Capítulo 17. Dudas
Katherine Weber
—Que sea rápido, por favor, tengo algunas cosas pendientes —le explique con tono apremiante, se suponía que no debía estar hablando con él, no quería ni imaginarme si Damien llegase a descubrir que hablé con el detective, era seguro que se enojaría conmigo y en seguida dejaría de confiar en mí.
El detective tomó asiento después de mí, habíamos ido a un pequeño parque que estaba muy cerca del edificio, no había mucha gente que circulara por aquí y me tenía un poco tranquila, tal vez así nadie se daría cuenta de nuestra conversación.
—Muy bien —se acomodó y saco de su abrigo una pequeña libreta y pluma para dar arranque a su cuestionario —Necesito saber que piensa de todo esto acerca del fraude. ¿Qué cree que realmente haya pasado?
—¿Qué creo? —repetí para mi misma, yo siempre he creído que Damien es inocente y aun seguía haciéndolo sin importar nada —Es inocente eso es seguro.
Esperó un largo segundo, estudiándome y luego insistió.
—¿Cómo puede estar segura de que es inocente? ¿Tiene pruebas?
—No —respondí con voz seca —No tengo pruebas que lo demuestren pero si puedo asegurar que es una gran persona y tiene un gran corazón.
El detective pareció reírse de un chiste privado, anotó algo en su libreta y después continuó mirándome con insistencia para que siguiera hablando.
—Me ha ayudado a mí, me brindó mucho apoyo económico y no solo a mí también a mi familia, yo no soy de clase alta, no tengo dinero y todavía no puedo creer que alguien como él se haya fijado en una persona como yo.
—¿Le ha dado dinero? —arqueó una ceja, dudoso, sus ojos se entrecerraron solo un poco y su mirada fue más indagante esta vez —¿La ayuda en todos sus gastos?
—Así es. ¿Por qué parece sorprendido? Ya se lo dije, Damien no es como lo pinta la prensa, él no teme darle a los demás, no es arrogante o mezquino.
—Ya veo —susurró y después su voz tomo un poco de cautela al retomar la palabra —Siendo sincero con usted, no viene a hablar del asunto del fraude, vengo a preguntarle algunas cosas sobre Damien.
—Creí que ese no era el caso —le recordé con brusquedad, me estaba haciendo perder el tiempo —Dijo que no hablaríamos o tocaríamos la vida privada de Damien y yo no estoy dispuesta a hacerlo.
Antes de que pudiera reaccionar y levantarme me tomó del brazo, me paralice cuando sus ojos me suplicaron que me quedara, no supe descifrar muy bien su expresión, había una especie de sensación en mi pecho que también me pedía quedarme y escuchar lo que tenía que decirme.
Pareció reconfortado cuando decidí tomar asiento otra vez, no dije nada y pareció cambiar de postura a una más relajada, tal vez para que yo no me sintiera amenazada.
—Sé lo que dije —me recordó con voz baja, cuidando su tono de voz. —Pero esto es más para ti que para mí.
Mis ojos se clavaron en los suyos con impaciencia, no tenía idea de porque estaba aquí hablando con él, ni de que se trataba esta conversación.
—No entiendo, ¿Qué cosa es la que tienes que decirme sobre Damien?
Inclinó un poco su cuerpo hacia adelante para que la conversación fuera realmente más privada, hablaba con mucha cautela, cómo si se tratara de un secreto y alguien anduviera muy cerca para escucharlo.
—No sé que clase de cosas te ha dicho a ti pero no creo que sea una buena persona —tragó saliva con dificultad, sus ojos se opacaron tal y como el cielo se llena de nubles grisáceas dejando oscuridad a su paso —He descubierto cosas de él cuando investigue todo el caso del fraude, hace algunos años él piso la estación de policía por un interrogatorio y fue por desaparición.
Permanecí callada, fijamente en él y en cómo su actitud se volvía cada vez más cercana. Escuchar la palabra "desaparición" me inyecto a la sangre una sensación gélida, me entumeció cada extremidad del cuerpo incapacitándome para siquiera a hablar.
—Le habían hecho un interrogatorio por la desaparición de una mujer —hizo una pausa para recordar el nombre, mi urgencia se aumentó a tal grado de apretar mi mandíbula para así no tener que gritarle por toda la información. Le echo un vistazo a su libreta para recordarlo —Se llamaba Miranda Deligiannis, no era de aquí, era extranjera, del mismo lugar de donde él es originario. Tengo entendido que se le envió un notificación porque un familiar lejano a ella no la volvió a ver después de varios años, decidió buscarla y solo recordaba que ella hablaba de un hombre que le gustaba mucho, Damien Westermann, se le hicieron unas preguntas para ver si no estaba involucrado y tal parece ella lo acosaba, Damien la logró ver algunas ocasiones pero él al venir a Nueva York jamás supo de ella.
Al terminar de hablar mi mente era un mar en disturbio, no pude calmar nada de los pensamientos que se arremolinaron sin control, no sabía cómo empezar a cuestionar todo lo que me había dicho. No supe de que manera poder desaparecer este trago amargo que me enfermó por dentro.
—¿Es en serio? ¿Acaso te lo has inventado? —hice una gran mueca que desfiguró toda mi cara —¿Me dices que él tuvo la culpa de la desaparición de aquella mujer?
—Yo no he dicho eso—me explico manteniendo la voz amable aun —Lo que trato de decir es que jamás se encontró el paradero de Miranda y él fue la última persona que la vio, puedes pensar lo que quieras de mí pero esto es verdad, yo no te miento, considera esto una advertencia.
—¿Advertencia para que?
—La chica que desapareció no era tampoco de dinero, ella era como tú, una persona sin suficientes recursos, piensa en lo poderoso que es Damien, tiene mucho dinero, ¿No crees que eso no influye en conseguir lo que quiere?
Lo miré por una fracción de segundos, todo sonaba de una forma convincente pero me rehusaba a creer que el problema con aquella mujer hubiera estado muy relacionado con Damien, eso me ponía a pensar en que nunca llegue a conocer con detalles su vida privada, aun faltaban muchos aspectos que descubrir.
El detective pareció leerme el pensamiento porque dejó escapar unas risitas arrogantes.
—¿No te ha contado mucho de su vida, verdad? Deberías siquiera averiguar con que clase de personas estás, creo que es obligatorio saber cada mínimo detalle, ¿No crees?
Le lancé una mirada envenenada, ácida, y con cara de pocos amigos lo encaré para que las cosas quedaran claras, no necesitaba que nadie tuviera que advertirme acerca de Damien, sabía que todo podía ser una tetra suya y el convencerme era su trabajo.
—¿Y a ti que te importa? —escupí las palabras con violencia —No deberías meterte en los asuntos de los demás, ¿Lo sabías? Es problema ajeno y te estás entrometiendo demasiado y ya me esta cansado con todo esto.
—Soy un detective —alegó con voz orgullosa, tomándose la libertad de sonreír con ironía —Se supone que ese es mi trabajo y por supuesto atar cabos sueltos.
—¿En serio? —fingí sorpresa apenas y abriendo mis ojos, me levanté de la banca donde estábamos sentados y antes de girarme para irme de ahí tuve que decirle lo que debí haber hecho desde un principio —Pues que lastima porque no seré yo la que te ayude a atar los cabos sueltos, si quieres investigar a Damien hazlo por tu cuenta, no acepté una relación con él para hacerla de su vocera oficial y no insistas porque resultará mucho peor.
Me fui de ahí dando grandes pasos, ni siquiera llegue a escuchar que se hubiera levantado y por supuesto fue gran sorpresa que me tomara otra vez del brazo y me volviera hacia él, en este punto ya estaba harta y cansada de su obstinada actitud, me quite de su agarre y me preparé para gritar si se requería.
—Esto es por parte de mí, ya no te hablo cómo detective —sus ojos fueron sinceros, no había ninguna treta escondida en ellos, había una transparencia que captó mi atención y me retuvo para escucharlo —Conoce lo mejor que puedas a Damien, él consigue lo que quiere y si no lo tiene encuentra la forma de tenerlo, se que se necesita tiempo para conocer a una persona pero hay cosas que se ven por si solas, oculta algo y sabe muy bien fingir ante los demás pero no me puede engañar a mí, no dejes que haga contigo lo que quiera, Katherine, no quieras arrepentirte después.
Estaba anonadada, ¿Qué quería decirme con esto? No supe que otra cosa hacer más que alejarme de él, de todas sus especulaciones y del tormento que estaba causando en mi cabeza, todas aquellas dudas que sembraba en mi me confundían tan terrible que nada parecía tener sentido.
—Déjame en paz —mascullé con voz inexpresiva mientras me alejaba de él casi corriendo.
Quise aumentar la velocidad por si había decidido seguirme pero en cuanto llegue a mi coche abrí la puerta y le puse el seguro, metí la llave lo más rápido que pude y arranque haciendo rechinar las llantas sobre el pavimento. Damien me lo había advertido, todos estaban en su contra.
Damien Westermann
—¿Qué sucedió, Kate? Me prometiste que me llamarías cuando llegaras al departamento. ¿Por qué no me llamaste?
Iba hacia el departamento después de haber resuelto unos pendientes en la empresa, había estado esperando su llamada y jamás la recibí, eso me puso furioso, no me gustaba que ella olvidara mis órdenes, ni siquiera pudo recordar una maldita indicación y yo no iba a estar al pendiente suyo por siempre.
Esperaba que tuviera una justificada razón para no haberlo hecho, yo tenía en la cabeza que Robert McGrath aun estuviera rondando por ahí y debió haberme llamado para calmar la situación que ya me tenía bastante mal.
—Perdóname, Damien —se disculpó con un tono muy soso, sin suficiente disculpa como era su costumbre, algo andaba mal y debía saber que había pasado. —Hubo un contratiempo, eso fue todo.
—¿A qué te refieres con un contratiempo?
No hubo respuesta inmediata, la sospecha fue en aumento, le sacaría la verdad a como diera lugar, yo sabía que había hecho algo que estaba mal, podía saberlo porque ella era fácil de leer, no podía ocultarme nada aunque lo intentara y yo no iba a soportar este juego.
—¿Katherine? —la llame esta vez con tono impaciente pero sin restarle cortesía para que mi irritación quedara en otro plano.
Fui solo paciente para que el temor no la contuviera.
—Damien...el detective McGrath...—trago saliva para quitarse el nudo de la garganta que se formó cuando empezaba a hablar —Me encontró y habló conmigo.
Ahora fui yo quien se había quedado en silencio, me concentré en no estrellarme contra el coche de enfrente que en responderle algo coherente, ese hijo de puta malnacido, con que cosas le habrá llenado la cabeza a Katherine, tenía que haberlo esperado, tarde o temprano lo hubiera conseguido, Robert no era de resignarse con facilidad.
—¿En serio hablaste con él? ¿Qué te dijo?
Traté de tomar el control de mi compostura, no era un momento inteligente para perder los estribos, debía sacar toda la información a Katherine y solo podía hacerlo si ella confiaba en que no me iría sobre ella. Parecía que su confianza se recobraba.
—No hablamos nada del fraude, eso es seguro —me aseguró con prisa y luego se tomó unos segundos para volver a hablar —Lo que sucede es que el menciono otra cosa.
Esta mujer me hacía perder estribos muy fácilmente y no me gustaba la tardanza en algo que podía decirme en ese momento.
—¿Qué cosa? —le pregunté con voz suave, apenas podía mantenerla de tal forma si seguía dándole vueltas al asunto.
—¿Podríamos hablar de esto cuando llegues? Es importante.
La poca voluntad que se había quedado conmigo desapareció, no iba a soportarlo aún más, haría lo que ella quería solo por esta vez porque en verdad necesitaba saber que daños había causado Robert McGrath.
—De acuerdo, voy para allá.—contesté sin más.
Colgué el teléfono móvil y me preocupe casi todo el camino en mantener mi cabeza clara y lejos de ideas que solo afectaban mi estado de humor y me irritaban aun más, debía calmarme, encontrar la manera de desviar mi cólera hacia otra cosa que no fuera en querer tomar la cabeza diminuta de Katherine y llevarla directo hacia el suelo para romperla en mil pedazos.
¡Quiero agradecerles su apoyo, sus votos y sus comentarios cómo también el haber llegado a los 6k!!! No me la creo de verdad chicas, millones de gracias, estaré subiendo más pronto para que nadie se vaya a aburrir :)
Un beso y nos seguimos leyendo xx
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