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Capítulo cuatro

Después de que Kohaku se fuera, Senku no pudo concentrarse en sus planos.

¿Cómo podría? Esa noche él, uno de los hombres más débiles sobre la Tierra, iba a perder la virginidad con una de las mujeres más fuertes del planeta. Las probabilidades de decepcionarla eran del 85%.

No pudo terminar los planos, fingió tener un dolor de cabeza para excusarse con Xeno, Suika y Chrome y se fue a su casa improvisada que era más bien una cabaña pequeña que casi nunca usaba.

Se recostó en su cama y cerró los ojos, reprendiéndose a sí mismo por haber accedido a acostarse con Kohaku. ¿En qué estaba pensando? Perdió todo un día de trabajo por no poder contener a sus estúpidas hormonas.

Su único consuelo era que, después de esta noche, dejara a Kohaku satisfecha o insatisfecha, por lo menos él saciaría sus ganas y ya no tendría porqué seguir perdiendo el tiempo pensando en estas tonterías tan ilógicas. Ya no la desearía y podría tener su mente tranquila.

¿Verdad?

Se la pasó el resto de la noche escribiendo todo lo que recordaba de educación sexual en una libreta, más que nada para refrescar su memoria y sentirse más confiado. Comió algo ligero. Intentó trabajar, pero no lo logró. Al final se recostó en su cama, contando los segundos que faltaban para medianoche.

Esa no fue la mejor idea. Aparte de actuar de cronometro, su cerebro decidió que sería muy divertido empezar a fantasear con las cosas que ya había hecho con Kohaku, y las cosas que podría hacerle.

Faltando todavía media hora, ya tenía su miembro tan duro que lo sentía al borde de estallar, aunque eso era ilógico.

Resistió la tentación de masturbarse y, cuando quedaban solo diez minutos, tomó tres condones, por las dudas, y salió de su cabaña, directo a la choza de Kohaku.

A mitad de camino, su cerebro no dejó de reprocharle: ¿qué estás haciendo? ¿Estás loco? Solo es tu amiga. Arruinaras todo.

Te vas a arrepentir.

Su cabeza logró enfriarse un poco durante el camino y, cuando llegó a la puerta de Kohaku, por un momento dudó.

Pensó en darse la vuelta y disculparse con ella mañana, pero entonces pensó en ella esperando por él, quizás tan caliente como él se había estado sintiendo, y su mente empezó a nublarse otra vez.

Al demonio, ya estaba allí. Solo sería esa vez y ya.

Abrió la puerta de la choza de Kohaku y la encontró semidesnuda en su cama, solo con su ropa interior, con los brazos detrás de su nuca, mirando al techo. Apenas estaba siendo iluminada por una lámpara de gas. Al escucharlo, dirigió su mirada a él y sonrió.

—Ja, ya estaba pensando que no vendrías. —Se puso en pie rápidamente y él la recorrió con la mirada—. Pero sabía que lo harías. —Esas palabras hicieron que volviera a mirarla a los ojos—. No eres un cobarde.

—No. —Su sonrisa estaba haciendo estragos en él. ¿Desde cuándo era tan seductora? Estaba volviendo a endurecerse por completo—. No lo soy. —Dicho eso, se acercó a tomarla por la cintura y besarla.

Ella correspondió el beso de inmediato, de manera salvaje y apasionada, llevando sus manos a su nuca y a su espalda para acercarlo más, pegando sus cuerpos.

Senku deslizó las manos lentamente por su piel, sorprendiéndose una vez más por su suavidad y calidez. Era tan agradable que resultaba ridículo. Y más ridícula era la reacción que provocaba en él.

De verdad que lo estaba arrastrando por completo a las más oscuras tentaciones... y lo peor era que Senku lo estaba disfrutando con cada milímetro de su ser.

Solo será esta vez y ya, se repitió una y otra vez, dejando que su mente se deshiciera de toda lógica y se concentrara solo en ella.

.

Kohaku sentía que se estaba volviendo loca. Nunca creyó que realmente podría tener a Senku de esta manera. Lo estaba tocando, lo estaba desvistiendo, lo estaba besando y él se lo permitía, él lo disfrutaba.

Cuando lo dejó en ropa interior, rompió el beso para contemplarlo. Era delgado, pero tonificado, y no resistió las ganas de lanzarse directo a su cuello para besarlo con todavía más ahínco allí, mordiéndolo de vez en cuando.

—¿Ves que sí eres una leona? —preguntó juguetonamente él, riendo mientras deslizaba las manos por su culo, amasándolo y provocándole extrañas sensaciones en su entrepierna.

—Cállate. —Lo mordió a modo de reproche, haciéndolo sisear entre dientes y apretarla más fuerte, clavándole las uñas—. Auch. —Decidió clavarle las uñas en los hombros también a modo de venganza mientras lo mordía más fuerte, pero él gimió de gusto y la forzó a pegarse más contra él, haciéndola sentir su erección justo sobre su clítoris—. Ah... —Se mecieron el uno contra el otro y ella simplemente lo abrazó, levantando una pierna para rodear su cintura y frotarse mejor contra él.

Esta vez fue él el que empezó a besarle el cuello, subiendo sus manos por su espalda hasta llegar al nudo de su sujetador. Lo desató con rapidez, pero se tomó su tiempo en bajar la tirita izquierda, dejando un camino de besos húmedos por su hombro, cosa que la hizo desesperarse y quitarse el sujetador de un tirón. Él rio divertido.

—Qué impaciente. —Tomó sus caderas e intentó aletargar el ritmo de sus movimientos, pero ella no lo dejó. ¿Cómo podría parar? Se sentía tan malditamente bien—. Quieta, maldición. —Pareció perder la paciencia y le mordió un pezón, haciéndola chillar agudamente y enterrar sus uñas en su espalda.

—¡Eso no me gustó! —le reclamó, con lagrimitas en los ojos.

—Entonces déjame compensar mi error. —La hizo apartarse y la instó a tumbarse en la cama.

Kohaku miró con mucha atención como se quitaba su ropa interior, quedándose completamente desnudo. Ya había visto su miembro, pero todavía la impresionaba. ¿Podría entrar? Últimamente se masturbaba mucho pensando en él y apenas y sí le cabían dos dedos, con tres ya le dolía.

Lo vio sacar un condón de su ropa y pensó que ya era el momento, pero él simplemente lo dejó a un costado de su cama y le abrió las piernas, bajando su rostro hasta su pelvis.

Kohaku enrojeció de golpe.

Senku besó suavemente su monte de venus, mirándola con sus ojos tan oscurecidos y tan hambrientos que ella sintió un calor impresionante invadirla, una sensación que le recorrió todo el cuerpo y duplicó la ya abundante humedad llenando sus bragas.

Creyó que él la terminaría de desnudar, pero sus besos subieron en vez de bajar. Él arrastró sus labios y su lengua por su abdomen, le mordió la cadera y chupó la piel debajo de su ombligo, haciéndola reír un poco por las cosquillas en medio de sus gemidos y jadeos. Pronto llegó a sus pechos y comenzó a lamerlos con delicadeza, cosa que la hizo cerrar los ojos y suspirar. Era un poco relajante, aparte de placentero, así que, cuando empezó a chupar un pezón de repente, chilló un poco por la sorpresa, llevando sus manos a su cabello, retorciéndolo entre sus dedos.

Era una mezcla extraña de sensaciones entre sus suaves labios y su lengua caliente con sus dientes raspándola de vez en cuando. No podía dejar de gemir y retorcerse, moviendo su pelvis contra su muslo, desesperada por más contacto.

Él no tardó en darse cuenta y de inmediato llevó una mano a su última prenda, finalmente quitándosela sin mucho esfuerzo ya que era la ropa interior típica en su aldea. Sus dedos empezaron a frotar su clítoris, convirtiendo sus gemidos en balbuceos desesperados, pidiéndole que no se detuviera, que le diera más.

—¿Más? —Él se apartó de sus pechos relucientes por su saliva y su sudor, también dejó de tocarla, así que ella lo miró suplicante, olvidándose de todo su orgullo y restregándose más contra su pierna, sintiendo todo su cuerpo arder por el contacto de su erección con su muslo—. Tranquila, te daré más... —Fue entonces que finalmente volvió al lugar donde había empezado, sin romper contacto visual con ella.

No dejó de mirarla mientras besaba su pelvis, ni cuando dio la primera lamida justo por encima de su clítoris, sonriendo de forma perversa al verla estremecerse solo con ese pequeño contacto.

Cuando finalmente empezó con lo bueno, empezó con todas sus ganas, chupando fervientemente su clítoris, cerrando los ojos como si estuviera disfrutando de un manjar exquisito.

Sobraba decir que Kohaku se volvió loca.

Supo contenerse de cerrar las piernas, y en su lugar se sujetó de sus muslos para separarlas más y darle más acceso. Él gimió con aprobación ante su gesto, acariciando sus manos mientras chupaba con más fuerza, mordisqueándola un poco, arrancándole varios gritos que no se molestó en reprimir.

Su orgasmo no tardó en llegar y ella tembló de forma incontrolable contra la boca de Senku, que se apartó mientras ella intentaba recuperar el aliento, soltando sus muslos y relajando las piernas.

Fue solo cuando los latidos de su corazón dejaron de resonarle con fuerza en los oídos que se dio cuenta de que Senku estaba frotando con la punta de sus dedos su entrada.

—¿Puedo? —preguntó, con la respiración totalmente descontrolada y una mirada que la hizo contestar sin siquiera pensar.

—Sí.

Los dos dedos entraron con facilidad, haciéndola retorcerse y ansiar más, aunque el tercer dedo tuvo muchísimas más dificultades en entrar. Los dedos de Senku eran más grande que los suyos, pero él la trató con más paciencia y dulzura de lo que ella misma se trataba. Acarició su muslo con delicadeza mientras la estimulaba con sus dedos, yendo poco a poco.

—Es prueba y error —le dijo, con una sonrisa en parte juguetona y en parte afectuosa, o quizás se estuviera imaginando cosas—. Dime si debo detenerme, ¿está bien? —Ella asintió, cerrando los ojos, hasta que sintió que su otra mano abandonaba su muslo para retorcer su clítoris, provocando que lo mirara con sorpresa—. Intenta no pensar mucho en eso —le dijo, con su voz baja y ronca haciendo estragos en Kohaku. Podría haber jurado que se puso más húmeda solo con escucharlo.

Eventualmente, los tres dedos entraron sin problema y ella sacudió sus caderas contra ellos, gimiendo ante la sensación.

Estuvo muy molesta cuando él los quitó.

Le frunció el ceño, pero él se rio descaradamente mientras le tendía el paquetito con el condón.

—Toma. Te diré cómo ponérmelo.

Colocárselo no fue tan difícil, hasta se atrevió a manosearlo un poco mientras estaba en eso, ganándose un gruñido de placer y una mirada de reproche.

—¡Ja! No me mires así. Sé que te gusta. —Lo tomó con las dos manos y le dio un largo y lento beso de lengua a la punta, haciéndolo suspirar temblorosamente.

—Su-suficiente de eso, leona. —Tomó su coleta (que estaba casi deshecha) y la apartó—. Vamos al grano.

—Ja, muy bien. —Lo soltó y se recostó, abriendo las piernas para él.

—De hecho, ve tú arriba. —Él se recostó a su lado, pareciendo nervioso. De repente, Kohaku empezó a ponerse nerviosa también—. No tienes que hacerlo si no quieres... —le recordó él, apartando la mirada.

—Por supuesto que quiero. —Lo miró decidida y se colocó encima de él, tomando su miembro y guiándolo a su entrada.

Empezó a bajar, pero él la detuvo.

—Apuntas mal —le dijo, sentándose para ayudarla a colocarlo bien.

—Ok. —Kohaku tomó aire y se sujetó de sus hombros, comenzando a bajar lentamente.

Estaba increíblemente mojada, más que nunca antes, y aun así todo su rostro se contorsionó de dolor con solo la punta adentro. Mierda, ¿seguro que estaba bien que la estirara tanto?

Enterró el rostro en su cuello y cerró los ojos, tomando aire y bajando de golpe, gritando de dolor por la sensación desgarradora.

Él la abrazó de inmediato, besando su hombro antes de susurrarle que se relajara, con la voz más suave y dulce que le había escuchado nunca, a pesar de que claramente estaba sin aliento y estremeciéndose de placer por la sensación.

Luego de unos segundos de ambos respirando erráticamente, él empezó a besarle el cuello, llevando una mano a masajear su clítoris con suavidad. Se sentía muy bien...

No dejó de besarla y acariciarla en los minutos que le tomó para acostumbrarse a la sensación. Ella lo abrazó más mientras movía experimentalmente sus caderas. Seguía doliendo, pero... había algo que le gustaba, algo que la excitaba. Él gemía con cada pequeño movimiento que hacía, acrecentando esa sensación de lujuria comenzando a arder en su interior.

Aunque todavía le dolía un poco, comenzó a subir y bajar sus caderas, quitándole todo el aliento de inmediato a Senku, que detuvo sus caricias y besos y agarró sus caderas, temblando y jadeando. Él permaneció inmóvil mientras ella se movía poco a poco, con los ojos cerrados, comenzando a sentir un ardiente placer cada vez más intenso.

Su boca se abrió y soltó un profundo gemido.

Ya casi no le dolía, le estaba gustando, le estaba encantando. Empezó a moverse más rápido, arañando su espalda, gimiendo ahogadamente.

Era tan... tan... delicioso... indescriptible... ¡mierda, era demasiado!

—K-Kohaku... —De repente, Senku se abrazó a ella desesperadamente y sacudió su pelvis contra ella, embistiéndola de forma mucho más rápida y descontrolada, corriéndose con un grito ahogado. Respiró agitadamente en su cuello, antes de relajarse—. Mierda... lo siento... No quería que durara tan poco... —Se apartó con una mirada de disculpa, todavía jadeando, solo para sorprenderse al verla temblando como hoja al viento, con la mirada perdida y una sonrisa embobada—. Eh... ¿te corriste?

—¿Eh? —Pestañeó, aturdida—. Ah... sí... —Se abrazó a él otra vez, sin querer perder su calor.

—¿Qué tan ridículamente sensible eres?... —Rio, incrédulo, y también bastante cansado.

Ella apenas y sí lo escuchó, comenzando a besar su hombro, sintiéndose especialmente cariñosa, con ganas de acariciarlo y besarlo el resto de la noche.

Él dijo que solo sería esa vez y ya, así que tenía que aprovechar.

Senku quiso apartarla, salir de su interior, pero ella se agarró a las sábanas y clavó las rodillas en el colchón, recostándose sobre él, básicamente atrapándolo con su peso y su fuerza superior.

—Leona... suéltame. —Ella no le hizo caso, lamiendo su clavícula y subiendo para morder la piel debajo de su oído. Él suspiró—. Habló en serio, tengo que quitarme el condón.

—Solo un poco más. —Tomó su cabeza y la alzó para poder besarlo profundamente en la boca, acariciando su pecho con su otra mano.

—Mierda. —Cuando rompieron el beso, él la estaba mirando con esos ojos demasiado intensos que hacían temblar sus piernas—. Suéltame, Kohaku —le pidió, con voz ronca—. Deja que me pongo otro condón, te prometo durar más esta vez.

Ella abrió mucho los ojos.

—¿Podemos hacerlo otra vez? Pensé que dijiste que una y ya.

—Quise decir una noche, no una sola ronda. —Sonrió maliciosamente—. Ahora suéltame, ¿sí?

Ella lo dejó ir de inmediato y él de inmediato se quitó el condón, hizo un nudo y lo arrojó a la basura, para luego sacar otro entre su ropa, colocándolo en su miembro que ya estaba endureciéndose otra vez.

Como no estaba en su máximo esplendor, ella lo ayudó con su lengua y sus manos, hasta que él volvió a recostarse en su cama y ella volvió a subírsele encima.

Volvió a doler, pero no tanto, y se pasó bastante rápido. Pronto Kohaku estuvo brincando sobre él a un ritmo constante y rápido, con sus pechos rebotando, disfrutando de sus manos apretándolos juguetonamente de vez en cuando, los dos jadeando, gimiendo y gritando, sudados, hechos un desastre, pero sintiéndose tan condenadamente bien que acabaron perdiendo el control por completo, retorciéndose el uno contra el otro, abrazándose, arañándose y mordiéndose hasta que el orgasmo volvió a golpearlos como nunca antes.

Por un momento Kohaku no quiso soltarlo, temiendo que se fuera, pero él se aprovechó de que seguía atontada por su clímax y se apartó, quitándose el condón y desechándolo, antes de volver a recostarse a su lado, totalmente exhausto y soñoliento.

Kohaku lo abrazó de inmediato, rodeándolo con los dos brazos y con una pierna encima de él, sin querer que siquiera pensara en irse. Él no pareció pensar en eso, bostezó, cerró los ojos, pasó un brazo por su cintura y se durmió.

Ella sonrió, antes de dormirse mucho más tranquila y feliz.

Al día siguiente, se despertó antes que Senku y se le quedó mirando, sonriendo suavemente.

A pesar de todo, nunca se arrepentiría de aquella noche que compartieron.

Probablemente a él no le gustaría despertar y verla mirándolo fijamente, así que se levantó y fue a darse una ducha y a preparar algo de desayunar.

Cuando él despertó, soñoliento y visiblemente agotado, ella le sonrió en medio de preparar 2 tazas de té.

—La ducha está allá. —La señaló con el pulgar.

Él se le quedó mirando por un momento, antes de asentir y sentarse lentamente, frotando su nuca y sus hombros con pesadez.

Luego de unos minutos, se arrastró miserablemente a la ducha y salió un poco menos irritable, vistiéndose y sentándose frente a ella en su pequeña mesita, todavía secándose el cabello.

Desayunaron en silencio por un momento, antes de que él le preguntara como se sentía.

—Bien. —Encogió los hombros.

—¿No te duele nada?

—La vagina —contestó con simpleza, haciéndolo escupir buena parte de su té.

—Qué franca. —Rio, sudando frío, antes de ponerse serio—. ¿Te duele mucho? —Pareció preocupado.

—Casi nada, solo es una ligera molestia. —Encogió los hombros—. ¿A ti te duele algo?

—Los hombros y la espalda. Arañas mucho, para decir que no eres una leona. —Rio, divertido.

—¡No lo soy!

—Muy bien... —Después de terminar su té, Senku la miró seriamente—. Entonces, eso fue todo. Recuerdas el trato, ¿no?

—Sí —contestó con calma—. Nada de besos ni caricias. Ya no te molestaré. —Al ver su cara tan seria, no pudo evitar reír—. ¡Ja! ¿Por qué te ves tan preocupado? Nunca quise ser más que amigos, ya te lo dije.

—Eso esperó. —Rascó su oído con el meñique, apartando la mirada, antes de volver a verla y sonreírle—. Fue divertido —le dijo.

—Sí, lo fue. —Le devolvió la sonrisa—. Gracias.

—Yo soy el que debe dar las gracias. —Negó con la cabeza, volviendo a reír, antes de ponerse en pie—. Me iré ahora, ya retrasé bastante mi trabajo. Tengo mucho que hacer.

—Nos vemos, Senku. —Siguió tomando su té.

—Nos vemos. —Apenas él se fue, Kohaku dejó la taza en la mesa y suspiró, antes de sonreír.

Le hubiera gustado besarlo una última vez, pero no rompería el trato. Esa noche se quedaría solo como un hermoso recuerdo de sus más oscuras tentaciones. Eso era lo mejor.

Fin.

¿O no?

Depende! Como ya saben, esta es una historia de mi Patreon! El capítulo cinco está disponible solo allí, pero si alguien se une a mi Patreon aunq sea con un dolar entonces continuaré la historia y tendrán un cap 6, y el cap 5 publico!

Y el cap 5 tiene todavía más lemon, claro 7w7 Y si alguien se une habrá un cap 6 con aún más cosas rikisimas 7u7

Ya saben q pueden unirse con el link q dejo en mi pagina de Facebook o mandándome un mensaje al privado!

Aproveché que el tema para el Día Riko q se celebra en el grupo de Senku & Kohaku era libre para finalmente continuar este fic xD

Ojala les haya gustado :3

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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