19. El trato
Estábamos en la cama, justo el lugar en el que habíamos acabado, recostada sobre él, abrazándolo, mientras él me acariciaba el brazo con una mano, mientras con la otra peinaba mi cabello.
- ¿En qué piensas? – preguntó, tras un largo rato en silencio.
- En si es real – respondí, acariciando levemente su pecho – en si esto...
- Lo es – me calmó, apoyando sus labios en mi frente, regalándome un pequeño beso – esto es real, Cam. – de nuevo más silencio, y entonces habló – esta vez sólo tú y yo, nadie más.
Su teléfono comenzó a sonar, haciendo que él alargase la mano para coger el teléfono que había dejado sobre la mesilla de noche, y mirase hacia la pantalla, su rostro cambió entonces, se volvió sombrío y preocupado.
- ¿Qué pasa? – pregunté, él se enervó de la cama, se puso los calzoncillos, de espaldas a mí, sin tan siquiera responder a mi pregunta, preocupándome aún más.
- ¡Joder! ¡Joder! – se quejó, vistiéndose con rapidez, mientras yo seguía mirando hacia él. Se dio la vuelta entonces, y miró hacia mí – tengo que ir al Lince – El Lince era la discoteca más famosa de la ciudad - ¿vendrás conmigo? – preguntó, aunque en dicha pregunta había cierto tono sombrío, como si tuviese miedo – tengo que arreglar un asunto, pero quiero que vengas, Cam. No quiero dejarte en casa aún.
- ¿Qué clase de asunto? – pregunté, mientras él me pasaba el vestido, y yo lo agarraba, con la intención de ponérmelo.
- Te lo contaré por el camino.
Pero no lo hizo, en la moto no hablamos mucho, él parecía estar absorto en sus pensamientos. Y cuando llegamos a la discoteca, me sorprendió encontrarme a Mad en la barra, junto a Kat.
- ¡Mad! – la llamé, al mismo tiempo que él se marchaba de mi lado, sin tan siquiera avisarme de ello. Me quedé mirándole, observando cómo se metía entre la multitud y desaparecía sin más - ¿qué haces aquí? – ella no llegó a contestar, pues Tony apareció con las cervezas en la mano.
- ¡Que calladito te lo tenías! – Me dijo, dándome un golpe en el hombro, en tono broma – tú y Rogger, ¿eh?
- Deja de decir tonterías, Tony – se quejaba Kat, mientras yo la miraba con cara de pocos amigos – Rogger no está interesado en ella.
- ¿No? – preguntó con incredulidad – Pues acababan de llegar juntos – explicó, encogiéndose de hombros, mientras nuestra amiga me miraba, echando chispas.
- ¿Qué te pasa con Rogger? – preguntó, divertida, haciendo que la sangre me hirviese por dentro - ¿te has pillado por él? Sólo está jugando contigo, Cam – proseguía, mientras Mad le daba un codazo para que dejase ya aquello - ¿Cómo has podido volver a acostarte con él después de saber que hemos follado?
"Eso, Emma. ¿Cómo hemos podido acostarnos con él después de que se hubiese acostado con Kat? Debí haber estado loca. No había otra explicación"
- Hablando del rey de roma – comenzó Kat, señalando hacia la zona de los reservados, donde él hablaba con una chica a la que yo no conocía en lo absoluto. Ella era rubia, orgullosa, segura de sí misma y muy guapa. Era todo lo contrario a mí – parece que tiene nueva víctima para esta noche.
Mientras tanto, Rogger hablaba con esa tipa en la parte de arriba de la discoteca, pues era donde estaba la zona vip.
- Así que... Camile, ¿eh? – preguntó, haciendo que este dejase de pensar en las mil maneras de conseguir tiempo para Alex, y mirase hacia ella - ¿qué? ¿pensaste que no iba a enterarme de que te acuestas con la ex prometida de tu mejor amigo? - insistió, haciendo que este la mirase con cara de pocos amigos – que bajo has caído, Rogger. Uno tiene que aprender a dejar el pasado atrás –. Caminó hacia él, haciendo que este mirase de nuevo hacia la luna - ¿has preparado todo esto por mí? – preguntó, aunque ya sabía la respuesta – siempre fuiste tan detallista... ¿Para qué me has llamado exactamente? – preguntó ella, justo después de dar un leve sorbo a su copa, haciendo que él sonriese, y dejase de prestar atención al cielo. Hacía una preciosa noche despejada, y eso era raro en aquella parte del mundo.
- Alex ha vuelto con mi hermana – declaró, haciendo que ella sonriese, divertida, negando con la cabeza, dejando la copa sobre la mesa, para luego volver la vista hacia él.
- ¿Querías retorcer mi dolor? – preguntó, molesta, haciendo que él diese un largo sorbo a la copa, dejando esta sobre la mesa, apoyando ambas manos sobre ella, antes de mirar hacia su oponente.
- Él tiene derecho a ser feliz después de todo, Angy – admitió, dejándola algo sorprendida con aquellas palabras – he traído un pequeño presente para esta noche – añadió, metiendo la mano dentro del bolsillo interno de su chaqueta, sacando entonces su teléfono, buscando en él algo, para luego sonreír, cediéndole este a su enemiga.
Ella aceptó aquello, reprodujo el video que él le mostraba, y observó boquiabierta aquello.
- ¿Qué quieres a cambio de mantener la boca cerrada? – preguntó, devolviéndole el celular antes de haber terminado de verlo completo, molesta con la situación, metiendo la mano en su bolsillo, donde guardaba algo muy especial – Dejaré a Alex y a Abby en paz – añadió, justo antes de que él hubiese dicho una sola palabra más – pero no puedo deshacer lo que ya está hecho.
- Me parece correcto – aceptó él, haciendo una mueca divertida, para luego guardar su teléfono en el bolsillo de la chaqueta. Agarró la copa de vino, la levantó hacia ella, para que esta cogiese la suya y brindase con él. Acto seguido se lo bebió de un trago – disfruta del resto, ya está pagado – concluyó, dejando entonces la copa sobre la mesa, bajando la vista entonces.
- Disfrutémoslo juntos – pidió ella, agarrando su brazo cuando él hizo el ademán de marcharse – la noche es joven – él sonrió justo antes de soltarse, como si no pudiese creer su actitud.
- Tengo cosas más importantes que hacer, pero gracias – le cortó, para luego hacer el amago de seguir su camino, pero ella volvió a detenerle, esta vez con sus palabras.
- No me digas que... ¿te gusta esa chica? – preguntó, con sorpresa, sin dar crédito aún. Él se dio la vuelta y miró hacia ella – Rogger...
- ¿Esta pregunta es en serio? – preguntó hacia ella, divertido, haciendo que ella le mirase con detenimiento, estudiando bien su rostro, esperando encontrar algo que le indicase que seguía siendo el de siempre – Yo no me encapricho de ninguna tía, Angy – Ella sonrió, calmada, con un brillo de triunfo en su mirada.
- Es cierto – aceptó – te destrocé el corazón, ¿no es cierto? – insistió, mientras el apretaba los dientes, molesto – ya no puedes volver a sentir nada, ni a confiar en nadie, ¿verdad?
- Sólo me interesa esa chica por una razón – añadió – y haré lo que sea por satisfacer mis necesidades, Angy.
- No esperaba otra cosa – dijo ella, para luego acercarse a él, apoyando la mano en su hombro, besando con cierto cariño su mejilla – tu siempre fuiste mi favorito – incluyó, sonriendo levemente antes de terminar – buenas noches, Rogger.
Angy se marchó en ese justo instante, mientras Mad, Kat y yo mirábamos hacia ella. Aquella tipa sonrió tan pronto como se dio cuenta de que tenía público. Y lo hizo aún más cuando se dio cuenta de que yo era la persona que la miraba.
Sacó el teléfono de su chaqueta, paró la grabación que acababa de grabar y se la mandó a la persona para la que estaba destinada.
Mi teléfono vibró en mi mano, y yo lo levanté, observando que tenía un mensaje de un número privado.
Número privado.
Hago esto por mera caridad, pareces una chica maja y lo cierto es que te veo bastante pillada por él. Puede que esté empezando a sentir pena por ti... ¡qué patético! Soy Angy, por cierto, la chica que envío las fotos en el sobre marrón ;)
*Nota de Audio*
"+ Dejaré a Alex y a Abby en paz – dijo su voz – pero no puedo deshacer lo que ya está hecho – volví la vista hacia ella, observando la grabadora en su mano, ella estaba reproduciendo aquello en ese justo instante.
+ Me parece correcto – esta vez era su voz la que hablaba. Hizo una leve pausa, dónde se escuchó un tintineo de copas, antes de hablar de nuevo – disfruta del resto del vino, ya está pagado.
+ Disfrutémoslo juntos – pidió ella – la noche es joven.
+ Tengo cosas más importantes que hacer, pero gracias – le cortó, haciéndome sonreír. Él la estaba dejando tirada para... pero dejé de pensar tan pronto como la escuché a ella.
+ No me digas que... ¿te gusta esa chica? – preguntó – Rogger...
+ ¿Esta pregunta es en serio? Yo no me encapricho de ninguna tía, Angy.
+ Es cierto. Te destrocé el corazón, ¿no es cierto? – miré hacia ella al escuchar aquello. ¿Ella le había roto el corazón? - ya no puedes volver a sentir nada, ni a confiar en nadie, ¿verdad?
+ Sólo me interesa esa chica por una razón – añadió – y haré lo que sea por satisfacer mis necesidades, Angy.
Me quedé estática justo después de escuchar aquellas palabras. Mad me zarandeaba y me llamaba, intentando que volviese con ella, pero yo aún estaba en shock, sin poder apreciar la realidad de la misma forma.
Las palabras de Mad llegaban a mí como en una especie de eco, como si se encontrase en un lugar lejano, ni siquiera podía verla, a pesar de que ella me agarraba del rostro y me obligaba a mirarla, yo no podía apreciar absolutamente nada, tan sólo... estaba perdida en un agujero negro al que pensé que jamás regresaría.
- ¡Camile! – gritaba Mad, una y otra vez, justo delante de mí, preocupada, mientras mi mente se marchaba lejos, a un lugar seguro, el lugar más seguro del mundo.
"- Emma – me llamó él, haciendo que dejase de apreciar la oscuridad de la noche, tan sólo iluminada por las brillantes luciérnagas, y mirase hacia mi especial hermano. Sonreí al verle junto a mí – ¿por qué no te has ido con ellos? – preguntó, dubitativo, mientras yo le sonreía, intentando calmarle.
- Te dije que no me iría a ningún lugar sin ti – acepté, pensando en aquel matrimonio que había querido llevarme con ellos, pero le pegué a Nick un puñetazo en toda la cara, para que se diesen cuenta de que no era una buena elección. Ellos terminaron llevándose a Cindy.
- Gracias por ser mi hermana – agradeció, haciéndome sonreír - ¿me cuentas una historia? – preguntó, acurrucándose entre mis brazos.
- Hace mucho, mucho tiempo... - comencé, mirando hacia la laguna, donde tan sólo se escuchaban a las ranas croar en la silenciosa noche - ... en un reino lejano, dos hermanos de sangre vivían felices. La justiciera Emma y el bondadoso Edwid – aseguré, haciéndole sonreír, abrazándome un poco más, pues le encantaban mis historias, era buena inventando situaciones – sus padres se marcharon un buen día a la guerra y nunca más regresaron, pero a ellos no les importó, pues el reino entero los adoraba – proseguía, acariciando su cabeza, besándola levemente antes de continuar – el castillo estaba protegido por tres murallas enormes, hechizos y monstruos, para que ningún ser humano pudiese penetrar en él, para que los hermanos estuviesen a salvo de los peligros que había en el exterior – insistí, al mismo tiempo que me daba cuenta de que Edwid ya dormía – ojalá la vida fuese tan sencilla como en los cuentos"
- No sé qué le pasa – se quejaba hacia Kat, al mismo tiempo que yo volvía a la realidad poco a poco – de pronto se ha quedado como en el limbo y ... - la miré entonces, haciendo que Kat le diese un codazo y me señalase con la cabeza – Camile – me llamó, mientras yo la reconocía - ¿qué ha pasado?
- Casa – pronuncié, como si fuese incapaz de pronunciar la frase completa. Ella asintió, en señal de que lo entendía.
- ¿Me ayudas a llevarla a casa? – preguntó, hacia nuestra amiga. Esta puso cara de resignación y juntas me sacaron del lugar.
El camino al exterior se me hizo eterno, estaba aterrada, temiendo que él pudiese encontrarme, porque no tenía ni idea de qué era lo que iba a decirle si me descubría por el camino, ni siquiera quería pensar en qué iba a hacer con respecto a ese tema, ni quería pensar en lo sucedido, tan sólo quería ir a casa.
Rogger se tocaba la cabeza, exasperado, dando vueltas, mirando hacia todas partes, en la salida de la discoteca. Era imposible que me hubiese marchado.
La puerta se abrió, pero él ni siquiera le prestó atención, tan sólo quería encontrarme. Ladeó la cabeza, observando a Mad junto a Kat, mientras yo vomitaba junto a los cubos de basura, tenía el estómago revuelto por la impresión que todo aquello me estaba causando, por el agobio tan tremendo que sentía en aquel momento.
- Camile – me llamó, justo detrás de mí, cuando me limpiaba la boca con la manga de la chaqueta. La sangre dejó de regar mis vasos sanguíneos, y me quedé muy quieta, aún de espaldas, cómo si pretendiese volverme invisible, incluso cerré los ojos y lo desee con fuerza. Pero yo no era una mutante para hacer cosas como aquellas – oye, te he estado buscando por todas ... - se detuvo tan pronto como el taxi se detuvo frente a Mad, y ella agarró mi mano. Él sostuvo la otra, impidiendo que pudiese marcharme a ninguna parte, miré hacia ese punto, incapaz de fijarme en cualquier otro lugar, observando, maravillada, la forma tan especial en la que nuestras manos se unían – yo la llevo a casa – aseguró hacia mi amiga. Kat estaba dispuesta a llevarle la contraria, pero Mad soltó mi mano y tiró de ella hacia el bar, sin tan siquiera dejarle hacerlo.
- Pero... pero ... - decía Kat, sin comprender la situación, siendo arrastrada por nuestra amiga - ... ¿por qué se va con él?
Ambas entraron en el bar, sin más, y yo me quedé mirando hacia ese punto, al mismo tiempo que él acortaba las distancias, soltaba mi mano y me agarraba de la cintura, para luego agarrar mi mentón y levantarlo hacia arriba, obligándole a mirarle.
- Siento haberte echo esperar – aseguró. Le observé, durante un largo minuto, intentando encontrar algo que me indicase que aquella tipa tenía razón, que él me estaba engañando sólo para llevarme a la cama. Pero no pude encontrar absolutamente nada. Él sonrió al notar mi extrañeza, levemente, algo nervioso – necesita ocuparme de algo – prosiguió. Bajé la cabeza, sin ni siquiera responder. En aquel momento no podía hacerlo, era incapaz de pronunciar palabra. Bajé la vista, deteniéndome por un momento en el cuello de su camisa, quedándome justo ahí, recordando aquellas palabras que me hacían daño: "Sólo me interesa esa chica por una razón, y haré lo que sea para satisfacer mis necesidades" – te llevaré a casa si estás cansada – insistió, soltándome entonces, agarrando de nuevo mi mano, tirando de mí hacia el callejón, justo dónde estaba aparcada su moto.
Se montó en la moto, se colocó el casco y luego me cedió otro. Lo agarré y me lo coloqué, para luego montarme detrás de él, escuchando como ponía en marcha el motor, y nos marchábamos de allí. Me agarré con fuerza a él, abrazándole por detrás, y no era sólo porque tuviese miedo a caer, lo cierto era que mi terror era mucho peor que aquel. Era como si una parte de mí temiese perderle, cuando era más que obvio que aún ni siquiera era mío. Su olor inundaba mis fosas nasales en aquel momento, trayéndome paz, una paz que me sería arrebatada pronto.
El viaje se me hizo más corto de lo que recordaba. Me bajé, quitándome el casco, dándome cuenta de que estábamos en la mansión en vez de en casa de mis padres. ¿Por qué estábamos allí? ¿Por qué no me había llegado a casa?
Sus palabras volvieron a resonar en mi cabeza: "Sólo me interesa esa chica por una razón, y haré lo que sea para satisfacer mis necesidades"
Tiró de mí hasta la puerta principal. Sacó las llaves de la chaqueta y miró hacia mí, para luego abrir esta.
- Estás muy callada hoy – se percató, mientras yo me deshacía de su mano, apartándola con la mía, haciendo que él dejase las llaves puestas, aún con la puerta ya abierta, y mirase hacia mí - ¿qué...?
- Dijiste que me llevarías a casa – me quejé, apoyándome en el muro, cruzándome de brazos, molesta.
- Había pensado que podríamos terminar de hablar antes... - parecía tan sincero, que era abrumador que nada tuviese sentido, no después de escuchar aquella grabación - ... pero si prefieres que te lleve a casa de tus padres...
- Sí, por favor – pedí, para luego darme la vuelta y caminar hacia la moto. Agarró sus llaves y me siguió, sin decir nada, hasta que hubimos llegado a nuestro destino. Me colocó el casco, y luego se colocó el suyo, y ambos nos montamos en la moto.
Me recosté en su espalda, me aferré a ella, y me dejé embriagar por su agradable olor, ese que sabía que jamás volvería a oler. Debía alejarme de aquella droga antes de que me destruyese del todo, eso era lo correcto.
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