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Capítulo 25: Terapia de Pareja

— Recuerda lo que hablamos, Melanie. Identifica situaciones de riesgo y elabora planes de acción para evitar que la conducta se presente.

— ¿Y si no soy capaz de hacerlo?

— Me llamas el lunes y trabajaremos en tu autoconfianza. Aunque si somos positivos, solo cuatro chicos a la semana se considera un progreso.

— Oh, bueno. Gracias doctor Flynn.

Melanie toma su bolso y baja la minifalda antes de levantarse. Le hago una seña a modo de despedida mientras termino de anotar en la hoja de evolución, y ella sale dejando la puerta entreabierta.

Escucho el carraspeo de una voz profunda del otro lado de la puerta, anunciando que mi siguiente paciente está aquí.

— ¿Se te perdió algo, zorra?

La voz femenina atrapa mi atención, no solo por el tono sino por las altisonantes palabras. ¿Una pelea en mi sala de espera?

— Ana...

Ver, para creer. Camino hasta mi puerta solo para asegurarme que es mi pareja favorita la que se encuentra esperando y me recuerdo a mi mismo no volver a citar a mi paciente adicta al sexo antes de Christian Grey.

— ¡Camina! — Le gruñe la señorita Steele a Melanie, quién no pierde de vista al hombre de cabello cobrizo.

— Maggie, ¿Acompañas a Melanie a la puerta? — Le hago una seña con la cabeza para que separe a ambas mujeres. — Bienvenidos, pasen por favor.

Señalo la puerta de mi consultorio para ellos, Christian empujando a Ana porque se niega a caminar con él.

— Lamento el inconveniente, pero me alegra verlos hoy. ¿Cómo están?

Ana cruza los brazos sobre su pecho y Christian sonríe como si hubiera descubierto la cura para el cáncer. ¿Por qué está de tan buen humor?

— Nos llevamos mejor ahora. — Sigue sonriendo. — Y creo que Ana dejó atrás los ataques de pánico.

— ¿Solo así?

— Si, supongo que algo de lo que dijiste funcionó.

— Me alegro. — Me dirijo ahora hacia la chica que me ignora. — ¿Christian también logró cambios en su conducta?

— ¿Cambios? ¿Quiere saber si dejó de ser un idiota?

Una sonrisa de burla se estira en sus labios, haciendo que el hombre a su lado frunza el ceño en respuesta. ¿Será que este par no puede sonreir al mismo tiempo?

— ¿He sido un idiota? — Se queja él. — Estoy seguro que tenías una opinión diferente hace rato.

— Si, hace rato. — Ella arquea las cejas. — Cuando estábamos solos y felices en nuestra casa.

— Hmm. — Presiono mis labios para evitar reír. ¿Ella dijo “nuestra casa”?

— Tienes que venir a las citas, te lo advertí pequeña tramposa, es por tu propio bien.

— ¿Y el tuyo?

— Yo estoy perfectamente bien, solo estoy aquí acompañándote.

Si, definitivamente no llego a ningún lado manteniéndolos juntos, pareciera que su único objetivo en la vida es objetar las palabras del otro.

— Veo que la vida de casados les está sentando bien. Christian, ¿Te importaría darme unos minutos a solas con la señorita Steele?

— Por supuesto.

Observo a Ana, pero ella no deja de mirar a Christian con ojos suplicantes hasta que él sale del consultorio. No soy tan desagradable, ¿O si?

— Veo que estás enamorada. — Pone los ojos en blanco.

— ¿Lo dice porque aún sigo con él?

— Hmm, si, y por el hecho de que casi inicias una pelea con una mujer hace un rato. ¿Te sientes insegura de tu aspecto físico?

— ¿Qué? ¡No!

— ¿Dudas del amor de Christian?

— ¡No! Es decir, ¿De qué habla?

— Es obvio para mí que ustedes tienen sentimientos el uno por el otro, y a pesar de tu actitud hostil, estoy seguro de que sabes que estás enamorada de él.

— Tal vez solo tengo miedo a estar sola porque no tengo familia.

— ¿Y estás dispuesta a quedarte con Christian por el bien del bebé?

— Si.

— ¿Qué pasaría si las cosas no funcionan? ¿Estás de acuerdo en que cada uno siga con sus vidas por su lado?

— Bueno, si tuviera que hacerlo, por supuesto que sí. Pero estoy apostando por el hecho de que sigamos juntos después de que nazca el bebé.

— Entonces quieres formar una familia con Christian.

— Si. — Sus mejillas se sonrojan y baja la vista a su regazo.

— Me parece maravilloso, Ana. Y me alegra saber que Christian corresponde a ese sentimiento, porque lo hace ¿Verdad?

— Usted es el experto, ¿Qué cree? ¿Quiere estar conmigo?

— Si. Pero también tengo la impresión de que tiene miedo de que las cosas se pongan serías. Christian no es precisamente un hombre entusiasta de la familia.

— Yo... He aceptado a hacer cosas que a él le gustan...

— ¿Qué tipo de cosas?

— Sus... Gustos. Tiene una habitación para tener sexo en la que...

— No me digas... — Finjo sorpresa. — ¿Te arrepientes de haber aceptado?

— No del todo, fue divertido pero no puedo dejar de pensar en si él sería capaz de lastimarme.

— Creo que tienes que expresar tus dudas con él, tengo entendido que todo lo que se hace en términos de prácticas sexuales debe ser consensuado.

— De verdad quiero intentarlo, pero podría jurar que la chica loca que me disparó hizo todo eso con él y aún así la dejó.

— ¿Sabes por qué la dejo?

— No.

Quiero darle un consejo que le sea de utilidad, pero no puedo romper la confidencialidad terapeuta/paciente, y sobre todo no quiero tocar el tema de las sumisas porque no me corresponde.

— Supongo que mi verdadero miedo es saber que ella y no sé cuantas más, hicieron todo para satisfacerlo y aún así las sacó de su vida. ¿Y si hace lo mismo conmigo?

— Me temo que ni yo puedo darte certeza. ¿Por eso te gusta retarlo? ¿Quieres provocarlo para saber si te dejaría?

— No. Esa soy yo todo el tiempo, no soportando mierda de nadie... — Sus ojos se mueven rápido hacia mi, apenados. — Lo siento, malas costumbres.

Una sonrisa genuina aparece en su rostro y yo río divertido. Eso es justo lo que el señor Grey necesita.

— Ésta es quien soy, con todos mis traumas y mis problemas. ¿Podría quererme él como soy?

No puedo evitar encoger los hombros.

— Estoy seguro que si, después de todo, él también está un poco roto.

— Jesús, ¿Y así tendremos un bebé para criar?

— Eso parece. Pero van por buen camino. Si no se matan el uno al otro en los próximos días, los espero para otra interesante sesión.

— Gracias, doctor Flynn.

— Es un placer recibirlos, señorita Steele.

Se acerca para estrechar mi mano y sale del consultorio visiblemente menos tensa que al inicio y yo observo con curiosidad cómo ella se acerca a Christian y lo besa.

— Dice el doctor que estoy bien, pero que no me provoques.

¿Eh?

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