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Capitulo 3

capitulo dedicado a esa persona que quiero mucho.

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Entre a la habitación y la examine todo con claridad.

Todo era color café el piso era alfombrado. Las paredes estaban totalmente desiertas como si no hubiera vida.

había dos camas individuales una estaba del lado izquierdo pegada a la pared que esta contenía una fotografía pequeña de él con su familia, creó.

Que cursi.

Del lado izquierdo estaba mi cama, totalmente sola. En medio de estas había una puerta de madera, a un lado de la cama de Michael se encontraba un escritorio café, tenía una ventana, a su lado había librero con pocos libros y una puerta igual que la anterior.

Este lugar es como me gusta, es cómodo pero la compañía no se si fuera tan acogedora como el lugar. El lugar no era ni pequeño ni grande, era perfecto para mantener distancia del otro.

En ese momento se escucho una puerta cerrarse, provocando que dejara de examinar la habitación. Mi vista fue hacía la otra puerta que estaba al final de las camas.

El iba saliendo ahora ya no llevaba su chaqueta de cuero, tenía una playera negra y simple. Me miro con indiferencia y se puso frente a mi, con esa aura que derrochaba misterio. Me llama la atención, es como querer descubrir que hay bajo la piel de un lobo, la única diferencia aquí es que yo también soy un lobo.

—En este lugar hay reglas y tienes que cumplirlas —su voz era la primera vez que la escuchaba.

—¿Cuáles reglas? —sostuve mi mirada firme, no dejaría que pensara que estoy asustada.

—1ra regla: No tocar nada mío, 2da regla: No me hables, ni te entrometas en mis cosas y 3ra regla: Respeta las reglas 1 y 2 —dijo mientras las enumeraba con sus dedos— ¿Estamos?

No respondí, no estaba intimidada por el sino por si cercanía. Algo de él me daba curiosidad y a la vez ganas de alejarme. Pero quizás el es que deba alejarse.

—¿Estamos? —repitió esta vez con voz endurecida.

—Si.

—Bien ahora quítate de mi camino —me hice a un lado, abrió la puerta y salió.

Que desagradable.

Ya sola fui a descubrir para que eran esas dos puertas ya que mi compañero fantástico (nótese el sarcasmo) no se tomo la molestia de explicarme. Me acerqué a la puerta que estaba aún lado del librero y mi confusión creció al ver dos puertas frente a frente, vaya son dos baños, supongo que uno para cada uno.

Eso te pasa por no leer el folleto y no buscar bien una universidad.

Cerré la puerta y me dirigí a la otra puerta contraria, la abrí y era un vestidor, al menos no me voy a tener que cambiar en el baño.

Salí de aquel pequeño espacio y me tire en mi cama lista para llamar a mi mejor amigo.

Llamando a: Lee

Sonreí al ver su nombre en la pantalla.

—¿Bueno? —contestó

—Hola —Dije con un poco desanimada por la distancia.

hola, ¿Cómo te va? ¿ya te instalaste? ¿cómo es?

Siempre quería saber todo con lujo de detalles.

—Tranquilo, te contaré todo.

Solo contesta las preguntas

Le conté todo lo sucedido, desde que llegue hasta ese momento. Me quede platicando con el como 1 hora y media, porque aunque nos hayamos visto hace poco él y yo no hemos estado separado desde la última vez, el más que nadie me conoce muy bien.

Él sabe todo.

Después de mi gran charla, comencé a desempacar, ordene todo en el armario, acomodé todos mis libros en el librero.

Casi vacío.

Saque unos frascos de mi maleta y los metí en el pequeño refrigerador, les quite las etiquetas y los puse muy en el fondo, no podía cometer el error de que se dieran cuenta de lo que soy.
Tome lo ultimo de la maleta que estaba muy bien envuelto en periódico, le quite la envoltura y solo quedo la caja de vidrio que resplandecía, dentro de aquella caja había algo que había evitado durante toda mi vida. No quería mirarla, decidi guárdala en el armario como si fuera una reliquia robada.

Tome otra pequeña caja y la abrí en esta reposaba un lindo anillo con piedra morada. Lo miré con aprecio y decidida me lo puse pero en cuanto lo coloque en mi dedo la piedra morada se iluminó, poco a poco iba se iba encendiendo quería observar más pero aún sabía que no sabia controlar mi magia, se podría salir de control.

"Debes ser más cuidadosa o si no te mataran"

Me lo quite rápidamente, sabía que era mala idea. Esto fue heredado por mi familia, pero no me animaba a usarlos mi magia era única y poderosa, nadie me enseño a usarlos y tenía miedo de dañar algo o alguien. Solo quería llevar una vida normal en que no tuviera que preocuparme por mi destino.

A eso vine; a buscar una vida tranquila.

Lo guarde en la cajita de nuevo y decidí guardarlo debajo de mi cama. Me dirigí a la maleta y tome lo único que había una triste foto antigua, tenía el vidrio roto. Una lágrima salió de mi ojo bajando por mi mejilla, rápidamente mi mano fue a esta para limpiarla, deje la foto en la maleta, no quería saber de mi pasado, tenía que enterrarlo apesar de que doliera, estaba sola, ahora lo estoy.

Me acosté en mi cama y me quedé completamente dormida, no quería pensar más, había dejado todo eso en el pasado, solo quisiera olvidar por completo, ¿por qué sentimos? La pregunta rondaba por mi cabeza.

La sangre ensuciaba su vestido largo y blanco, su cabello rubio largo goteaba sangre y gritaba, gritaba de dolor. Mientras él acercaba más la gran piedra verde brillante, el reía esa risa que nunca olvidaré. Sus gritos hacían eco en mi cabeza su risa se mezclaba con ellos.

No podía más con esa tortura necesitaba escapar, necesitaba gritar.

Me levanté rápidamente jadeando una ligera capa de sudor tenía en mi frente, revise mi alrededor y todo estaba bien, todo iba realmente bien, solo fue una pesadilla, me repetía constantemente.

Me levante a darme una ducha de agua fría, eso seria lo mejor. Necesitaba que me sacara de mi realidad, solo quería estar en este mundo lleno de humanos y ser una más, no podía seguir molestandome, yo no era más esa niña, yo dejé de serlo, esa persona ya no existe, ahora soy Sofia Brussley una adolescente normal.

Me miré al espejo del baño mientras trataba de sonreír, necesitaba practicar mi presentación.

—Hey, soy Sofia Brussley, busco amistades. —sonreí demás y lo dije forzadamente. —No, eso realmente no se ve bien, vamos tienes que ser más normal. —tome aire de nuevo y cerré los ojos pero por alguna razón pequeños fragmentos de mis pesadillas rápidamente pasaban por mi mente.

Mi cabeza dolía, abrí el grifo y llene mis manos como si fuera una laguna para luego sumergir mi rostro en esta como si eliminará todos mis males, como si pudiera purificarme.

Esto era de siempre, tenía pesadillas todo el tiempo, necesitaba tomar uno de las sustancias que traje en los frascos, las pastillas comunes hechas para humanos no me hacían efecto.

Traté de relajarme, me dirigí a mi cama y planee un momento perfecto, tome mi celular, saque mis audífonos, me acurruque en mi cama y puse mi serie favorita.

Si eso para mi era perfecto aparte de leer. Mi vida ha sido llena de soledad lo único que me ha mantenido a sido observar de los demás y leer. Estaba muy atenta a la serie cuando se escuchó que tocaban la puerta, ¿Quien carajos viene a molestar mi único momento de paz? Maldije en mis pensamientos y me levanté para abrir la puerta.

Si no es nada importante le cerraré la puerta en la cara.

Al abrirá me encontré con un chico pelinegro con ojos oscuros, una sonrisa perfecta, portaba lentes, su cabello estaba en orden.

Forcé una sonrisa.

—Hola, ¿tú eres Sofia?

—Si, ¿Nos conocemos? —fruncí el ceño, recargandome en la puerta mientras lo miraba.

—No, solo vine a darte la bienvenida, soy Steve Wilson.

En ese momento extendió su mano hacia mi, dude un momento en darle la mano pero al final lo hice.

—Soy Sofia Brussley, bueno supongo que ya lo sabías.

Tonta, es obvio que el ya lo sabía dijo tu nombre.

El río un poco y acomodo sus gafas.

—Pero no sabía tu apellido, Brussley ¿verdad?, nunca había escuchado tu apellido por aquí.

—Ah, sí no soy de aquí pero ahora lo soy.

Dios, que tonta eres, reacciona estúpida.

Esto pasa por no hablar mucho con la sociedad, tanto tiempo aislada en una persona y dependiendo, reprimiendome salir al mundo por temor.

—Bueno, nos vemos mañana, para cualquier cosa aquí estoy, ahora tienes un amigo nuevo —me regalo una sonrisa pasando una de sus manos por por cabello.

—Si, gracias nos vemos mañana.

Se veía muy agradable, pero algo no estaba bien, no se porque era tan normal..

Sofia, deja de buscar cosas donde no las hay, solo es un chico simpático que te ofreció su amistad.

XXXXXXX

No olvides de votar y dejar un comentario, me gustaría saber si te gustó el capitulo. :")

Gracias ♡

Cam G.

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