Introducción
— Lo siento, señor Grey, debe ser la batería.
Taylor golpea el techo del Audi con frustración mientras me observa. Acabo de salir de una extensa videoconferencia en GEH y esto era lo único que me faltaba.
El jodido auto detuvo su marcha en una callesucha del centro, con la oscuridad acechando y la maldita e incesante lluvia sobre nosotros.
— Llamaré a una grúa, no debería tardar más de 40 minutos.
Mierda.
Asiento hacia él para que haga eso y entre al auto, tiene el traje empapado de lluvia y lo último que necesito ahora es que mi mejor y único empleado de confianza se enferme.
Miro los extremos de la calle, es una zona poco transitada pero las luces de las fachadas me indican que hay por lo menos un par de bares en esta cuadra. Y no me parece tan mala idea, tomaré un trago mientras espero.
Cuando abro la puerta, Taylor detiene la llamada para mirarme.
— Voy a esperar ahí — Señalo el primer bar que veo — Tomaré algo mientras esperamos.
— Por supuesto, señor Grey.
Reacomodo mi saco negro y bajo del auto de prisa para mojarme lo menos posible, pero incluso así las gotas de lluvia escurren por mi rostro.
El lugar es tan sencillo por dentro como luce por fuera, incluso diría que es un bar de mala muerte pero por alguna razón está lleno. Encuentro un lugar libre en la barra y me acerco al chico latino.
— ¿Qué te sirvo? — Dice mirando mi traje azul bajo el abrigo.
— ¿Qué tienes?
— Cerveza, y algo de vodka — Mira las botellas detrás de él — Whisky y ron.
— Whisky.
Toma un vaso de cristal que espero que esté más límpio que la jodida barra en la que estoy recargado y sirve correctamente el destilado con dos cubos de hielo.
— No recuerdo haberte visto por aquí.
— Porque nunca he venido.
Tomo el vaso y le doy la espalda para que deje la maldita plática para alguien a quien le importe. El whisky no sabe tan mal como pensé.
Mientras degusto mi bebida, los hombres jóvenes y mayores que abarrotan el lugar giran hacia un pequeño escenario improvisado.
Lo que me faltaba, una jodida banda country o peor... Karaoke. Quiero apurar la bebida para esperar en el auto con Taylor, cuando de pronto la escucho.
Una voz dulce y suave inunda el local, captando la atención de todos los presentes, yo incluido. Me enderezo en la barra para obtener una mejor vista de la mujer que canta en el escenario.
Apenas mis ojos hacen contacto con ella, dejo de respirar. Es preciosa. Su cabello castaño y largo alrededor de sus hombros, piel pálida y labios tan rojos que provoca besarla.
Pero cuando abre los ojos, sé que estoy perdido. Ojos de un azul tan intenso que me quedo inmóvil con el vaso de cristal a medio camino de mi boca.
¿Qué mierdas me pasa?
¿Por qué no puedo dejar de mirar a esta chica?
Seguramente mi mente me está jugando una mala pasada. Y eso que creí que a mi edad lo había visto todo.
31 años, 19 sumisas y aquí estoy como un jodido adolescente con las hormonas alborotadas por esa chiquilla de labios rojos.
— Eh, amigo — El cantinero llama mi atención — ¿Otro trago?
Despego mis ojos de la chica en el escenario para mirar mi vaso. Lo bebí sin darme cuenta.
— Si, dame otro — Lo pongo sobre la barra para que el chico lo llene — ¿Cómo se llama?
— ¿Quién? — Levanta la cabeza para mirarme, pero sonríe con algo de diversión — ¿Ella?
Señala con la cabeza hacia el frente, dónde la chica sigue cantando e hipnotizando a todos con su dulce voz.
— Si.
— Ana Steele.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro