Capítulo 3
Conociendo a los hermanos Fanel
Angelitza:
— ¿Qué?
Deje salir la palabra, suave como un quejido, la señorita Collins, me repitió que yo sería la tutora del nuevo. Parte de mi quiso protestar y decir "que lo haga otro", porque no su primo Edmund o Julius, que tal Mariah o Francesca, pero no. Me quedé calladita y asentí mecánicamente. No necesitaba créditos extra, no más de los que ya tenía, incluso comenzaban a aburrirme las cosas escolares que no representaban reto para mí, a diferencia de mi familia altamente creativa, yo nací con una memoria eidética súper desarrollada, así que los estudios eran cosa fácil y sin esfuerzo alguno podía llenar de dieces mi boleta y ser un miembro perpetuo del cuadro de honor. Aun así, no tenía decidido mi futuro y no era la típica chica nerd, ni lucía, ni me portaba así. Simplemente aprobaba todo con A.
No me hacia la menor gracia tener que darle clases, al recién llegado, y no por su apellido, era por su aura de cuervo que me daba escalofríos, podía percibir algo muy oscuro en torno a él y todos mis instintos me gritaban peligro.
El aludido se acercó a mí y con su sonrisa de "Chicas-caigan- a mis-píes" pregunto cuándo y dónde comenzaríamos las lecciones. A él sí le mire mal encarada, con un tono que rayaba en lo grosero dije:
—No quiero darte clases, que lo haga tu primo.
— ¿Has visto su moratón?
Sonrió de nuevo y entonces entendí, con el mismo tono conteste.
—Hare esto porque así lo manda la maestra, pero si te atreves a levantarme la mano, juro que te demando, además enviare a mi hermano para que te dé una lección.
—A menos que él sea un campeón de peso pesado, no tengo nada que temer y las únicas lecciones que me interesan, son las tuyas, ahora bien ¿porque me odias?, no te he hecho nada.
Yo fruncí el ceño, él tenía razón. Los demás alumnos se habían ido. Solo quedaban Becky y Julius que me esperaban, pues íbamos a ver las cosas navideñas.
—Eres un Coltron.
Balbucee, aunque sabía que eso no tenía sentido. Él enarco una ceja interrogante.
— ¿Y?
— ¿Cómo y?
—En serio no sé, ¿qué tiene de malo mi apellido?
Procedí a explicarle y él se echó a reír sin parar, después añadió.
— Es sencillamente estúpido, como sea, no tengo nada que ver en eso, sabes sólo soy un Coltron, porque mi madre tuvo que darme su apellido, ya que mi padre se largó dejándola barrigona, así que la familia la exilio, no le debemos nada a esos tipos, no sé por qué últimamente mi tío segundo, salió con que quería ayudar al descarriado vástago de su pobre prima.
Me sorprendió la forma de la cual hablaba de su madre y de él, pero yo también pensaba que las rencillas familiares eran tontas.
—Muy bien, iniciamos mañana a las cinco, puede ser en la biblioteca de la escuela o en mi casa.
Dije, porque ni de loca me iba meter al nido de víboras que era la mansión Coltron.
—Ok, dónde tú quieras.
Y así nos despedimos, como era el plan salí con mis amigos al centro comercial a escoger cosas para las decoraciones de navidad. Tanto Becky, como Julius hicieron comentarios sobre el chico.
—Tienes suerte, es guapísimo, sé que normalmente hablo basura de los chicos, pero este está realmente bueno.
Juliou rodo los ojos y bufo.
— ¿Qué? Sí lo está. Siento que tú no seas sexy, pero es la triste verdad.
—Pues tú no eres muy bonita que se diga.
Contesto él y al poco rato ya se estaban lanzando hierbajos y bolas de nieve. Entre relajo y relajo terminamos haciendo las compras: Luces multicolores, algunas esferas y otras figuras alusivas a la navidad. También compramos algunos regalos.
Volví a casa cansada, pero feliz, después de una pequeña cena en compañía de mi hermano, me fui a la cama.
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Las luces se prendían y apagaban una y otra vez, como si alguien estuviese jugando con el interruptor, de pronto ya no estuve en mi habitación si no en medio de la nada, en un lugar oscuro y solitario dónde las luces incandescentes lucían enfermizas y causaban mareo. El plano cambio de nuevo y me hallaba tiritando bajo la nieve, esa nieve que tanto amaba, me calaba y hería la piel de forma despiadada, note que tenía puesto sólo un fino camisón e iba descalza. Entonces apareció un cuervo que revoloteo junto a mí y se acercó observándome con una mirada que mostraba abandono. Grazno, un sonido seco y lúgubre que me acelero el pulso. Sentía el tic tac, de mi corazón martillando con fuerza, atrayendo al ave y entonces lo sentí hundir su pico en mí pecho, a la altura del corazón desgarrándolo. Pude ver la sangre teñir mi blanco camisón, sentí un dolor agudo a medida que el cuervo penetraba mi órgano vital. Grite y las lágrimas invadieron mi rostro. Después sólo vi una bruma perlada y las facciones del cuervo se distorsionaron, lo vi mutar como si se tratará de un cambia formas de fantasía. Se convirtió en un hombre, aquel chico nuevo, y me miro con ojos tristes, llenos de culpa. "Lo siento" Susurro mirando con asombro y horror la herida en mi pecho y yo no podía explicar por qué seguía viva.
Entonces vi como él llevaba su propia mano, ahora armada hasta su sien y apretaba el gatillo. El sonido de un bang, se dejó oír entre la oscuridad que lo consumió todo, yo seguía allí inerte cual roca hasta que una mano firme apretó la mía.
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Entonces desperté agitada y sudorosa. Note que en efecto aferraba una mano. Mi hermano me miro con preocupación.
—Te oí gritar y vine.
—Fue una pesadilla.
— ¿Quieres contarme?
Sacudí la cabeza y mentí.
—No lo recuerdo, sólo sé que sentí miedo.
Él me dijo palabras de consuelo y luego fue a tráeme un vaso de agua, me dio también una barra de chocolate oscuro. Mi favorito. Le agradecí y volví a dormirme un rato después.
A la mañana siguiente volví al colegio y el día se desarrolló con normalidad, a la salida quede con el chico sobre su primera tutoría que sería en la biblioteca y él asintió.
Me sentía un poco extraña por eso. Incluso escribí en Tommy una entrada al respecto, la noche anterior antes de acostarme.
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"Querido Tommy, Hoy conocí a un chico en la escuela, es guapo y me hace pensar en peligro, letras calientes y chocolate oscuro, pero también en noche, nieve y decadencia. Para colmo es un Coltron y yo simplemente creo que llevo demasiado tiempo siendo virgen y mis hormonas están alocadas" P.d. Seré su tutora que tonta y románticamente cliché. ¿Verdad?
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La clase no resulto como temía, él parecía interesado en aprender, me confeso que su presentación fue una farsa para mantener la reputación de "badboy" y que era un asco en los estudios por ser disléxico. Realmente intento seguirme el paso, pero note que era como enseñar a un niño de primaria, a decir verdad, él me agrado, era sencillo, honesto y encantador. Mal hablado ciertamente, pero no grosero.
Acordamos la siguiente reunión en mi casa, había elegido la biblioteca antes, por ser terreno neutral, pero tras darme cuenta de que no había peligro, preferí la comodidad de mi hogar.
Así que durante la semana nos veíamos a las cinco para sus clases, avanzaba tan lento como un caracol y para alguien tan rápida como yo en los estudios, era frustrante, aun así lo compensaban los minutos de charla y camaradería que se daban entre ambos, tanto así que me sentía muy a gusto con él, como lo estaba con Becky y Julius, mis únicos pseudo amigos y digo pseudo, porque no éramos como los tríos de amigos que siempre se ven en el cine o los libros, ese estilo a lo mosquetero, donde uno daba todo por el otro. Nuestras amistades eran superficiales, teníamos ciertas cosas en común, charlábamos a veces y me ignoraban o excluían otras. Al principio me dolía cuando hacían cosas sin mí, después solo fui acostumbrándome, poco a poco dejó de doler y entendí que no eran amigos, solo compañeros de clase con más apego que los usuales. Después de todo Julius y yo somos casi nerds y Becky es muy introvertida, sin mencionar que odia a los hombres desde que su padre le puso los cuernos a su mama.
—Entonces la hipotenusa es igual a la suma de los catetos.
Dijo después de que le explicara por enésima vez el teorema de Pitágoras.
—Las matemáticas aburren, la escuela es un fastidio.
—No te pongas pesado, hagamos una pausa, iré por algo de comer.
En ese momento entro mi hermano a la estancia y nos observó. Note que su mirada se detuvo largo rato en Raven, como inspeccionándole.
— ¿Te conozco? —Pregunto dudoso.
Raven negó con la cabeza, se levantó y le tendió la mano presentándose. En cuanto mi hermano oyó su apellido le soltó como si quemase.
— ¿Qué carajos estás haciendo aquí?
Le increpo y él se encogió de hombros.
—Se supone que estudiar o lo intento.
Entonces yo le explique a Jediel, que no dejaba de mirar a Raven, de forma sospechosa, como si dudara de él, pero era claro que no le gustaba nada nuestra relación. Sabía que él no era afecto al odio familiar al igual que yo, así que debía haber algo más, pero ¿Qué?
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