Capítulo XXXV
"Verde como la hoja recién caída de un árbol"
— ¡Sedric! — vociferó Christopher en cuanto regresaron a la casa, se encontraban parados junto a la puerta de la entrada. Peter lanzaba miradas hacia el interior, seguramente manteniendo su atención puesta sobre Synneva y su hijo nonato, mientras que Stephan parecía inestable, sus mirada ambarina poseía un brillo desquiciado y los caninos entre sus labio no se habían retraído.
En la mente de Annelisse aún permanecía la duda sobre lo que había dicho Stephan.
Ella está muerta.
En cuanto el sirviente llegó, Christopher posó una mano sobre su hombro y dijo: —Regresa al castillo y has que todos lo abandonen, son libres para vivir sus años restantes.
Sedric pareció sorprendido por un instante y comenzó a sacudir la cabeza: —Sabe que mi lealtad es para usted, señor.
Christopher negó y se apartó del sirviente, sin dirigirle una palabra más, entró en enorme casa... Annelisse miró una vez más a Sedric y tomó una decisión: abrazó al hombre alto y luego siguió a su compañero. Ella sabía la verdadera razón tras la repentina decisión de su amado.
Christopher quería proteger a todo el personal del castillo, si Eva seguía su olor, al primer lugar que llegaría sería ese y no dudaría en matar a todos... si no lo había hecho ya; Annelisse sacudió la cabeza y no se permitió pensar así, cuando Eva los encontrara, ella la atacaría sin ningún remordimiento.
La joven miró sobre su hombro y vio como el sirviente se alejaba con la cabeza gacha en dirección al carruaje, en su expresión se mostraba la confusión y preocupación. El hombre observó una última vez la casa y luego se fue.
— Debemos irnos — soltó de repente Stephan, parecía que en cualquier instante perdería el control sobre sí mismo y atacaría a cualquiera que se le cruzase. Christopher se acomodó ligeramente adelante de Annelisse, sin confiar en el aparente control del vampiro.
— Lo haremos — confirmó Christopher y miró a su compañera, el color natural de sus ojos había regresado, ocultando el ambarino; sus labios estaban curvados ligeramente hacia abajo, la curva con una deje de tristeza pero en la profundidad de su mirada vio fuerza.
Christopher acarició su mejilla y ella se inclinó a su toque.
La joven lo miró por un segundo y luego apartó algunos mechones de su cabello castaño de su rostro, ella detalló a Stephan y preguntó: —¿Quién murió?
Las palabras parecieron desperar a la bestia despiadada que moraba en el interior de su hermano. Stephan gruñó, y el color ambarino alrededor de la pupila fue tornándose carmesí. Christopher pudo escuchar el rechinar de sus dientes gracias a la fuerza con la que los apretaba.
— Eva tiene un nuevo siervo... él siguió nuestro olor hasta aquel lago donde viste a las dos jóvenes. Él la mató, yo lo asesinaré lentamente y disfrutaré cada segundo.
Christopher vio como el reconocimiento inundaba los ojos de su amada.
Annelisse recordaba aquel día con claridad, ella había seguido a Stephan y las había visto a ambas, de gran belleza en sus facciones, despreocupadas se estaban divierto a las orillas del lago... Ella podía imaginarlas muertas, la sangre surcando su piel y los ojos abiertos mirando a la distancia, sin rastro de vida en ellos.
— ¿Las dos...?— Annelisse dejó la pregunta sin terminar, ya que Stephan la interrumpió, su mirada perdida de repente, como si estuviera recordando.
— Las conocí hace mucho, ella eran unas niñas... prometí protegerlas y ahora una esta muerta.
— ¿Cuál era su nombre? — preguntó Christopher esta vez.
— Lavra... su cuerpo estaba inerte y destrozado, su rostro era apenas reconocible y de entre las sombras él me atacó y desapareció, es la primera vez que un vampiro, aparte de Eva, tiene los ojos completamente blancos y él olía a Eva, como si le perteneciera.
Annelisse se estremeció, recordando el dolor agonizante antes de su transformación mientras la vida escapaba entre sus manos cuando Eva la atacó.
— ¿Y la otra? — inquirió incapaz de imaginar otro ser tan malévolo como esa vampiro, se compadeció por el sufrimiento que la joven debió pasar antes de su muerte.
La mirada de Stephan se ensombreció, ella notó como apretó los puños, los nudillos blancos.
— No lo sé, no capté su olor... No capté nada, fue como si Lesya se esfumara en el aire sin dejar rastro — él dejó de hablar ante la mirada que le lanzó Christopher.
Una fina capa de tensión se estableció en el ambiente, Annelisse miró hacia el lugar donde había estado su hermano y vio que no había nadie allí, Peter había abandonado la habitación pero ella estaba segura que no tardaría en aparecer de nuevo para pedirles que se marcharan... él y Synneva también tendrían que irse, el lugar ya no era seguro.
Annelisse sitió la culpa establecerse en su corazón.
— ¿Por qué tenías una relación tan estrecha con dos humanas? — cuestionó Christopher, cruzándose de brazos, manteniéndose siempre entre Stephan y Annelisse, protegiéndola de los impulsos del vampiro.
— Estuve ahí cuando sus padres fueron asesinados... Fue hace mucho, intenté hacer algo pero era demasiado tarde, la madre me miró y en su mirada noté conocimiento... Ella sabía lo que era y aún así me encomendó el cuidado de sus hijas, como si fuera adecuado.
Christopher gruñó y Annelisse posó una mano en su brazo, la joven abrió la boca para decir algo pero fue interrumpida por Synneva, quien se lanzó escaleras abajo rápidamente seguida de un exasperado Peter, la ira en su mirada.
— ¡Fue suficiente! Si esa bruja se cruza en mi camino, se las verá con todo el clan Dahl. Eva sabe que hay reglas y las está incumpliendo todas.
— No le da importancia — concluyó Peter, parándose junto a su compañera.
— Eva es una asesina, astuta y mordaz, no le importa nada.... Y ahora no está sola, a la primera oportunidad que tenga, me desharé de ella —escupió Stephan colérico y salió a paso apresurado por la puerta principal.
Christopher tomó la mano de Annelisse y salieron de la casa de la casa tras Stpehan, Synneva los siguió refunfuñando y Peter mantenía un débil silencio.
— Iremos con mi familia, Eva es lo suficientemente inteligente para mantenerse alejada de un clan completo, no se atreverá a seguirnos... No podrán venir, ese es el refugio para los vampiros jóvenes, no puedo arriesgarme a ponerlos en peligro — habló Synneva, acariciando su vientre.
— Entonces nos iremos en la dirección opuesta — contestó Stephan, empezando a caminar hacia el bosque que los rodeaba — Ella nos dará caza y podremos asesinarla de una vez por todas.
Annelisse titubeó, Stephan no pensaba con claridad, Eva podía ser la única que sabía dónde se encontraba la humana que Stephan tanto apreciaba.
— ¿Y Lesya?
N/A: ¡Gracias por leer! Espero que les haya gustado el capítulo y tengo una pregunta para ustedes <3 ¿Cuál es tu libro favorito? de Wattpad o no :) Y los quiero invitar a leer mi NUEVA HISTORIA "EL BESO DEL DEMONIO" Espero les guste y me den su apoyo, la frase al principio del capítulo es de esa historia y aquí está la sinopsis ¡Un abrazo!
En una sociedad donde el poder baila entre las manos de los ángeles y los demonios, donde los humanos fueron desprestigiados hace mucho y las emociones fueron enterradas bajo la sangre derramada en guerras... Sentir algo por el enemigo es devastador.
Los ángeles creen gobernar todo con mano de hierro y semblantes fríos. Son la personificación de la perfección: no sonríen, no lloran, no sienten placer, mucho menos amor. Fueron despojados de sus emociones para erradicar sin piedad la violencia en el mundo.
Sin embargo, Nina puede sentir, puede llorar, puede sonreír, puede sentir placer y... amor.
Amor no correspondido por un ser oscuro, dominado por su lado salvaje.
Un demonio.
Su enemigo.
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