Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Viejos hábitos

—Gracias por venir, Seung-Gil —me recibió Kyung-Mi una vez entré a su oficina—. Tenemos que discutir rápido sobre tu conferencia.

—Estoy de acuerdo.

Mi editora arqueó una ceja y hojeó unos papeles.

—Sigues actuando extraño. Esta vez luces más... ¿accesible? —sonrió y por fin eligió una hoja—. Nunca quieres hablar de las conferencias... No, tú nunca quieres hablar de nada.

—Sólo habla.

—Mira, el evento será a las dos de la tarde. Terminará a las cuatro. Una firma de autógrafos y eres libre —me extendió el papel.

—Entonces faltan un par de horas.

—Sí. Aprovecha tu tiempo en algo, lo que sea.

¿Aprovechar mi tiempo?

Me levanté de mi lugar y salí de la oficina.

Tomé mi celular y marqué el número de Ji Yong.

¿Bueno?

—¿Estás ocupado?

Mmh... no, ahora no lo estoy —su voz se oía somnolienta.

—¿Quieres salir?

Claro. No... —bostezó— tengo ningún problema. ¿Puedo llevar a Thomas?

—Sí.

Por cierto, supe que tendrás una conferencia hoy. ¿Está bien si voy a verla? No tengo mucho que hacer...

—Mmh... ¿claro? —sonreí—. ¿Quieres un pase especial? ¿Como de prensa?

¡No estaría mal! Sería bueno hacerte preguntas a las que estarías obligado a responder.

—Cálmate...

Eso me recuerda —ahora Ji Yong se oía preocupado—. Tal vez deberías llevar a alguien cuando vayamos a ver Jimin.

—¿Qué?

Ya sabes... para darle una impresión a nuestra madre de que eres estable-

—Cambié de opinión. No vengas a verme.

¡Seung! Esper-

Colgué la llamada y solté un gran y sonoro suspiro.

Tal vez Ji Yong tenía razón.

La reunión con Jimin se estuvo posponiendo constantemente. Eso pudo haberme dado tiempo para conocer a alguien más.






La hora de la conferencia había llegado.

—Seung-Gil, ya ve a tu lugar —me dijo Kyung-Mi señalando el asiento que era exclusivo para mí.

En cuanto puse un pie en el escenario las cámaras fotografías comenzaron a destellar.

Ahora yo soy el centro de atención.

Mientras uno sujeto hacia un introducción innecesaria del por qué todos estábamos aquí, yo me limitaba a acariciar la tapa de una botella de agua que estaba a mi alcance.

Kyung-Mi estaba sentada en mi lado izquierdo y el resto del departamento editorial, con el que estaba relacionado, estaba distribuido a lo largo de la mesa.

Los flashes no cesaban. Debe ser importante captura cada instante.

Un pensamiento prohibido cruzó por mi mente:

«Ojalá Phichit estuviera aquí»

Estuve haciendo un gran esfuerzo por evitar deseos como esos, pero lucia como algo imposible.

—Seung-Gil —susurró mi editora pellizcando mi muslo.

Cuanta confianza ha agarrado.

—Ya comenzaron las preguntas.

Alcé mi vista hacia el público y muchos tenían las manos levantadas. Algunos la agitaban frenéticos y otros aún estaban sentados pasados por desapercibido.

Elegí a un hombre que no lucia desesperado.

—Muchas gracias. Soy Dong-yul Shim, de la revista Literatura para ti. Mi pregunta, ¿cómo ha logrado mantener su fama aún cuando estuvo inactivo por un largo tiempo y tenía más decepciones que logros?

—Perseverancia —fue mi respuesta.

Esta vez escogí a una mujer que movía su mano con insistencia.

—Gracias. Soy Sun hee Choi, del periódico Cuarenta páginas. ¿Ha pensado alguna vez en el retiro? Sus proyectos ya no son tan comprometedores como antes.

Sonreí.

—Esa es una excelente pregunta —me levanté de la silla y miré a todos—. La respuesta es igual de increíble.

Todos guardaron silencio y mi editora me miraba con una ceja arqueada.

—Me voy a retirar y esta, es mi última conferencia. Gracias.

Un fuerte jalón me hizo caer de nuevo en mi silla.

—¿Qué demonios acabas de decir?

No respondí.

A cambio, elegí responder la pregunta de un chico. Él era neutro pero daba ciertos aires que me resultaron curiosos... ¿un fan?

—Se-Señor... ¿es cierto lo qué acaba de decir?

—Lo es.

—¿Por qué? —su voz era discreta.

—Como dijo Choi. Mi trabajo ya no es comprometedor y soy consiente de ello. No tengo razones para seguir.

—Pe-pero-

—Chico, ya son suficientes preguntas —dije mientras señalaba a otro sujeto.

Las preguntas iban y venían con lo mismo: ¿A qué se dedicará ahora? ¿Piensa volver a ser escritor? ¿No se preocupa ya que tiene el dinero de su padre?

En fin, nada importante.

Nadie preguntaba de lo qué en verdad estaba interesado:

¿Dónde está Phichit Chulanont?

Todo era tan monótono.

Todo volvía a como era antes.





La firma de autógrafos fue fluida. Unos venían con lágrimas y otros con las mismas preguntas del por qué de mi retiro.

Kyung-Mi me esperaba con un posible regaño.

—¿Cómo pudiste tomar esa decisión sin consultármelo antes?

Su furia era inminente.

—No me ibas a dejar.

—¡Claro que no! ¿¡Qué harás ahora!?

—No te interesa.

—¿Y cómo te ganarás la vida?

—He hablado con mi contador. El capital no me hará falta, tal vez hasta que muera.

Con esas palabras salí del edificio dando por terminado otra etapa en mi vida.





Había llegado a mi departamento sólo para cambiarme de ropa y alimentar a Dae.

Unos planes de improvisto se habían cruzado por mi mente mientras venía para acá. Unos planes que bien me parecieron.

Con ropa cómoda de noche, me despedí de mi perro.

—Tal vez llegue mañana o muy tarde. Lo que surja primero, ¿está bien?

Dae Sung gimoteo un poco.

—Sé que no he estado en casa mucho tiempo, pero sabes que no puedo pasar mucho tiempo aquí cuando todo me recuerda a él. Y a dónde voy, no puedo llevarte.

Sólo con mi mascota podía hablar libremente.

Dae comenzó a mover su cola con algo de energía y me lamió la mejilla.

Eso me hizo soltar una suave risa.

—Gracias, amigo —lo abracé y al fin me levanté—. Pórtate bien, ¿sí?

Me respondió con un afirmativo ladrido y así pude salir sin preocupaciones.






En los bares se pueden encontrar algunos tipos de personas: están los extrovertidos que parecen vivir en lugares como estos y también están los introvertidos que fueron arrastrados por sus amigos pertenecientes al primer grupo.

Yo venía por mi propia cuenta.

La música era envolvente y atractiva. Las canciones cambiaban bastante pero uno no se daba cuenta.

Las bebidas tan coloridas y extravagantes tampoco faltaban.

Pero a veces, la simpleza es mejor.

—Una cerveza —pedí a la mujer de la barra.

La chica me sonrió y se alejó para volver poco después.

—Aquí tienes, cariño.

Tomé la bebida y me giré para ver a todos a mi alrededor.

El comportamiento humano era tan repetitivo que llegaba a ser aburrido. No tenía de qué quejarme pues yo mismo pecaba de rutinario.

Pero hoy, sería una noche diferente.

Mientras pasaba la vista por sobre todos, sentía como una mirada pesada quemaba mi costado derecho.

Me giré un poco para encontrar a un chico con sus ojos clavados en los míos.

«Sin vergüenza» pensé, con una sonrisa interna.

Quise ignorarlo, pero justo en ese momento, el chico comenzó a caminar en mi dirección hasta colocarse enfrente de mí.

—Yo te conozco —fue lo que dijo.

—¿Ah, sí? —inquirí restándole importancia.

—Claro. Soy un fan tuyo.

—No sé si te habrás enterado, pero yo ya no soy escritor-

—Claro que lo eres —me interrumpió—. No puedes dejar de serlo. Será algo que te perseguirá el resto de tu vida.

«¿Qué demonios pasa con este sujeto?»

—¿Cuál es tu nombre? —pregunté.

—Eso no es importante ahora —agitó su mano como si espantara moscas con ella—. Déjame invitarte un trago.

—No.

El chico me sonrió y sentí como mi corazón se detuvo por un segundo.

—No vuelvas a sonreír —murmuré.

—¿Por qué? —preguntó con una sonrisa mucho más amplia.

«Tu sonrisa no le hace justicia a la de él.

No quiero ver a nadie más sonreír.

Sólo a él»

—Mejor déjame invitarte a ti un trago. ¿Qué tomas?

—Lo mismo que tú, está bien.

El chico se sentó a mi lado y comenzó a sacar una conversación que poco me importaba.

Mi mente era un constante: no pienses en Chulanont.

Conforme avanzaba la noche, mis sentidos se iban adormeciendo y el chico decía cada vez más incoherencias.

El aura entre los dos cambió por completo cuando nos dejamos envolver con aquella música seductora que tal vez provocó que aquel chico colocar su mano sobre mi muslo.

Lo miré directamente a los ojo, y aquellos reflejaron una impecable determinación.

Tomé su mano para guiarlo entre mis piernas. El chico me sonrió y se acercó a mi oído. No habló. Sólo se limitaba a hacer respiraciones ligeras, lamer el lóbulo de mi oreja y mordisquear a veces.

Mi piel reaccionó ante el contacto.

Mis manos fueron hasta su cintura para acercarlo cada vez más a mí. Eso provocó un suave gemido de su parte.

—Vamos a mi departamento —susurró, aún haciendo lo mismo en mi oreja.

—El mío está más cerca.

Sin decir más, nos dirigimos hacia allá.

Algo de una sola noche.

Eso no le haría daño a nadie.

Mucho menos a él.





Todo era obscuro.

No parecía correr aire.

No parecía haber nada.

Intentaba moverme pero parecía que yo no existía.

¿Qué es todo esto?

Poco a poco se iluminó mi alrededor.

—Papá, ¿cómo se conocieron tú y mamá? —preguntaba un niño que se encontraba sentado enfrente de una lápida.

—Siempre preguntas lo mismo cada vez que venimos a ver a mamá, ¿por qué, hijo?

—Porque me gusta escuchar la historia y tal vez a mamá le gustaría también.

Miré al hombre que le sonreía a su hijo, enternecido.

Creí que estos sueños ya se habían acabado.

Quiero despertar...

De un sólo parpadeo, todo volvió a sumergirse en la obscuridad.

¿Ahora qué será?

Una risa se escuchaba de fondo. A ella se le sumió una más.

Todo se esclareció de nuevo.

Lo que miraba no tenía sentido.

¿Cómo demonios es esto posible?

Phichit estaba aquí, pero con la edad de nueve años. Yo también estaba aquí, tal vez con la misma edad.

Los dos niños reían y jugaban con arena en una playa.

—Los perros son bonitos —decía mi versión infantil.

—¡Lo son! ¡Todos los animales son bonitos! —exclamó Phichit.

Ambos seguían jugando con arena.

¿Esto tiene sentido?

—¿Dónde están tus papás, Seung-Gil?

—Se fueron hace tiempo.

—¿Los extrañas?

—Aprendí a no aferrarme al pasado para así evitar hacerme más daño.

—Apenas eres un niño... no deberías hablar así.

—Algunos estamos obligados a crecer antes de tiempo.

Se quedaron en silencio.

Palabras como esas nunca las había dicho en voz alta.

—¿Y tus papás, Phichit?

—Ellos... ellos están siempre conmigo —el niño le sonrió al otro—. Los tuyos también lo están. No importa que parezca que los hayas olvidado, ellos no lo han hecho y estoy seguro de que están muy orgullosos de ti.

¿Esto es una especie de auto consuelo?

Sea como sea, quiero que termine.






Un fuerte dolor de cabeza provocó que me incorporara.

—¿En dónde... estoy? —miré a mi alrededor y me tranquilicé al ver mi cuarto.

Me recosté de nuevo posando mis manos sobre mi rostro.

Empecé a escuchar como si unas garras chocaran contra la puerta. A ese sonido se le agregó el gimoteo de Dae Sung.

Levantándome a duras penas, tomé un pans que estaba a mi alcance y tras ponérmelo le abrí la puerta a mi mascota.

—Buenos días, chico —lo saludé y le abrí paso para que entrara al cuarto.

Dae se detuvo a medio camino y olfateó.

—¿Qué pasa?

Mi vista se dirigió al mueble en el cual noté que había una hoja de papel doblada.

«Eso no estaba aquí ayer»

Me acerqué y la tomé.

Al abrirla se leía una nota.

Seung-Gil

Lo de anoche fue increíble...
Este es mi número:
+82 xxx xxx
Llámame!

—¿Sin nombre?

El chico se tomaba muy en serio mantenerse en "anonimato".

Pero obviamente no me importaba.

Arrugué el papel dentro mi mano.

—Es hora de desayunar, chico —le dije a mi mascota y él me siguió.

Estando en la cocina dejé caer la nota en el bote de basura.

No tenía porque conservarla...






—Lo de tu retiro me tomó por sorpresa, Seung —dijo Ji Yong mientras comía una rebanada de pie.

—También a mí —admití.

—¿No lo tenías planeado?

—No.

En modo de disculpa, mi hermano me había invitado un café.

—Fue muy imprudente de mi parte lo de la otra vez.

—Me sorprendería si no hubiera sido así.

Ji Yong me sonrió.

—Seung-

—Tienes razón —lo interrumpí—, tal vez sí tengo que llevar a alguien.

—¡Claro que no! ¡Olvida eso que dije! No te fuerces.

—No lo hago.

Eso quería creer.

En realidad, la nota de esta mañana hacía un gran peso en mi bolsillo.

—Sólo... piénsalo, ¿sí? Estoy seguro que no has dado por perdida la conexión que tienes con Phichit.

—Cállate —murmuré.

Eran dos verdades.

Una: no estaba listo para una relación estable.
La segunda: no he abandonado mi antigua relación.

—Ya han pasado unos meses... —susurré.

—¿Qué dices?

Negué con la cabeza.

La boda de Victor y Yuuri se acercaba.

Él estaría ahí.

Pero yo...

—¡Vamos al cine! —exclamó mi hermano de repente—. Yo pagué esto, así que a ti te tocan las entradas.

Sin esperar mi respuesta, Ji Yong se levantó de su silla, se despidió de una mesera y salió del local para apresurarme.

"¿Yo pagué esto?" Pero si claramente escuché a la mesera decir: "Los amigos no pagan", cuando habíamos llegado a este café.

Supongo que Ji Yong siempre se sale con la suya.

—¡Date prisa! —insistió apenas salí del lugar.

Un día normal con Ji Yong.

=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=
¡Ya extrañaba actualizar!

Noticia:3
Ya casi voy a volver a publicar Interferencia Destructiva~ no se desesperen por si alguien lo estaba esperando uwu❤️

Estuve trabajando también en una historia corta JJBek (aunque esto ya lleva bastante tiempo) y una serie de One-Shots basados en canciones:3 iniciaría con un SeungChuchu~

También publiqué un par de cosillas para el fandom de Voltron y todavía hay otros proyectos en los que estoy trabajando:3

¡Muchísimas gracias por su tiempo, por leer; sus comentarios y los votos!
Me hacen súper feliz.
Quiero que lo sepan💖

Los quiero muchísimo 💙✨

------------
Canción: Two feet - love is a bitch

Cuando escuché esta canción, lo primero que imaginé fue la escena del bar :x así que esa escena me estuvo rondando desde el capítulo del rompimiento 💔

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro