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Capítulo 19. Límite

Katherine Weber

—¿¡Cuándo pensabas decírmelo Katherine!? ¡Cuándo!

Había sido mi peor decisión, debí habérselo dicho a mi madre desde hace mucho, cuando Damien me lo había pedido. Ahora mi madre estaba furiosa y me acusaba de haber terminado con Stephen por Damien, ella ya había leído de él pero con su falta de memoria apenas y lo recordaba esa vez que lo vio en el periódico,  por eso cuando vino la primera vez ella sabía que lo había visto en algún lado.

El juicio se acercaba, era en unos días y yo le había prometido que iría con él, desde el incidente con Robert McGrath habíamos estado tratando de solucionar las ligeras asperezas, ya no volví a la empresa sola, él me acompañaba siempre para asegurarse de que nadie iba detrás de mí. Claramente nuestra relación ya era como la de los demás, no lo ocultábamos a nadie, Damien prometió llevarme al departamento de su primo Joseph para conocer a la única familia que tenía en la ciudad y yo estaba más que encantada, no podía desear otra cosa más, quería que el mundo nos conociera como éramos, una pareja.

La única que lo había tomado a mal fue mi madre, no ocultó en absoluto su desaprobación.

—Mamá, espera, pensaba decírtelo en unos días pero no supe cómo.

—¿A sí? —arqueó las cejas —¿Cuándo? Es que no lo entiendo, ¡Haz visto las cosas que dicen de él en el periódico? Dime una cosa, ¿Todo ese dinero extra no fue por el trabajo, cierto? Te lo dio él.

Se acercó demasiado a mí que su acusación termino por ganarme, baje la mirada, no iba a mentirle más, las cosas serían claras porque ya no habría forma de ocultarlo.

—Sí, me lo dio porque sabía que pasábamos por malos momentos, no quería que las deudas nos dejaran en la calle.

Rió sin gracia, tomó asiento en la pequeña mesa de la cocina que era donde discutíamos, quise entender su expresión pero todo estaba tan revuelto, parecía que se sorprendía pero también se angustió y detecte un cierto temor que no venía al caso, ¿Por qué tendría miedo de que saliera con él?

—¿Mamá? ¿Por qué no quieres que tenga una relación con Damien? ¿Es por lo que dice en el periódico? Él no es así, no puedes creer todo lo que dicen.

Ese era el problema, todo el mundo tenía prejuicios sobre Damien por lo que estaba en la tele y los periódicos, nadie quería conocer su verdadera personalidad y yo parecía ser la única que podría ayudar a que los demás finalmente dejaran de apuntarlo como si él hubiera sido el protagonista de todo este dilema.

—Oh Katherine —se lamentó ahora con las cejas decaídas, ahora toda su expresión se llenaba de una angustia que odie por todas las cosas, no debía ser así. —No siento que sea una persona para ti, es mucho mayor que tú, tiene una reputación que no me gusta, no quiero que todo esto te envuelva. ¿Lo entiendes?

Su preocupación de madre era lo que yo podía aceptar, era la única persona que quedaba en su vida y cuidarme era su obligación por siempre pero eran mis decisiones y a quien yo amara era algo que no iba a poder controlar.

—Mamá, lo sé pero escúchame —le tome las manos, acariciando su piel cálida y suave, le sonreí con ternura —Él nos ha ayudado mucho inclusive está dispuesto a pagar las deudas que tenemos, me quiere de verdad, lo sé, no es cómo la gente lo ha plasmado. No puedes juzgar sin antes conocerlo.

—Es que la que no entiende eres tú —replicó con frustración por mi terquedad —No quiero conocerlo, no quiero que tenga nada que ver contigo, si me hubieras dicho que iba a tener una relación con él te lo hubiera prohibido en seguida ¡Pero nunca me dijiste que llevabas un mes con él!

—Pensé hacerlo pero fue esta la razón por la cual no lo hice, no deberías exaltarte, no es que me vaya a casar con él.

—¡Ni te atrevas! —exclamó con la boca totalmente abierta y los ojos dilatados, pintados en horror —Todo esto de que lo trajeras esa vez ya me tenía muy suspicaz, tú no acostumbras a traer a "compañeros del trabajo" por que sí. Estaré enferma pero no estúpida.

—¿Puedes dejar de decir eso? —le pedí con voz tenue —Siempre tienes que mencionarlo, no hay necesidad.

Torció el gesto.

—Entonces no me des motivos para creerlo, estoy al tanto, Katherine.

La discusión no iba a concluir con buenos términos, lo sabía, no quise que las cosas empeoraran para ella, traté de quitarle la preocupación pero mi intento estaba muy lejos de lograrse, me fui a cambiarme porque esa noche cenaría con los primos de Damien, ella no lo sabía pero era seguro que me vería salir de la casa y sus suposiciones no se harían esperar.

(...)

No tenía vestidos muy elegantes en mi guardarropa, la razón era que nunca salía a fiestas y nunca se me invitaban a los eventos de nadie, la última noche de gala que tuve fue en mi graduación y el vestido estaba pasado de moda y con suerte esperaba que pudiera quedarme todavía, recordé que sería en un departamento y un vestido de coctel iba mejor, tampoco tenía uno así que le pedí ayuda a Lauren.

Me contestó a los dos timbrazos.

—¿Diga?

—Soy Katherine, necesito que ayudes en algo. ¿Tienes algún vestido de coctel que puedas prestarme?

Escuche como meditaba del otro lado.

—Sí claro, tengo uno, de hecho hace unas semanas dejó de quedarme, puedo obsequiártelo si quieres.

Me parecía genial, al fin iba a poder tener un vestido elegante en mi guardarropa, no tendría que comprar uno si se volvía a necesitar.

—Genial, ¿En serio podrías dármelo?

—Sí claro, me queda un poco grande y no quiero arreglarlo, prefiero comprar algo que me quede. ¿Quieres venir por el o te lo llevo?

El reloj marcaba unas tres horas antes de la reunión y si manejaba con suficiente velocidad podría tener tiempo de ir, arreglarme y estar lista para cuando viniera por mí.

—Iré por el si no te molesta.

—No —rió —Por supuesto que no, oye Katherine por cierto, ¿Cómo va todo con Damien?

Llevábamos unos días sin hablar, ella aun trabajaba y eso la tenía ocupada y yo acompañaba a Damien en algunos de sus pendientes, la mayoría en su departamento que con todo ese asunto del juicio siempre lo frecuentaba su abogado.

Sonreí sin evitarlo, había algo que no había cambiado en ella y era siempre su curiosidad morbosa.

—Te cuento cuando llegue, voy para allá.

Colgué escuchando pequeñas risitas suyas, baje casi a saltos de las escaleras y vislumbre a mi madre asomándose desde la sala para ver que era lo que me tenía tan efusiva. Mi sonrisa desapareció al instante en cuanto nuestras miradas se cruzaron.

—¿Te vas? —preguntó con una suspicacia brillando en sus ojos entrecerrados.

—Sí, voy con Lauren por si lo deseabas saber, ya vuelvo.

Salí sin decir nada más, a los pocos segundos me sentí culpable de haber sido un poco insensible con ella pero si las cosas estarían así entonces debía acostumbrarme a esta nueva relación entre ambas.

Damien Westermann

Seguía sin dar crédito a lo que estaba a punto de hacer, no debí permitir que esto fuera demasiado lejos, nunca lo hacía, normalmente siempre mantenía a mis victimas en un segundo plano, alejadas de mi vida y mis asuntos, quería creer que no había margen de error en lo que haría, tenía que resultar de otra forma no iba a soportar dejarla ir viva, Katherine sería una cortina de humo que usaría para mi beneficio después haría lo que tenía que hacer y así ella jamás existió en mi camino.

Aparqué mi auto frente a su casa, no pude evitar ver como mi mercedes negro centellante pudiera relucir lo suficiente en este barrio de clase media baja, era horrible tener que venir, no lo soportaba, era denigrante. Le mande un mensaje de texto diciendo que la esperaba afuera, esperé que no demorara como siempre acostumbraba hacerlo. Unos minutos más tarde salió de la casa pareciendo discutir con alguien, cerró la puerta detrás de ella arreglándose el vestido de seda negro con encaje en los borde, era lindo pero mi atención se fijó en su actitud.

Entró con una mirada en angustia y frustración al mismo tiempo, me sonrió con timidez sacudiéndose el trago amargo.

—¿Está todo bien? —le pregunté con suavidad, asentía lo suficiente para que lo creyera pero eso solo lo desacreditaba. —¿Qué paso?

—Es mi madre —me explico con dificultad, suspiraba mirando hacia el frente cómo si reviviera el momento —No quiere que salga contigo, en realidad...

—¿Ya le contaste de mí? —reí de pura sorpresa, creí que nunca lo haría, yo le advertí que lo hiciera desde un principio, siempre resultaba mejor que lo supieran de tal forma —¿Y qué te dijo?

Esperé que completara lo que iba a decir pero en lugar de eso se apretó los labios y me evadió la mirada lo que más que pudo, sentí su inquietud en el ambiente, no quería decirlo pero yo iba a obligarla a hacerlo.

—Ella...—titubeo, sus mejillas enrojecieron no sabía si de coraje o vergüenza —No te quiere, me ha dicho muchas cosas, estoy segura de que se basa en lo que dicen de ti en el periódico pero no te preocupes, no pienso hacerle caso.

Supe que su madre sería otro problema, la primera reacción que tuve hacia ella era que no le daba una buena impresión y lo peor es que esto también influiría en Katherine aunque me dijera que no era así, era su madre, sabía lo que decía y Katherine parecía tan unida a ella que daba por sentado que tarde o temprano la escucharía e huiría de mí.

—Todos creen lo que se dice de mí, era de esperarse —sonreí un poco abatido, ella se volvió hacia a mí con un rostro tan lleno de compasión, era tan fácil de engañar —Ya me las arreglaré para caerle bien, ya verás.

Sonrió con un poco más de fuerza, tomó mi mano que estaba en la palanca de cambios en lo que yo la examinaba de pies a cabeza, lucía decente para la ocasión, me hubiera gustado que compara un vestido más nuevo porque el que llevaba lucía gastado, de todas formas no era más que una simple cena en el departamento de Joseph, una cosa sin importancia.

—Luces muy bien —le aseguré con un vistazo más profundo a sus piernas que lucían tan sensuales —Me agrada lo que llevas puesto.

Tal y como lo esperé ella ruborizo, tiñendo sus mejillas de un rosado pastel para después profundizarse a un rojo carmesí tan cálido y brillante.

—Es bueno saberlo, no creí que fuera algo adecuado para la ocasión.

—Lo es —esboce una sonrisa traviesa, comiéndola cada vez más con mis ojos feroces, impulsándola a perder el aliento poco a poco —Cada vez me haces perder más la cordura, Katherine, contigo es poco probable hasta donde debo detenerme.

Me regresó una mirada cargada en lujuria y se inclinó para brindarme una ráfaga delicada de su aliento entrecortado, hormigueando el grosor de mis labios.

—Estoy a la disposición para que lo descubras.

Sonreí ampliamente al escucharla, a veces moría de las ganas por decirle que cada palabra suya la condenaba a una sentencia a la muerte.

—Te tomaré la palabra —concluí con tono jovial.

Luego arranque el auto para alejarnos a toda velocidad del nuevo problema que nos echábamos encima.


¡Gracias por las 8k! ¡¡¡Gracias!!! Espero que esten disfrutando la historia, poco a poco van a ver lo oscuro del personaje de Damien...pronto :)

Un abrazo y nos leemos como siempre 

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