Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Oscura Profecía Capitulo Nueve

Todo era un caos, mi corazón martillaba con fuerza contra mi pecho. La atmósfera en el comedor estaba cargada de tensión, todos miraban sorprendidos la escena que se había montado. Orión tenía una expresión de furia en su rostro mientras sostenía a Adam, impidiendo que se moviera de donde estaba. Los ojos de Adam eran fríos, sin una pizca de remordimiento por lo que acababa de hacer. Mi corazón se sentía pesado, no podía reconocerlo.

—Jones, ¿cómo te encuentras?—La voz de Orión rompió el silencio sepulcral en el que estábamos sumidos.

—Bien. Solo me partió el labio.—su voz sonaba ahogada por las lágrimas.

La puerta del comedor se abrió estrepitosamente, cortando la pequeña conversación. Entrando por ella iba la directora con dos profesores más, los tres iban corriendo alarmados por la situación. Sin decir una palabra, la directora indica que Adam sea llevado a la dirección de inmediato.

—Necesito que vengan conmigo. Después, la llevas a la enfermería, Fix —la voz de la directora era firme.

Nos dirigíamos hacia la oficina principal. A mi lado, Abbi se encontraba llorando en silencio. La abracé más fuerte, intentando calmarla. Esto había sido culpa mía.

Una vez en la dirección, la tensión era aún más palpable, se podía cortar con un cuchillo. La directora, con seriedad en su voz, explicó las consecuencias de los actos cometidos por Adam. Él escuchaba todo con una expresión de aburrimiento en su rostro. Me sentía confusa, no podía creer que no sintiera ni un poco de culpa. Abbi parecía que en cualquier momento se lanzaría sobre él. La sostuve más firmemente.

—Está suspendido por dos semanas, Johnson.

La directora lo miraba con seriedad, sus labios estaban fruncidos por el enojo.

—Qué bueno.

Si la directora antes estaba enojada, ahora estaba colérica; sus mejillas estaban bañadas de un rojo intenso. Tragué grueso.

—Listo, una profesora ya avisó a sus padres, así que agarren sus cosas y váyanse.

Adam asintió en silencio y, levantándose del asiento, salió de la dirección dando un portazo que me hizo sobresaltar. Tomé la mano de Abbi y salimos del lugar rumbo a la enfermería. Su labio se estaba hinchando cada vez más. Las miradas estaban sobre nosotras, haciéndome sentir incómoda. Todos en la escuela nos observaban sin disimulo mientras cuchicheaban entre ellos sobre lo sucedido.

—Apuremos el paso.

Caminé con prisa, arrastrando a Abbi conmigo, quien se dejó llevar ya que ella también se sentía incómoda. Una vez en la enfermería, la senté sobre una camilla mientras buscaba lo necesario para limpiar su labio. La culpa me golpeaba en cada rato; ella recibió un golpe por protegerme. Mi respiración era frenética; me sentía ansiosa.

—Lo siento, Abbi, esto fue culpa mía. —Me paré frente a ella, comenzando a limpiar su labio. Mis manos temblaban.

Limpiaba con torpeza su labio, nerviosa. Su mirada estaba posada sobre mí, sus ojos enrojecidos por el llanto reciente.

—No te culpes, Ada. No sabíamos que pasaría a mayores.—Sonrió tratando de calmarme, pero no funcionaba.

—No me hace sentir mejor, Abbi. Yo debí recibir ese golpe.

Sentía mis ojos arder por las lágrimas que estaba conteniendo. Me lancé a abrazarla con fuerza. Me sentía ansiosa, nerviosa, triste, todo junto. Parecía que en cualquier momento iba a explotar.

Ella me devolvió el abrazo, acariciando mi espalda con delicadeza. Aun en esta situación donde ella era la víctima, trataba de tranquilizarme.

—Lo siento mucho, en serio. Eres una persona hermosa, Abbi.

Me alejé de ella rompiendo el abrazo para luego limpiar mis mejillas. Abbi también estaba llorando. El ruido de la puerta abriéndose llamó mi atención. Me giré para mirar quién era: los padres de Abbi entraron a paso apurado hacia donde estábamos. Los saludé y luego me despedí de Abbi, dejándola con sus padres. Me sentía menos culpable después de disculparme.

Al salir de la enfermería, noté que los pasillos estaban desiertos. Las clases ya habían retomado su curso. Suspiré rendida. Estaba muy agotada para unirme a ellas. Al costado de la puerta se encontraba Orión, apoyado contra la pared, esperando.
Su rostro tenía una expresión seria pero comprensiva. Me sonrió de manera tierna y luego se acercó a mí. Lo miré expectante. No pensé que él estuviera esperándome.

—Pastelito, la directora me dijo que te avise que puedes retirarte. Hoy fue un día agotador.—Su mano acariciaba mi mejilla. Cerré los ojos disfrutando del cariño que me proporcionaba.—Te llevo. No es seguro que te vayas sola.

Abrí mis ojos encontrándome con los suyos. Pude apreciar que me miraba preocupado. Sonreí y luego asentí. Podía decirle a mi mamá que me retirara, pero no quería alarmarla. Luego, en casa, le explicaría.

—Vamos.

Caminaba junto a él hacia el estacionamiento. Nuestras manos se chocaban a cada rato, haciéndome estremecer. Sentía que cada roce me lanzaba una corriente eléctrica.
Una vez dentro de su coche, Orión salió del estacionamiento. Su mano estaba posada sobre mi muslo, dándole leves caricias. Sentía mis mejillas arder. Esto era demasiado íntimo para mí.

—¿Estás bien?

—No sé cómo sentirme, Orión. Soy un manojo de sentimientos.

—No te volverá a lastimar, Ada, lo juro.

Su mano apretó mi muslo suavemente. Me sentía arder, mis mejillas estaban cada vez más coloradas.

—No entiendo por qué eres así conmigo. Solo soy una alumna más. —Sonreí irónica.

—Para mí eres mucho más que eso. Ahora no puedes entenderlo. Más adelante lo harás.—La intensidad de su mirada me intimidaba.

—No te entiendo, necesito que me expliques. —Tomé su mano y la entrelacé con la mía. Su mano se sentía suave, se acoplaba a la mía como si estuviera hecha para mí.

—Lo entenderás cuando sea el momento. Ahora no lo es.

Lo miré curiosa, incapaz de comprender qué quería decir. ¿Se había enamorado de mí? Sacudí mi cabeza. Eso estaba mal, no podía permitirlo. Era prohibido. Él no podía amarme y yo no podía enamorarme de él.

—No puedes amarme, Orión. Está mal.—Sentencié, soltando nuestras manos. Estaba nerviosa y mordí mi mejilla interna hasta que sangró.

—No digas tonterías.

—Digo la realidad, Orión. -Bostecé suavemente, me sentía cansada y quería dormir.

—Duerme, Ada. Te aviso cuando lleguemos.

Asentí, acomodándome en el asiento. Podía cerrar los ojos por diez minutos. Tranquilicé mi respiración y me dejé caer en los brazos de Morfeo.

•❅────── ✧❅✦❅✧ ──────❅•

El latido de mi corazón resonaba en mis oídos con fuerza. Me encontraba corriendo desesperada junto a mis hermanas del aquelarre. Éramos tres brujas iniciadas y nos habían advertido que no saliéramos solas, pero no hicimos caso. Mis sentidos estaban alertas y mis piernas dolían por el esfuerzo. Estábamos siendo perseguidas por enviados del señor, cazadas como animales.

—No se detengan por nada.—Grité con fuerza, mi voz temblaba.

El bosque oscuro parecía cerrarse a nuestro alrededor, como si la naturaleza misma estuviera conspirando contra nosotras. Con cada paso, el miedo se apoderaba de mi mente, sabiendo que estábamos siendo acorraladas por una fuerza que superaba la nuestra por mucho. Me maldije mentalmente. Debimos hacer caso a las advertencias de la Nona.

Finalmente, los Ángeles nos acorralaron. Eran tres. Miré hacia todos lados buscando una salida. Podíamos luchar, pero era en vano. Conocía la fuerza de mi oponente. Eran letales, peligrosos. Unos ojos celestes se posaron sobre mí con malicia. Lo sabía, este era mi fin. Aun recordaba sus palabras de advertencia como si hubieran sido ayer. Dos de ellos tomaron a mis hermanas de fe por atrás, impidiéndoles moverse. Sus gritos desgarraban mis oídos.

—Te lo advertí, pequeña. No debiste cruzarte conmigo.

Me estremecí al escuchar su voz, gélida y con una sonrisa aterradora en los labios.

Se acercó a mis hermanas de la fe y, sin previo aviso, de un solo golpe les arrancó el corazón, salpicando sangre por todas partes. Estaba aterrorizada, un grito se quedó atascado en mi garganta, mis ojos se humedecieron por las lágrimas que caían por mis mejillas. No podía correr, estaba paralizada. La sangre brotaba de sus pechos como un río, tiñendo el suelo del bosque de un intenso color negro. El viento soplaba, lanzando una brisa suave, y el sonido parecía una risa. El bosque se burlaba del dolor y la desesperación de mi alma. Los cuerpos inertes de mis hermanas yacían tendidos en el suelo, sus expresiones eran de horror.

Entregó un corazón a su compañero y el otro lo sostuvo en sus manos mientras se acercaba peligrosamente a mí. Tomó mi mano y colocó el corazón sobre ella. Sentía cómo latía contra mi piel.

—A ti te dejaré viva. Lleva el mensaje a tu bruja mayor.—Su mano acariciaba mi mejilla, llenando mi rostro de la sangre fresca y caliente de alguna de mis compañeras—La próxima vez no correrás con tanta suerte.

Su risa erizaba mis vellos, me sentía mareada. Hubiera preferido que acabara conmigo. Esto era una tortura y él lo estaba disfrutando. Con una última mirada hacia mí, se fueron del lugar, dejándome sola, temblando por la masacre que acababa de presenciar.

Con el corazón en mis manos, me alejé del lugar, sintiendo el peso de la tragedia sobre mis hombros. Mis lágrimas nublaban la vista, el olor a óxido me ahogaba, estaba bañada en sangre. Era una pesadilla.

Entré en mi aquelarre con las miradas de todas sobre mí. Los sonidos de exclamación me aturdían. Gritaban cosas que no podía entender. Sin detener mi caminar, me acerqué a la bruja mayor. Ella era la más vieja de todas, su cabello negro caía por su espalda hasta el suelo, su rostro estaba cargado de arrugas, llevaba un vestido negro. La Nona, como le decíamos, era como una madre para todas. Ella me miraba con severidad y a la vez con un temor que calaba en lo más profundo de mis huesos.

—¿Qué has hecho, pequeña?

La voz de la Nona era fría, y sus ojos me examinaban, calculadores, sin mostrar ningún afecto. Me había equivocado. No debería haber insistido a mis hermanas en desobedecer. Sus muertes serían siempre mi mayor pecado.

—Es un mensaje del general celestial
—Le entregué el corazón, mi voz sonaba distante—Esto no ha terminado. Las cazaremos a todas ustedes, hasta que no quede ni una viva.

Los gritos de asombro y terror inundaron el lugar. Todas estábamos desesperadas ante el peligro que nos acechaba. Caí de rodillas, mis piernas me fallaban, mi cuerpo temblaba. Quería gritar, romper algo o llorar.

El terror se apoderaba de mí. Sabía que estábamos enfrentando algo fuera de mi alcance, un poder abrumador que me cortaba la respiración. Una fuerza que no conocía la compasión ni la misericordia.

______________________________________

¡Estoy emocionada de compartir un nuevo capítulo con ustedes!

Escribirlo fue una experiencia increíble y espero que lo disfruten tanto como yo.

Me encantaría saber qué les pareció este nuevo giro en la trama. Adam siempre mostró signos de violencia, pero lo que sucede en este capítulo supera los límites.

Espero que les genere emociones intensas y los mantenga enganchados a la historia.

¡Los amo a todos! Si les gustó, por favor no olviden dejar sus comentarios y votos. Su apoyo significa mucho para mí. ¡Gracias de corazón! ♥️✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro