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12. Herida. CORREGIDO.

CORREGIDO

Recién comprendía las palabras de Alex, recién comprendía por qué él quería alejarme de su mejor amigo, por qué el insistía en que no era bueno para mí. Él lo supo, que algo me sucedía, pero no dijo nada, yo por el contrario me despedí de Tony, y colgué el teléfono.

Él tiró de mi mano para acercarme a él, y nuestras frentes chocaron, mientras yo luchaba conmigo misma por no derrumbarme frente a él. No podía. Apoyé mis manos en su pecho, intentando buscar la mejor forma de enfrentar la situación.

No podía enfadarme, no tenía derecho a hacerlo, pues él y yo no teníamos ningún tipo de relación, ni siquiera yo estaba segura de querer tenerla. Entonces... ¿por qué me destrozaba pensarle con Kat?

Tragué saliva, intentando fingir que todo estaba bien, no podía molestarme por aquello. Si él se acostaba con Kat... yo no quería volver a acostarme con él. Ya no, no después de enterarme de aquello, ya no podía volver a ser compartida, no después de lo que pasó en York.

- Seamos amigos – le dije, haciendo que él me mirase sin comprender, al mismo tiempo que dejaba caer mi mano y yo ponía distancia entre ambos – no estoy preparada para empezar nada ahora, acabo de romper con Alex.

Asintió, defraudado, en señal de que lo entendía, mientras yo bajaba la mirada y pensaba en esa posibilidad, en la de ser sólo amigos. Nunca había tenido un amigo de verdad, mi único amigo fue Edwid, pero cuando murió prometí que nunca volvería a tener uno. Él no podía ser mi amigo, al menos no el amigo de Emma, tan sólo sería uno de los amigos de Camile.

- ¿En qué piensas? – preguntó, tras un par de minutos en silencio.

- En que tengo que irme – mentí, pensando en ello – le he dicho a Tony que sólo iba a recoger un reloj, no puedo entretenerme más – insistí, mientras él asentía, en señal de que lo entendía.

- ¿quieres que te lleve? – preguntó, haciendo que le mirase algo extrañada. Él sonrió entonces, al ver mi cara de incredulidad – he alquilado una moto, para poder moverme por la ciudad – admitió.

- No sé si alquilar una moto en esta ciudad es lo más acertado – le dije, haciéndole sonreír – llueve demasiado.

- ¿Por qué no entras y te cambias de ropa? – sugirió, al darse cuenta de que mis ropas aún estaban húmedas, de la pequeña tormenta que me había caído de camino a la mansión.

- Me he llevado toda la ropa, Rogger – declaré, haciéndole reír.

- Puedo dejarte algo de la mía – insistió, divertido, mientras yo negaba con la cabeza, y le daba un pequeño empujón con la mano. Rio con fuerza, después de aquello.

- Quieres desnudarme a toda costa, ¿no? – bromeé.

- Puede que lo haya pensado – admitió, haciéndome reír a mí. Él era todo un caso.

- Adiós, Rogger – le dije, dándome la vuelta, dispuesta a marcharme, dando un par de pasos, levantando la mano para abrir el pomo de la puerta, al mismo tiempo que él me agarraba del brazo, tirando de mí, acortando las distancias entre ambos, lanzándose hacia mis labios.

Me quedé sin palabras, tremendamente sorprendida, mientras su respiración crecía con la mía, y sus besos me envolvían en aquella locura. Se suponía que seríamos amigos, se suponía que no podía volver a besarle, se suponía que no sentiría nada cuando lo hiciese.

Dejé a la mente, a la razón, fuera de todo aquello, mientras sentía sus labios sobre los míos, y sus manos entrelazarse a mi cintura, bajando un poco más, hasta apretar mi trasero contra él.

¿Era así como lo hacía? Solía engatusar a su víctima, y luego sutilmente dejaba ver la posibilidad de tener sexo – dijo una voz en mi cabeza – Emma, estás siendo embaucada por la serpiente.

Le aparté entonces, empujándole, haciendo que me mirase sin comprender.

- He dicho que sólo seríamos amigos – insistí, mientras él sonreía, divertido, como si aquella situación le hiciese gracia – no es divertido, Rogger.

Me agarró de la mano y me atrajo hasta él, de nuevo, observándome con cautela justo antes de hablar.

- Amigos de los que se acuestan, Cam – me dijo, mientras yo negaba con la cabeza, y él me miraba extrañado - ¿por qué no tener sexo cuando los dos lo estamos deseando, Cami? – preguntó, mientras yo tragaba saliva, aterrada, porque sabía que era cierto, yo quería acostarme con él – deja de pensarte tanto las cosas, y hazlas – insistió, lanzándose a besarme, de nuevo. Agarré su rostro entre mis manos, besándole con ganas, dejando mis miedos a un lado, dejando a esa tipa que me decía verdades como puños fuera de aquello.

Levanté su camiseta, con desesperación, mientras él dejaba de besarme, y aceptaba aquello. Se quitó la camiseta, lanzándose a mis labios, de nuevo, mientras yo recorría su torso desnudo con mis manos, y él gemía sobre mi boca.

Metió mis manos debajo de mi falda y agarró mis nalgas por debajo de mis bragas, haciéndome estremecer. Al mismo tiempo que mi teléfono volvía a sonar, comenzando a sonar dentro de mi chaqueta, asustándome con ello.

Me quitó la chaqueta, y la dejó caer al suelo, para luego observarme con detenimiento, comenzando a abrir mi camisa húmeda, sin quitar sus ojos de mí, echándola entonces hacia atrás para que saliese de mis brazos, pero antes de que lo hubiese logrado le detuve.

- No puedo – le corté, volviendo a colocármela, mientras él me miraba con incredulidad. Levantó las manos, y se apartó, en señal de que no iba a tocarme. Al mismo tiempo que mi teléfono comenzaba a sonar, sabía que era Tony, no podía ser otro.


- Tu amigo es persistente – se quejó, haciéndome reír. Pero perdí la sonrisa tan pronto como pensé en la razón por la que mi Tony insistía en hablar conmigo – cógelo.

Busqué la chaqueta, la sostuve entre mis manos, y saqué el teléfono del bolsillo. No era Tony, era Mad.

- Dime – contesté, tan pronto como descolgué el teléfono.

- Cami – me llamó, lucía tremendamente nerviosa - ¿puedes venir a mi casa? – preguntó, altamente preocupada – no sé qué hacer, no sé con quién hablar de esto – insistió, con la voz algo tomada. Lo comprendí entonces, ella estaba llorando.

- ¿Qué ocurre? – pregunté, mientras sujetaba el teléfono con mi hombro, aprisionándolo contra mi oreja, al mismo tiempo que me ponía la chaqueta.

- Creo que me he pillado por Jack – se quejó, dejándome altamente sorprendida, pues ella no era así, en lo absoluto – y él sólo quiere sexo, y no sé qué hacer, y ...

- Voy en seguida – la calmé, para luego colgar el teléfono y echar una leve ojeada al salón. Rogger había desaparecido.

Salí de la casa, intentando no pensar en ello, mirando hacia la parte derecha de la casa, justo donde la moto que él había alquilado estaba situada, y luego seguí mi camino hasta salir de la cancela, dirigiéndome hacia la parada de taxis.

No quería pensar en lo que había sucedido, en lo que había estado a punto de suceder, en lo que no había sucedido, en su actitud. Era más que obvio que no haber conseguido acostarse conmigo le había cabreado. Pero aquello sólo le daba la razón a Tony. Él sólo quería acostarse conmigo, con Katy y con toda la que se le pusiese por delante, era un semental nato, y lo único que quería era follar.

Sacudí la cabeza, intentando dejar aquellos pensamientos a un lado. Pensar en ello no era bueno para mí.

Entré en el taxi y le di las indicaciones para que me llevase a casa de mi amiga, mientras volvía a pensar en ello, al mismo tiempo que miraba por la ventana.

Algo dolió al pensar en ello, en la forma tan fría en la que él me dijo que cogiese el teléfono, en la forma en la que se marchó sin despedirse, dejándome sola en el salón.

Cuando llegué a la casa de mi amiga, ella estaba en su habitación, tumbada en la cama, con el rostro lleno de lágrimas. Supe en seguida que era cierto. Ella se había pillado de verdad.

- ¿tan grave es? – pregunté, aunque ya sabía que lo era, excepcionalmente grave. Asintió, dejando escapar algunas lágrimas más.

- Él me gusta, Cam – se sinceró, como hacía tiempo que no. Desde que se volvió una zorra sin corazón no había vuelto a hacerlo – me he acostado con él, varias veces – proseguía, mientras yo me sentaba en la cama, y la abrazaba, pues sabía que era lo que ella necesitaba – pero él sólo quiere sexo. Dice que soy su favorita, pero que tiene a más de una.

Algo dolió dentro de mí al pensar en Rogger. En cierta forma Rogger era exactamente igual que Jack. Quizás yo fuese su favorita, quizás...

- Ayer salimos – me dijo, sacándome de mis pensamientos, pues no recordaba a ver sido avisada para ello – Katy y yo – declaró, dejándome claro que no me había avisado por eso, porque Katy ya no me soportaba – conocimos a un chico muy mono – me informaba, mientras se separaba de mí y me observaba – Katy se lo pidió cuando el chico fue a por bebidas – proseguía – me dio igual – era más que obvio que no le daba igual – pero cuando bailamos, me gustó. Aunque para serte sincera, estaba muy borracha, y no sé si me gustaba para follar, porque Jack no nos quitaba ojo, o porque el tío estaba buenísimo, el caso es que...

- Kat no puede pedirse a todos los tíos que estén buenos – me quejé, molesta con la situación – además, ¿qué pasa si los chicos quieren con una de nosotras? ¿no podemos hacer nada con ellos por ella? No debería de ser así – insistía – y menos cuando ella sólo quiere acostarse con ellos.

- Yo sólo quería acostarme con él también – aseguró ella, haciéndome reír. Era todo un caso – no quiero pillarme por nadie, no quiero que vuelva a pasarme lo de Jack.

- ¿Sabes qué es lo mejor para olvidarse de un tío? – pregunté, mientras ella me observaba con detenimiento – noche de chicas.

- Me apunto a eso – me dijo, al mismo tiempo que ambas comenzábamos a reír. Sonreí, agradecida de tenerla aún, a pesar de haberla apartado de mí con creces con mi actitud - ¿de verdad te acostaste con Rogger? – preguntó, tras unos minutos en silencio, logrando que perdiese la sonrisa y mirase hacia ella con cara de malas pulgas - ¿qué?

- Es un error que quiero olvidar – me quejé, mientras ella negaba con la cabeza, como si no comprendiese mi actitud - ¿sabes que se ha acostado también con Kat? – pregunté, con cierto odio en mis palabras, haciendo que ella se tapase la boca, sorprendida – el muy cabrón sólo quiere acostarse con todas.

- ¿Alex y tú... os acostasteis? – preguntó.

- Sí – admití, porque era cierto, aunque ni por asomo era lo mismo que con Rogger.

- Pero ... ¿qué te pasó con Rogger? – insistió, olvidando por completo el tema que la afligía – tú no sueles dejar que un tío se acerque tanto.

- No lo sé – me quejé, mientras ella sonreía, al darse cuenta de algo - ¿qué?

- Te gusta – me acusó, mientras yo negaba con la cabeza.

- Claro que no – insistí, pero ella ya me había pillado.

- ¿Por qué nos pillamos por capullos? – preguntó, divertida, mientras yo la asesinaba con la mirada, pues no iba a admitir que me gustaba, jamás lo haría.

- ¿debería ponerme el vestido azul? – pregunté, haciéndola sonreír. Sabía a lo que me refería - ¿deberíamos avisar a Tony?

Volví a casa, avisé a mis amigos de que esa noche iríamos de fiesta, incluso avisé a Kat, a pesar de que sabía que no me soportaba. Pero yo no era como ella, no quería guardar rencor, ya no era Emma nunca más.

Me puse el vestido azul esa noche. ¿Acaso lo dudabais? Me eché espuma en el pelo para intentar rizarlo, pero sólo logré ondularlo. Tener el cabello tan liso y rebelde, no dejaba hacer mucho más.

Me maquillé con algo simple, colorete, delineador de ojos y máscara de pestañas. Y luego corrí hacia la puerta, donde los chicos y Kat me esperaban, montados en el descapotable rojo de esta.

Reí mucho aquella noche, incluso en el trayecto hasta la disco, pues Mad le había robado una botella de wisky escocés a su padre de la vitrina del licor, y Tony había traído su famoso disco para las noches de fiesta, así que lo pasamos en grande por el camino, cantando a toda voz, tomando lingotazos directamente de la botella.

Bajamos del auto haciendo eses, sin dejar de reír, mientras Tony me miraba con cara de pervertido, haciéndome reír con más fuerza.

Me encantaba aquel vestido, y sabía que a él también. Tenía mucho vuelo en la parte de abajo, por lo que bailar con él era genial, se movía al mismo ritmo que yo. Era escotado, pero no exagerado, aunque me levantaba las tetas. De tirantas y azul.

Nos pedimos diez chupitos más, y nos lo repartimos entre los que estábamos, incluso regalamos alguno, pues Mad se puso a ligar descaradamente con un chico al que no conocía de nada, aunque parecía que ella sí. Kat la miró con cara de malas pulgas, pero perdió el interés tan pronto como Tony habló.

- ¿Aquel bombón de allí no es el amigo de Alex? – preguntó, haciendo que ambas mirásemos hacia ese punto. Era cierto, era él. Estaba con otro tipo al que no conocía de nada, y un par de chicas a las que tampoco conocía.

Sonreí, sin ganas, al darme cuenta de que él se llevaría a otra diferente a la cama esa noche. ¿Cómo podía haber tenido sexo con semejante imbécil?

- Vamos a la pista – me dijo Mad, al darse cuenta de la situación, dejando atrás al chico de antes, para luego tirar de mí hacia la pista – si sigues así todos se van a dar cuenta de que te gusta.

- No me gusta – insistí, mientras ella negaba con la cabeza, deteniéndose junto a un grupito de chicos, rompiendo a bailar aquella movida canción electrónica - ¿quién era el tipo de la barra?

- Es Eric – me informó, mientras yo la miraba con incredulidad – el chico del que te hablé hoy, ese al que Kat se eligió, el que conocimos ayer.

- ¿Es él? – pregunté, mirando hacia la barra, justo donde Tony hablaba con Kat, mirando hacia Rogger, mientras el chico de antes se pedía una copa – Es mono.

- Me encanta esta canción – aseguró, cuando sonó una de sus favoritas. Reguetón. Comenzó a perrear, mientras yo la miraba con cara de malas pulgas, pero, aun así, me uní a ella, pues no iba a dejar de hacerlo, estaba demasiado borracha, en aquel momento me daba igual todo.

Rogger reía junto a una pelirroja muy mona, mientras Kat miraba hacia él con cara de malas pulgas, y su amigo le daba un codazo, haciendo que este le prestase atención.

- ¿te has acostado con la del vestido de rayas? – preguntó, mirando hacia Kat, haciendo que este mirase también hacia ese punto y se daba cuenta de que ella estaba allí. Ladeó la cabeza, fijándose entonces en Tony. Sonrió entonces, para luego buscarme por la discoteca, encontrando entonces a Mad, observando como yo aparecía justo después de levantarme del suelo, pues me había caído, pero ni siquiera dejé que se me notase. Él ensanchó la sonrisa un poco más.

- ¿Ves a la chica del vestido azul que hay allí? – preguntó, volviendo a mirar hacia la pista, haciendo que su amigo mirase hacia ese punto – Esa es a la que quiero llevarme esta noche a la cama.

- ¿Y qué pasa con Susane? – preguntó, señalando con la cabeza hacia la pelirroja de hace un momento – pensé que te gustaba.

- Es mi tipo completamente – aseguró, divertido, haciendo que su amigo le mirase con incredulidad – si Cam no hubiese aparecido... - bromeó, para luego beberse la copa de un solo trago, mirando hacia la pelirroja – disculpa – le dijo, para luego marcharse en busca de su presa, como un lobo hambriento.

Tony miraba hacia él, sin dar crédito, mientras Kat se cruzaba de brazos, molesta, observando como él llegaba hasta mí y me cogía del brazo, tirando de él, con tanta fuerza que tuve que sujetarme a su hombro para no caerme. Levanté la vista dispuesta a mandar a la mierda al idiota que había tenido las confianzas de ...

Perdí las ganas de quejarme tan pronto como le vi. Bajé un poco la mano, apoyándola sobre su pecho, al mismo tiempo que él miraba hacia mis labios y se mordía los suyos.

La canción terminó y comenzó otra mucha más lenta, de Lauv, haciendo que él me agarrase de la cintura con su mano libre y me guiase para bailar aquella canción.

Levantó la vista para observarme, mientras yo me dejaba llevar por el ritmo de la canción, soltó mi mano, para luego apoyarla sobre mi cintura, y dejaba que yo levantase la mía para apoyarla en su hombro, dejándome llevar por sus pasos.

Mi corazón latía a toda velocidad, e incluso tuve que tragar saliva en un par de ocasiones, porque estaba aterrada por lo que su cercanía me estaba haciendo sentir.

Abrí la boca ligeramente, cuando él hizo lo mismo, sin dejar de mirar hacia sus ojos. Ambos veíamos las ganas de besarnos en el otro, lo que hizo que sonriésemos, bajando la mirada, divertidos con aquella situación. Pero dejé de sonreír tan pronto como recordé a la pelirroja de la barra.

- No sabía que conocías a más gente en Londres – le dije, haciéndole sonreír, para luego observar cómo acercaba su rostro a mi oído y se quedaba ahí por un momento, mientras acomodaba mi cabello detrás de la oreja. Mi corazón latió a toda velocidad cuando sintió sus caricias en mi piel.

- Háblame al oído la próxima vez – pidió, sin tan siquiera responder a mi pregunta, mientras la canción terminaba y empezaba otra más movidita, de reguetón, por supuesto. El tiró de mí cintura para obligarme a bailar aquella canción con él. Me moví al ritmo de la canción, moviendo mis caderas y mi cuerpo al son, mientras él se mordía el labio, y sonreía – me encantas – aseguró, haciéndome reír. Tan sólo era un embaucador, pero aquella vez no iba a caer.

Comencé a girar tan pronto como la canción lo requirió, al mismo tiempo que él me guiaba por la pista, con su mano agarrada a la mía, moviéndose realmente bien. Era un genio bailando, quizás por eso, era un ligón empedernido.

Sonreí cuando la canción terminó y él me hizo un último giro que quedó realmente bien, pero me detuve tan pronto como acabé entre sus brazos, de nuevo.

Otra canción de reguetón, y yo iba a matar al dj, estaba más que dispuesta a hacerlo. Pero él no iba a dejarme escapar tan fácilmente.

Miré hacia la barra, fijándome en su amigo, que en aquel momento nos observaba frunciendo el cejo, mientras la pelirroja lo hacía con cara de pocos amigos.

Él se percató de que miraba hacia ellos, porque empezó a hablar entonces, al mismo tiempo que me guiaba para seguir bailando conmigo.

- No es la primera vez que vengo a Londres – aseguró, dejándome algo sorprendida con ello, por lo que volví a observarle – aunque es la primera vez que encuentro algo que realmente me cautive.

No sé en qué momento sucedió, pero terminé pegada a él, perreando como una guarra, mientras él se moría por tener sexo conmigo. Pero en aquella ocasión iba a ser mala, no se lo iba a poner en bandeja, eso lo tenía muy claro.

Incluso bailé salsa con él. No pude dejar de sonreír, como una idiota, mientras él me cogía de la cintura, y de la mano para bailar aquello. Sin lugar a dudas él era un profesional para cautivar a las chicas, el baile era una de sus armas para lograrlo.

Mi vestido se movió conmigo también, mientras él me guiaba por la pista, al mismo tiempo que Mad nos observaba, y se daba cuenta de algo, hacíamos buena pareja.

Kat nos observaba con cara de malas pulgas, mientras Tony la sujetaba, para que no hiciese ninguna locura.

La canción terminó en la mitad, y empezó otra más lenta, no era de reguetón, parecía que alguien se había quejado. Él sonrió, a pesar de que sabía que él no bailaba las lentas, lo hizo. Me agarré a su hombro, mientras le observaba, con detenimiento.

- Kat va a matarme – le dije, observando los ojos desorbitados de mi amiga, mientras él sonreía, y yo miraba hacia él - ¿qué? – me quejé.

- No soy de nadie – me aseguró, para luego morderse el labio superior, lamiéndose el inferior – soy libre, al igual que tú.

- Libre para acostarte con quién quieras – declaré, mientras él asentía, en señal de que era justo eso. Tragué saliva, bajé la cabeza, e intenté que aquello no me afectase en lo absoluto. Él y yo no éramos nada. Él podía acostarse con la chica pelirroja y con Kat, además de conmigo. No era algo malo.

Otra canción empezó, pero él no se detuvo, pues la canción parecía ser igual de lenta que la anterior. Aunque yo si lo hice, me detuve y bajé la mano, logrando que él me observase sin comprender.

- ¿Qué ocurre? – preguntó, sin comprender, al mismo tiempo que yo misma intentaba buscar una razón. ¿Por qué me importaba tanto que se acostase con otras? Para mí él no era nada, no éramos nada. Sólo nos acostábamos, era como ... No. No era como nada. Me di cuenta en ese justo instante. Yo nunca me había acostado con alguien por decisión propia, nunca había deseado hacerlo de verdad, excepto con él.

"Mírate" – comenzó aquella voz dentro de mí, la zorra mala, intentando salir de su prisión – "el primer tipo al que deseas de verdad, y resulta que él no te aprecia en lo absoluto" – insistió – "si lo hiciese, ¿no crees que te respetaría?" "¿Cuándo aprenderás que no puedes confiar en los hombres? Siempre te terminan usando"

Mis lágrimas cayeron en ese justo entonces, tan pronto como comprendí que aquella voz tenía razón, y él se preocupó aún más.

- Ey – me llamó, acariciando mi rostro con sus manos, deteniéndose en medio de la pista, mientras el bullicio nos encerraba, pues la canción volvió a cambiar, el reguetón dichoso de nuevo - ¿qué pasa?

¿Cómo pude pensar que había algo bueno en él? ¿Cómo pude pensar que Edwid lo había mandado para protegerme? ¿Cómo pude estar tan ciega? Él sólo quería sexo, justo como todos los demás.

Le aparté de mí, mientras él me miraba con incredulidad, y me di la vuelta, dispuesta a marcharme hacia el baño, necesitaba encerrarme a llorar, y que nadie me viese hacerlo, pero él me detuvo, me agarró del brazo impidiéndome que pudiese irme a ningún lugar.

Por un momento tuve la sensación de que ya había vivido aquello...

"Dylan me agarró de la mano antes de que hubiese podido irme, estábamos en medio de nuestros compañeros, no podía irme sin más, a pesar de haber descubierto que también se acostaba con Sarah, tenía que hacer como si nada pasase. Pero no podía hacerlo, no después de haber sido ultrajada de aquella manera. A pesar de que yo no quería acostarme con él, a pesar de eso, por un momento pensé que quizás sólo era porque yo le gustaba, quizás esa era su forma de amar, obligarme a hacerlo, a pesar de que no quería. Pero después de descubrir aquello... no podía simplemente hacer como si nada importase.

- ¿a dónde crees que vas? – me preguntó, haciendo que Sarah le mirase asombrada, mientras yo sentía resquebrajarse mi corazón un poco más. Sabía que sólo era así de autoritario conmigo cuando quería algo más de mí. Pero ... verle allí, besando a Sarah, aquello no podía traerme paz jamás – aún tenemos cosas de las que hablar – insistió.

Mi corazón dolía, y no porque sintiese algo por Dylan. Él era un cabrón que me obligaba a acostarme con él cada vez que se le apetecía, incluso me marcó para que no me olvidase de que tenía dueño, pero eso es otra historia, algo que él y su primo Klaus hicieron en el pasado para divertirse.

Pensé que había cambiado, que ya no era el monstruo de aquel entonces, a pesar de que seguía obligándome a hacer cosas que no quería. Dejé de resistirme cuando me di cuenta de que no tenía otra opción, pero aquello...

Estaba dispuesta a ser violada sin resistirme, porque pensé que él sentía algo por mí, quizás debería aceptarle, pensé, durante mucho tiempo. Pero acababa de darme cuenta de que no me había aquello porque le gustase, porque fuese la única. Parecía que Sarah también le gustaba, y ella a él. Ellos se gustaban de verdad, y yo sólo era... algo con lo que pasar el rato.

Su mano agarró la mía, impidiendo que pudiese ir a ningún lugar.

Me di la vuelta entonces, y le crucé la cara sin miramientos, haciendo que todos nuestros compañeros nos mirasen con atención, incluido Anthony, el que en aquel momento era mi compañero de pupitre en ciencias.

Él se tocó el rostro, dolido, volviendo a mirarme, sorprendido de que me hubiese atrevido a levantarle la mano.

- Al fin sacas las garras, ¿eh zorra? – bramó, mientras yo apretaba los puños, dándome cuenta de que era cierto, yo no era absolutamente nada para él. Sucedió entonces, antes de que me diese cuenta, ya estaba sobre él, golpeándole la cara, un puñetazo tras otro, mientras se formaba un corrillo a nuestro alrededor y Sarah gritaba, incluso Anthony lo hacía. Pero no podía escuchar nada, tan sólo necesitaba golpear a ese cabrón.

Cuando me levanté del suelo, mi cuerpo entero temblaba, con las manos llenas de sangre del enemigo, mientras el colegio entero me miraba defraudado, juzgándome con la mirada.

Levanté la vista hacia Anthony, intentando llegar a él, pero se echó hacia atrás, aterrado.

- ¿Qué clase de persona eres, Camile?"

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