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PARTE ÚNICA

Baekhyun saltó fuera de la cama antes incluso de que la alarma acomodada cuidadosamente a un lado de su cama, sobre la pequeña mesa que ahí mantenía para poner sus cosas, sonara.

Hoy era un día excepcionalmente importante.

Y no. No era navidad, ni mucho menos san Valentín. Era 13 de octubre. Simplemente 13 de octubre.

¿Y por qué simplemente? Pues porque aunque para muchos este día tan preciado solo sea una hoja menos en sus calendarios, para él, para Byun Baekhyun, este es un día plagado de significados. Bellos, hermosos e intensos significados.

Estirando los brazos por sobre su cabeza para desperezarse, se sentó en la amplia cama de un color beige claro, parpadeó un par de veces antes de conseguir estar despierto al 100% y entonces se deslizó fuera de las sábanas.

Haciendo una rápida visita al baño se deshizo de sus ropas, dejándolas caer en el canasto, antes de abrir la puerta corrediza que daba al espacioso cubículo, y se dispuso a tomar una tranquila ducha.

Salió del humeante cuarto y acomodándose frente al lavabo comenzó a cepillar sus dientes. Cuando terminó, conectó la secadora y, posicionándola a una distancia prudente de su cabello rubio cenizo, hizo uso de sus delgados dedos para remover los mechones y que estos empezaran a secarse sin el peligro de llegar a quemarse.

Después de mirarse al espejo probándose varios conjuntos distintos, al final se decidió por un simple par de pantalones ajustados de color café claro y una camiseta súper grande de color blanco. Dándose una última mirada evaluadora, asintió satisfecho con la auto aprobación de su apariencia.

Haciendo un veloz conteo mental, procuró llevar su cartera en el bolsillo trasero de su pantalón y su celular en el delantero.

Tras escribir una rápida nota a Minseok con un: "Vuelvo por la noche", tomó su libreta bajo el brazo y salió aún con el tiempo suficiente para llamar a un taxi que le llevara a la estación de autobuses más cercana.

Tenía 5 horas más por delante hasta llegar a su destino, fue lo que descubrió tras mirar a su reloj. Así que con la sonrisa pegada al rostro, tecleó un pequeño mensaje cuando ya estaba acomodado en su asiento; aunque sabía de antemano el destinatario no lo vería ahora mismo debido a la hora que era sino hasta, tal vez, más tarde cuando despertase.

"Acabo de tomar el bus (^-^)"

Devolviendo el teléfono a su regazo, se giró para mirar a través de la ventana. La luna era apenas visible, medio oculta por los edificios en los laterales.

Durmió aproximadamente unas 4 horas mientras el autobús seguía su curso. Para cuando abrió sus párpados, el sol ya empezaba a salir.

Conforme el vehículo continuaba avanzando en línea recta, las copas altas de los árboles empezaron a acaparar la atención con su belleza que cubría la mayor parte del paisaje que era posible apreciar a primera vista, sustituyendo así con su verde follaje al anterior ambiente citadino. Y aunque Baekhyun nunca madrugaba, ni para ver los nuevos videos de sus grupos de k-pop favoritos, esta era una ocasión especial que ameritaba el sacrificio.

Un suspiro de alivio escapó de sus labios. Su estómago rugía con hambre, pues era una costumbre suya el sentirla justo después de levantarse, pero eso era lo de menos ahora mismo. Su corazón estaba tan hinchado de emoción que sentía como que explotaría dentro de su pecho si se ponía a pensar en él por tan solo un poco más.

El ya conocido trayecto se sintió más lento que de costumbre. Incluso estuvo a punto de arruinar sus perfectas uñas pero resistió muy bien el impulso de morderlas. Lamentablemente no podría decir lo mismo sobre el lápiz de dibujo entre sus labios.

Había usado el tiempo restante en el camión con provecho. Trazos, algunos grises y otros de un negro intenso generados por el carboncillo, estaban en perfecta sintonía unos sobre otros, dando así como resultado la imagen de un pequeño claro.

Diversas flores se hallaban rebeldemente dispersas por sobre la hoja blanca y contrastaban de forma armoniosa con el resto de distintos tonos que se habían generado a partir de un mismo color.

En estos momentos se hallaba tarareando alguna canción que llegó de repente a su mente, mientras difuminaba sobre los contornos para darle algo de realce a su creación.

Sonrió triunfante al ver el resultado, era una copia exacta de ese lugar. Sus labios se curvearon ante el sentimiento que ver ese paisaje le generaba.

Tantos recuerdos arremolinándose juntos en su mente al mismo tiempo al traer de vuelta ese preciado recuerdo, las sensaciones de vuelta entonces revoloteando de forma descontrolada en la boca de su estómago, dando tirones dentro de su ser. Sus párpados se cerraron, recordando ese día en especial.

El sol caía por detrás de ellos, bañándoles apenas un poco con su calidez.

Su rostro estaba sonrojado debido a la sangre hirviendo y acumulándose de forma vergonzosa en sus mejillas y la mayor parte de su cara cuando vio al chico frente a él. La determinación y la testarudez pegada a su rostro también muerto de vergüenza. Ninguno de los dos se atrevía a apartar la mirada del otro.

—¿Y bien?

Se atrevió a preguntar después de un momento de incomodidad, resultado del silencio extendiéndose sobre ellos.

Baekhyun se removió sobre la manta de picnic.

El chico continuaba viéndole fijamente y él simplemente había terminado por apartar la mirada. Cualquier lugar parecía algo mejor para observar que a los ojitos esperanzados que el otro le dirigía desde el frente.

Dejando caer su mirada, terminó por pegar la vista a sus propios dedos entrelazados, entonces inhaló aire para llenar a sus pulmones. Su corazón latía algo desbocado ante la cercanía, su espacio personal siendo peligrosamente invadido por el chico que continuaba esperando una respuesta, no dispuesto a irse de ahí sin obtener una resolución.

Aunque en el pasado dicha proximidad nunca le habría supuesto algún problema, el pulso que se había disparado justo ahora, todo loco y alborotado, fue probablemente debido a las circunstancias bajo las que se encontraban.

Desde su pensamiento y parecer, incluso su cerebro estaba decidido a abandonarle en estos momentos en los que más lo necesitaba, desconectando así algunos de los cables controladores de sus habilidades motoras más simples, tales como el habla o la regulación de su temperatura que se acumulaba de forma ardiente en su sangre y esta, a su vez, en sus mejillas, haciéndole lucir como un enorme tomate rojo.

—C-creo que mi respuesta es bastante obvia.

Contestó aún sin ser capaz de mirarlo a los ojos. Un suspiro aliviado a su lado le hizo saber que el chico efectivamente lo había escuchado.

Una sonrisa se deslizó sin querer fuera de sus labios. Esta situación no se suponía que fuera así de incómoda.

"Tú igual me gustas" es lo que habría dicho. Y la expresión correcta es "habría", porque en ese justo instante las palabras eran detenida y quedaban atrapadas en su garganta cuando el chico se inclinó levemente hacia adelante, hasta conseguir unir sus labios.

Fue un segundo de impresión y de una breve vergüenza hasta que la forma pequeña de su boca y su cálido aliento le hicieron olvidarse del desconcierto inicial. Dejándose así llevar por el sentimiento de este, su primer beso.

El primero de los muchos mas que compartirían.

Baekhyun salió de su ensoñación cuando el transporte se detuvo en la parada principal. Él casi se deslizó flotando fuera, sin importarle ni siquiera un poco la gente que se empujaba y peleaba entre sí para subir y bajar al mismo tiempo mientras él solo sentía que volaba por entre los cuerpos apretujados en el reducido espacio. Eso no le hizo borrar su feliz sonrisa embobada, aún perdido en sus fantasías del pasado.

El camino hasta la salida de la estación fue rápido. Cuando los primeros rayos del sol mañanero le acariciaron directo en el rostro, cálidos y brillantes, Baekhyun llevó una de sus manos hasta su frente para hacerse sombra sobre los ojos.

El reloj en su muñeca izquierda señalaba que eran apenas las 7 de la mañana. Había llegado a buena hora.

Dando saltitos a través de las calles que conocía mejor que a las palmas de sus manos, Baekhyun se encaminó hasta la cafetería. Pero no a una cualquiera, no.

Tenía que ser a esa cafetería. Aquella donde habían tenido su primera cita, apenas una semana después de hacerse novios "formalmente", tras revelar los sentimientos que tenían por el otro.

Esa pequeña pero acogedora cafetería estaba ubicada en una calle poco concurrida, escondida en un callejón por el que solo gente de aquel barrio pasaría. Y que más recientemente había terminado siendo opacada por el resto de altos edificios residenciales. Ahora era muy poca la gente que llegaba hasta ese recóndito espacio de paz. Ellos se lo perdían.

Dejando detrás a la bulliciosa vida de la parte central de la ciudad, se internó en aquella callejuela, apenas ocupada por algunas personas paseando a sus perros o simplemente corriendo en una esquina, aunque era bastante extraño ver autos por esos lares.

Una pequeña campana situada en la parte superior de la puerta tintineó en el momento en que la empujó para ingresar al establecimiento.

Fuera hacía algo de frío pero, curiosamente, dentro era tan cálido que se vio obligado a despojarse del suéter, quedando solo con su playera blanca, un regalo que él le había hecho apenas el año pasado y que como siempre, usaría hasta que la prenda en cuestión terminara inutilizable y tuviera que conseguir una nueva.

Buscando con la mirada, se topó con una maraña de cabello de un negro intenso que descansaba sobre una cabeza inclinada casi dentro de la libreta de dibujo. Su lengua fuera de sus labios, a un lado de estos, mientras se concentraba en los trazos con gran entusiasmo. Unos audífonos descansaban en sus oídos así que probablemente ni se había percatado de su llegada.

Sonriendo por lo lindo que se veía así de ensimismado en su trabajo, se detuvo en la puerta para contemplar su perfil por un poco más. Baekhyun debía admitir que amaba la pasión que él siempre depositaba en sus obras, dejando y entregando una parte de su corazón en cada creación.

Baekhyun avanzó a través de las mesas dispersas en pequeños intervalos de separación debido al reducido tamaño del local. Eran ciertamente pocas las mesas que se hallaban predispuesta para los clientes, ya que la mayoría solo venía de paso por un delicioso café antes de seguir con su camino, ya sea al trabajo o a la escuela.

Así como ellos habían hecho en el pasado, encontrando casualmente el local de paso a la escuela preparatoria a unas tres cuadras de ahí.

En estos momentos solo el chico que dibujaba y él mismo se hallaban dentro.

El barista en turno salió de algún lugar detrás de la cocina ante el sonido de un nuevo cliente llegando, mas sonrió en su dirección al ver que solo se trataba de él. Yixing le saludó de vuelta y agitó su mano antes de volver al interior al ver que no iba a vender nada hasta dentro de un rato.

Cuando Baekhyun llegó hasta su mesa, el hombre aún trazaba con su lápiz de punta gruesa como si no hubiera un mañana. Así que, colgándose de su espalda, enredó sus brazos entorno a su cuello. Baekhyun le quitó los audífonos y besó en una de sus mejillas. El contacto de su pieles hizo a su compañero brincar en su asiento. Sí, Baekhyun era un pequeño témpano de hielo en estos momentos.

—¿Qué haces?

Preguntó, tratando de mirar por sobre sus hombros. El chico puso rápidamente sus brazos sobre la hoja, evitándole así el poder apreciar el dibujo. Baekhyun formó un puchero con sus labios. Él siempre era así.

—N-no está acabado aún. Cuando lo termine te lo enseñaré.

Tartamudeó. Un suave rosa teñía sus mejillas.

—¡Okeeey!

Exageró su respuesta antes de separarse y esperar a que el chico se pusiera también de pie. Elevándose sobre sus largas piernas, su alto novio le sonrió ampliamente, mostrando un peculiar hoyuelo formado en una de sus mejillas tan bonitas.

Baekhyun sonrió enternecido.

—Viniste —anunció el chico con la felicidad plasmada en su rostro.

—Te dije que vendría, Channie.

Se acercó los pasos que los separaban y se abrazó al cuerpo más grande, enganchando sus brazos alrededor de la cintura de su chico.

Chanyeol le correspondió, rodeando sus hombros con sus largos brazos antes de apretarlo más cerca.

Baekhyun aspiró hondo el embriagador perfume mezclado con el varonil aroma del alto. Él también pudo sentir a Chanyeol aspirar el olor de su cabello. Baekhyun se había asegurado de usar ese champo con olor a cítricos que sabía que tanto le gustaba a su novio.

—Te eché mucho de menos, Baekkie.

Declaró Chanyeol, con su mentón recargado sobre su cabeza.

Asintió, conteniendo a duras penas algunas lágrimas de emoción. Baekhyun no era ningún sentimentalista y no es como si hubieran pasado demasiado tiempo sin verse tampoco. Era más bien por todo aquello que habían tenido que superar para seguir juntos, lo que le hizo sentir algo nostálgico. Todo para que el día de hoy, un 13 de octubre, fueran capaces de reunirse.

Nunca le pareció que una relación a distancia podría ser tan dura de llevar. Pero aquí estaban ellos dos, abrazándose con fuerza después de todo un mes sin poder verse de frente.

Más aún porque hace dos semanas Baekhyun había tenido un inconveniente de última hora y no había podido viajar para ver a su alto novio.

Este instante que parecía estar suspendido en el tiempo, con Baekhyun aferrándose fuertemente al cálido cuerpo, era de lo más reconfortante. Sentir la falta que le habían hecho ese par de brazos que le rodeaban con tanto cariño, le había puesto a pensar en lo imposible que le sería una vida sin ellos.

Baekhyun se sentía tan solo cuando no había manos envueltas en su cintura o besos amorosos sobre su cabeza, como ahora en que Chanyeol depositaba pequeños besitos sobre su pelo.

—No llores, bebé. Ya estamos aquí.

Dijo Chanyeol antes de separarse. Sin embargo, Baekhyun se lo impidió, sosteniéndolo duramente por la camisa, evitando así que su amado viera las lágrimas que caían por su rostro.

Él culparía más tarde a Minseok por haberle hecho ver ayer esa película donde una pareja rompía por su incapacidad de vivir separados, siendo así más fácil para ambos el tomar caminos separados, ya que al final, vivían en lugares distintos. Él no quería que algo así les ocurriera jamás.

Las 5 horas que los separaban ya eran de por sí un trayecto algo duro como para viajarlo tan seguido. Tampoco era barato, pero Baekhyun de cualquier forma se encontraría viajando sin falta cada fin de semana, en un lapso de entre dos o tres semanas para ir de visita.

Chanyeol acarició su espalda con gran delicadeza mientras Baekhyun se soltaba a chillar como la reina del drama que su compañero de renta, Minseok, le decía que era.

En otras circunstancias estaría riendo y bromeando sobre esto pero ahora, en estos precisos momentos, solo se dejaba mimar con la presencia del otro.

Si, a él le gustaba ser mimado, así que tal vez se vio llorando un poquito de más solo para lograr así que Chanyeol le abrazara por un tiempo más prolongado. Cuando logró cesar su llanto, se separó, limpiando sus lágrimas con la servilleta que su novio le tendió.

Tuvo que soportar la inmensa vergüenza de levantar sus hinchados ojos para poder mirar la mueca sonriente del alto, quien obviamente trataba de no reírse por su escenita, a sabiendas de que él podría llegar a enojarse.

Nunca era así de demostrativo con sus sentimientos y cualquiera que no fuera Chanyeol podría fácilmente asegurar que Byun Baekhyun solo sabía reír. Reír sin parar, además de nunca ver las cosas malas de la vida.

Eso lo decía gente que obviamente no sabía absolutamente nada de él.

No sabían que, de hecho, Baekhyun sí podía sentir otras emociones a parte de la felicidad, que sí lloraba, que él sí podría llegar a molestarse, incluso al punto de ser hiriente.

Nadie podría saber que Chanyeol era el único que conocía cada faceta suya, desde tener que soportar sus pequeñas rachas depresivas por algún proyecto de la escuela empezado muy tarde o tener que calmar sus rabietas cuando algún profesor le decía que un 8.8 no subía a 10.

Sí, solo Chanyeol era el afortunado de saber que Byun Baekhyun era más que un sujeto sonriente. Que era un ser humano como el resto. Uno que sentía, sufría y sobre todo... amaba.

Byun Baekhyun amaba más que cualquiera otra cosa y lo que era más importante: él estaba perdidamente enamorado de Park Chanyeol, aquél que había conocido cada una de sus bipolares facetas y aún así se había enamorado de él.

Regalándole una sonrisa tímida, ambos terminaron por tomar asiento. Chanyeol en el lugar que ocupaba antes de que él llegara y Baekhyun tomando el de enfrente. Cuando el chico de cabellos rubios salió a atenderlos, ya traía el café Capuchino que siempre pedían en cada una de sus visitas. El trabajador también trajo para ambos dos panes de los favoritos de Chanyeol y que, por ende, eran sus nuevos panes favoritos.

El hombre de nacionalidad china, Yixing, les dedicó una sonrisa amistosa antes de volver detrás de la barra.

A estas horas tan tempranas, tal y como había predicho cuando llegó, los clientes fueron de una rápida pasada, estudiantes en su mayoría. Un pedido rápido y después se encontrarían yéndose, todo para unirse al agitado ritmo de la ciudad.

Baekhyun bebió del delicioso café combinando con el dulzor del pan. Una mezcla exquisita intermediando entre el sabor un poco amargo de su capuchino y el centro de frutilla dulce.

Chanyeol guardó sus cosas de vuelta en su mochila y se ofreció a guardar también su libreta en ella. Baekhyun siempre llevaba su libreta de dibujo a la mano, por si en una de esas la inspiración le llegara de sopetón y tuviera que atraparla antes de que esta se le escapara.

Un momento de inspiración era una cosa que jamás volvía si la dejabas ir.

Tomaron el rico desayuno en completa paz, sin embargo, para ellos que eran dos parlanchines desde la cuna, era técnicamente imposible el mantenerse en silencio aún cuando comían.

El aroma tan atrayente del café que se esparcía en cada pequeño rincón de la estancia le confería un ambiente tan acogedor al punto en que ellos podrían pensar en la posibilidad de quedarse ahí para siempre. Ambos platicando, poniéndose al corriente con lo que cada uno había echo en la ausencia del otro.

Chanyeol recientemente había terminado con su proyecto final. Una pintura que debía ir más allá de la belleza visual. Este trabajo tenía el requisito de ser transmisible. Los estudiantes debían lograr plasmar algo a través de los colores y la imagen usada, ya sea de un arte abstracto o bien, el retrato de un modelo de su elección.

Baekhyun había tratado por todos los medios de persuadir a su novio, pero este se había negado a revelarle qué clase de pintura había realizado.

Ellos no se habían podido reunir durante todo un mes también a causa de este proyecto. Chanyeol estuvo encerrado en su cuarto trabajando en ello durante días, pintando y volviendo a empezar.

—Cada vez que sentía que ya estaba perfecta me daba cuenta de que había algo que faltaba. Ahí estaban los sentimientos que quería transmitir, sin embargo, faltaba algo. Sehun se estaba volviendo loco porque decía que le causaba mucha disconformidad verme borrar todo el avance y empezar de nuevo. El pobre terminó más estresado que yo.

Baekhyun sonrió triunfante. Sehun era el roomie de Chanyeol.

—¡Ajá! ¡Te atrapé Park Chanyeol! Así que Sehun fue tu modelo, debiste habérmelo dicho antes. Creo que ahora entiendo un poco su frustración. Él podrá ser muy guapo y todo eso pero no creo que su rostro de piedra logre transmitir algo, jajaja.

Se burló. Chanyeol frunció el ceño pero también se rio con él.

—Hey, ¿qué acaso no me crees capaz de volver su cara en un manojo de emociones?

Baekhyun posó sus dedos índice y pulgar sobre su barbilla, haciendo como que pensaba muy profundamente antes de contestar:

—Déjame ver...nope.

Soltó, sacándole la lengua. Ciertamente ese alto chico era muy atractivo pero Baekhyun creía firmemente que le faltaba algo de amor en la vida.

Él siempre traía un rostro tan serio que incluso daba miedo.

Sehun le había dicho innumerables veces que él no estaba molesto ni nada por el estilo, que así era su cara, pero solo por si las dudas, Baekhyun prefería esperar a su novio fuera del cuarto que ambos chicos compartían.

Quién quitaba y en verdad el hombre se sentía incómodo con su presencia, ya que él era el novio de su compañero de cuarto. Baekhyun nunca le tuvo la suficiente confianza como para preguntarle si era gay. Tal vez no lo era.

Él y Chanyeol salieron de la cafetería a eso de las 9 de la mañana, cuando el dueño de esta venía de regreso con las compras para surtir la tienda, un amable hombre llamado Junmyeon que les sonrió antes de cederles el paso para salir, mientras Yixing se aproximaba para ayudarle con las bolsas.

Baekhyun caminó a un lado de su novio por las calles un poco más concurridas que hace una hora y media cuando llegó. El café que acababan de abandonar ya tenía incluso cuatro o cinco mesas ocupadas cuando ellos se marcharon de ahí.

Chanyeol se giró al sentir el peso de su mirada y, sonriendo, sacó la mano que mantenía dentro del bolsillo de su chaqueta, tendiéndola en su dirección. Baekhyun la tomó por inercia. El tacto de sus dedos era cálido a pesar del frío que estaba haciendo.

Chanyeol siempre era así, desbordando calidez por doquier. Y no lo decía de una forma metafórica.

En verano, era casi imposible para ellos estar más cerca de 1 metro de distancia. Aunque Chanyeol siempre estaba revoloteando a su alrededor tratando de abrazarlo ya que su cuerpo era frío incluso en esas épocas.

Aún recuerda esa ocasión en la que accedió a dormir juntos ese día de verano.

Todo era medianamente soportable hasta que en la madrugada el más alto había terminado por envolverlo con sus brazos entre sueños.

Fue un infierno, literalmente.

Al día siguiente, él fue echado a dormir en el suelo por Baekhyun. Eso si quería permanecer en la misma habitación.

Así que, sumisamente, el más alto aceptó dormir sobre unas sábanas que tendió en el suelo para él, aunque al final, de nada sirvió porque, durante la noche, cuando sintió la falta de su chico al escucharlo respirar a un lado de su cama, terminó por bajar para acostarse a su lado, abrazándose a su ancha espalda mientras este dormía recostado de lado. Baekhyun quedándose dormido de inmediato, adormecido por el vaivén suave de su cuerpo.

Avanzaron por las calles hasta la parte central de la ciudad. Poco a poco el panorama solitario empezaba a vislumbrarse atestado de gente que iba y venía por todos lados.

Trabajadores y adolescentes, padres con niños, hombres y mujeres solitarios. Todos ellos pasaban caminando apresuradamente a su lado. Ellos yendo en la dirección contraria.

Baekhyun bajó la mirada hasta sus manos entrelazadas, entonces elevó sus ojos hasta el perfil contrario. Él tenía una gran sonrisa grabada en su rostro.

Baekhyun no fue consciente de su risa hasta que la de Chanyeol llegó de forma vibrante en sus oídos.

—¿Qué es tan gracioso?

Preguntó aún riendo. Sinceramente no sabía por qué había comenzado a reír en primer lugar.

—Nada. Solo estoy muy feliz, eso es todo. ¿Qué acaso no puedo reír cuando me siento tan emocionado?

Chanyeol asintió.

—Cierto. Tú puedes reír tanto como desees, mi amor.

Algo en su pecho se llenó de calidez ante las palabras sinceras del más alto. El como eran ahora, no tan distinto al pasado.

Aún recuerda con claridad hace 6 años. Ellos se habían conocido de la forma más corriente en la que uno podría llegar a conocer a alguien. Nada de tropiezos fortuitos o extravagantes primeras impresiones. Simplemente dos chicos asistiendo al mismo taller extracurricular.

Baekhyun había escogido artes solo para llevar algo, cubrir los 20 créditos que necesitaba reunir con esas clases extras. Ya habiendo tomado clases de danza, estaba dispuesto a probar suerte con algo nuevo, aunque no supiera dibujar absolutamente nada.

Si era sincero, jamás esperó que dicha clase le llegara a encantar tanto. Hoy en día el dibujar y pintar formaba parte vital de su vida, algo así como su hobbie favorito.

Esa mañana, durante su segundo año de preparatoria, había ingresado al aula algo nervioso. Y daba gracias a su personalidad fácil de llevar que fue la que le creó un sitio bastante agradable dentro de la clase.

Él aceptaba incluso ahora, aunque no en voz alta, que desde el primer instante en que posó sus ojos sobre el alto chico con gafas de montura fina, que dibujaba ajeno al mundo, exiliándose del resto con un par de audífonos, él se había enamorado.

Chanyeol le había revelado que él también había sentido aquello. Fue un clic inmediato que se dio, estallando entre ambos en el momento en que el más alto despegó la vista de su libreta y sus ojos conectaron con los suyos.

Un intercambio de miradas bastó para dar por sentado lo que en los próximos 2 años sería la amistad más larga y sólida que ellos hubieran tenido jamás.

Eran bastante conocidos en la escuela, ya que ambos poseían personalidades chispeantes, aunque Chanyeol tendía a excluirse un poco más que él. Esos fueron, en definitiva, los mejores años de su vida.

Hasta que el día inevitable llegó. Era tiempo de ir a la Universidad, y aunque Baekhyun había disfrutado cada clase de artes que compartió al lado de Chanyeol, sus ideales eran distintos.

El más alto quería estudiar las artes y la pintura de forma profesional más que nada en el mundo, mientras que Baekhyun se inclinó más por las ciencias exactas. Algo un poco alejado de su hobbie predilecto.

Así, mientras Baekhyun se vio en la obligación de viajar a una ciudad vecina en búsqueda de un cupo en la reconocida Facultad de Bioquímica, Chanyeol, por otro lado, optó por quedarse en la escuela de artes de su ciudad natal.

Fue un 13 de octubre cuando Chanyeol le llevó hasta un pequeño claro a las afueras. En medio de un parque poco concurrido en donde por las tardes había aún menos personas.

El alto había llevado comida, una manta y, en general, todo lo necesario para llevar a cabo un picnic, nada de extrañar, solo como cualquier otro que hubiesen hecho en el pasado.

Sin embargo, en esta que sería su última salida antes de que Baekhyun partiera para empezar la búsqueda de un lugar donde vivir y poder matricularse para el próximo examen de admisión, Chanyeol había organizado todo meticulosamente solo para poder confesarle sus sentimientos.

"No puedo dejar que te vayas sin saber cómo me siento sobre ti, Baek. Los siento si te incomodo con mis tontos sentimientos. No es como si siempre te hubiera visto de esa manera, los primeros meses realmente fuiste mi gran amigo pero llegados a un punto... me di cuenta de que estaba irremediablemente enamorado de ti."

Es lo que le había dicho, mirándole fijamente a los ojos para que no le quedara duda alguna de la veracidad de su palabra.

"¿Baekhyun, tú sientes algo por mí, algo más que amistad?

Al final, cuando le dio su respuesta, dándole a entender de una forma muy sutil que él también se había terminado enamorando, el alto chico se había inclinado y capturado sus labios en un tierno y cargado de amor beso. De forma lenta y cariñosa, con tanta delicadeza así como si él fuera lo más frágil del mundo.

Anduvieron a través de las diferentes tiendas de ropa, de gorras e incluso de material para dibujo.

Los rayos del sol empezaban a difuminarse y tomar tonos más naranjas concentrados conforme el atardecer iba cayendo.

Chanyeol los guio hasta que comenzaban a apreciarse las primeras fachadas de los edificios del instituto de artes al que el alto asistía.

Miró extrañado a su lado pero solo se encontró con su novio que continuaba sonriendo enormemente mientras sujetaba su mano con fuerza.

—¿Qué estás planeando, Park Chanyeol?

Indagó, muy curioso sobre la extraña elección. Ya habían ido a un pequeño restaurante por la tarde para comer y habían visitado las tiendas y demás partes importantes del centro, pero aquel campus fue el último lugar al que hubiera esperado ser llevado.

—Ya lo verás, pequeño.

Canturreó el más alto.

Baekhyun solo se encogió de hombros y lo siguió obedientemente. Aún algo extrañado.

Cuando llegaron frente a la puerta del auditorio fue que Chanyeol soltó su mano por fin, para buscar las llaves en su bolsillo y así abrir la puerta. Esta rechinó cuando la empujó para que se extendiera de par en par hacia los lados.

—Estoy a cargo de las llaves por esta semana —aclaró antes de indicarle con el brazo extendido que ingresara primero. Y así lo hizo, pasando bajo la curva que este formaba.

Baekhyun silbó ante el enorme espacio predispuesto. Pero sobre todo, por las débiles luces que comenzaron a encenderse cuando Chanyeol accionó el interruptor. Baekhyun se alejó de su lado para adentrarse más, admirando abobado en todas direcciones. Ahí había, acomodados de forma tan armoniosa, diferentes cuadros.

Pinturas, notó emocionado.

En el centro, sobre un escenario mediano en donde probablemente se hacían presentaciones y festivales musicales, había una que descansaba solitariamente, tapada con una manta blanca.

Ese era el cuadro más grande dentro de la estancia.

Miró maravillado ante todo el talento que se mostraba. Había tanto pinturas abstractas como algunas con retratos. Todas únicas y de inigualable belleza.

Baekhyun presionó su pecho al sentir el burbujeo de emociones que se disparaban dentro de su ser al ver cada preciosa pincelada.

Cada obra le otorgaba un sentimiento diferente. Fue algo chocante el encuentro entre la felicidad y la melancolía, la tristeza y la lujuria. Todo en perfecta sincronía con sus respectivos autores.

—Esto es...

—¿Increíble, verdad?

Completó Chanyeol por él.

—Estas son todas las obras que se hicieron. Todas ellas concursaron el día de ayer para escoger a una ganadora. La que fuera capaz de conmover a todos los espectadores, sin importar sus gustos, edades o preferencias. Como sabrás, eso es algo muy difícil lograr.

—¡Wow, Chanyeol, eso es increíble! Supongo que esa fue la ganadora entonces, ¿cómo se llama?

Preguntó, señalando a la gran pintura del centro.

Chanyeol asintió al ver cómo de emocionado estaba su novio por tanta bella representación artística.

—Esa obra se titula: "Un ángel durmiente".

Baekhyun sintió a su corazón comenzar a latir de forma descontrolada cuando Chanyeol comenzó a caminar hacía el centro del auditorio.

Su pulso se disparó y la adrenalina se apoderó de la sangre corriendo en sus venas.

—Tú mejor que nadie sabes que trabajé muy duro en mi proyecto. Incluso no fui capaz de ir a verte a mitad de mes cuando me correspondía hacerlo.

Admitió el chico, visiblemente apenado porque él es quien debió haber viajado hace dos semanas y al no poder, Baekhyun tampoco había sido capaz, puesto que tenía un importante ensayo que terminar. Por inercia, Baekhyun empezó a avanzar más cerca de su novio, siendo atraído como un imán por su fuerte presencia.

—Me llevó bastante tiempo concretar la idea. Ya tenía la imagen mental de lo que quería dibujar pero no lograba encontrar el concepto adecuado. Dibujé tantos bocetos distintos, uno tras otro hasta llegar al punto de sentirme muy frustrado. Pensé que había perdido el toque.

Admitió una vez posicionado detrás del gran cuadro. Baekhyun veía embelesado desde la parte baja del escenario donde Chanyeol había subido.

El más alto posó sus manos por sobre la tela, dispuesto a apartarla en cualquier segundo.

Baekhyun contuvo la respiración cuando Chanyeol dirigió sus ojos a su rostro.

—¿Querías saber qué es lo que había dibujado, no es así?

No fue consciente de asentir. Él solo supuso que tal vez lo había hecho ya que Chanyeol le imitó.

—Bueno. Para esta obra escogí retratar el amor. Ese fue mi concepto. La calidez y la fuerza avasalladora de las emociones experimentadas al amar.

Baekhyun por un segundo se olvidó de cómo respirar.

La manta blanca que cubría el cuadro ganador de ese concurso, un concurso realizado a partir del proyecto final semestral de los alumnos de arte, una pintura capaz de transmitir el sentimiento deseado por el autor hasta sus observadores, estaba por ser retirada.

—Y para ello, decidí retratar lo más bello que mis ojos han visto.

Finalizó, tomando fuera la manta.

Su corazón dio un vuelco dentro de su pecho. Baekhyun fue capaz de sentirlo.

Emitiendo un gemido maravillado, percibió a sus manos hormigueando y al extraño sentimiento de calidez empezando a embargarle.

Algunas lágrimas involuntarias amenazaban con resbalar por sus mejillas cuando la imagen quedó al desnudo.

Colores claros, entremezclados de una forma tan sutil que casi no era visible el leve cambio entre los distintos tonos de un mismo color.

Un rostro sereno y un par de párpados cerrados adornados con pestañas delicadas. Una sonrisa inconsciente apenas perceptible en el rostro de aquel bello ser. Grandes y esponjosas alas blancas se extendían justo detrás, naciendo de su espalda.

Era maravilloso; un ángel.

Un ángel durmiente.

Baekhyun sintió que había empezado a temblar.

Era ciertamente lo más bello que él había visto jamás. La representación más majestuosa que algunas vez se había creado sobre aquellos seres.

La mezcla perfecta entre la paz y el sentimiento de amor puro, todo ello junto, reunido en una sola imagen.

Baekhyun siguió los trazos casi indistinguibles entre el cambio de sus ropas blancas en conjunto con las grandes alas. El ser celestial recostado de lado sobre un campo atestado de pequeñas coloridas flores.

Esas flores.

Esas mismas que ambos habían presenciado juntos aquel 13 de octubre, 4 años atrás. Aquél en donde Chanyeol, quien fuera su entonces mejor amigo, le había declarado abiertamente sus sentimientos.

Aquel lugar donde ellos compartieran su primer beso. Donde Baekhyun decidiera que a partir de entonces, él le entregaría su corazón a Chanyeol.

Porque confiaba en él. Porque lo amaba.

—Chanyeol, ¿ese es...?

Las palabras no podían ni siquiera salir de sus labios. Baekhyun observó y detalló por segunda vez la pintura. Era tan hermosa pero... él también se percató de algo que no había notado antes.

La pintura realista estaba basada en un modelo. Y Baekhyun sabía perfectamente quién había sido dicho modelo.

—¿A-acaso tú...?

—Te dibujé a ti, bebé. El único que me hace sentir lo que el amor en realidad es.

Baekhyun no se dio cuenta en qué momento el más alto había abandonado el escenario para unirse a él. Chanyeol estaba ahora justo en frente, tapando de su vista todo lo que no fuera él mismo, con su enorme y protector cuerpo.

—Este es mi regalo para ti, Baek. Feliz aniversario de 4 años juntos —susurró.

Ahora su novio estaba inclinado sobre él. Una de sus manos tomándolo por la cintura para atraerlo más cerca mientras la otra levantaba su barbilla.

Baekhyun sintió a su respiración acelerarse cuando Chanyeol se acercó tanto que sus alientos se entremezclaban juntos.

—Tú eres lo que yo más amo, Baekhyun. Hoy y siempre, no lo olvides.

Y entonces se hallaba perdido en el suave toque de sus labios. Chanyeol poseía mucha fuerza en sus emociones. Él era capaz de sentir la intensidad de sus sentimientos, cada vez que el más alto le besaba. Cada vez que Chanyeol le hacía el amor o que simplemente le decía cuánto le amaba.

Chanyeol era tan entusiasta y apasionado. En cada aspecto de su vida se aseguraba de entregarse en cuerpo y alma. Así como ahora. Cuando era capaz de expresarle a Baekhyun con cada roce, con cada caricia en sus brazos o cintura, cuán preciado era para él.

—Gracias, Channie. Este es el mejor regalo que me has hecho.

Dijo en medio de sus besos cargados de ansia. Baekhyun rodeó su cuello y le atrajo más cerca.

Ellos hubiesen continuado besándose, quizá incluso Baekhyun hubiera conseguido convencer a su novio de trabar la puerta y hacerlo ahí mismo.

Fue una lástima que el sonido de un cuadro cayendo los obligara a separarse, sonriendo porque estaban seguros de que ambos habían tenido el mismo loco pensamiento.

—L-lo siento.

Se disculpó una suave voz a sus espaldas. Ambos se giraron hasta la entrada del auditorio en donde un chico de cabello negro trataba de levantar el cuadro, siendo incapaz ya que este era demasiado pesado para él.

Riendo, empezaron a caminar hasta la entrada, uniéndose al recién llegado.

—Déjalo, yo lo levanto.

Se ofreció Chanyeol cuando llegó a su lado. El chico asintió apenado y se rascó detrás de la nuca nerviosamente.

—En verdad lo siento. No era mi intención. Yo solo buscaba a alguien cuando terminé viendo la puerta abierta... creí que podría pedir algo de ayuda pero bueno... me pareció que estaban ocupados.

Admitió, desviando la mirada.

Baekhyun se carcajeó y pudo ver a su novio enrojecer hasta las orejas.

—N-no es así. Solo estaba enseñándole algunas pinturas a mi novio —se excusó rápidamente.

—Seh, claro. De hecho, estaba a punto de convencerlo de tener sexo aquí dentro pero llegaste tú.

—¡Baekhyun! —reclamó Chanyeol.

Él empezó a reírse mas fuerte e incluso el otro chico lo hizo.

—Es broma, esas cosas no me van, ¿cómo te llamas? —preguntó entonces dirigiéndose a él.

—Ah, soy Luhan.

—Mucho gusto, Luhan. Yo soy Baekhyun y ese tipo alto y súper candente de allá atrás es MI novio, Chanyeol.

El más alto se sonrojó e incluso se tropezó, enredando sus pies con las patas de uno de los soportes de un cuadro, haciéndolo casi caer de cara. Por suerte se sostuvo a tiempo.

—¡Ya basta, Baekhyun! Lo siento... ¿Luhan, verdad?, dime ¿a quién estás buscando? Yo estudio aquí pero lamento decirte que no todos tienen clases los sábados. Por ejemplo, yo no tuve clases hoy y solo vine para mostrarle mi pintura a Baekhyun. Tal vez quien buscas no está aquí ahora mismo.

—Ya veo. Pero no creo que eso sea un problema, la persona que busco me dijo que tenía clases toda la semana, excepto los domingos.

—Oh bueno, en ese caso, ¿quién es? Tal vez lo conozca.

—Uhm, él es... —Baekhyun le vio rebuscar dentro de su mochila hasta que encontró lo que sea que estuviera buscando. Era un pequeño pedazo de papel doblado que tomó entre sus manos antes de arrugar el entrecejo, tratando de leer lo que ahí había escrito—. Se-hun... Oh Sehun... ¿sí lo dije bien? Lo siento, soy de intercambio y aún no sé muy bien el idioma.

Se disculpó. Él se veía tan lindo cuando se reía nerviosamente así como se encontraba haciendo ahora mismo.

—¿Sehun? ¿Tu compañero Sehun? —preguntó curioso a Chanyeol.

—Eso creo. Al menos que haya dos Oh Sehun sin que yo sepa dentro del campus.

—¿Lo conocen? Qué alivio, por un segundo creí que nunca lograría encontrarlo.

—Sí. Bueno, yo no tengo clases hoy pero él ... —dijo revisando su reloj—, él está en medio de una ahora mismo, en unos 30 minutos debería terminar. Por cierto, ¿por qué estás buscándolo? ¿Se metió en problemas? Por que si es así, no. No conozco a ningún Oh Sehun.

—Jajaja, no es nada de eso, no. Es gracioso. Ayer hubo un pequeño festival para exhibir los cuadros de aquí.

Dijo señalando las obras puestas en el auditorio. Chanyeol asintió.

—Sí. Tienes razón.

—Bueno. Algunos chicos realizaron una rifa para juntar dinero para realizar un viaje a un museo de artes en el extranjero. Por casualidad, él estaba ahí cuando yo iba a comprar uno y me di cuenta de que no traía el dinero suficiente como para comprar el boleto completo.

Explicó el chico, jugueteando con sus dedos.

—Así que él me dijo que por qué no comprábamos uno entre los dos. Se estaba rifando una laptop, una muy buena por cierto. Era una gran oportunidad, así que solo acepté sin pensarlo demasiado. Pero aún así me preocupaba no saber cómo repartir el premio si es que llegábamos a ganar, aunque él me dijo que no debía martirizarme mucho pues no íbamos a ganar nada.

—Este Sehun. Chanyeol, recuérdame darle algunas lecciones de tacto.

Su alto novio se rio.

—¿Pero entonces por qué lo estás buscando? ¿Quieres que compren otro boleto juntos?

Preguntó Baekhyun de forma pícara. Oh sí, ese chiquillo estaba definitivamente buscándolo por algo. Sí, sí.

Baekhyun sabía identificar esos ojitos soñadores. Una sonrisa torcida se extendió en sus labios.

—Deja de mirarlo así. Lo vas a asustar —le riñó Chanyeol, haciéndolo a un lado—. Y bien, Luhan, ¿por qué estás buscando a Sehun?

El chico ya estaba para entonces sonrojado por las insinuaciones descaradas de Baekhyun.

—N-no. Eso es lo gracioso del asunto. Nosotros realmente salimos ganadores, ¿pueden creerlo? Jajaja. Ese chico tiene en serio mucha suerte. No puedo haber sido yo por que nunca antes en mi vida había ganado algo así.

Se lamentó Luhan.

—Wow... espera, ¿en serio? ¿Sehun se acaba de ganar una laptop? —preguntó Chanyeol.

Luhan asintió, acomodando la montura de sus anteojos sobre su pequeña nariz respingona.

—¡Qué bastardo suertudo! Yo he estado trabajando sin descanso por meses para juntar lo suficiente para conseguir una, y él que vive de zángano en mi habitación se gana algo así, ¡no puede ser posible!

—¿Vez, Channie? Te digo que ese chico nació con estrella.

Se burló Baekhyun mientras su novio se cubría el rostro con ambas manos.

Estaba muy frutado porque a Sehun parecían caerle del cielo las oportunidades. Él le había dicho alguna vez que aunque Sehun no reprobó el examen de admisión, quedó fuera de los seleccionados, pero que fue aceptado después de que el último alumno en la lista decidiera ya no asistir al final.

Ellos pasaron un rato agradable conversando con el chico mientras esperaban a que Sehun saliera. Cuando el alto rubio salió por fin de su clase se encontró con la noticia de que había ganado una laptop.

—No puedo creerlo. ¿Qué ha hecho ese bueno para nada como para merecer algo así, eh?

Decía Chanyeol mientras caminaban rumbo a la estación. Se acercaba la hora de volver casa.

—No lo sé, Channie. Pero yo estoy mas interesado en lo que va a pasar después.

—¿A qué te refieres? ¿En cómo van a dividirse el premio?

—Eso también pero ¡Ay, por favor! No me digas que no viste los ojito que le hacía Luhan a Sehun.

—¿De qué ojitos hablas?

—Los ojitos de ciervo enamorado, ¡los ojitos, Chanyeol! Así como tú me los hacías antes.

—O-oye. Yo no te hacía ojitos —protestó Chanyeol, volteando el rostro apenado.

—Sí lo hacías, cariño. No lo niegues.

Caminaron tomados de la mano hasta llegar a la central de autobuses.

—Voy a extrañarte mucho —dijo Chanyeol cuando ya esperaban a que se anunciase la salida del autobús de Baekhyun.

—Yo también, Channie, ¿te veré en dos semanas, verdad?

—Claro que sí. Te prometo que acabaré con mis tareas a tiempo para ir a verte en dos semanas.

—Qué lástima que no hayamos podido "celebrar" nuestro aniversario de noviazgo.

Se lamentó, haciendo un puchero. Chanyeol rio.

—En dos semanas podremos.

Un escalofrío le atravesó el cuerpo entero ante la voz ronca de su novio.

—Demonios, si no tuviera algún proyecto pendiente podría quedarme por más tiempo contigo.

—No importa, Baekkie. De cualquier forma no creo que Sehun esté muy contento si nos ve encerrarnos juntos en mi habitación.

Baekhyun se echó a reír. No se imaginaba a Sehun evitándole entrar pero si que se lo imaginaba llamando a su puerta y preguntándoles si estaban o no teniendo sexo.

Chanyeol besó sus labios una última vez cuando ya la gente empezaba a subir.

—Me tengo que ir, Channie.

—Cuídate mucho, Baek. Avísame cuando llegues.

—Descuida, lo haré.

Tal y como siempre, aunque ya se habían despedido, permanecieron de pie por un rato más, uno frente al otro.

Baekhyun sonrió y preguntó:

—¿Qué?

—Te amo. Solo quería que lo supieras.

—Ya lo sé, tontito.

Chanyeol le dedicó una sonrisa de lado y ¡ahí estaban! Esos ojitos brillantes que Chanyeol ponía cada vez que le miraba.

El más alto elevó una de sus manos hasta la altura de su rostro y acarició en la mejilla de Baekhyun. Él por su lado, se inclinó, recargando así su rostro contra la tibia palma, una de sus manos sobre la de su novio. Chanyeol tenía manos tan grandes que incluso podría acunar su rostro entre ellas sin problema alguno.

Se miraron por eternos segundos antes de alejarse.

—Ya me voy.

—Nos vemos en dos semanas.

—En dos semanas —prometió mientras subía los pocos escalones del transporte. Avanzando a través del pasillo, llegó a su asiento. Chanyeol agitaba su mano en despedida y Baekhyun le devolvía el saludo, viéndolo a través del vidrio de su ventana. El motor del vehículo sonando y haciendo al autobús vibrar.

Eso fue lo último que vio. El rostro sonriente de Chanyeol, despidiéndolo detrás de la línea de salida.

Por las siguientes horas todo lo que vería sería un espeso manto verde creado por los árboles a los laterales de la carretera.

Con una sonrisa de satisfacción en el rostro, Baekhyun se acomodó mejor en su asiento, reclinándose cómodamente para dormir un poco.

Todo dentro de sí se sentía en completa paz. Tanta era su felicidad que le era simplemente imposible retenerla por más tiempo dentro de su cuerpo.

Se giró lo suficiente como para mirar a través del cristal. La oscuridad interna le dejaba apreciar a las estrellas brillantes descansando sobre el cielo. Baekhyun se imaginó a Chanyeol observando al mismo cielo desde la ventana de su habitación.

Ambos unidos como si se mirasen fijamente cada vez que sus ojos vislumbraban la misma estrella.

Porque aunque para muchos este día carezca de importancia alguna, para Byun Baekhyun, esta es una fecha plagada de significados.

Significaba su primer beso con el único hombre al que siempre ha amado, significaba también su entrega total a él, como la mayor prueba de confianza.

Así que hoy, en un 13 de octubre, ellos celebraban 4 años de noviazgo, 4 años de inmensa dicha creada con base a tanto esfuerzo, a pesar de su complicada situación y de la opresión que sentían en el pecho cada vez que estaban lejos el uno del otro.

Porque ellos se amaban. Porque sus sentimientos eran más fuertes que las circunstancias.

—Feliz 13 de octubre, Channie —murmuró a la nada, posando una de sus manos sobre el frío cristal.

"Feliz 13 de octubre, Baekkie" decía al mismo tiempo Chanyeol, recargado sobre el marco de su ventana, antes de que su amigo y roomie llegara a preguntarle qué conjunto se le veía mejor para una salida de amigos esta noche con ese chico llamado Luhan.

Chanyeol miró una última vez al hermoso manto nocturno, sonriendo cuando vislumbró a una pequeña estrella fugaz surcando el cielo. Entonces se dispuso a cerrar su ventana y volver su atención a Sehun.

En dos semanas más volvería a ver a su pequeño amor.

"Deseo pasar muchos 13 de octubre más a su lado" es lo que la estrella fugaz escucharía esa noche.

Ese es el deseo que dos humanos pedirían al mismo tiempo, a la misma estrella, en este un día cualquiera, un simple 13 de octubre.

Fin.

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