How long has this been going on?
Imagen no relacionada :'v, bueno casi, si lo toman por la tangente es posible.
Tomaba prestado los ojos de alguno de vez en cuando. Viendo las cosas poco a poco, viendo como lo que había creado se estaba haciendo lentamente más concreto y mejor. Las cosas estaban marchando casi sobre raíles. Casi parecía un genio malvado caricaturesco, con esa intensidad con la que miraba las cosas, con esa actitud que cargaba y esas ganas constantes de que algo ocurriese. Era simplemente irreal.
Estaba en un entorno que tampoco daba lo suficiente como para que se volviera loco, eso no lo podría negar nadie. A penas y podía oír las charlas de los demás, pero a ratos. Nadie hablaba con él por mera lógica, era un ser que estaba relegado a estar vagando en la mente de 4 seres que simplemente no querían volver a saber de su existencia. No podía llegar a hablarles normalmente en su casa como si nada. Casi parecía un repudiado. Repudiado por ellos, por Leo, por todo aquel que pudiera recordar su nombre. Casi podía sentirse furioso por ello. Sabía muy bien lo que había hecho hacía los demás y lo que había ocurrido, no podía entender lo que ocurría, porque lo había separado ni porque le odiaban tanto.
Era absurdo, absolutamente absurdo. Cada vez que pensaba en ello se le hervía la sangre como si estuviera en un caldero ardiente y la temperatura se le pegara a la piel. Sus sentimientos solían tener una especie de elemento mágico, casi demoniaco. Resaltando los más negativos y apagando y minimizando los positivos, si se les podía llamar de alguna manera. A veces no el mismo entendía sus sentimientos. O tan siquiera la magnitud de lo que había hecho. Ni siquiera era capaz de entender como lo había hecho tampoco.
Todo había sido realmente confuso, los hizo unirse, hizo que la conciencia de Yuya se paseara por las demás y las calmara. Era casi como si las cosas que hacía no era más que intentos fallidos que daban resultados erróneos. Él no era ningún genio, a duras penas servía para las cartas y poco más. Las estrategias eran lo suyo, pero siempre se había considerado un jugador más reactivo antes que cualquier otra cosa. Él no siempre atacaba cuando veía la oportunidad, pero una instantánea, tomaba las opciones pensando más bien poco. No podían juzgarlo, eso también hacía que su propio estilo fuera agresivo, siempre estaba a la defensiva, tenía un plan de escape tantas siempre y si alguien flaqueaba no dudaba en atacar. Así que se volvió experto en eso, en ser agresivo, y en atacar a la mínima sin dar a tiempo de respiro. No estaba seguro, pero creyó que quizá lo que hacía se había degradado. Había cambiado mucho desde entonces. No estaba seguro de porqué, pero lo sentía.
Y ese cambió también lo hizo diferente. Lo hizo ver como se había alejado ligeramente y lo poco que comprendía a las personas. Se perdía a sí mismo en una parte bestia que ahora sentía le faltaba. Todo el tiempo había estado bajo su influencia, y ahora que se había reducido. Pero seguía siendo parte de él, seguía sintiéndola, esa furia incontenible que parecía ser alimentada de ira, caos y miedo. Estaba allí, en él. Y le hacía pensar en las cosas que había hecho sin querer. Y en lo que podía obtener de ello.
Lo tomaba como un turno después de una paliza aplastante. A solo 50 puntos de vida de una derrota, de una muerte. Pero el Oponente, a pesar de haber jugado todas sus cartas disponibles, se había olvidado de un detalle importante. Apenas él encontrara un mínimo punto flaco atacaría, incluso si tenía que mover muchas piezas para ello. Eso es lo que había hecho, aprovecharse de una falla, algo que había hecho el enemigo sin pensar, o, como en este caso, que lo había hecho él sin pensar. Jugaría con sus cartas, activaría efectos encadenados y cartas mágicas en trampas cuyos efectos puedan formar cadenas de combos para poner tan siquiera tener una oportunidad. Porque frente a lo que tenía, no había mucho. Pero si lo pensaba mejor. Quizá había algo que pudiera hacer. Al final, él no era más que un pobre idiota trabajando con lo poco que tenía, con las chispas creadas por accidente, al borde de lo que parecía ser la muerte. Esperaba que al menos pudiera hacerlo bien.
Se enojaba de vez en cuando por su propia impotencia, por lo que su estado, deplorado y apartado, le limitaba. Pero sus enojos no eran más que rabietas infantiles e inútiles. Era un inmaduro que no iba a llegar a ninguna parte expulsando tanta materia negra salida de ninguna parte. Esa cosa que solía llenar la habitación y que era tan inútil como sus pataletas por cualquier cosa. No era más que un simple ser condenado al olvido que trataba su desgracia como una idea deprimente en su mente.
O eso debería pensar.
Sin saberlo, hace un tiempo había hecho una conexión, una que se dio sin más y de la manera más aleatoria posible. Yuya ahora soñaba con él. No solía pasar demasiado seguido y también era demasiado aleatorio. Pero la conexión estaba allí. Casi podía entrar a la mente del de ojos rojos a ratos, como lo hizo antes, cuando tenía más poder sobre ellos y los logró controlar por el tiempo que fue necesario para que todo se viniera abajo. Ahora solo tenía eso y las visiones cortas que tenía. Casi todo le estaba saliendo por accidente. Y no podía decir que estaba más feliz de aquello.
Y cuando Sora apareció y amenazó con su miraba que iba a volver, Zarc no pudo evitar sonreír como un idiota. Haciendo que de una u otra manera pereciera aún más un personaje de caricatura.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
—Dije que te quedas aquí.
Yuri bufó sobre la cara de Yuto apropósito e intentó empujarlo con las bolsas en mano. No quería tenerlo ni a él ni a esos labios cerca.
—Ya fue suficiente de la mamá Yuto—dijo al ver que era casi inútil. Él tenía razón al decir que estaba cansado, que necesitaba para su acelerado ritmo de producción—. Estoy haciendo esto por ustedes, ninguno de ustedes puede hacer lo que yo hago.
—No te estoy discutiendo eso—negó Yuto suavemente—, lo que quiero decirte es que te estas excediendo, Yuri, ¿cuántas veces tengo que decírtelo para que me creas?—no lo dijo como se esperaba, no parecía desesperado. En realidad, el de ojos grises estaba preocupado por el otro, así como los otros dos, Yugo que no hacía sino decir que el otro ya nunca estaba allí y que debería de quedarse más, lo decía poco, pero se notaba que de cierta manera extrañaba tener que esperarlo.
—No necesito que te preocupes por mi—dijo el otro casi en bufidos, algo molesto. Sólo quería hacer algo bien, solo deseaba hacer que ellos salieran de eso, de aquella situación. Ellos no debían pasar por eso, no importaba cuanto esto fuera lo que se merecían por sus acciones, no deberías de ocultarse de esa manera. Y si había algo que pudiera hacer para mantenerlos seguros, eso haría. Ellos lo aceptaron, ellos se esforzaron en perdonarle. Ellos eran mucho más de lo que se merecía—, debo hacer esto y ya está, no puedo descansar si...
—Yuri, si me preocupo por ti de esta manera, es porque no quiero que te ocurra nada malo—dijo—. Te aprecio Yuri, por eso no puedo permitir que sigas con esto, no ha estos ritmos—volvió a negar—. Si lo deseas puedo estar yo pendiente de lo que ocurra en la casa mientras descansas, pero descansa.
—¿Y qué crees que pasaría si me tomaran con la guardia baja?—preguntó afilando ligeramente su mirada. Casi insinuando que él lo sabría. Y era así, Yuto lo sabía.
—Para eso estamos nosotros Yuri—dijo él—, no estás solo. Quizá las cosas en Academia te hayan hecho pesarlo, pero ahora estás con nosotros. Yo estoy dispuesto a ayudarte, Yuya también y Yugo igual—señaló.
—Dime algo que no sepa.
—No te lo digo porque no lo sepas Yuri—negó—, te lo digo porque no parece que quieres creerlo—el aludido suspira—. Sabes que...
—Solo será un momento, ¿verdad?—preguntó. Yuto asintió. Vio que no estaba convencido, que solo lo haría para que eso dejara de pasarle y que unas horas mas tarde, cuando nadie pudiera verlo, saldría el solo ha a hacer lo que sea. Que no dejaría las cosas así por así—Bien, solo veinte minutos, pero quiero que me despiertes con exactitud, y quiero que estés atento. Tanto tú como los otros. Y no importa si solo ha pasado medio minuto, si escuchar algo, cualquier cosa sospechosa, despiértame. ¿Entiendes?—preguntó. Al menos, y eso era algo muy, muy pequeño; había logrado que se quedara unos minutos.
—Bien.
No importaba cuanto lo intentara, Yuto sabía que Yuri era un testarudo, uno peor que todos los que había conocido anteriormente. Pero no le importaba, iba a hacer lo posible por él, por su vida.
Y cuando escuchó a los otros dos, aun correteándose por allí como si nada, supo quienes les ayudarían a revisar a fuera.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
—¿Ves algo?—preguntó el más acelerado de la casa. Yuya negó suavemente, fingiendo que el otro podía verle, algo perdido en sus pensamientos. Cosas que no decía en las que estaba pensado, cosas que nunca salían de su boca. O al menos no desde que Yuri lo enfrentó. No quería que nadie más se sintiera mal por él. No por sus pensamientos—¿Yuya?
—No, no—dijo volviéndose a él desde su posición, al lado de una de las ventanas. Fue curioso, porque cuando el de ojos rojos se volvió a la ventana, el de ojos esmeraldas se volvió al otro. Casi estaba preocupado, preocupado por lo que podía ocurrir. Evitaba pensar en Rin, y en esos 30 minutos en los que voluntariamente estaban ayudado a Yuri a revisar cualquier cosa, se había preguntado seriamente por ella y por el orfanato. Se preguntaba por Khatie, la chica encargada del Orfanato después de la muerte de Martha. Además de la situación el la que estarían, si con la unión de los Common y los Tops habría algún cambio en el lugar. Si lo mejoría, si todo estaba bien, si las cosas iban a mejorar. Se preguntó también por los arreglos del lugar. Por los cambios que había que hacer para que estuviera en regla. Se preguntó entonces si a Rin le dolería lo que había pasado con la D-Wheel, si ella lo extrañaría. Porque bueno... ella lo destruyó. También se estada preguntando si ella recordaría lo acontecido. En los días en lo que estuvo bajo el control de ese profesor raro del que poco o nada se acordaba—. Oye, Yugo—lo llamó suavemente. En otro se volvió a mirarlo algo diferente, más serio en verdad.
—¿Uh? Dime Yuya—hasta la voz le sonaba distinta, ligeramente distante y hasta algo irreconocible. El de ojos rojos lo miró ligeramente preocupado. Casi se olvidó de el pequeño zorro que había visto en los alrededores.
—¿Estás bien?—preguntó entonces. Cambiando lo que pensaba decir de la nada. Casi un giro de 180 grados.
—Si, claro—dijo mientras el otro lo miraba preocupado—. Oe, no te angusties.
—Es que...—era nada, no había notado nada en verdad, no lo conocía lo suficiente, ¿Cómo podía asegurar que algo realmente le estaba pasando? No, no podía. Se precipitó demasiado al hacerlo—, pensé por un momento que tu... no estabas bien pero no debe de ser nada, solo imaginaciones mías—dijo poniendo una cara de "he sido un tonto no me hagas caso". Y entonces, como si nada, volvió a cambiar de tema—. También, vi un zorro—dio una rápida mirada hacia la ventana sin sospechar los ojos enormes de asombro que tenía el otro—, aún esta...
.
—¡¿De verdad?!—Yuya se volvió a él y asintió suavemente. El otro se acercó con rapidez—¡Quiero verlo! ¡Nunca he visto un zorro de verdad!—exclamó precipitándose sobre la ventada para mirar a través de la persiana que los separada de ser vistos. El de ojos rojos le sonrió suavemente. Esperanzado en que no despertara a Yuri que estaba en la otra habitación descansando plácidamente en las piernas de Yuto mientras este seguía leyendo en paz. Sin decirle nada, hizo que cambiaran de lugar entre los dos, para que no perdieran la vista de ambos lados. Miró de nuevo hacia los arboles, arboles que no se movían más que con el viento y la inercia. Las persianas dejaban un rango de visión algo limitado—A Rin le gustaría poder ver esto... Nunca pudimos ir al zoo de City, era muy caro. Y las imágenes de los libros eran bonitas—Yuya lo estaba mirando desde allí. Perdido y pensando en aquella situación—. Siempre quisimos ver más de ellos.
Yuya recordó sus tardes en el zoo con su padre y madre, eran tardes en las que el realmente apreciaba tener a los dos padres. Se columpiaba en sus brazos, y Yusho le cargaba en los hombros para que pudiera ver otras cosas. Su sonrisa desapareció cuando recordó que su padre dejó de ir con ellos. Terminaron yendo solo Yoko y él.
—¿Extrañas a Rin?—preguntó. Yugo no pareció tardarse más de lo normal en responder, se tardó más en mirarlo a él.
—No puedo decir que no, la extraño desde que ella fue capturada por Academia—lo miró—. Pero supongo que ella entendía desde hace tiempo que en algún momento íbamos a tener que separarnos—dijo tranquilo ya mirándolo—. Siempre nos podían aceptar en una familia o adoptarnos. Aún teníamos 14 así que...—se puso algo más pensativo—Aun podíamos ser adoptados por alguien, no fácilmente, pero...
—¿Nunca perdieron la esperanza?
—No, siempre lo pensamos, no suelen a adoptar a muchas personas—hizo una pequeña mueca—. Los common no suelen adoptar.
—Entiendo—dijo con una mirada algo triste.
—Pero mira el lado bueno—dijo intentando animarlo—. De no haber sido por estar tanto tiempo allí no podía haber construido una D-Wheel. Es algo medianamente ilegal, lo admito, pero de otra forma no creo que lo hubiera hecho, con ayuda de Rin, claro.
—Te gustaba realmente esa D-Wheel, ¿verdad?—preguntó sonriente de nuevo, pero aun tenía ese toque de tristeza en el rostro. Yugo no lo notó.
—Sí, bueno—sonrió un poco, como pensado—, la voy a extrañar como extrañaré a Rin y eso es mucho—soltó una pequeña risita nerviosa—. Pero, tomé esta decisión, y sé que al menos ella lo aceptará, quizá no sepa porque lo hice o porque no le dije, pero sé que ella entenderá en algún momento que esto fue una decisión propia y que si me fui... bueno, he de tener mis razones, ¿verdad?
—Entonces... ¿Por qué Sora no lo aceptará?—preguntó. Yugo arrugó un poco el entre cejo, pensando durante un momento.
—Supongo que no para todos es fácil—dijo algo meditativo—, digo, al menos de mi parte y la de Rin lo sabíamos. Pero de él... bueno, quizá sea que no quiere dejarte ir. Te aprecia mucho, cree que al menos debería seguirte y saber que es lo que pasó contigo—hace una mueca—. No lo sé con certeza, pero hay personas que no dejan ir las cosas fácilmente. Quizá eso le pase a él. Pero ¿él es el chico que veía de Academia? Creo que Yuri mencionó algo de eso.
—Sí es él—afirmó—. La traicionó por mí y por Yuzu.
—Se aferró a ti—dijo en un murmuro. Yuya lo miró algo preocupado—. No sé mucho de esto, pero sé que Academia no es un lugar amigable. Por algo... Yuri... es... un idiota. Quizá es que tu lo acogiste como un verdadero amigo y él no quiera perder eso contigo... O bueno, eso parece, no sé si yo sea tan capaz de ir hasta los últimos confines de las dimensiones por Rin...—dijo pensativo. El de ojos rojos arrugó también su entre cejo—Debe de apreciarte mucho entonces...
—Sí... debe de hacerlo—apretó un poco sus labios evaluando un poco la situación—. ¿Crees... que al menos merezcan una explicación?
—Bueno, no estoy seguro—se rascó ligeramente la nuca, en señal de estar dubitativo—. No se que tanto... esa factible hacerlo, pero... supongo que tendrá que vivir con ello, ¿no? Digo, no puede luchar para siempre.
—¿Crees que Yuri lucharía para siempre por algo?
—Eh... sí.
—Supongo que podemos esperar lo mismo de Sora...
—Ummm si.. Pero, no me preocuparía tanto, ellos te quieren, ¿no?—dijo Yugo—Si te busca es porque así es, pero, ellos también deben entender que haces esto por decisión propia. Y bueno, Yuri, le dijo lo que le dijo. Creo que dejó en claro que no quería que te encontraran. Esperemos que al menos entienda eso. Y que tus acciones hablen por ti.
—No sé si eso sea muy bueno...
—Ellos tienen que entenderlo tarde o temprano. A ti también te duele dejarlos, ¿no?
—Si—afirmó después de un suspiro.
—Para ellos también tiene que ser difícil. Es solo... su manera de mostrar que es difícil para ellos y que no pueden dejarlo así. Lo hacen por que te quieren, o al menos eso creo. Pero ellos tienen que entenderlo.
"Pero también se merecen una explicación" pensó después de asentir con la cabeza suavemente volviendo su vista a la ventada y dando la conversación por terminada. Yugo al poco rato volvió a exclamar algo sobre el zorro que seguía allí, inspeccionando el lugar.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
—El Deck de Yuya no tiene a Odd-eyes Pendulum Dragon—reclamó la voz infantil del chico. Sin saludar al de ojos fucsias ni nada. Estaban en el mercado del pueblo, donde Yuri solía frecuentar los domingos, donde podía mezclarse entre la gente sin más. Pero una actitud y un pelo como el suyo era fácil de identificar si sabías lo que buscabas—, ¿dónde está?
—¿Te gastaste todo un jodido viaje, un domingo en la mañana, solo para buscarme, y preguntarme eso?—dijo casi bufando—¿Quieres que me apiade se tu pobre alma terca y te diga que lo sé mágicamente? ¿Qué él se la llevó?
—Quiero que me digas la verdad—dijo el otro poniéndose en frente, de nuevo sin un dulce en la boca o cualquier cosa—. No puedes simplemente haber estado presente en el bote sin escucharlos hablar de lo que sea, ¡sin tener ni una pista...!
—No lo sé, no me interesaba, no me interesa ahora y no me interesará—soltó caminando hacia afuera del mercado—. Sigues buscando entre la basura podrida algo con lo que guiarte—sonrió de lado—. Yo no soy más que un maldito desperdicio, ¿sabes? Si hubiera algo que supiera, te lo diría para que me dejaras en paz de una vez, pudiera vivir mi vida como lo deseo.
—Eres lo único que tengo de ellos.
—Es patético lo que tienes—salió de la galería sin más. Sora seguía atrás de él—, deberías dejar de perder el tiempo conmigo y simplemente buscar otra cosa. Ya tienes todo lo que quieres de mí, todo lo que se supone que era útil.
—Tu estuviste unido con ellos de alguna manera—el de ojos fucsias le dirigió una mirada significativa—. Leo nos contó lo que eran, en la cárcel, lo que alguna vez fueron. Tu estuviste en esa forma con los otros tres, eres él único que hemos encontrado, tienes que saber algo.
—Supones y piensas cosas, eso es bueno para alguien como tu—admitió—, pero si no lo usas en algo racional o que de verdad pueda pasar, no te sirve de nada esos pensamientos—dijo sin más. Agarró mejor sus bolsas y se dirigió calle abajo seguido de Sora, incansable.
—¿Qué hiciste cuando llegaste al puerto?—preguntó—Vendiste el bote, ¿verdad?
—Sí.
—¿Y qué hiciste con todo ese dinero?
—Lo estás viendo.
—Pero ¿entonces como compraste esa casa?
—Es mi casa—dice harto—. Viví toda mi vida allí antes de Academia. Así que es mía.
—Pero...
—¿Quieres dejar de preguntar por cosa que no te interesan y simplemente dejarme en paz?—soltó parando su andar un enfrentar cara a cara—¿O es que en serio nunca sabes cuando pasas del chiquillo irritante, a molesto?
—Quiero encontrar a mi amigo—dijo firme—. No puedo simplemente rendirme con todo esto, él me ha...
—Mira, lo que tu quieras o desees de él no me interesa. Solo déjame en paz. No sé donde está tu amigo o lo que sea tuyo, y no lo quiero saber tampoco—dijo volviéndose hacia su camino—Así que escucha, no me importa, te lo dije, ¿no? Bien, ahora, desaparece y si me sigues a casa, tendrás que buscar a tu amigo siendo una simple y condenada carta.
—¿Por qué no quieres ayudarme?—dijo quedándose parado en medio de la acera. Yuri negó.
—Porque lo que tú quieres es encontrar algo que te grita a todo pulmón que no desea ser encontrado. Y algo de lo que yo—lo miró por el rabillo del ojo sin siquiera voltear el cuerpo—no sé nada ni me importa saber.
—No puedes simplemente quedarte a vivir así por siempre, tu pasado no te dejará jamás—le dijo con un todo desafiante. Esperando de que, de alguna manera, pudiera simplemente redimirse, ayudarle en algo, hacer lo que sea, cualquier cosa. Quería convencerlo—. Dennis no dejará de buscarte, él te quiere Yuri, puedes volver a vivir en la ciudad como cualquiera, nadie te juzgará por los actos cometidos en Academia. Él único que está recibiendo un castigo por todo es Leo y...
—¿Crees que me perdonarán?—preguntó parando en medio de la calle. Sora pareció perder su impulso al pensarlo. Quizá pensó en todo el daño que se suponía que había hecho—Allí tienes tu respuesta.
Quizá el seguir respondiendo era una muy mala idea. O quizá no, ellos nunca tenían nada realmente idea de que era malo o que era bueno para ellos. Nunca tenían una respuesta en concreto.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
—Sigue estando en los alrededores—soltó Yuri en medio de la cena. Todos entendieron de inmediato de que se trataba y dejaron de comer tan amenos los fideos que Yuya, en compañía de Yuto, había preparado mientras Yugo se hechaba a dormir para aguantar las ganas de hacer cualquier cosa. El de ojos rojos tragó ligeramente y después pensó en que tanto tenía que pasar para que el de pelo azul lo entendiera—. Lo encontré en el mercado antes de venir. Quería preguntarme porqué Odd-eyes no estaba en el Deck de Yuya—dijo con toques de molestia dirigida a terceros.
—Bueno, ¿y que dijiste?—preguntó Yugo al ver que este no agregaba nada y los demás tampoco.
—¿Qué crees?—preguntó—Lo mandé a comer mierda.
—Yuri—reclamó Yuya suavemente. Casi temiendo equivocarse en pensar que no deberían decir tanto esas palabras. El aludido lo captó y cerró los ojos suavemente.
—Lo siento—dijo casi de corrida, como si no quisiera que se le escuchara, y justo después pasó a otra cosa. Yugo tenía los labios ligeramente apretados y Yuto guardaba un magistral silencio. Yuya no lo sabía, pero los dos eran groseros de vez en cuando también—. Lo importante, es que diría o haría cualquier cosa solo para que le soltara cualquier cosa sobre el paradero de ustedes. Y tarde o temprano—el de ojos esmeraldas cruzó sus brazos adoptando una posición más seria. El que tenía cierta afición por los fantasmas endureció un poco su mirada, aunque no se notara. El de ojos rojos seguía igual, desde el inicio de la conversación—terminará sabiendo la verdad. A no ser que le cortemos el rollo—negó con su cabeza—, no hay modo. Es demasiado terco para tan poca estatura.
—Concuerdo—dijo Yugo. Aunque no se acordaba haberlo visto antes, precisamente. Pero de igual forma intentaba hacerse el entendido—. Pero, pensándolo bien, ¿cómo le cortarías el rollo a alguien como él? Si ha insistido tanto y es tan terco como Yuya dice que es... ¿no debería de haber un momento en el que se rinda simplemente? Todos tenemos un límite, supongo yo, ¿no debería tener uno también?
—Supongo que lo tiene—dijo Yuya con suavidad, sin querer alzar la voz demasiado. Hablando más porque no se le viera callado, que por querer hacerlo realmente—, pero conociéndolo... no creo que ese sea uno fácil de encontrar.
—Quizá si le damos una pista falsa...—propuso Yugo de nuevo.
—Volvería—dijo Yuto negando suavemente—. Le reclamaría y haría sospechar más de Yuri—explicó con una voz grave.
—Él no sabe que yo se la di mal a propósito—dijo Yuri—, quizá si es una pista falsa bien pensada, puede dar algún resultado positivo—consideró.
—Sí—concordó el de ojos esmeraldas—, algo que parezca convincente para él.
—Pero nunca había tenido alguna razón para irme—dijo Yuya con una pequeña mueca—. Por lo general me escudaba en mis amigos o ignoraba mis propios problemas para vivir lo más normal posible—explicó. Yuto lo miró con algo de curiosidad—. Jamás me.... Me animé a simplemente huir de todo. Tampoco los enfrentaba claro, pero...
—Y esto iba más allá de ti mismo, por eso huiste con nosotros—concluyó Yuri ganándose una mirada de parte de todos—, ¿verdad?
Casi lo había preguntado por simplemente saber. Yuya sintió antes de volver a hablar, Yuri solo lo miraba de nuevo, como si aun pensara que podía irse.
—Sí, esto va más allá de todos nosotros—contestó suave. Yuto notó de inmediato algo de la tensión que había en el aire. Yugo, sin embargo, no. Así que cuando el chico de cabello amarillo con azul abrió su boca para decir cualquier cosa, el de cabellos negro con morado retomó lo que habían dejado tirado.
—Podríamos decir que de alguna manera Zarc sigue vivo—propuso, era una idea pasajera ocurrida y pensada solo por su cabeza por 2 segundos. Era algo, al menos les cortaba el rollo a los otros dos—y que por eso te alejaste de los demás.
—Tiene sentido—dijo Yuya en un tono suave.
—¿Pero como lo va a saber Yuri?—preguntó Yugo—Además—miró al aludido—, ¿no te pedirían que volvieras tú también por ser parte de Zarc? Porque, todos somos uno, ¿no?
—El idiota tiene un punto—Yuya le pidió silenciosamente. Yugo lo miró con los ojos entrecerrados—, de ser ese el caso, a mí también me dirían que debería irme—suspiró—. No sé si me dejarían vivir alegremente en una cabaña en medio de la montaña si tengo a algo tan peligroso como Zarc en mi interior.
—¿Qué otra cosa podría hacer que simplemente no tuvieras más relación con nosotros además de la que dijiste?—preguntó Yugo pensativo. Yuya negó suavemente, dando a entender que no tenía si la más remota idea de que podría ser. Yuto desistió en pensar en algo, nunca había sido bueno en esas cosas y en cambio se puso a divagar un poco en que es lo que sería ese extraño sonido a los alrededores.
—Eso es casi imposible, soy el último contacto con el que estuvieron antes de desaparecer—suspiró—, quizá lo único que podríamos hacer para ahuyentarlo es convertirlo en una carta—dijo sin más. Yuya se mordió una pequeña parte del labio—. No queda de otra.
—No se lo merecería—dijo Yuya, aun conservaba aprecio por el chico, no podía dejar que simplemente eso ocurriera—, tiene que haber otro modo, no podemos simplemente... dejarlo como una carta.
—No se me ocurre nada más—dijo Yuri suspirando—, no tenemos de otra. O es eso, o arriesgarnos a que nos descubran.
—¿Y si nos ven en otra dimensión?—pregunta Yugo. Todos se volvieron a mirarlo—Quedaría en claro que no tienes que ver con nosotros y que nosotros no estamos contigo. ¿Podría funcionar?
—Puede ser, pero tampoco sabemos quiénes nos están buscando en las otras dimensiones—Yuya negó un poco—. No creo que todo el mundo nos esté buscando, ¿verdad?
—Shun lo estará, en definitiva—dijo Yuto, concentrado en algo que los demás simplemente parecían no ver—, pero no sé cómo... este Heartland.
—No tienes que ir si no quieres—dijo Yuya levantándose un poco y poniéndole una mano en el hombro—. Iremos a otra parte si te parece bien... y a Yugo también—dijo sin mirar al chico de ojos esmeraldas, el cual no soltó objeción y simplemente asintió sin más—. No te preocupes.
—Si necesitamos ir, tenemos que ir—dijo Yuto, serio—. No es un problema en lo absoluto, quizá si me encuentro con Shun es mejor para todos.
—Tenemos que buscar la mejor opción para todos, no quisiera obligarte a hacer algo que no quieres—dijo Yuya un poco más serio también.
—Podemos ir a City—intervino Yugo—, sé donde queda el orfanato en que estaba, de seguro Khatie ya se encontró con Rin. Estoy seguro de que si ella me ve con ustedes le dirá. Al menos es un avistamiento—dijo un poco más tranquilo.
—Y puedo quedarme—dijo Yuri—. Solo tenemos tres discos de duelo. Sora puede verme aquí, y si necesita mirar la casa lo hará, no encontrará nada y sacará su...—se contuvo—su interés de mí.
A pesar de ser una buena idea en conjunto, Yuto seguía mirando a Yuya.
—A veces no se trata de lo que quiero—dijo con un tono algo triste—, se trata de que es lo mejor.
—Yuto, está bien, tenemos otro plan para esto—Yuya si había escuchado lo acontecido. Él otro al parecer no—. Iremos a Heartland cuando quieras que vayamos—dijo más suave, intentado no ser agresivo para él otro. Sin embargo, este no contestó—. ¿De acuerdo?—no respondió. El de ojos rojos temió por un instante haber ido demasiado lejos—¿Yuto?—preguntó, a la espera. Los otros dos se quedaron algo intrigados por ello. El chico de ojos grises siempre escuchaba al otro o le respondía. Se miraron entre sí interrogantes—Yuto, ¿qué..?
—Hay alguien tocando la puerta—dijo preocupado, encendiendo así, las alarmas internas de los otros.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro