Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 32. Cerca de la Verdad

Damien Westermann

No sabía que sucedía conmigo, estaba a punto de golpear a Katherine en ese justo momento en la que la encontré queriendo entrar a uno de mis cuartos privados, una fuerza bestial se había apoderado de mí cuando la tome de los brazos pero la frené cuando me obligó a lanzarla por las escaleras, no pude hacerlo y lo peor de todo es que la sensación se estaba apoderando de mí más molesto que nunca por haberla detenido o más bien desafiándola.

Tenía miedo de que fuera poco considerado y me obligara a lastimar a Katherine pero esta vez hasta matarla, no podía permitirlo, todavía necesitaba de su presencia un poco más, al menos hasta que fuera suficiente y me aburriera tal y cómo cuando estrenas algo y quieres botarlo para siempre cuando ya has jugado suficiente.

Esta tarde tenía que ir por unas cosas a la empresa matriz, aunque estuviera en casa el trabajo no dejaba descansar, no iba a llevar a Katherine porque no quería que nadie la viera conmigo, ella debía pasar desapercibida ante todos.

—Voy a la empresa, necesito recoger algunos archivos. No tardaré.

Se quedó en la mesa de la cocina terminando su almuerzo, siguiéndome con la mirada pero sin refutar y me pareció excelente que no lo hiciera, ahora menos necesitaba provocarme.

—¿No me llevas contigo? —preguntó con inocencia, sin levantar la vista del plato.

Cuando frené el ambiente se llenó de la rigidez de su cuerpo, podía imaginarla cerrando los ojos con tanta fuerza para no abrirlos y ver que la esperaba. Hubo un silencio interminable, respiré lo más profundo que pude y solo avancé sin siquiera contestarle, dejando su pregunta a la deriva.

Que desperdició de tiempo sería él tener que estar contestando preguntas sin sentido, era mejor ahorrarse las respuestas para cuando el interrogatorio se pusiera más interesante.

Katherine Weber.

Estaba en la sala con el televisor encendido, ni siquiera había estado atenta a la pantalla porque estaban las noticias y los programas en griego, no lo comprendía, pasé las casi cuatro horas en las que él se fue mordisqueando unas galletas de coco y bebiendo jugo de naranja, mi cabeza solo tenia una sola cosa en la que concentrarse:  Las habitaciones cerradas y aquel pasillo oscuro. ¿Por qué todas estaban cerradas y porque la escasa luz? Inclusive ni siquiera llegaba hasta allá la calefacción, era un lugar frío en todo sentido, las habitaciones debían estar congeladas, ¿Qué guardaba ahí?

Salté del susto cuando la puerta principal se abrió, me recosté para que cuando entrara me viera adormilada, escuche sus pasos acercarse y yo me cubrí con la sabana cómo si esperara la entrada de un monstruo asechando. Se paró frente al sofá y yo levanté la mirada con lentitud, su rostro estaba sereno, imperturbable y aun así no me sentía aliviada.

Me dirigió la palabra con voz tajante.

—Necesito que sepas algo, me voy mañana a Múnich por cuatro o seis días, los clientes más importantes están allá.

—¿Múnich? —repetí sin evitar mi sorpresa, me incorporé tapándome el cuerpo con la sabana —¿Tú solo?

Dejo caer su cuerpo en el sofá que estaba en frente con las facciones crispándose a su paso por cuestionarlo, saco un paquete de cigarrillos y sacó uno para encenderlo y esparcir el humo por toda la estancia.

—No te lo dije para que me des permiso, te aviso porque se supone que es obligación como esposo decírtelo —fumó de su cigarrillo otra vez, jugando con el humo —Yo te dije que soy un hombre ocupado, necesito hacer esto.

No quería preguntarle desde cuando había empezado a fumar porque me concentré en que viajara solo sin tomarse la molestia de pensar en mí en ningún momento.

—Me dijiste que te quedarías conmigo, Damien, necesito de tu apoyo —fumaba con desdén que por momentos creí que no le interesaba en absoluto mis palabras —Me supongo que como esposa debiste considerarme. Debería ir contigo, ser tu acompañante.

—No —me cortó de pronto con voz seca y los ojos inyectados en amargura, me apunto con la misma mano con la que sostenía el cigarrillo —Tú te quedas aquí, lo he decidido ¿O qué? ¿No puedes siquiera tampoco respetar esa regla?

—¿Regla?

Reinó un silencio estremecedor, vi como su pecho se agitó y de un movimiento repentino se levantó y camino hacia donde estaba, me arrope lo más que pude cuando se detuvo y acercó su rostro al mío con los ojos desquiciados, casi saliéndose de sus órbitas, su aliento ardiente cayéndome en mi mejilla y su gruñido raspándome los oídos, era ver un perro salvaje a punto de atacar, saboreando a su presa, torturándola previo al primer ataque.

—No puedes respetar una maldita regla, nunca has podido obedecerme en algo —hizo una pausa para tomarme mis hombros con sus manos heladas, obligándome a no huir de su mirada venenosa. —Te lo vuelvo a recordar, hay reglas y la primera es que no quiero verte merodear por el tercer piso ¿Lo entendiste? No querrás saber que te va a pasar si intentas abrir cada puerta, no te conviene para nada

—Damien...Por favor —me estaba estrangulando, podía sentir mis músculos contrayéndose por su fuerza descomunal. —Me lastimas.

—No te escucho responder.

El olor de su aliento no me ayudaba a pensar, tenía una mezcla de tabaco y alcohol, no había ido a la empresa, se había escapado para irse sin mí a algún bar. Su gruñido aun lo tenía pegado a mi oído, quería encogerme de hombros pero no podía, estaba encadenadas a sus manos.

—Sí, Damien, ya entendí. —susurré con debilidad, mi respiración era nula para poder tener un tono alto y claro

Me soltó y mi cuerpo cayó sobre el respaldo del sofá, se fue inmediatamente cuando escuchó mi respuesta. Intenté controlar mi respiración, estaba asustada, no sabía que había pasado, desperté del trance sin saber en dónde estaba, desconocí por un segundo todo a mi alrededor y luego supe porque, desconocí a Damien, se había convertido en un ser controlador, manipulador y supe que yo estaba aquí sola con él siendo una presa de su temperamento siniestro y destructor.



(...)

Llevaba cuatro días vagando por la casa como alma en pena, con la sensación del vacio más intensa que jamás haya sentido en mi vida. Tenía la casa para mi sola por dos días más ya que se cumplirían los seis que dijo en ese tiempo, lo peor es que no sabía si regresaría en ese lapso o se tomaría más días porque no iba a decírmelo. Estaba atrapada en esta mansión sin saber a dónde ir y con quien hablar, no existía más que el simple eco de mis pasos que reverberaban por todos lados. ¿Qué iba hacer? Tampoco podía huir, todas las puertas de acceso estaban bajo llave, la propiedad estaba hundida en metros de nieve, la tormenta había caído con rudeza.

Yo sabía que hacer pero mi instinto de supervivencia era más fuerte que la tentación, no iba a indagar por aquel pasillo otra vez e intentar abrir una de esas puertas, fue un ultimátum bastante intimidante lo que él me dio y no iba a arriesgarme a que se diera cuenta de que yo había desobedecido. A menos que, yo tuviera suficiente cuidado para abrir y cerrar sin muestra de alteración en la cerradura. Busque videos en internet para intentarlo sin fallar, había muchas muestras de donde tomar y la mayoría parecían ser fáciles, busque por todos lados las herramientas que iba a necesitar, el valor que tome con mucha anterioridad y me dispuse a subir las escaleras hasta el 3 piso para dejar aún lado las grandes sospechas y descubrir que largo y oscuro pasado escondía.

En el camino hasta allá sentí que alguien me observaba, imaginaba que las paredes tenían los ojos de Damien estallando en cólera y que me obligaban a retroceder, estaba a punto de hacerlo pero sabía que era producto de mi imaginación, que él no estaba aquí y que nunca se daría cuenta del atraco que iba a hacer. Casi corrí por el pasillo para llegar a la primera puerta, temblé pero no de miedo o de pánico si no de frío, estaba tan helado que la ropa que llevaba puesta no era suficiente, sabía que estaba a salvo porque nadie excepto yo estaba en la casa lo que me permitía realizar todo esto con tranquilidad. Tarde aproximadamente unos veinte minutos hasta que logré escuchar el "click" que quitaba el seguro de la puerta y ahí supe que me estaba condenado por arriesgar mi vida en esto y quién sabe si valdría la pena.


Volví a subir 2 capítulos!!!! Sabía que el primer capítulo estaba muy corto y pensé en alargarlo con maratón.

:D espero les guste muchooooo, no se olviden de votar y comentar, lindas, porque me hacen feliz.

Gracias por leer :) 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro