LA CEREMONIA
Pasaron las semanas y los días, todo seguía igual. Cada vez era mas difícil besarme con Jam sin querer más, mi cuerpo pedía más. Le necesitaba.
El día antes de mi cumpleaños, salimos a visitar a Keruac, llegamos a su choza escondida entre unos rocosos acantilados. Nos esperaba. Tenía preparado un té de hierbas para agasajarnos. Hablamos de la ceremonia, de donde tendría lugar y cómo se harían las cosas. Él se encargaría de convocar a todo el clan. Ya sólo quedaba una noche.
Decidimos visitar el lugar de la ceremonia, era realmente espectacular, según me contó Jam, fue en ese mismo sitio donde se produjo la maldición de Zeus, por lo que la ceremonia sería allí.
Era un lugar realmente hermoso, lleno de plantas exóticas que sólo crecían en él, por alguna extraña razón ese apartado lugar, se conservaba como si fuese el paraíso en la tierra. Había una cascada que moría en un pequeño lago con el agua más cristalina que mis ojos habían contemplado jamás. Jam, juguetón me empujó hasta la orilla del lago, puso esa irresistible sonrisa pícara y comenzó a desnudarse. Yo contemplaba a ese hombre sin ningún pudor, intentaba resistirme a la invitación de sus ojos... Pero nunca he sido de carácter fuerte. Me desnudé dejando mis ropas abandonadas en aquella orilla y me adentré en el agua con él.
Nos besamos, jugamos, nadamos, tocábamos nuestros cuerpos con ansia.
Lamíamos nuestros cuerpos sin dejar ni un sólo rincón. Íbamos a estallar de placer y de deseo. Descubrimos que dentro de la catarata había una pequeña gruta. En sus paredes miles de símbolos y escrituras hablaban en lenguaje antiguo. También encontramos pinturas, murales con la historia de Licaón y finalmente el dibujo que Beca me enseñó en aquel libro. Una mujer con una marca en su espalda. Jam me abrazó, sentí su calor, su amor.
Me parecía increíble que yo, una chica normal, formase parte de algo tan grande como aquello.
Pero la razón se antepuso y como un acuerdo tácito entre los dos, nos fuimos del lugar.
Ese día Beca y Liam decidieron dormir en nuestra casa para vigilar que nada sucediese. Por suerte para todos fue una noche tranquila, todo discurrió con normalidad.
A la mañana siguiente, Jam llamó a la puerta de mi habitación presentándose con una bandeja de desayuno y un tulipán blanco en la boca. No sabía ni de dónde lo había sacado ni cómo había sabido que era mi flor favorita... Lo descubriríamos con el paso del tiempo, de nuestro tiempo juntos.
Beca y Liam entraron a continuación, charlaban sin parar de los preparativos, de la ceremonia. Parecíamos una verdadera familia. Di gracias por haber encontrado el amor después de haber perdido mi hogar.
Beca trajo mi regalo de cumpleaños, un hermoso vestido blanco con la espalda totalmente descubierta, el estilo era griego y se ajustaba con un cinturón de cuentas hechas con caracolas y piedras preciosas. Era completamente maravilloso. Igual que el del libro. _Lo hice para ti, espero que te guste_.
A mis ojos llegaron unas inesperadas lágrimas de agradecimiento. Por esa mujer, que sería como una madre, por ese nuevo hermano y por mi compañero, el amor de mi vida.
Pasaba el tiempo y se hacía de noche... Beca me ayudo a peinarme, recogió mi pelo en un esbelto y complicado recogido, adornó mi cabello con flores silvestres. Me vestí sabiendo que ese sería el principio de algo hermoso, no podía dejar de pensar en Jam, en sus besos, sus caricias, lo anhelaba con toda mi alma. Una voz de detrás de la puerta me sacó de mi ensoñación: _Cariño, si sigues pensando esas cosas creo que vamos a defraudar a unos cuantos porque pienso entrar ahí y hacerte completamente mía.
Me reí, aún me sorprendía el hecho de estar conectados mentalmente.
Oí a mi futura suegra gritarle:_¡Vete, maldito seas Jam, largo de aquí, no puedes verla hasta la ceremonia y ya no digamos ponerle un solo dedo de encima¡ ¡estáis los los dos locos si creéis que os voy a dejar ni un minuto a solas! ¡Pondré a Liam a vigilar la puerta!
No podía dejar de reírme, estaba feliz, aunque algo intranquila por si no sucedía como debería ser. Pero una voz que conocía bien me tranquilizaba: _Tranquila, mi amor, todo va a salir bien. Te amo.
Llego el momento, me miré al espejo por última vez, estaba bella, hermosa, parecía una "elfa" de cuento de hadas. Estaba segura de que parte de mi belleza se la debía a esa nueva vida que daría comienzo en breve. Dediqué unos minutos a pensar en mis padres, a ellos les hubiese encantado verme así de feliz.
Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, entró Liam vestido con una túnica blanca. Me sonreía con afecto.
_¡Estas realmente hermosa!_ Me dio un beso en la mejilla. Cogió mis manos y las colocó en su brazo. Así descendimos por las escaleras y salimos de la casa. Me acompañó en todo momento. Beca había salido con Jam unos minutos antes. Fuera, en el porche, nos esperaba una yegua blanca como la luna, adornada de flores y con un manto púrpura. Liam me ayudó a subir, él no tubo ningún problema para subirse de un salto a un hermoso semental negro.
_¡Vámonos, todos te están esperando! gritó Liam.
El camino era corto, recordaba perfectamente el lugar donde el día antes había pasado uno de los momentos más maravillosos de mi vida.
Todo parecía estar preparado, un montón de gente con túnicas blancas, hombres y mujeres, alrededor del chamán, el sitio estaba delimitado con velas y antorchas, aunque había luna llena, la luz del fuego daba al lugar un calor reconfortante.
Allí estaba Jam, hermoso, parecía un dios griego, su pecho estaba al descubierto y dejaba ver su musculatura imponente, sus cabellos oscuros y sus ojos violetas como la amatista.
No había en el mundo un ser tan bello. Se acercó a mí, me ayudó a bajar del caballo y me besó, un beso suave y cálido. Caminamos y nos situamos en el centro del grupo.
Kerouac habló en un lenguaje antiguo. En un momento de la ceremonia todas las luces se apagaron, sólo nos alumbraba la luna que era testigo principal de la unión de nuestro amor. Nos tomó las manos y las ató con un pañuelo de seda blanco. Me preguntó si aceptaba a Jam como mi compañero para el resto de mi vida. Asentí y afirmé. Luego fue el turno de Jam de responder a esa sencilla pregunta pero que cambiaría el curso de muchas vidas. En un momento, me vi rodeada de gente felicitándome y dándome besos.
Hubo una gran comida, baile y muchas risas. La gente se acercaba, algunos querían tocar mi espalda. Yo les llenaba de curiosidad, se habían enterado el día anterior de mi existencia y aún no habían recapacitado de lo que significaría aquella unión. Tampoco les hubiese dado tiempo para preparar un nuevo atentado contra mí ya que el chamán les convocó pero no dijo el motivo de la ceremonia.
Después de que los últimos invitados se hubiesen marchado, Liam se acercó a nosotros, lucía una gran sonrisa. Supe que haría alguna de las suyas._Voy a besar a la novia_. Sin darme tiempo a reaccionar me dio un beso en la boca, no fue ni casto, ni un beso fraternal.
Sentí como lo apartaban de mí bruscamente, Jam lo agarró y lo lanzo al estanque. _¡Esto es para que te enfríes un poco!_ Liam se carcajeaba desde el arrollo. _Lo haré más veces hermanito.
Retumbó un gruñido ensordecedor:_¡Tú solo inténtalo!
Desde luego ese chico no se tomaba las amenazas de Jam muy en serio. Seguía riendo cuando se acercó a nosotros. A modo de advertencia Beca le reprendió: _¡Liam, déjales en paz!
_Mamá, solo quiero darles mi regalo de bodas... Venid, está por aquí_. Le seguimos por unos caminos llenos de zarzas que tuvimos que apartar. Al final estaba la gruta, él había encontrado la entrada. Nos adentramos los cuatro, estaba hermosa. Las antorchas daban luz y calor a la estancia. La gruta era pequeña y desde la entrada veíamos la cascada como si estuviésemos mirando a través de un gran ventanal. Unas mantas en el suelo, muchos almohadones, pétalos de flores esparcidas por el suelo ¡hasta una cubitera con champan!... Había pensado en todo. ¿Quién iba a decir que ese travieso muchacho nos había preparado todo eso?
Me abracé a él que estaba empapado y le di dos besos. Jam también le abrazó y besó. Con un guiño de complicidad decidieron que ellos se retiraban para que nos quedásemos solos. Había sido un día muy largo....
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