Nada

De nuevo estoy aquí, en esta oscuridad. ¿Acaso he abierto los ojos o jamás los he cerrado? No lo sé.

Esto es tan estúpido que no puedo evitar reírme. ¿Risa? La he escuchado, ¡he escuchado mi risa! ¿O caso creí escucharla?

Quiero volver a intentarlo, pero mi boca está cerrada fuertemente prohibiendo la salida de algún sonido. Miedo, sí, temo que fuera una simple ilusión y que al abrir mi boca el silencio siga tan imperturbable como siempre.

No hay tiempo, y de haber supongo que tampoco hubiera podido medirlo para saber cuánto estuve peleando sólo para abrir la boca y así obtener alguna certeza. Me levanto repentinamente de donde estaba sentada y, antes que el temor consumiera mi esperanza, abro la boca y grito tan fuerte que mi garganta queda doliendo.

No hay sonido, sólo el maldito silencio imperturbable.

No puedo evitar llorar, ya no puedo mantenerme tan fuerte en este lugar donde no sé absolutamente nada, ni siquiera mi nombre.

Quiero gritar por ayuda, pero nadie escuchará o quizás es sólo una excusa para no malgastar el único sonido, que quizás pueda emitir, en algo que no obtendrá respuesta.

El torbellino en mi mente me envuelve y golpea con brusquedad. Quizás si fuera más fuerte, más brillante, más centrada, más... capaz de salir de aquí. Pero sólo puedo llorar en esta oscuridad con un silencio que ni siquiera me permite escuchar mis oídos silbar.

Que inútil, ni siquiera merezco llorar, no sirve de nada, sólo es una pérdida de tiempo. Pero aquí no hay tiempo, así que no hay pérdida que lamentar.

Si me pierdo y no logro salir jamás ¿alguien siquiera lo notará?