Después de una noche juntos, Felipe y Maléfica se dieron cuenta que algo ha cambiado entre ellos.

—Yo... —intentó hablar Felipe.

—Debes solucionar tus cosas—dijo Maléfica rápidamente—. Yo te esperaré—le brindó una sonrisa sincera.

—Eres tan hermosa y especial—suspiró Felipe—. Gracias—se acercó a ella para darle un breve beso en la frente.

Maléfica sonríe tiernamente hace bastante tiempo que no se sentía así tan feliz y enamorada. Pero cree que primero Felipe debe solucionar sus problemas para que todo lo que nazca entre ellos sea sano y estable.

Felipe por su parte en primera instancia de sentía confundido, pues enamorarse de aquella villana que logró dormir a todo un reino incluida la chica que se convertiría en su esposa y madre de su única hija. Sin embargo, también ha sido Maléfica quien lo ha apoyado todo el tiempo que estuvo escondido y cuando decidió regresar fue motivo suficiente para confiar en ella y dejar que el amor haga lo suyo.

—Ya debo irme—dijo Felipe saliendo de sus pensamientos.

—Claro, ten—le dió la pastilla que contiene el cambio de apariencia.

Felipe la toma y se convierte en el señor Castile, se acerca a Maléfica y le deposita  corto beso en los labios. Y se va con destino a la escuela de Auradon.

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Leah ha estado caminando de un lado a otro con nervios ella sabe que el cualquier momento Felipe aparecerá nuevamente y le contará la verdad a Audrey y eso claramente sería el fin para ella.

—Su café—Petra se acercó con la bandeja—. Hoy está muy nerviosa ¿Sucedió algo? —preguntó.

—Audrey... —se quedó en silencio—. Ya es momento de que se case—habló con seguridad.

—Pero si tan solo tiene 16 años, es una niña aún—comentó Petra.

—¿Desde cuando la servidumbre opina? —preguntó Leah enojada—. Vete a terminar tus quehaceres—ordenó.

La mujer se quedó allí no le importaban las palabras de Petra para ella su nieta tenía edad suficiente para casarse, y además tenía un pretendiente que consideraba como un gran partido; así que tenía que idear un plan.

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Caminar por el parque era algo que relajaba a Audrey le gustaba ir observando el renacer de las flores, la forma en que los animales se veían tan tranquilos sin ninguna preocupación, pero así como ella disfrutaba caminar otros disfrutaban el silencio del bosque para vivir su vida libremente.

Fue en su caminata que encontró a Gil y Alan besándose si bien se impresionó un poco no quiso interrumpir aquel momento, por lo que intentó salir en silencio, sin embargo, pisó una rama y los chicos reaccionaron de inmediato.

—Lo siento no quería interrumpir—se excusó.

—¿Tú viste todo? —preguntó Alan, ella asintió—. Estamos fritos ahora todo Auradon sabrá que me gustan los hombres—dijo entre nervios.

—Yo no voy a decir nada, chicos—dijo Audrey—. Pero ustedes no están haciendo nada malo.

—¿No lo entiendes? —preguntó Gil—. Somos hijos de villanos, eso quiere decir que todo lo que hagamos está mal—agregó con tristeza.

—Mal y Ben aseguraron que las cosas cambiarían, pero nada ha cambiado para nosotros, seguimos en la oscuridad no podemos participar de las decisiones escolares, seguimos siendo solo hijos de villanos, aún cuando mi madre reconoció sus errores... ¿Tú crees que nos aceptarán siendo homosexuales? —preguntó Alan con rabia.

—Chicos... —

—Audrey, yo se que nos apoyas—Gil se acercó a ella—. Pero tú tampoco puedes hacer mucho—agregó mientras le acariciaba el brazo.

—Si pudiera lo haria—afirmó Audrey—. Y no se preocupen su secreto está a salvo conmigo si así lo desean—agregó.

—Gracias—dijo Alan—. Debo irme.

—Te acompañaré—antes de salir los chicos se dan un beso—. Audrey ¿Vienes? —preguntó Gil.

—No—contestó Audrey—. Me quedaré un rato más—le sonrió a los chicos.

Audrey no podía entender como es que aún todo sigue siendo igual que antes sobre todo para los hijos de villanos, y ya que ella en parte se consideraba una villana por lo que había pasado decidió que debía hacer algo...

—Like a river... Audrey ¿Que haces aquí? —preguntó el chico.

—Solo paseaba—respondió—. ¿Acaso cantabas? —preguntó.

—Tarareaba una melodía—contestó sin importancia—. Por cierto, ¿Viste a Gil?—preguntó.

—Si, se acaba de ir con Alan—contestó Audrey.

—Esos chicos les dije que me avisaran cuando se fueran—bufó Harry.

—Creo que se pusieron nerviosos—defendió Audrey—. Pero les asegure que no diría nada.

Harry le sonrió con esa clásica sonrisa que provocaba tantas cosas, y más para Audrey que apenas el muchacho sonreía, ella en su estómago sentía como las mariposas revolotean fuertemente casi como queriendo salir.

—Bueno... Yo debo irme—dijo Harry.

—No—dijo rápidamente Audrey—. Quédate, por favor—pidió acercándose a él y tomándole la mano.

Un cosquilleo inmediato sintió Harry ante la acción de la pelirrosa no pudo evitar sentir algo muy fuerte que lo hizo sonreír automáticamente y recordar lo que alguna vez había sucedido entre ellos y aunque fuese tan solo un efímero instante había calado en su más íntimo interior.

—No puedo resistirme a eso lindos ojos—dijo Harry—. Me quedaré

—Gracias—Audrey sonrió.

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Chad por fin se sentía feliz estaba enamorado de una chica que lo quería tal cual era él, y que el también quería por lo que ella era sin importarle que tan villano fue en un momento, porque el también lo fue de cierta forma... Lo mejor era dejar el pasado en su lugar y concentrarse en la historia de amor que estaba construyendo junto a su novia.

—¿Estas seguro que quieres conocer a mi madre? —preguntó Uma dudosa.

—Claro—contestó entusiasmado—. Pero no se cuanto me demore en aprender a nadar—agregó con tristeza.

—Podríamos hacer videollamada—sugirió Uma—. Mientras te enseño a nadar.

—Es una gran idea—dijo Chad—. Eres la mejor novia de Auradon—se acercó para darle un tierno beso en la nariz.

—Chad... ¿No te asusta mi madre? —preguntó Uma.

—Para nada—dijo rápidamente—. Cuando comenzaste a gustarme fue aceptando todo de ti... Y eso incluye a tu familia además no me casaré con tu madre—rió.

—¿¡Quieres casarte conmigo! ?—gritó emocionada Uma.

—Si—dijo Chad—. Se que antes debemos terminar la escuela, y nuestras carreras universitarias o lo que elijamos hacer en un futuro—añadió.

Uma no dijo nada y sólo tomó al chico por la cintura lo abrazó fuertemente y luego lo besó una y otra vez.

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—Entonces cuando el cometa Ellie, haga su aparición lo veremos con el telescopio que estamos haciendo—dijo Patrick.

—Si—apoyó Hilda—. Tengo que irme hoy cenaré con mi padre y el hada madrina—agregó confundida.

—¿Ellos están en algo? —preguntó el chico.

—No lo sé... Desde que abrieron su local pasan mucho tiempo juntos—contestó la chica—. Se me hace tarde—rápidamente se acerca al chico para despedirse y sin querer le da un beso en la boca lo que provoca que ambos se sonrojen, Hilda no hace más que salir.

—¿Acaso eres idiota? —pregunta Josselyn enojada.

—Josselyn me asustaste—dijo el chico saliendo de su estado.

—¿Qué hacías con Hilda?—cuestionó—. ¿Y Audrey?

—Estaba fabricando un telescopio para ver al cometa Ellie que llegará en dos semanas...

—No me interesa ¿Y Audrey? —preguntó.

—Debe estar en su castillo, hoy no tuve tiempo para estar con ella—contestó Patrick.

—Patrick que no se te olvide el plan, debes dejar a Hilda y enfocarte en lo que debemos hacer—Josselyn estaba irritada—. Si no te casas con Audrey perderemos todo.

—Estas exagerando, Josselyn—dijo el chico—. A veces creo que es mejor olvidar el plan si nuestros padres se enteran de lo que estamos haciendo...

—La ambición no tiene nada de malo—afirmó Josselyn—. Y si haces las cosas bien nuestros padres no se enteraran de nada, aunque Hilda podría ser un gran pez para atrapar.

—Ni se te ocurra meter a Hilda en esto—dijo serio Patrick—. Ya me voy a dormir.

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—A ver si entendí ¿Quieres hacer algo en la escuela—preguntó Harry.

—Si, quiero cambiar ciertas cosas—contestó Audrey—. Después de conversar con los chicos me di cuenta que para los villanos nada ha cambiado—agregó.

—Es verdad seguimos teniendo los peores cuartos, nuestros familiares no nos pueden visitar—dijo Harry—. Cuenta con mi voto—sonrió.

—¿Hace cuánto que no ves a tu padre?—preguntó Audrey.

—Hace unos 12 años—contestó Harry—. A veces quisiera buscarlo e irme con él a navegar los mares más profundos, pero luego recuerdo que cuando se fue me dijo que no lo buscara—su voz se tornó quebrada.

—Lo siento Harry no quería que te pusieras triste—Audrey comenzó a consolar al chico le acariciaba la espalda era un gesto de apoyo.

—No te preocupes no hablo mucho de mi padre por lo mismo—dijo Harry.

—Sabes que puedes contar conmigo—Audrey lo abrazó.

Y aunque Harry quería besarla, recordó que ahora la chica estaba de novia con Patrick, por lo que sólo se limitó a abrazarla y acompañarla hasta su casa.

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