Capítulo 43
— Tenemos esto, hijo. Tranquilo.
Carrick vuelve a palmear mi hombro con una gran sonrisa, pero mis ojos siguen puestos en el pasillo por el que Ana se acaba de ir.
El detective habla con sus compañeros, recibe otra carpeta y se gira para mirarnos. En el mejor de los casos, Ana no presentó la denuncia y solo recibiré alguna amonestación, tal vez ni siquiera eso.
Cuando finalmente entra de nuevo en la oficina, su semblante es serio y molesto. Se recarga en el escritorio estrujando las carpetas en sus manos, luego las lanza hacia atrás.
— Revisaron sus propiedades, Señor Grey — Presiona sus labios con molestia — Y no encontraron nada, ¿Tuvo tiempo suficiente de limpiar las evidencias?
— No sé de qué habla — Ahora yo uso mi tono de negocios — No encontraron nada porque no tengo nada qué ocultar. Mis gustos sexuales son peculiares, pero no obligo a nadie a hacer algo que no quiere.
— ¿Y sobre la mujer que agredió a mi hijo y a su novia?
— Si usted ratifica la denuncia, la procesaremos por los cargos de invasión a propiedad privada e intento de homicidio.
— Entonces si, lo haré. ¿Ya puedo irme?
— Si, señor Grey — Gruñe — Y tenga cuidado, usted se mete en demasiados problemas para mí gusto.
— Me aseguraré de ofrecer una donación para el departamento de policías — Le sonrío — Por hacerlos perder su tiempo.
Carrick empuja mi espalda para que salga de la oficina del detective, que no deja de mirarnos de forma amenazadora. ¿Cree que le tengo miedo? Tengo mayores problemas que un empleaducho de mierda.
— ¿Quieres que prepare la denuncia?
— ¿Quieres hacerlo? — Me detengo para mirar a mi padre — Tengo un abogado.
— Lo sé, pero esperaba que quisieras contar con tu padre en lugar de confiarle tus asuntos a un extraño — Luego sonríe — Puedo cobrarte si eso te hace sentir mejor.
— Bien, hazlo entonces.
Salimos de la estación y lo primero que observo es a Taylor recargado en el auto. No se mueve, solo espera a que Carrick y yo nos acerquemos, aunque no puedo hablar abiertamente con mi padre a un lado.
— Le diré a Andrea que te mande un cheque.
— Oh no, olvídalo — Se ríe — No voy a cobrarte por esto. Te espero el domingo para la cena.
— ¿Y si te doy el dinero en efectivo? — Insisto.
— No señor. El domingo en Bellevue, tu madre estará feliz de verte.
— Mierda.
Espero a que Carrick esté lo suficientemente lejos antes de comenzar a preguntar lo que ha ocurrido. No ha pasado mucho tiempo, apenas algunas horas desde que me trajeron y pasé la mayor parte de ese tiempo en una jodida celda de tres por tres.
— ¿Cómo se enteró él? — Señalo en la dirección en la que mi padre acaba de irse.
— Está en las noticias señor, la prensa no lo menciona pero el noticiero de anoche lo presentó entrando aquí.
Giro hacia ambos lados de la acera, ni una sola alma o cámara se observa. ¿Tan pronto perdieron el interés en mí?
— ¿En dónde están ahora?
— Su abogado lanzó un comunicado de prensa muy temprano ésta mañana, pidiendo privacidad y su padre estuvo en un desayuno con el alcalde.
— Bien — Exhalo más tranquilo — Ana estuvo aquí, ¿Hablaste con ella?
— No, señor.
— Qué extraño. Ella entró ahí y declaró a mi favor, creí que tú se lo habías pedido.
Jason niega con la cabeza, por lo que solo se me ocurre pensar que lo hizo con interés genuino.
— ¿Entregaste el dinero? ¿Lo aceptó?
— Si, señor. Entregué el dinero en efectivo en su departamento y lo tomó sin ningún problema.
— Pequeña estafadora — Sonrío — De nuevo logró sacarme un montón de dinero sin pedirlo.
Y yo lo entregué felizmente con un puto lazo encima.
— El auto que usted encargó para ella también está listo. La concesionaria llamó esta mañana.
— Entonces supongo que deberé entregarlo.
Taylor abre la puerta del auto para mí y subo con una gran sonrisa en mis labios. Pero hay algo que aún no logro comprender, algo que sigue dando vuelta en mi obsesiva cabeza.
— El detective dijo que Camille mencionó el asunto del secuestro de Ana y se lo preguntaron a ella. Revisaron incluso en Broadview y Escala en busca de alguna pista.
Taylor asiente para hacerme saber que escucha, a pensar de conducir ya por el tráfico hacia mi departamento.
— Después de que el equipo de Welch salió de Escala con la señorita Witbell, fueron a Broadview a limpiar la escena.
— ¿Entonces Welch se hizo cargo?
— Si, señor.
— Lo que aún no me queda claro es cómo supo Camille del secuestro de Ana. ¿Cómo se enteró ella? Los únicos que sabían de ese asunto, además de mi, eras tú y Welch.
— Y Prescott... Aunque creo que la fuga de información viene de Sawyer. No lo he comprobado, pero apuesto a que él está implicado en este asunto, Señor.
Jodido Sawyer.
Debí deshacerme de él cuando pude, y no dejarlo en manos de terceros.
— ¿Lo sabe Welch?
— Lo está rastreando en este momento, señor. Welch aseguró que esta vez no dejará cabos sueltos.
— Bien.
Lo primero que hago al llegar a mi ático es tomar una ducha y media botella de whisky. Ésta vez no resultó tan problemática como aquella hace años, aunque la prensa amarillista presentó la nota.
“Christian Grey demanda a exnovia que se metió a su departamento”.
“¡De novela! Ex novia obsesionada lo acosa y lo amenaza”.
“Como no ser una ex novia tóxica, ¡Quierete mujer!”
— Lánzalos a la basura — Me río y los dejo sobre la mesa — Prefiero ver el recibo del costo por éstas estúpidas notas en el diario. Con lo que pagué, podrían haber dicho algo bueno sobre mí.
Gail se ríe y rellena mi taza de café. Pone los periódicos en la encimera antes de seguir limpiando la cocina. Pobre de ella, cuando los policías que hicieron el cateo dejaron el lugar echo un desastre.
— Recuérdame pagarte unas vacaciones en el Caribe o algún crucero de lujo.
— Por supuesto, señor Grey.
Dejamos de reír cuando Jason aparece en el umbral de la sala. Su expresión de seriedad es algo a lo que estoy muy acostumbrado.
— ¿Tienes las llaves del Audi rojo?
— Si señor, pero... — Hace una pausa para ajustarse los lentes oscuros — La señorita Steele ya no se encuentra en el departamento.
— ¿Qué?
— Prescott revisó la cámara porque no detectó movimientos, así que fue a inspeccionar esta mañana. El departamento esta vacío.
— Ana se fue.
~ • ~
Próximo capítulo...
El gran final ☹️
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