harold con resistencia, podía jurar que tenía una mano hecho puño y con la otra lo señalaba con un dedo —No quieras amenazar a Damien, ni a nosotros, podemos darle una compensación mínima a la chica para que pueda seguir pagando la terapia o el departamento.

El abogado de Katherine suspiró de frustración.

—Ella no quiere dinero, Harold —alegó en tono fastidioso, tal vez ya se lo había dicho muchas veces —Y lo sabes, ni siquiera porque está embarazada le pide un solo centavo, puede hacerlo y dejarlo en la calle y me pregunto porque no lo hace, ella quiere mantener en secreto todo esto porque desea que la deje libre, irse para hacer su vida en paz.

Harold se mantenía callado, fue la única reacción de sorpresa que tuvo al respecto y antes de que pudiera decir algo lo interrumpió el abogado.

—Si piensas decirle lo que te acabo de decir ella demandará a Damien hasta dejarlo en la calle y eso no te conviene a ti ni a tu cliente, ¿Verdad? —supuse que Harold había negado con la cabeza —Sabes que hay muchas pruebas que demuestran todo, Harold, ni siquiera habrá necesidad de tener tantos defensores para librarlo de las posibles demandas de Katherine. Convéncelo del divorcio y si no entonces atente a las consecuencias.

Escuche sus pasos cada vez más alejados, se había ido. No se cuanto tiempo permanecí todavía con el oído pegado a la puerta. Desorientado me aleje y pegue la espalda a la pared, por un momento el aire a mi alrededor tenía un peso exagerado que no me permitía aspirarlo y llevarlo a mis pulmones, me sentía engañado, estafado, ella estaba embarazada y nadie me lo había dicho y todos lo sabían menos yo.

La furia era incontrolable dentro de mí, quemándome hasta el fondo de mi cuerpo, envolviéndome en llamaradas que intentaba ahuyentar, sacudiéndome , era una cárcel infernal, adentrándome paso a paso hacia el purgatorio. Ella ganaría la demanda, era la razón que necesitaba para separarse de mi, no podía permitirlo, ella no iba a huir, era mía y lo iba a hacer hasta que lo quisiera así.

Tenia que buscar una salida rápida antes de volver a perder el control, con mi respiración acompasada fui recuperando estabilidad y pensando con más claridad aproveché en utilizar el nuevo descubrimiento para mi conveniencia. A fin de cuentas era mi hijo, tenía todo el derecho de estar con él y Katherine no iba a quitarme la oportunidad.

Al menos ahora sabía que unidos o no en matrimonio siempre tendríamos la unión de un hijo entre nosotros y eso me daría el derecho de acercarme a ella cada vez que lo quisiera, aun estando muy lejos, porque iría  tras de ella con mucha más razón al igual que un fiel acosador. 

Abrí la puerta y salí casi corriendo hacia la sala de estar que era donde estaban mis abogados, los policías ya estaban detrás de mí a punto de retenerme porque pensaban que haría una locura.

—Llámalo —le ordene a Harold que me daba la espalda porque revisaba unos archivos. Cuando supo que mi voz iba dirigida a él se volvió —Dile que vuelva, necesito entregarle algo.

Sabía a quién me refería, solo me estudió por varios segundos y sacó su teléfono celular para hacer la llamada que cambiaría mi rumbo y el de Katherine.



Primera noticia que les traigo chicas...Ya tengo el epílogo, prepárense para el final, será el siguiente capítulo. 

Así como lo leen, PRÓXIMO CAPÍTULO FINAL. La siguiente semana, ¿Les gusto que haya vuelto Damien? Yo se que extrañaban leerlo <3 yo también jaja.

La noticia bomba la daré en mi página de facebook primero así que  pónganse atentas para que le den like y se puedan enterar primero  o pueden esperar a que lo diga en el último capítulo, ustedes deciden.

Quiero comentarles que pensaba hacer una playlist en spotify que sea de la historia, serían canciones perfectas que pueden acompañar cuando quieran volver a leer la historia o que tenga mucha relación con la trama. ¿Que dicen?

Dejen su opinión :) 

Las amooooooooooooooooooo 



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