Después de todo
It's us, yes, we're back again
Here to see you through 'til the day's end
And if the night comes and the night will come
Well at least the war is over
—Sólo tendremos que ir a la orilla en la parte norte—dedujo Yuri después de la descripción de Yuya—No será tan complicado llegar, quizás un poco por los escombros, pero nada más.
—Entiendo...—soltó Yuto. Yugo negó un poco. Una pregunta salió de su boca sin pensarlo.
—¿Y quién puede manejar una lancha?
—No lo sé en verdad... pero es la única salida que tenemos...—respondió Yuya pensativo, Tsukikagge lo había hecho la vez anterior, pero no le había puesto tanta atención.
Esta vez Yuya se quedó despierto mirando como poco a poco avanzaba en la amplia espalda de Yuto. Iban acercándose a su destino y parecía un milagro no hacerse encontrado a nadie. El silencio era cansino, pero todos estaban tan concentrados en sus pensamientos que no lo notaban. Paso a paso fueron llegando a su destino. Pero era un destino incierto, como el de los tres caminantes, que antes de despertar el de ojos rojos, sólo avanzaban sin más. Ahora tenían un lugar a donde ir, pero no sabían realmente si llegarían y lo lograrían o no, sólo podían caminar y que el destino hiciese lo suyo.
Yuya habló con Yuto a susurros un par de veces. Diciéndose cosas para pasar el rato o simplemente para conocerse mejor. Realmente lo querían, querían estar juntos y sentirse mejor uno al lado del otro, aunque uno de ellos pensase que también quería ser así con los otros dos. Eso, y el sonido de sus propios pasos era el único que acompañaba el silencio. Ninguno se quejó en ningún momento, sabían lo complicado que era después de todo.
Llegaron a la orilla y al ver a la lancha apenas y se miraron unos a otros. Yuya asintió. Como si todos supiesen que hacer y en qué momento, bajaron de la mejor manera posible el barranco que los separa de su destino. Realmente no se quejaron a pesar de todo el esfuerzo que hacían para evitar que el lastimado pudiese bajar. Tuvieron que ser demasiado coordinados y cuidadosos para ello, pero lo hicieron de maravilla. El aludido dijo todo el camino que no era tan necesario que hicieran aquello por él, que podían rodear el lugar. Pero no había otra manera, Yuri se los había dicho. ¿Hay que decir lo muy avergonzado y agradecido que estaba a partes iguales? Realmente él estaba ya demasiado agradecido, le habían sacado de la piedra, habían aceptado lo que él había dicho, estaban apoyándole. Eso le sacó una sonrisa de sólo pensarlo.
Volvió a ser cargado por el duelista de XYZ y le apretó un poco de manera intencional. Había notado que a él le agradaba aquello, así que lo hizo un poco más. Claro que ese no era un agradecimiento por todo muy directo, pero de todos modos quería hacerlo sentir bien. Cuando sintió levemente como el corazón aceleraba y sus mejillas se podían ver más regordetas, supo que estaba feliz. Sonrió el también y recostó su cabeza sobre la nuca del contrario presionando su nariz en ella. Sin suda el escalofrío que pasó por la espalda del otro lo sintió también. Se rio silenciosamente.
Los primeros en subir al barco fueron los dos sin carga, revisaron si estaba seguro y sólo. Yugo le dedicó un momento a observar los controles y el timón en general. Sería complicado manejar, pero eran casi los mismos principios que su D-Wheel, así que lo intentaría. Yuri aparte de encontrar la cubierta ligeramente mojada y uno que otro pulpo metido en el lugar, todo parecía estar en control absoluto y nada fuera de lugar. Entre su "caminata de reconocimiento", vio la expresión algo dudosa del proveniente de Standard, le miró de arriba a abajo y se acercó.
—¿Hay algo malo?—preguntó serio y tratando de no ser amigable, él otro apenas le respetaba, Yuri no era bueno siendo amable así que... ¿por qué forzarse a hacer algo que le podía salir terriblemente mal? Él otro bufó por la molestia de tener que explicar sus debilidades.
—No sé cómo manejar esta cosa correctamente, creía que podía—admitió y le miró sin demasiada expresión—, pero esto es más complicado de lo que parece.
—Tengo una idea de cómo hacerlo—soltó casi sin pensar—, puedo... ayudarte—sus palabras le sonaron algo dudosas, en realidad esa frase apenas y había sonado en su cabeza. La había dicho sin pensar mucho—... supongo.
—Servirá—dijo después de un suspiro. El ambiente era tenso y muy odioso para los dos, pero así debía ser. Sólo deberían hablarse cuando fuese necesario. Ni más, ni menos. Todo por Yuya, si él otro quería algo con el chico de ojos rojos y no le había daño, lo permitiría. Lo haría porque al chico no le era incómodo y parecía está familiarizado con la presencia del otro. Lo harían por él. Mantendrían la tensión y la tranquilidad cuando estuvieran juntos—¡Es seguro!—anunció a los dos que se quedaron en tierra. Yugo y Yuri se acercaron a ayudarles a subir y que no pasara nada malo.
Las cosas allí adentro fueron menos incomodas de lo que todos pensaban. Yuya se sentó en un lugar cerca de la cabina donde le pusieron un pequeño salvavidas de silla, Yuto se puso a ayudar en lo que pudo, Yuri y Yugo se pusieron a mirar que podían hacer por zarpar. Los minutos pasaron entre discusiones vagas de los dos "capitanes" del barco. El "pasajero" se puso a mirar distraídamente el mar mientras ignoraba totalmente al otro lado donde veía a la academia y a todos aquellos escombros. Su mente divagó un poco hasta toparse con las preguntas, ¿qué había pasado exactamente? ¿Por qué no lo recordaba? Y más importante, él había visto una mano de un cadáver, ¿sus amigos estarían...? No, negó con la cabeza suavemente y trató de distraer su mente en cualquier otra cosa. Ahora era complicado pensar tan siquiera en sus amigos o... bueno, todo lo demás.
En su mente se puso a pensar quién era el en verdad. Quizás Zarc tenía razón y él no era más que un simple chico que había sido moldeado desde niño. Suspiró. No sabía realmente en que más pensar. Los duelos de entretenimiento siempre habían sido lo suyo, siempre habían provocado pasión e inspiración en su interior. Pero siempre él lo había tomado desde otro ángulo, desde lo entretenido que podía llegar a ser. Y no cualquier clase, la clase que a él le gustaba, un estilo de espectáculo para las masas. Algo que hacía a los niños sonreír y reír a todos. Antes le parecía que los duelos no eran la mejor manera. Siempre, a pesar de estar sorprendiendo a todos con su ingenio, le había parecido algo tedioso tener que luchar. La fuerza de lucha la tenía, al igual que mucho espíritu de lucha, pero ahora todo aquello parecía que venía de alguien más.
¿De quién concretamente? ¿De Yuto? ¿De algo muy al interior suyo? ¿D-De Zarc?
Lo pensó unos instantes, Zarc, Zarc, Zarc... Ese chico que había visto en sueños y le había hecho... Dejarse llevar un sentimiento de venganza tan profundo... eso era complejo. Jamás quiso vengarse de nadie, siempre había querido que todos... No, eso no es verdad, él en verdad había querido aquello. De verdad había sentido como ese sentimiento se había incrustado en su mente y le había pedido que hiciese algo, que actuara, que no dejase las cosas así. En sus más bajos pensamientos lo había querido, porque él sabía que todo era injusto. Y la mejor parte era que no era su culpa ni siquiera, era por su padre, su padre y sus desapariciones inoportunas, su padre y su huida sin aviso, su padre y... su padre y su abandono hacia él mismo. Sintió ganas de echar unas lágrimas. ¿Por qué? ¿Por qué había pasado tanto tiempo y él no se había atrevido a buscarle? Su rostro se relajó un poco al paso del agua, los ojos se aguaron un poco. ¿En verdad iba a hacerlo? ¿A llorar por unos simples pensamientos?
Pero esos pensamientos habían sido capaces de transmitirle tanto. De llenarlo de tristeza y desesperanza a tope, de hacerle sufrir sin mucho más allá de... una sola persona. Una sola persona que lo había hecho sufrir como nunca antes. Ahora quería borrar su recuerdo de su mente y vivir en paz lo que quedaban de sus días. Pero, ¿cómo borrar de tu mente a la persona más importante de tu pasado?
—Yuya—lo sacó repentinamente de su foco, el aludido despertó y lo miró un poco de sorpresa—, t-te traje hielo para el pie—era algo atípico escucharle tartamudear, sobre todo cuando no venía al caso en realidad.
—Gracias—luchó para que su voz le saliese bien sin quebrarse. El de ojos grises se sentó al frente y le agarró el pie con suavidad. Despacio y con mucho cuidado de no hacer algún movimiento en falso, Yuto le quitó la venda a Yuya y le puso una bolsita con hielo. El frio contacto le estremeció.
—¿Esta muy fría?—preguntó mirándole a la cara y dejando el contacto con el hielo a un lado. El aludido no respondió de inmediato—¿Yuya?
—Un poco...—respondió en un susurro. El de ojos grises le levantó el mentón con una mano suavemente y le sonrió.
—Está bien, puedo ponerle una toallita encima, no es nada—dijo con tranquilidad mientras ponía sobre el pie lastimado un pedazo de tela y después la bolsa de hielo. Amarró débilmente la bolsa con el pie y lo dejó allí ante la mirada atenta de Yuya—. Ya está
—Yo... um... gracias—no lo miró porque sabía la tentación que vendría a su cabeza. Prefirió distraerse en otra cosa.
—De nada Yuya—Y se dispuso a levantar. No obstante, su capa fue agarrada—¿Uh? ¿Yuya?
La capa fue agarrada entonces con las dos manos con fuerza. No, no quería que se fuese, no ahora, pero tampoco quería que se quedara y que viese sus lágrimas. Él lo sabía, no valía la pena. Eran razones absurdas y sin sentido. No debía arrastrarlos hacia su barranco, era suyo al fin y al cabo. Nadie más tenía porque caer dentro de él, ¿verdad? La soltó.
—Perdón, no es nada—cayó en viejas tácticas, sonreír falsamente y fingir que nada ha pasado. Pero esta vez, no sería muy efectivo.
—Yuya—salió de su boca casi a manera de súplica. Se arrodilló al lado del chico quedando a su altura y le miró a los ojos—perdóname, de verdad que no quería preguntarte porque sé que no es algo de lo que te gusta hablar mucho—hizo una ligera pausa para endurecer levemente su mirada—. ¿Qué está pasando?
—N-No sé a qué...—se quedó sin palabras cuando la mano del de ojos grises le pasó por la mejilla llevándose agua consigo. ¿Estaba llorando? ¿D-Desde hace cuánto?
—Algo está mal contigo, siempre has estado algo...—dudó un segundo—pensativo, y lo entiendo. Yo tampoco entiendo mucho de lo que acaba de pasar y está bien, en algún momento sabremos que pasó, ¿sí? Pero no te angusties. Todo va a estar bien, lo prometo...
—N-No es eso...—negó
—¿Es por tus amigos?—Yuya volvió a negar—¿Es por Yuzu?
—No, no se trata de eso... es...—le tembló la boca de sólo tener la tentación de decirlo.
—Es...—A Yuto también le temblaron los labios de sólo pesar en esa posibilidad tan catastrófica—¿Por nosotros?
Todos pararon en ese instante, las cosas se congelaron sin dejarlas avanzar por unos instantes. El mundo entero de todos estos chicos ahora observantes de las actitudes de Yuya, dependían de sus palabras. Cualquier cosa que dijese podría destruirles o alegrarles, los poderes de la destrucción y la creación de sus sentimientos estaban en sus manos. El chico al verse abrumado por una pregunta tan sorpresiva y salida de la nada, tomo como única opción negar fervientemente con la cabeza y con las manos. Incluso cerró los ojos en señal de disculpa, dejando caer las dos lagrimitas que allí se habían quedado desde hace unos momentos.
—¡No!—negó en voz alta apenas recuperó la voz—No, claro que no, no es eso. Los quiero mucho a todos ustedes, yo en verdad que los quiero, agradezco mucho todo lo que están haciendo por mí de verdad. Ustedes no me acusarían tales sentimientos, ustedes son muy amables conmigo y no me han dejado solo a pesar de lo lastimado e inútil que estoy—habló muy rápido y de manera medianamente entendible robándole a cada uno una sonrisa en el rostro a su manera—. Ustedes... son mi mundo, nunca me harían soltar lágrimas a menos de que sean d-de felicidad—un fuerte sonrojo se armó en sus mejillas. Les había contado de sus pensamientos más profundos sobre ellos. Había sentido la desesperante necesidad de hacerlo, por unos instantes pudo sentir como todo se desmoronaba, todo lo que ellos habían hecho por él estuvo a punto de irse por el barranco, tuvo el poder absoluto sobre ellos por unos momentos. Y los había aceptado como eran.
Yuto abrazó fuertemente a Yuya. Sin decirle nada le dio a entender todo lo que necesitaba saber, cuan apoyado estaba, cuanto tenía de respaldo y quienes eran los que se lo estaban proporcionando. Yugo y Yuri volvieron a lo suyo desde entonces. Quizás porque sabían ya la conexión tan fuerte que compartían ese par o quizás porque sabían que interrumpir no sería una buena idea. ¿Quién sabe? Al fin y al cabo, son ellos los que tomaron aquella decisión.
A los pocos minutos zarparon. No hubo mayores complicaciones o retrasos. Todo fluyo cual agua en el rio y avanzaron unos cuantos metros hacia el mar abierto mientras Yuri definía que ruta debían de seguir. Yugo se tomó un pequeño descanso de estar parado y se sentó al lado del timón. Yuto y Yuya no se habían separado, simplemente ahora estaban sentados uno al lado del otro esperando a llegar tierra firme. Todo estaba siendo paz y tranquilidad entre el fuerte olor de la sal marina se impregnaba sus narices y los pequeños movimientos de las aguas inestables. Justamente cuando el chico de ojos rosas había encontrado una manera de llegar al puerto más cercano, esas voces los interrumpieron.
—¡Oigan! ¡Esperen!—el alma de Yugo se le bajó a los pies, no, esto era imposible. Esa voz podría...
—¡Esperen por favor! ¡Aún hay más sobrevivientes!—Yuto se alejó de Yuya sólo para acercarse al borde del bote, Yugo llego dos segundos después. No había dudas. Eran ellas. Todas ellas cuatro estaban allí mirándoles desde lo más alto del barranco.
—¡Rin!/¡Ruri!—gritaron al unísono. Yuya los miraba preocupado desde su puesto poco privilegiado. Apenas lograba verlos a ellos, las chicas estaban aún a lo alto del barranco así que tendría que pararse para poder verlos.
—¡Ah!—exclamó Yuri desde la cabina mientras trababa de estabilizar el bote, un pequeño descontrol se había producido, pero ninguno de ellos lo había percibido por estar concentrados en otra cosa. Logró mantener el barco estable tras el repentino abandono del otro, suspiro de alivio. Se volvió hacia el otro, quizás con la intención de insultarle por haberlos puesto en una situación así. Pero en cambió sólo miró allá y los observó desde lejos.
—No puede ser... ¡Yuto!—gritó Ruri llena de ilusión al por fin volver a ver a su viejo amigo—¡Yuto!
—¡Yugo!—Gritó Rin bastante asombrada de haber reconocido a su amigo desde tan lejos. Eso era algo simplemente impresionante contando con el hecho de que ninguna sabía que había pasado o porqué todo había llegado hasta ese punto.
—¡Yuto!—Esa voz le puso los pelos de punta—¡Yuya!—¿Por qué? ¿Por qué Yuzu lo había llamado en una situación como esta? ¿Qué razones tenía para ello? ¿Acaso era porque aún recordaba que estaban unidos? ¿Era por eso? ¿Tan si quiera ella le había creído primero?
—Yuzu...—Yuto de inmediato lo miró. Lo vio en esa esquina, con la mirada perdida en sus recuerdos y con ganas de pararse. Rápidamente él se acercó al originario de Standard ante la mirada de los otros dos—Ven... creo que todos nos merecemos una despedida, aunque sea visual—y ayudándolo con apoyo en el costado, Yuya se levantó y caminó con su pierna buena hasta el borde.
Todos se quedaron en silencio por un rato simplemente mirándolas, esperando algo. Quizás queriendo que se diesen cuenta de que se irían para siempre y de que jamás volverían. Si tan sólo lo supieran... Quizás su decisión cambiaría si tan sólo lo supieran y lloraran sabiendo que no los volverían a ver. Pero no lo sabían, ellas esperaban a algo, alguna respuesta, lo que fuese. Respuesta que no recibirían jamás. Y menos con Yuya habiendo avistado a cierto sombrero negro a lo lejos.
—Vámonos...—dijo mirando a otra parte, quizás esa persona se mostraría en los próximos tres o cuatro segundo en el barranco al lado de las chicas. No quería verla, no debía verla—A este paso... nosotros también nos quedaremos y... no podemos permitirnos eso.
—Yuri—Lo llamó Yuto al oírle. El aludido no respondió, simplemente enfocó su mirada en él—, acelera... salgamos de este lugar.
No hubo más palabras en realidad. Sólo desesperación por parte de los otros que no sabían porque les estaban abandonando. Eso pasaba, pero en el mundo de ellos cuatro sólo había silencio. Ni palabras, ni expresiones, ni nada. Ninguno tenía ánimos para hacer algo realmente salvo Yuri, aunque él por su parte simplemente se quedó callado esperando a que todo se diera. EL bote se alejó del lugar sin que ninguno de sus tripulantes mirase atrás. Sabían que si lo hacían, entonces querrían volver, se arrepentirían. Tomar esa decisión no sería más que un capricho, sería perjudicial para todos, sería egoísta. Y con la única persona con la que se permitirían ser egoístas ahora, sería con Yuya.
Todos se acomodaron referentes a lo querían hacer para esperar al pasar del tiempo. Yugo se fue con Yuri a navegar y a ver si su mente podía descansar un rato de todo. Se estaba controlando como nunca antes, se callaba constantemente, no decía ni comentaba nada, y apenas y soltaba gruñidos o sonidos. El de ojos fucsias en cambio se había dedicado a estar pendiente de los controles y los mapas. Él dirigía el barco dando consejos sobre que era mejor o hacia donde ir para no encontrar alguna marea o lo que fuese. Yuto y Yuya por su parte simplemente se habían quedado en el borde a mirar lo que ocurría a su alrededor. No iban a decir más palabras. O al menos no hasta que el de Standard lo quisiese.
Cómo en esos momentos.
—Cuando era pequeño solía ir al circo...—habló mirando hacia adelante. Simplemente lo dijo, sin más y completamente perdido. Yuto se volvió hacia él dispuesto a escucharle—Mi madre me llevaba siempre que podía, no recuerdo mucho de esa época, pero... me parece que yo siempre la arrastraba allí... siempre quería ir, verlos en acción, ver a los trapecistas saltar, emocionarme por verlos ir de un lado a otro y maravillarme. Lo amaba en verdad—tragó saliva para que su garganta se aflojara un poco y le dejara hablar—. Las cosas siguieron igual por un tiempo hasta que... bueno, por una u otra razón tuve que empezar a venir con mi padre. Él... bueno... no sé realmente que fue al fin y al cabo sólo... sé que él consiguió la manera en la que me dejara de interesar por el circo. Nunca sabré como lo hizo, ya no lo voy a saber... pero... ahora mismo... no tengo nada que me identifique realmente, sólo soy... una vasija moldeada a medias por alguien que nunca me vio como... algo más que un simple portador de tendencias... creo... creo que no puedo caer más bajo. Todo lo que tengo... es... es...—se mordió el labio para evitar llorar. Pero era inútil, quería seguir hablando a susurros, decirle las cosas, decirle lo que estaba pasando con él. Ya no lo aguantaba, necesitaba dejar todo aquello simplemente saliera de él, necesitaba que todo aquello que él antes no había dicho por miedo, saliera—mi gusto menor por el circo... no sé nada más que me identifique... no sé nada más... sólo eso... el resto sólo han sido acciones que... yo... yo en verdad no quería... no quería nada de esto.... Yo... yo.... Yo realmente pensaba que eso era algo bueno... pero no era sí... seguí ciegamente un ideal... un ideal que sentía latente en mi pecho por las razones equivocadas. Jamás he hecho alguna acción grande por mi cuenta. Demonios—maldijo por lo bajo causando cierta reacción de sorpresa por parte de Yuto—, n-ni siquiera entré a los Lancers por cuenta propia... Ni siquiera eso hice... e-esto.... E-Esto...—empezó a soltar las lágrimas y las dejó fluir como ríos en sus ojos. Dolía profundamente en su pecho. Todo salía, pocas cosas se estaban quedando su en corazón. Él originario de XYZ simplemente le abrazó con fuerza y soltó apenas un murmuro, abrumado por todos los sentimientos que del originario de Standard provenían.
—Nos tienes a nosotros... tú decidiste salvarnos... eso es una hermosa acción, Yuya. La más hermosa de todas—dijo con dulzura. El otro apenas y pudo asentir se concentró sólo en calmarse y en dejar que sus lágrimas brotaran, hasta que sintiese que no le quedaba más dolor por expresar, hasta que no le quedaran más lágrimas para llorar.
Él tiempo empezó a pasar. Se iban acercando cada vez más y más a la orilla. Yugo y Yuri prefirieron dejarle su espacio a los dos de atrás, principalmente porque sabían que ahora mismo no estaban exactamente en condiciones de hacer algo, sobre todo Yugo. El ex soldado de academia no sabía tan siquiera que podría hacer, la compasión jamás se le había enseñado y lo único que sabía hacer era golpear aquello que estaba causando dolor. Esto era distinto, nadie le estaba atacando, no tenía a quien golpear. Hasta se sentía inútil en todo aquello. Suspiró imperceptiblemente. Era inútil para cualquier cosa que no tuviese que ver con una batalla.
—Creo que debería decirles que es lo que tengo pensado, ¿verdad?—se preguntó más a sí mismo que a Yugo. Este entre cerró un poco los ojos.
—Sí... deberías—dijo con un tono distante sin la más mínima intención de ser amenazador. Al cabo de un rato Yuto se encargó de llevar a Yuya hacia allá. Este último estaba algo perdido en sus propios pensamientos pero de todos modos podía responder algunos monosílabos.
—Bien... verán, no es un buen plan pero creo que es lo mejor que podemos hacer—dijo con relativa calma. En realidad estaba algo nervioso—. Durante mi infancia viví en el campo junto a una familia que me quería mucho pero no se podían hacer cargo de mí, estaba pensando en ir a esa casa, queda lejos de la ciudad, pero creo que podría ser una buena opción, y más si... bueno, ninguno de nosotros quiere ser encontrado, ¿verdad?—no hubo comentarios sólo agitados de cabeza—El único problema de todo esto es que para llegar allí necesitamos algo de dinero, algo que ninguno de nosotros tiene. Creo saber una manera de conseguirlo rápidamente y no tener por qué preocuparnos por él por mucho tiempo. Pero hay un problema. Necesitamos quedarnos en algún lugar de la cuidad para conseguirlo y después ir a la casa.
—Um... entiendo...—murmuró Yuya sin darle cara en realidad.
—Tengo un lugar pensado, pero no les agradará—dijo con su misma cara seria dirigida a los otros tres—Es un viejo laboratorio de Academia—hubo algo de elevación en la tensión del ambiente, pero nada más aparte de aquello—. Allí se hicieron los primeros experimentos de tele transportación dimensional basados en cartas. Hay una enfermería y eso, allí podemos dormir, mientras nos quedamos uno o dos días en la cuidad—propuso cerrando los ojos sabiendo que la expresión de todos no le diría nada—¿Están de acuerdo?—Sólo asintieron. Nadie dijo nada, nadie opinó, y mucho menos hubo protesta alguna. Ahora mismo sólo querían dejarse llevar por la manera.
Y el destino.
-.-.-.-
—Vaya... esto... está mejor de lo que creía—soltó Yugo de la nada cuando llegaron al lugar.
Realmente, las camillas de dicho lugar eran camas de verdad, el lugar estaba algo desastre por el abandono y el tiempo pero, en realidad se veía bastante bien. Mantenía parte de su estructura original y el lugar estaba en condiciones aceptables para unos dos o tres días de estadía. Aunque para unas almas cansadas como las suyas estaba perfecto. Organizaron el lugar, cambiaron las sábanas y cobijas por unas guardadas en los armarios y limpiaron lo más posible. Empezaron cuando el sol todavía le faltaba algo de tiempo para llegar al alba y ahora estaba un poco más que oscuro. Era hora de dormir, o al menos lo era para el de Syncro y él de Standard. Porque los otros dos estarían muy ocupado.
—Yuto—dijo de la nada cuando lo vio entrar en el espacio en el que tenía la cama—, alístate, con todo y tu disco de duelos, salimos cuando acabe de contar el dinero—y siguió a lo suyo. El otro que sólo había venido a preguntar un poco por las instalaciones por curiosidad, se quedó un poco sorprendido.
—¿De qué hablas?—preguntó alzando una ceja.
—Vamos a salir a lo que les comenté en la tarde—aclaró sin levantar la mirada de sus cuentas de lo que habían ganado por él bote.
—¿Y que se supone que voy a hacer con un disco de duelos a mitad de la noche?—preguntó algo agresivo sin llegar a ser realmente su intención. Estaba sorprendido por aquello y no lograba unir bien las piezas, de cierta forma, eso le frustraba ligeramente.
—A tener un duelo por supuesto.
Ahora era claro.
-.-.-.-.-.-
—Yuya
Se volvió hacia él. Pero sólo era una sombra.
—Yuya
Un sombra terriblemente mal formada.
—Yuya...
Estaba cerca de él. Demasiado cerca.
—Yuya
Se lo quería comer.
—¡Yuya!
Y abrió los ojos se súbito. Jadeaba fuertemente. ¿Cuándo había llegado a ese punto? Eso había sido un sueño, sí, pero, ¿por qué estaba tan asustado? Sólo había sido una sombra, no más. Las cosas no tenían sentido en su cabeza, todo daba vueltas y vueltas. Cerró los ojos y trató de regular su respiración. En eso, una mano se posó en su mejilla.
—Yuya, tranquilo—dijo una voz suave mientras se acercaba a él le acariciaba los cabellos suavemente con la intención de clamarlo. Funcionaba con los niños del orfanato, funcionaría con él, ¿verdad?—, tranquilo—repitió otra vez en un susurro—. Fue sólo un sueño, estás a salvo. Estas a salvo—Esas palabras tan tranquilas, amables y tranquilizadoras estaban haciendo un efecto. El recién despertado estaba calmándose de a poco. Después abrió los ojos y lo miró a los suyos.
—Yugo...—dijo apenas en un murmullo y sonrió. El otro también hizo una leve sonrisa en su boca. El de ojos esmeraldas le empezó a tocar levemente en cuerpo con la intención de revisarlo. Estaba tenso.
—Yuya estás muy tenso—le señaló suavemente—, tienes que relajar un poco el cuerpo.
—Yo... no sé cómo—miró hacia otra parte. El otro lo miró por un instante y después puso una de sus manos sobre el estómago, sin agarrarlo, sólo puso la mano.
—Empuja mi mano—ordenó.
—¿Qué?—repuso suavemente sin comprender.
—Empuja mi mano con tu estómago y respiración—aclaró mirando al estómago del otro—Vamos...
—Está bien...
El de ojos rojos no sabía realmente cómo hacerlo. Lo intentó tranquilamente durante unos segundos. Fue complicado, sobre todo porque su estómago casi no empujaba la mano del originario de Syncro. Pero este lo animaba cariñosamente a hacerlo. Después de unos minutos respirando de esa manera, el cuerpo del originario de Standard se relajó.
—Ya está—sentenció con calma. El de ojos rojos le sonrió ampliamente con un ligero sonrojo—Ahora tienes que volver a dormir, necesitas dormir, ¿de acuerdo?—el otro asintió suavemente. Con una última sonrisa en la cara, se despidió en un susurro—Descansa.
Pero él otro no quería aquello.
—Yugo...—el aludido se volvió inmediatamente.
—Dime, ¿qué pasa? ¿Te duele algo? ¿Te incomoda la cama?—preguntó con preocupación, Yuya se le escapó una sonrisita—Porque si es así puedo ayudarte a cambiar de cama—se ofreció y después soltó un susurro—y pegarle al Idiota por darte una cama incómoda.
—No—se rio un poco más—, no es eso—enrojeció un poco más—, ¿p-podrías quedarte conmigo hasta quedarme dormido?
—Oh... está bien...—no se sorprendió tanto como pensó que lo haría. Quizás era por su experiencia con los niños. El de ojos esmeraldas se buscó una sillita y se puso directamente a su lado. Se quedaron callados sin decir mucho por un rato. Al de ojos rojos no le estaba entrando el sueño y sólo podía observar al otro con su mirada perdida en el universo.
—Um... ¿Estás bien?—preguntó algo preocupado de repente. No respondía y sólo se había quedado allí. Le era algo extraño a decir verdad.
—¿Te han dicho que pareces un niño?
...
¿A qué venía todo aquello?
—¿E-Eh?
—Si... te pareces un poco a un niño—cambió su objetivo de vista (si es que alguna vez lo tuvo) y miró al suelo—. Tienes un corazón muy puro, eres amable con nosotros sin importar que haya pasado antes e... e intentas que todos nos llevemos bien. Crees en nosotros, incluso si no te lo hemos demostrado correctamente...—una sonrisa se formó en sus labios—gracias... gracias por todo en serio.
Yuya simplemente se había quedado sin palabras.
—G-Gracias a ustedes por... no abandonarme...—apenas pudo mencionar aquello. Eso fue lo mejor que le pudo decir a Yugo en esos momentos. Una parte de su corazón se había conmovido enormemente.
—Jamás lo haríamos, jamás lo haría—más que una corrección parecía una reafirmación. Un escalofrío pasó por el cuerpo de Yuya. Yugo, lo alcanzó a ver por el rabillo del ojo. Su vista ahora, estaba posada en él—. ¿Tienes frío?
—Sólo un poco...—desvió la mirada.
—Ven, déjame acostarme a tu lado.
Ahora sí, Yuya se quedó sin palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro