29. Un error reiterado.
Capítulo 29. Un error reiterado.
Volví a centrarme en el trabajo, en el que me gustaba de verdad, y papá me permitió hacerlo, sólo si seguía ocupándome de la empresa en su nombre. Estaba exhausta cuando llegaba a casa, pero, aun así, no pensaba en Rogger, así que no me importaba.
Me crucé con él varias veces en el bar de Jack, justo cuando venía a recoger a Kat. Sabía que ellos estaban juntos de alguna manera, pero ya no podía hacer nada por detenerlo. Todo había terminado. Y él cumplió su palabra, hizo como si no me conociese, y yo lo agradecí.
Tomábamos una cerveza aquella noche, mientras Mad nos hablaba a la mayoría de su reciente noviazgo con Eric, pero mi mente estaba muy lejos, en el campo, junto al lago, bebiendo alcohol junto a él, mientras hablábamos sobre mi hermano. Sonreí, pero perdí la sonrisa tan pronto como le vi aparecer mirando hacia nosotros.
- Kat, ya está aquí tu caballero andante – bromeó Tony, haciendo que algo volviese a doler dentro de mí, pero hice bien mi papel, aunque no pude evitar que en aquella ocasión mi mirada se topase con la suya. Él pareció molesto, pues la quitó con rapidez.
- Luego os veo – se despidió mi amiga, mientras Tony saludaba a Rogger.
- Hola, machote.
- Tony – saludó él, guiñándole el ojo, mientras este ponía una de sus caras en plan "enamorado de este bellezón" – Mad – siguió hacia mi amiga. Levanté la mirada para observarle, pero mi saludo nunca llegó, y nunca llegué a saber si fue porque no quería saludarme o si fue porque Kat cogió su mano y tiró de él hacia la salida.
- Parece que Kat tenía razón – comenzó Tony – sólo quería acostarse contigo, Cam – asentí, despacio, bajando la mirada, para luego volver a dar un trago a mi copa.
- Ella también quería eso, ¿verdad Cami? – preguntó Mad, intentando hacerme sentir mejor, pero ya nada podría calmarme jamás.
- Al menos toda esta tensión acabará pronto – sugirió nuestro amigo, haciendo que ambas mirásemos hacia él en busca de explicaciones - ¿no lo sabéis? Él se marcha a América mañana. Hoy es su última noche aquí.
Eso era lo mejor que podía pasar, la mejor noticia que había escuchado en mucho tiempo. Lo era, ¿verdad? ¿Entonces por qué sentía aquella presión en el pecho?
Quizás debería haberme quedado a su lado un poco más, haber permitido que jugase conmigo un poco más, alargar aquella mentira en el tiempo.
- Tengo que irme ya – dije, levantándome de golpe, haciendo que mis amigos me observasen – mañana tengo que trabajar.
- Nos vemos mañana, cariño – aseguró Mad, despidiéndome con un abrazo, haciéndome que mi preocupación bajase un poco.
Salí a la calle, a paso ligero, dándome cuenta de que había refrescado. Me puse el abrigo y caminé por las solitarias calles hacia casa, decidiendo si lo mejor era coger un taxi o seguir a pie.
Saqué el teléfono, dispuesta a llamar al taxi, cuando mi móvil vibró, indicándome que tenía un nuevo mensaje. Casi me da un infarto cuando me di cuenta de que era suyo.
Rogger:
"Se que dije que actuaríamos como si no nos conociésemos, pero me voy mañana, así que, aunque ni siquiera leas este mensaje, necesitaba despedirme, aunque sea por aquí"
"Gracias, Camile, por todo. Y lo siento, por todo. Nunca volveremos a vernos, lo prometo. Nunca volveré a ..."
"Siento no poder cumplir mi promesa hasta el final. Pero necesitaba despedirme"
*Escribiendo*
Yo:
"Deja de escribir estupideces y disfruta de tu cita con Kat. Tu y yo no nos conocemos, ¿recuerdas?"
Rogger:
"No estoy con Kat"
Yo:
"Me da igual"
Rogger:
"Espero que algún día conozcas a un buen tío con el que puedas ser tu misma y seas feliz con él. Siento ser tan ñoño al final, pero quería que supieses que te deseo lo mejor"
Yo:
"Deja de escribirme de una vez, y vete a disfrutar de tu última noche en la ciudad con la chica con la que estés jugando ahora"
Rogger:
"Lo siento"
"Pasa un buen rato junto a tus amigos, no volveré a molestarte. Borraré tu número después de esta noche, lo prometo"
Algo dolió dentro de mí al leer aquello.
Yo:
"Ya no estoy en el bar"
Rogger:
"¿tienes alguien que te lleve a casa?"
Yo:
"No, creo que iré caminando"
"Y no quiero que digas que vas a ..." – ni siquiera pude enviar el mensaje, pues un auto pitó junto a mí, deteniéndose en mitad de la calle. Era él. Y mi mundo se vino abajo en ese justo entonces.
- Sube – me dijo, mientras yo negaba con la cabeza en señal de que no iba a hacerlo – te llevaré a casa, sólo eso, como si fuese un desconocido que hace un favor.
Iba a irme cuando él me agarró la mano, sacándola por la ventanilla, obligándome a que me quedase dónde estaba.
- Me iré mañana – aseguró – así que haré esta última cosa por ti – admitió, para luego soltarme el brazo.
Debía haberme vuelto loca para haberlo aceptado, no había otra explicación. Él conducía hacia casa, mientras yo miraba por la ventanilla, histérica. Cuando un ligero pensamiento vino a mi mente.
- ¿Me has estado siguiendo? – pregunté, volviéndome hasta él, molesta. Porque no entendía por qué razón él estaba allí. Sonrió, divertido, y luego asintió - ¿por qué? Se supone que tú y yo haríamos cómo si no nos conociésemos, que Kat y tú... - me detuve, porque no quería que él se diese cuenta de que todo aquello me afectaba. Tenía que darme igual todo lo que él hiciese, me importase o no – no importa – le dije, para luego volver a prestar atención a la ventanilla.
- Creí que no querías hablar – dijo, mientras yo seguía mirando hacia la ventana, sin intención alguna de mirarle, pero cambié de parecer tan pronto como habló de nuevo – por eso no te dije que me detuvieron aquella noche – añadió. Me fijé en su ceja, que tenía un feo corte mal curado en ella – la noche de la fiesta de Dulce, en América – explicaba, cómo si yo le hubiese pedido algún tipo de explicación – Me peleé con Alex y la policía nos detuvo a ambos, Cam.
- ¿Por qué debería creerte? – pregunté, mientras él tragaba saliva, aterrado – tan sólo he sido una broma desde el principio.
- No – se quejó – eso no es cierto.
- Fui a buscarte en cuanto salí – añadió, suplicante, mientras yo volvía a bajar la cabeza, aterrada de volver a confiar en él. No podía creerle, no después de lo mucho que había confiado en él, de lo mucho que había dolido su engaño – pero ya te habías ido.
- Ya no puedo creerte, Rogger – le dije, porque era cierto – así que ahórrate las explicaciones.
- Angy ya no significa nada para mí – declaró. Le observé con incredulidad, sin entender a lo que se refería. Pero até cabos entonces. Angy era su exnovia, la misma tipa de los sobres, la misma que le engañó y se fue con su mejor amigo – ya he olvidado lo que pasó cuando ambos me traicionaron – insistía, deteniendo el coche en el arcén, observándome de nuevo, mientras nuestras miradas se cruzaban. Negué con la cabeza, aquello no era buena idea, porque yo no podía creerle – me da igual que se fuese con él, de verdad – añadía, para luego levantar su mano, acariciando mi mejilla antes de continuar – sólo quiero estar contigo.
Me atreví a mirarle, me atreví incluso a permitirme dudar de sus palabras, pero lo perdí todo al recordarle con Kat.
Me bajé del auto entonces, y corrí hacia el jardín que había junto al cementerio, dejándolo todo atrás, mientras él salía del auto y me seguía, con dificultad, pues la lluvia seguía cayendo, de nuevo.
Corrí más y más, hasta detenerme detrás de un árbol, tocándome el pecho, sofocada. Conllevando a que él me encontrase y me agarrase de la mano para evitar que pudiese escaparme.
- Ya no puedo creerte, Rogger – grité, negando con la cabeza – porque sé que cada una de tus palabras son una mentira – aseguré, mientras él negaba, y yo comenzaba a llorar, desconsolada – cada caricia, cada beso, cada risa... todo ha sido mentira – tiré de mi mano, intentando liberarla, pero él no me lo permitió – dices que sólo quieres estar conmigo, pero eso no te impide que te acuestes con Kat.
- Hice un trato con ella – aseguró – tu paradero a cambio de un favor de mi parte.
- Una cita – añadí, mientras él asentía.
- Sí, tuve una cita con ella a cambio de que me diese la dirección de tu trabajo y la forma de entrar en él para verte – declaró, mientras yo negaba con la cabeza, intentando volver a soltarme, pero de nuevo fallé – tendría mil más si estuviese en la misma situación.
- Te acostaste con ella – le dije, mientras él bajaba la mirada, y soltaba su agarre, soltándome de golpe – dijiste que no volverías a acostarte con nadie más – proseguía, derramando algunas lágrimas más – lo prometiste.
- Ella no se conformó sólo con la cita – aceptó, al mismo tiempo que yo le cruzaba la cara, para luego escapar de nuevo, adentrándome más y más en el cementerio. Pero él me encontró con rapidez, y volvió a detenerme – fue un error.
- ¿Un error? – pregunté, dándome la vuelta para encararle – Cometes un error cuando te arrepientes y no quieres volver a cometerlo, pero si vuelves a cometer el mismo... entonces ya no es un error, Rogger.
- Fue otro error – declaró, diciéndome con ello que no estaba de acuerdo con mi punto de pista.
- Esta vez no voy a creer eso, no voy a perdonarte, Rogger – le dije, intentando soltarme, pero él no me dejó hacerlo.
- ¿Qué hacen aquí? – preguntó una voz junto a nosotros, se trataba de el guarda de seguridad – no está permitido estar aquí, les va a caer una buena...
Rogger agarró mi mano y tiró de mí, corriendo más y más, sacándome del apuro, riendo junto a mí, que me parecía una idiotez, pero no podía dejar de hacerlo. Sin detenernos hasta haber llegado al auto.
- Esto no cambia nada – le dije, soltándome de él entonces, perdiendo la sonrisa, haciéndole sonreír.
- Tienes razón – aseguró, acortando las distancias entre ambos, hablándome tan cerca que por poco no me derrito allí mismo – no debí dejar que me invitase a beber, debí mirar bien lo que bebía, y debí pararle los pies cuando se echó sobre mí.
- Sí, debiste hacer todo eso – aseguré, mientras él me agarraba de las manos y me sonreía. Yo no entendía nada.
- Sé que es difícil para ti hacerlo, creerme, después de todo lo que ha pasado, pero ... todo lo que te he dicho ha sido real, Camile. Siempre, eres la única persona con la que quiero ser sincero al cien por cien, sin mentiras, y tú lo sabes.
- Sólo es un truco – me quejé – porque quieres usarme para vengarte de Alex.
- Lo que siento por ti es diferente – admitió, mientras yo negaba con la cabeza, incapaz de creer aquello – y lo sabes.
- No eres un buen tío, Rogger, así que no, no se absolutamente nada sobre ti – me quejé – Si hasta tu amigo habla mal de ti.
- Quería hacernos daño, vengarse por haberte llevado allí – aseguraba.
Quería encontrar algo, algo que indicase que estaba mintiendo, pero como tanto temía él me engañó de nuevo, volvió a conquistarme, a traerme a su terreno y a volverme débil. No podía encontrar absolutamente nada que indicase que estaba mintiendo, pero antes de que hubiese podido pensar en si creerle o no, sucedió.
Tiró de mi mano, acortando las distancias un poco más, para luego lanzarse sobre mis labios, besándome con desesperación.
Me aferré a sus labios, incluso entrelacé mis brazos en su cuello de nuevo, y seguí allí, besándole, dejándome llevar por lo que sentía. Me agarró de la cintura, al mismo tiempo que yo pensaba en aquella equivocación que estábamos cometiendo.
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