Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

35. Emma Dawson.


Capítulo 35. Emma Dawson.

Tomaba café con mis amigos, Kat no estaba, por supuesto seguía dolida conmigo por haberle quitado a Rogger. Aunque yo no sentía que fuese así, él nunca fue suyo.

- Estás radiante desde que sales con él – aseguró Mad, haciéndome sonreír – nunca te habíamos visto así.

- Eso es porque está enamorada – añadía Tony, haciéndome reír.

- Él me ha pedido que me vaya con él a América – les dije, haciendo que ambos se quedasen sorprendidos con la noticia - ¿es malo que esté considerándolo?

- Para nada – me calmó Mad, con una sonrisa sincera – yo también lo haría si estuviese en tu lugar.

- Mis padres van a matarme cuando se los diga – me quejé, haciéndola reír. Creo que lo decidí en ese justo instante, que me iría con él al fin del mundo si me lo pedía.

Cuando llegué al hotel él estaba hablando con alguien por teléfono, parecía altamente molesto.

- Me da igual lo que diga Abby – espetó hacia la persona con la que hablaba – ¿vas a ayudarme o no? – se percató de que estaba allí y perdió su enfado – te llamo más tarde, Cam está aquí – colgó el teléfono y me miró, lucía feliz de verme.

- ¿Quién era? – me atreví a preguntar. Él sonrió, calmado, acariciando mi mejilla, para luego besarme dulcemente.

- Jenny, mi hermana – aceptó. Él no había vuelto a mentirme, y yo le creía.

- Mis padres van a matarme cuando les cuente que voy a dejar la empresa – le dije, haciéndole sonreír, al darse cuenta de que acababa de aceptar su oferta. Me abrazó, con fuerza, dejando escapar una carcajada - ¿qué te hace tan feliz?

- Tú – declaró, deteniendo el abrazo para volver a mirarme – tú me haces feliz – sonreí, tenuemente, para luego sentir sus labios sobre los míos.

Su teléfono comenzó a sonar, haciendo que me echase a un lado amigablemente, y lo descolgase tan pronto como se percató de que era su amigo.

- ¿Qué has averiguado? – preguntó, mientras yo me asomaba al balcón. Me encantaban las vistas desde aquella zona de la ciudad.

- Te he mandado la información al email – respondió - ¿qué estás buscando, Rogger?

- Te lo diré cuando lo encuentre – y dicho esto colgó el teléfono, para luego abrazarme por detrás - ¿debería ir a pedirle permiso a tus padres para llevarte conmigo? – preguntó, logrando que me diese la vuelta y asintiese, divertida – Entonces iré contigo.

Caminábamos por la calle hacia la mansión de mis padres, él quería acompañarme, quería decirles que cuidaría de mí. Era todo un romántico en el fondo, y me encantaba conocer cada detalle de él.

Me aferré a su mano, mientras él sonreía, dejando atrás el paso de peatones, cruzando hacia el otro lado.

- ¿te apetece un helado? – preguntó cuando pasábamos frente a la heladería más famosa de la ciudad – voy a comprar uno para mí y otro para la preciosa mujer que tengo a mi lado – me dijo, para luego soltar mi mano y entrar en la tienda.

Me quedé allí, observándole a través del cristal, haciendo tonterías, señalándome los sabores y poniendo caras. Reí mucho desde allí fuera.

- ¿Emma? – preguntó una voz, a mis espaldas, haciendo que mi corazón se detuviese y me quedase muy quieta, aterrada de mirar hacia atrás, pues hacía mucho que nadie me llamaba por ese nombre, que ya había olvidado lo que se sentía - ¿Emma Dawson? – insistió, mientras yo me volteaba y miraba hacia él. Lo reconocí enseguida, pues quién podría olvidar aquella nariz aguilucha de Nick. Sonreí al volver a verle, pues a pesar de todo él siempre fue un gran apoyo después de que perdiese a Edwid - ¡Qué agradable sorpresa! Pensé que te mudaste a York – aseguró, mientras yo negaba con la cabeza, al mismo tiempo que Rogger salía de la tienda y miraba hacia nosotros – Hola – saludó hacia él, mientras este ponía el helado de vainilla frente a mí y yo lo agarraba.

- Gracias – acepté, mientras él miraba hacia Nick, y luego hacia mí. Creo que ambos esperaban que los presentase, pero yo no podía, no quería que él descubriese nada sobre mi pasado.

- Soy Nick – se presentó él, alargando la mano para estrechársela a Rogger, él la estrechó sin complicaciones.

- Yo Rogger – dijo, para luego volver la vista hacia mí, que seguía mirando hacia el helado, incapaz de hablar o de lamerlo.

- ¿De qué conoces a Emma? – preguntó, haciendo que Rogger le mirase sin comprender – Nosotros nos conocimos en el internado.

- Es mi novio – acepté, atreviéndome a levantar la vista para enfrentar la situación. Él asintió, en señal de que era cierto.

- Me alegra oír eso – añadió él, lucía sincero – después de lo que pasó... mereces ser feliz, Emma.

- Bueno... - comencé, agarrando la mano de Rogger, mientras Nick comprendía que era momento de despedirse.

- Ah, claro – se percató – yo también tengo prisa – aceptó, mirando de nuevo hacia Rogger y luego hacia mí – me ha gustado mucho verte, Emma, comprobar que eres feliz.

Asentí, y luego tiré de Rogger hacia la calle. Ambos caminamos en silencio durante largo rato, volcando nuestra atención en nuestros helados, hasta que él preguntó lo inminente.

- ¿Emma? – preguntó, mientras yo me detenía y miraba hacia él - ¿por qué te ha llamado Emma? – Bajé la cabeza, al darme cuenta de que no podía seguir escapando de mi pasado.

- Ese era mi nombre – declaré, haciendo que él me mirase con detenimiento – antes de que mis padres me adoptaran.

Él no hizo ningún comentario al respecto, sólo sonrió y siguió caminando a mi lado, al mismo tiempo que lo hacía yo.

- No deberías haberlo cambiado – me dijo, sin tan siquiera mirarme, mientras doblábamos la calle – es un nombre bonito.

- Quería dejar esa parte de mi vida atrás – le dije, mientras él asentía, y no decía nada más.

***

Mis padres por poco no se mueren del susto cuando escucharon mis palabras, en el salón, mientras tomábamos un té, sentados en el sofá.

- ¿Qué? – preguntó mi madre, con incredulidad - ¡Sabía que este tipo no era bueno para ti! – se quejaba, importándole bien poco que estuviese presente, logrando que él temblase un poco a mi lado. Agarré su mano para tranquilizarle - ¡Piénsatelo bien antes de hacer cualquier locura por amor, hija! – insistía, mirando hacia mi padre, que en aquel momento metía un par de terrones de azúcar en su té y parecía divertido con ello – no vaya a ser que te arrepientas cuando sea demasiado tarde.

- Mamá – me quejé, pues odiaba cuando se ponía tan melodramática.

- ¿y de qué vais a vivir? – insistía, poniéndose en pie, alterada con todo aquello, dejando caer la taza al suelo, mientras los criados iban en su ayuda – porque dudo mucho que del sueldo de un informático pueda salir para mucho.

- Yo trabajaré – declaré, mientras ella se echaba las manos a la cabeza, como si no pudiese comprender que era lo que pasaba por la mía – abriré mi propio taller y venderé mis propias joyas – le informé, mientras mi padre dejaba el té sobre la mesa y se levantaba, justo igual que su mujer, molesto, después de escucharme decir aquello.

- ¡No te he dado la mejor educación para que termines en un pueblucho de mala muerte, con cayos en los dedos, pasando penurias junto a un patán! – espetó mi padre, haciendo que yo también me pusiese en pie, molesta con aquellos dos, que no hacían otra cosa que insultar a mi novio.

- ¡Papá! – me quejé, mientras Rogger me cogía la mano, y me calmaba, poniéndose en pie el también.

- Estoy enamorado de su hija – aceptó, mientras yo me quedaba sorprendida, pues, aunque lo sospechaba, jamás pensé que él pudiese decirlo con tanta naturalidad – y voy a cuidar de ella. Eso es lo único que tienen que saber, todo lo demás, sobra. Su hija no va a morir de hambre si es eso lo que les preocupa – aseguró, para luego besarme dulcemente sobre la cabeza – a su hija no le va a faltar de nada, eso sí que puedo asegurárselos

- ¿Qué es exactamente lo que él está haciendo aquí? – preguntó mi padre hacia mí - ¿has venido a pedirme permiso para llevártela lejos de mí? ¿es eso? – insistía - ¡Porque si ese es el caso es más que obvio que nunca te lo daré! ¡Es mi hija, por el amor de Dios! Y no voy a cedérsela a cualquiera.

- ¿A cualquiera? – preguntó él, como si no pudiese dar crédito, mientras yo agarraba su mano, y le rogaba con ello que no siguiese diciendo nada más - ¿se supone que yo que quiero hacer a su hija feliz y le estoy diciendo que la amo soy un cualquiera? – insistió, mientras mi padre le miraba con atención, sin saber a dónde quería llegar a parar - ¿y qué me dice de Alex O'Connor? ¿ese tipo no es peor que yo? Engañó a su hija con otra mujer y ... - papá se enfadó muchísimo al escucharle hablar sobre Alex, y yo tiré de su mano para que dejase de hacer aquello, lo último que quería era que papá tuviese otro ataque al corazón.

- Ese patán era aún peor – aseguraba mi madre – nos hizo creer que era un buen tipo y luego...

- Al menos no vino a pedirme permiso para llevarse a mi hija a otro país – refunfuñaba papá, mientras Rogger apretaba los dientes, molesto – lo único que me pidió fue su mano en matrimonio.

- ¿ese es el problema? – preguntó Rogger, mientras yo miraba hacia ambos sin comprender – porque si ese es el problema, no tengo ningún inconveniente en hacerlo, señor – aceptó, haciendo que papá le mirase sin comprender – Señor – comenzó, justo después de aclararse la garganta, algo nervioso. Le miré sobrecogida, esperando que mis sospechas no fuesen ciertas - ¿me daríais permiso para que pudiese casarme con vuestra hija?

Mamá se llevó las manos a la boca, atónita, y papá no daba crédito a lo que acababa de escuchar, mientras yo me sentía feliz y preocupada al mismo tiempo. Él acababa de pedirle mi mano a mi padre, justo como Alex hizo una vez, pero cuando él lo hizo lo habló conmigo primero.

Papá rio a carcajadas, haciendo que todos mirásemos hacia él con incredulidad. Caminó hacia Rogger y le chocó el hombro, divertido, justo antes de hablar, y cuándo lo hizo no nos quedó ninguna duda de que estaba de acuerdo con aquello.

- La quieres de verdad, ¿no? – preguntó, mientras él asentía, y papá sonreía – entonces puedes llevártela – le dijo, dejándonos a mamá y a mí sorprendidas, mientras Rogger sonreía, agradecido – asegúrate de cuidar de ella, y traerla de vez en cuanto a visitar a sus ancianos padres – pidió, mientras él volvía a asentir.

- Gracias – aceptó, para luego abrazar a papá, logrando que este volviese a reír, y mamá le mirase con la boca abierta.

- Pero Rufus... - se quejaba mamá, sin comprender su decisión - ¿cómo puedes decir eso?

- ¿Acaso no te has dado cuenta Agatha? – preguntó hacia ella, haciendo que ella se encogiese de hombros y mirase hacia nosotros – Ellos son exactamente igual que nosotros cuando éramos dos jóvenes enamorados – aceptó, haciendo que mamá volviese a mirar hacia él – él me recuerda mucho a mí, casi tan terco como yo en aquella época.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro