Extra

Especial para los lectores que lo deseaban

Pov Jediel

Cuando se conocieron.

Me despierto al sentir el fresco matinal y los tenues rayos del sol sobre mi faz, me estiro cual gato y giro en la cama en una media torsión, entonces observo al chico dormido a mi lado y sonrió. Él es tan hermoso. Mañana por la mañana mi hermanita vendrá y entonces se dará cuenta del engaño en que la tuve durante todo un año. Seguramente me odiara y me retirará la palabra, espero que no sea para siempre porque dolerá y mucho, la quiero.

Sé que fui quizá un egoísta por mi forma de actuar, pero no me arrepiento, este chico a mi lado lo es todo para mí, realmente lo amo.

Ha pasado un año desde su accidente y desde que mentí y lo traje conmigo, desde que vivimos juntos, el proceso de rehabilitación fue lento y doloroso, pero finalmente él se encuentra bien, al menos físicamente hablando, pero todavía le quedan muchas secuelas del trauma psicológico, de todo aquello por lo que tuvo que pasar. Cada semana asiste a terapia y poco a poco las pesadillas son menos frecuentes y me ha permitido darle mi amor con más libertad.

Ya no reniega de mis palabras amorosas hacia él, ni rehúye a mis caricias, poco a poco ha ido mejorando, anoche después de mucho finalmente volví a dormir con él, bueno a hacer más que dormir, porque compartir cama, ocurría desde hace varios meses atrás, él parecía sentirse más cómodo y seguro durmiendo junto a mí, pero no ocurría más que eso, dormir. Salvo anoche que finalmente volví a disfrutar de su cuerpo, como aquella noche hace casi tres años, cuando nos conocimos. No, esta noche ha sido mejor, mil veces mejor, porque ha sido por amor y no un contrato.

Acaricio con ternura sus cabellos y lo contemplo, entonces viajo al pasado en mi mente y recuerdo ese día.

Acababa de terminar con Braulio, mi ex, un chico al que quería, pero no amaba, un chico con el que salí al darme cuenta de que en realidad era gay, por supuesto nuestra relación era en secreto porque no me atrevía a airear mi condición. Y eso fue precisamente lo que detono nuestra ruptura. Él estaba harto de ser un amante a escondidas y tenía razón. Ahora reconozco que en ese aspecto yo fui un patán. Él tenía derecho a alguien que lo amara y no se avergonzase de él, y yo aún no estaba listo para dar ese paso.

Esa tarde peleamos y terminamos. Me sentía enfadado y frustrado, así que decidí no volver a casa, me pasaría el día de juerga bebiendo en un bar muy, muy alejado de la zona que solía frecuentar, un lugar dónde nadie pudiera imaginarse que estaría. Y así fue como llegué a ese barrio y antes de llegar al bar, vi al chico parado en la esquina. De inmediato llamo mi atención, estaba muy quieto, como si fuese un sensual maniquí, era muy delgado y pálido, su cabello negro resaltaba en esa piel tan clara, una blanca nieves, masculina, pensé. Lo observe atento, su perfil era muy hermoso, pero tenía la mirada perdida, como si no estuviese realmente allí, se veía triste, muy triste y temblaba.

Ese día era frio y pensé que quizá por eso, además sus prendas se notaban demasiado sencillas y desgastadas como para protegerlo, le observe atento y note un moratón en su mejilla derecha y observe una inflamación en la comisura de sus labios, parecía que el golpe había sido recibido ese mismo día, quizá por la mañana. Sabía lo que era, y yo jamás había pensado en usar esa clase de servicios, pero ese chico, de pronto me tenía fascinado.

─ ¿Cuánto por la noche?

Le pregunte, entonces él salió de su ensimismamiento y me miro y yo me perdí en sus ojos oscuros, tan negros como su cabello. Joder era hermoso, pagaría lo que me pidiera, tenía que ser mío.

─Quiero algo de comer, un lugar dónde pasar la noche y algunos billetes que me des. No tiene que ser muchos, pero...

─ ¿Qué clase de tarifa es esa? Así van a estafarte niño tonto. ¿Cuántos años tienes?

Pregunte ahora, esperaba que no fuese menor, se veía tan joven y casi me sentía un pedófilo.

Él se encogió de hombros.

─No lo sé, si me deseas bien, sólo dame comida.

─ ¿Cómo no vas a saberlo?

─No sabiendo, ¿me usaras o no?

Pregunto mirándome fijo, no me gusto eso de usar, pero entendía que él pensara eso, ciertamente era así por feo que se oyera y me di cuenta de que el chico estaba hambriento. Sentí lastima por él. Me di cuenta de que se vendía por verdadera necesidad y no por gusto.

─Sube. ─ Le dije dándole un casco adicional, y él un poco tímido lo hizo y se colocó en mi motocicleta atrás de mí, abrazándome por la cintura, conduje hasta un pequeño restaurant, un poco alejado de aquel barrio, obvio no lo iba a llevar a los círculos selectos que frecuentaba, pero tampoco a uno de esos sitios paupérrimos de la zona.

Ingresamos al restaurant y él veía todo con asombro, nos sentamos frente a un ventanal y una linda mesera nos dio la carta, ordene rápidamente, pero él se quedó mirando el menú sin decir nada.

─ ¿Puedes pedir lo que quieras?

─No sé leer.

Respondió avergonzado, así que yo mismo le leí el menú y le pregunté que se le antojaba. Pregunto si en verdad podía pedir lo que quisiera y le dije que sí.

Sonrió y entonces sentí que se me acelero el corazón, joder, él era tan hermoso, entonces pidió, pidió, y pidió, era notorio que tenía el hambre atrasada y se comió cuanto pidió. Cuando salimos del restaurant, él se veía feliz, de nuevo monto a mi lado y fuimos rumbo a un hotel, hotel, no motel, no lo llevaría esa clase de sitios. Durante el trayecto a momentos me agarraba aferrándose a mi en un abrazo que me calentaba y luego se soltaba y extendía los brazos como un niño pequeño disfrutando del viento y la sensación de libertad.

Pedí una habitación y subí con él, su mirada maravillada al ver la habitación me hizo reír, se veía tan lindo. Estaba seguro que nunca antes estuvo en un sitio tan cómodo.

─Puedes hacer conmigo lo que quieras.

Dijo y empezó a quitarse la ropa, le contemplé absorto, era una belleza, sin embargo, fruncí el ceño cuando él termino de desnudarse, él noto mi mirada y bajo la vista avergonzado.

─ ¿No te gusto?, ¿ya no quieres? ¿Cómo puedo pagarte la comida entonces?

Parecía tan tímido e inseguro, ya no veía al jovencito retador de la esquina, ni al chico fascinado de hace unos momentos.

─Eres muy lindo, es sólo que...

Con cuidado deslice mi mano por sobre uno de los moratones que tenía en el abdomen, tenía el vientre plano y bueno, su delgadez era extrema y podía contar los huesos en él, además su blanca piel estaba cubierta por hematomas en varias zonas, y peor aún era ver las cicatrices de cortes y quemaduras de cigarro que poblaban tan bello cuerpo. Me sentí furioso por eso.

─ ¿Quien fue?

─No importa. ─Respondió desviando la mirada.

Suspire frustrado, pero me acerque para abrazarlo con afecto y después bese sus labios, y vaya que eran dulces y deliciosos. Jamás sentí esto con Braulio y una punzada de culpa me invadió, era un maldito, pero es que este chico era tan especial que...Simplemente no podía entenderlo.

─ ¿Por qué te vendes?

Pregunte a pesar de que ya tenia una idea al respecto. Él se encogió de hombros.

─Si no trabajo no como.

Respondió con pesar y sentí aun mayor lastima por él.

─ ¿Cómo te llamas?

─Como tú quieras que me llame.

Replico mirándome con timidez.

─Dime tu verdadero nombre.

─No tengo uno.

Eso era difícil de creer, pero no insistí, por el contrario tome sus labios de nuevo deleitándome con el sabor, lo cargue y lo lleve directo a la cama donde procedí a tocarlo, lo hice mío suavemente, fui muy cuidadoso con él y aun así pude notar que temblaba y que estaba tratando de controlar un ataque de pánico, se mordía los labios y tenía los ojos cerrados apretando los parpados, incluso hiperventilaba por momentos, me di cuenta de lo duro que era para él hacer eso, así que me detuve.

─No tengas miedo pequeño, no te hare daño.

Él me miro asombrado, confeso que nunca antes un cliente se dio cuenta de lo asustado que estaba, yo incluso pude ver que trataba de evitar las lágrimas, pase largo rato calmándolo, llegue a pensar que no le tocaría más, pero después él se relajó lo suficiente para continuar e incluso me regalo suspiros y gemidos que me dejaron enamorado. Era algo extraño, pero creo que me enamore de él esa misma noche.

Parte de mí se sintió enfadado y culpable, acababa de terminar con mi novio al que quería y allí estaba en la cama con otro chico a quien ya sentía que le pertenecía mi corazón, como nunca le pertenecí a mi ex. Era un maldito desgraciado.

Lo bese y acaricie tanto esa noche que incluso me olvide de su edad y realmente esperaba no estar aprovechándome de un niño, aunque era claro que él ya no tenía inocencia. Él durmió tranquilo en mis brazos, y por la mañana encargue servicio a la habitación, un desayuno completo para él y uno continental para mí o para compartir con él, si así lo deseaba. Un camarero nos llevó en una bandeja, leche, café, agua y jugo de naranja recién exprimido, pan tostado con mantequilla y mermelada de fresa, panecillos, fruta fresca picada, melón, sandía papaya, piña, fresa, kiwi y manzana, además de huevos revueltos con tocino, tomate y jamón.

Cuando el vio la comida sus ojos brillaron con entusiasmo y como la noche anterior ataco el desayuno con apetito y yo le contemple devorar todo. ¡Qué lindo! Recuerdo haber pensado. Después del desayuno lo tome una vez más y después compartimos la ducha. Ya después era hora de despedirnos, así que le pague. Al principio el rechazo los billetes diciendo que no era necesario le había pagado con una cama suave y suficiente comida, más de lo que había tenido en una semana. Por triste que fuera sabía que aquella frase no era una exageración. Pero insistí en que conservase el dinero aludiendo a lo satisfecho que me tenía y a que lo necesitaba, entonces intento coger solo la mitad, diciéndome que era mucho, pero fui tajante e insistí una y otra vez, lo merecía todo y más, también había ordenado comida para llevar. Quería que él tuviese algo para más tarde o mañana. Me sonrió y mi corazón golpeteo emocionado, juro que sentí las pinches mariposas en la panza.

─Te buscare de nuevo, lo prometo.

─Estaré encantado de servirte.

Y lo hice una y otra vez, acudí tantas veces a la esquina, pero el destino no quiso que le volviera a ver, poco a poco su imagen se fue disipando de mi mente, ya no lo recordaba con exactitud, pero tampoco lo olvidaba, el chico que se había robado mi corazón. Me agencie una novia para disimular mi preferencia sexual, el único que lo sabía era Gabriel Coltron, debido a que él era amigo de mi ex y él se lo soplo y que además estaba enamorado de mi novia. Misma a la que deje nada más volví a encontrarme con mi amado en las circunstancias que menos imagine, y entonces ocurrió aquel accidente y temí perderlo, que me lo quitase mi hermana o que me lo quitase la vida. No, él era mío, y defendería lo mío, al carajo la sociedad y el qué dirán, al carajo todo. Confesé mi homosexualidad a mi familia, hermana incluida y al mundo entero, he hice esa treta para traerlo conmigo, mis padres lo saben, Angie no, pero lo sabrá en unas horas y bueno, espero pueda perdonarme, soy un desgraciado ya sé, pero no me arrepiento, tengo al amor de mi vida en mis brazos. Hay un lado oscuro en mí que pocas veces muestro, por ejemplo, llevo meses buscando a la madre de mi novio y al desgraciado de su padrastro, ya sé que fueron ellos quienes primero abusaron de él y luego lo volvieron un chico de alquiler y quienes lo torturaban, y cuando los halle y lo hare, ellos desearan no haber nacido.

Azor como ahora se llama mi  chico, no les desea mal, es tan noble, pero yo hare que sufran tanto, que supliquen por una piedad que jamás llegara. Sigo acariciando a mi amado con ternura y contemplándole embelesado, entonces él abre los ojos y me mira amoroso.

─Hola, buenos días, ¿sucede algo?

Pregunta él que recién despierta y yo le sonrió perdiéndome en su mirada somnolienta, esos ojos negros que adoro.

─Pensaba en el momento que me enamore de ti.

─ ¿Y cuándo fue eso?

─Cuando te conocí.

Espero les haya gustado este extra, es para quienes querían saber sobre cómo se conocieron ellos y de su relación, pronto habrá otro dónde Angie se entere de la verdad ¿creen que perdone a su hermano?