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Capítulo 9 - Navaja.

Abrí los ojos y me sorprendí al ver un rostro y una mano saludándome, era Pablo, moviendo su mano de un lado a otro como un patético tonto.

—¡Buenos días, Luke!, ¿Qué haremos hoy?

Me puse de pie y caminé hacia la ventana de la habitación, logré ver a muchos estudiantes caminar de un lado a otro, al parecer a nadie le importaba que haya muerto una persona, interesante... creo que eso me dará ventaja al momento de saciar mis deseos.

—¿Te pido algo, Pablo?

—Claro, dime —dijo observándome emocionado.

Una pequeña sonrisa se dibujó en mi mente y logré recordar a Hanna, esa chica, no dejaba de pensar en ella, pero no podía dejar que se acercara a mí.

—Busca a una chica que se llama Hanna, es pelirroja y tiene pecas en su rostro, trata de hacerte un gran amigo de ella y tenme al tanto de todo, ¿Lo harías? —lo miré observando lo que pensaba y entonces asintió con la cabeza y salió por la puerta.

Tomé asiento en la orilla de mi cama y miré mis manos, unas ganas incontrolables de ver mis brazos manchados de sangre me invadió, cerré mis ojos, respiré hondo y me dispuse a cambiarme, me coloqué un pantalón, camisa, un suéter y tenis. Salí fuera de la habitación, no sin antes regresar nuevamente a ella y tomar mi navaja de debajo de mi almohada.

—¿Quién será mi nueva víctima? —me pregunté a mi mismo, mientras observaba a todos los estudiantes a mi alrededor—. Me siento muy ansioso.

Entonces de pronto, vi a un chico platicar con Hanna, no logré ver a Pablo cerca de ella, ¿Dónde diablos se metió?, no había cumplido con lo que le pedí, pensaba cerrando mis puños por el coraje, no quería matarlo, pero si tenía que hacerlo, lo haría. Pasé muy cerca de ella y empujé al chico extraño que se encontraba hablándole.

—¡Ten más cuidado! —añadió el chico, mirándome de reojo.

Sonreí malévolamente y traté de alejarme lo más rápido que pude, sin embargo, algo hizo que me detuviera.

—¡Luke!

Me di la vuelta y observé que Hanna me saludaba elevando su brazo, por lo que la miré y me giré nuevamente, aceleré el paso sin contestar a su saludo, creo que será lo mejor para ella y para mí; metí mi mano al bolsillo y sentí la navaja, recordando a las personas que he asesinado.

Caminé siguiendo a un chico que se alejaba de la escuela, era mi oportunidad de asesinar a alguien de nuevo, sostuve mi navaja muy fuerte, quería sacarla y lanzara hacia su cuello... pero había demasiadas personas.

—¡Luke! —escuché que alguien gritó mi nombre detrás de mí.

No volteé, tan sólo quería asesinar a ese chico, necesitaba asesinar a ese chico cuanto antes, unas manos me tocaron el hombro y yo rápidamente me giré y le grité.

—¡Déjame en paz!... oh Brian lo siento, ¿Qué haces aquí?

Él me observó un poco confundido, pero luego empezó a reír sin parar, algo que me confundió un poco.

—¡Mírate Luke! Todo un chico universitario, sólo vine a saludarte, te extraño.

—No digas eso, tu no extrañas a nadie —sonreí un poco, ya que era cierto, Brian no extrañaba a nadie.

Mi vista se desvió hasta el chico que hablaba con Hanna, unas ganas incontrolables de matarlo ahora mismo me invadieron.

—Oye Brian, debo irme dos segundos, ve hacia la cafetería y nos vemos allí, ¿Sí?

—Bien, te espero, no tardes mucho —me dijo alejándose.

Comencé a caminar muy de prisa detrás de aquel chico que habló con Hanna, nadie que yo no quiera puede hablar con ella, pensé sin entender porque tenía ese sentimiento, vi que se alejó de la universidad, entonces sostuve muy fuerte mi navaja y esperé el momento oportuno para poder dejarlo sin vida.

—¡Oye tú! —le grité y vi que se dio la vuelta, mirándome justo a los ojos.

—Hola, ¿Eres amigo de Hanna verdad?, ¿Es muy hermosa cierto?

—Si, muy hermosa —sonreí levemente.

Y sin pensarlo le lancé mi navaja, viendo como caía al suelo con ella enterrada en su cuello.

—¡Hanna sólo será mía! —grité, mientras lo apuñalaba repetidas veces en el pecho.

La sangre saltaba hacia todas partes, justo lo que necesitaba, ahora si me sentía satisfecho. Me puse de pie y limpie mis manos con mi suéter, me dispuse a regresar a la universidad y vi que un chico se acercaba a mí, entonces rápido me quede detrás de un árbol para evitar que me descubriera.

—¡Oh Dios! —gritó el chico, corriendo al cuerpo.

Respiré hondo y al ver que no me había visto, recordando que no quite la navaja de su pecho, eché un vistazo rápido hacia el cuerpo y vi la navaja todavía allí.

—¡Maldición! —susurré.

Vi que el chico se levantó y sacó su celular, comenzaba a marcar números, y entonces corrí hasta él, le quité el celular de las manos y lo miré fijamente viendo que me observaba asustado.

—Si le avisas a la policía, pensaran que fuiste tú, mejor vámonos —le dije tomándolo del brazo.

Él me miró preocupado, confundido y asustado, a punto de gritar.

—¡Estás loco, no podemos dejarlo aquí, tenemos que llamar a la policía!

—¡Claro que no podemos, si nos quedamos pueden culparnos, pueden culparte! —le grité, mientras lo tomaba de los hombros.

Él volteó a verme, luego fijó su mirada en el cuerpo, se veía muy indeciso, aun así, creí que me haría caso.

—No quiero terminar en prisión, creo que tienes razón —mencionó casi en un susurro.

Asintió con la cabeza y corrió hacia la universidad, yo rápido tomé la navaja y corrí detrás de él, llegamos a la universidad y él me tendió su mano, yo le entregué el celular, no sin antes preguntar.

—¿Cuál es tu nombre?

—Soy Carlos, no es la primera vez que veo un cuerpo, pero si es la primera vez que abandono a uno, ayer asesinaron a mi mejor amigo, ahora estoy solo aquí, ¿Tu eres? —me preguntó, observándome a los ojos.

—Luke, lamento lo de tu amigo, espero que encuentres a alguien para que no te sientas solo.

—Mucho gusto Luke, y no me siento bien con esta situación, de alguna manera tendríamos que avisar lo que vimos.

—No te preocupes más, en cinco minutos alguien lo encontrara, tu sólo trata de no pensar más en ello, cálmate.

Comencé a alejarme de él, volteando brevemente viendo que me sigue, regresé mi vista hacia enfrente y vi que Hanna y Pablo caminaban muy sonrientes.

—¡Luke, veo que tienes un nuevo amigo! —añadió Hanna sonriéndome.

Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro y miré junto a mí, Carlos se encontraba ahí ya saludándolos.

—Hola, soy Carlos, ¿Ustedes?

—Hola, soy Hanna y él se llama Pablo, lo acabo de conocer y por lo que me ha dicho es compañero de Luke.

Le eché una mirada de odio a Pablo, viendo que él tan sólo ríe un poco, luego tomó el brazo de Hanna y la hizo caminar. Los seguí con la mirada, entonces seguí mi camino, vi que Carlos aún me seguía, lo miré lleno de enojo, con unas tremendas ganas de clavarle la navaja en los ojos, pero no puedo hacerlo aquí dentro.

—¿Podrías dejarme solo?, no quiero amigos en estos momentos.

Él asintió con la cabeza y se alejó de mí, se acercó a una chica rubia de ojos azules, con la cual se dispuso a platicar. Caminé al baño de la universidad, me miré en el espejo por algunos segundos y lavé mis manos, ya que seguían un poco manchadas de sangre.

Me lavé el rostro, y recordé que se sintió muy bien asesinar a alguien tan pronto, mi ansiedad ha disminuido.

—¿Eres nuevo verdad? —preguntaron detrás de mí.

Miré por el espejo y vi a un chico, acompañado por otros dos que se encontraban a mis costados, volteé y los miré a todos a los ojos, les sonreí de forma sabrosa y metí mis manos en el suéter, tocando el filo de mi navaja lentamente.

—Si, soy nuevo, ¿Algún problema? —contesté, ya que creía saber que estaba por pasar; estaban a punto de hacerme sus típicas bromas de novatos, pero eso yo no lo permitiré.

—¡Prepárate! —gritó uno de ellos, tomándome del brazo.

Saqué la navaja con un movimiento rápido y la coloqué en su cuello... mi respiración se aceleró y traté de tranquilizarme.

—¡No me toques!, no dudare en usarla —le grité empujándolo para alejarlo de mí.

Ellos me observaron asustados y salieron corriendo de allí... yo en cambio, salí muy tranquilo, demasiado tranquilo, pero entonces saqué un pie por la puerta y choqué con alguien, fijando mi mirada en su rostro... era Hanna.

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