—Te lo advierto Patrick, si no encuentras a esa loca princesa nuestro plan se irá a la basura—regañó Josselyn.

—Lo sé—resopló Patrick.

Josselyn salió dejando a Patrick solo quien no hacía más que mirar a su alrededor buscando a Audrey, sin embargo, la no aparecía por ningún lado.

—Podrías tener más cuidado—dijo cuando sintió que un poco de jugo caía en su chaqueta.

—Disculpame soy un poco torpe—respondió la chica.

Patrick la miró a los ojos y le causó un poco de ternura.

—Creo que no hay problema—dijo más tranquilo.

—Soy Hilda—la chica estiró la mano para presentarse.

—¿Hilda?—preguntó Patrick—Nunca te he visto por acá.

—Es que no vivo en Auradon pertenezco a Ronsville—contestó la chica.

—¿Ronsville? ¿No es el pueblo de..

—Los Dioses—interrumpió Hilda—Soy hija de Hades lo que me convierte en una semidiosa—agregó.

—Eso es increíble—dijo Patrick en lo que sonaba muy sincero—Yo soy hijo de Pocahontas.

—Hilda, te quiero presentar a mis amigos—Mal interrumpió toda clase de conversación entre ambos chicos.

Hilda sonrió y se fue junto a Mal, Patrick se quedó pensando en la rubia pues una semidiosa era mucho mejor que una simple princesa claro que sería más difícil conquistarla, pero tenía que intentarlo aunque no abandonaría del todo su plan.

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Uma estaba confundida no sabía muy bien que pasaba por su cabeza que de un momento a otro no dejaba de pensar en Chad si ese chico rubio algo torpe y payaso que lograba sacar sus mejores carcajadas.

Se le hizo de noche por lo que se fue a su habitación donde Evie ya se encontraba cepillando su cabello.

—Uma, no te vi luego en la fiesta—dijo Evie al verla.

—Necesitaba un poco de aire—dijo Uma—¿Evie?—preguntó.

—Si—contestó la peliazul—¿Sucede algo?—dejó su cepillo a un lado y se acercó a Uma.

—¿Cómo te diste cuenta que te gustaba Doug?—preguntó Uma.

—Comencé a darme cuenta cuando solamente pensaba en su nombre, cuando quería pasar tiempo a solas con él o cuando me ponía nerviosa a su lado—contestó Evie.

—Creo que me gusta Chad—dijo Uma lanzando rendida en su cama.

—Lo sabía es que era tan obvio tus reacciones cuando lo nombraba, y esa química que veía cuando cruzaban miradas—Evie sonaba entusiasmada.

—¿Tú crees que yo le guste?—preguntó Uma—. Hace unos días dijo que quería conocerme mejor, pero no supe que responderle y simplemente salí corriendo—explicó.

—Es una señal clara de que está interesado en ti—dijo Evie sonriendo.

—Lo sé, pero no quiero crearme falsas ilusiones para luego terminar decepcionada—dijo Uma.

—Uma, yo creo que tienes que darle una oportunidad a Chad después de todo es un buen chico—comentó Evie.

—¿Y si al final todo es una broma?—preguntó Uma.

—Tienes que hablar de frente con Chad y preguntarle cuales son sus intenciones realmente—contestó Evie.

Uma le sonrió sabía que Evie tenía razón, y que debía hablar con Chad.

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En la mansión la reina Leah estaba completamente desconcertada ante sus ojos se encontraba un hombre rubio y con una expresión de mucha rabia que la hacia sentir miedo.

—¿Qué haces aquí?—preguntó con voz temblorosa.

—Usted sabe muy bien a que he venido—respondió el hombre.

—No tengo la menor idea—dijo Leah—.Pero supongo que es por dinero—agregó.

—Estoy aquí por Audrey... Mi hija—dijo el hombre con seguridad.

—Perdiste ese derecho el día que te fuiste de Auradon—gritó la mujer.

—Me fui porque no tenía otra opción, usted me obligó diciendo que si no salía de Auradon iría a la cárcel—dijo.

—Felipe, nunca supe que vio mi hija Aurora en ti siempre fuiste tan débil y tan extraño—Leah se burlaba.

—No tenía derecho de hacer lo que hizo—gritó con fuerza Felipe—. Pero créame que revelare la verdad.

—Tu no harás nada o todo el mundo incluida tu "pequeña princesa" se va a enterar que asesinaste a mi hija Aurora y al rey Tomás porque creías que eran amantes, y vas a quedar como un pobre hombre despechado que no supo controlar sus celos enfermizos ¿Crees que eso te conviene?—finalizó Leah.

—Que tenga una buena noche reina Leah—Felipe salió.

La reina se desplomó en uno de los sofás estaba completamente nerviosa, pero tenía que idear un plan para evitar que Audrey se encontrara con Felipe.

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Dos jóvenes aún continuaban abrazados guardando en sus corazones el perfume del otro sintiéndose desconectados de todo el exterior, sin embargo, el golpe de realidad no tardó en llegar a ellos.

—No puede ser ya es de noche—dijo Audrey nerviosa.

—Tranquila te acompañaré a casa—Harry volvió a abrazarla pero ella se soltó.

—¿No lo entiendes?—preguntó Audrey—. Mi abuela cree que fui a la inauguración del H&H con Patrick, si llego contigo sabrá que le mentí—agregó.

—Y como soy un pirata se va a decepcionar—dijo Harry con ironía.

—Harry...

—No es necesario seguir hablando sobre esto lo que sucedió hoy no se volverá a repetir nunca más—el pirata sonaba tajante.

—Debo irme—Audrey se despidió cortésmente y se fue dejando a Harry en aquel bosque.

Mientras caminaba lágrimas resbalaban de sus ojos aquel momento con Harry había sido poco más que mágico y no quería que se acabara, pero si su abuela llegaba a verla tan solo cerca del pirata sería capaz de hacer cualquier cosa en su contra.  Por eso lo mejor era que todo se terminara en el mismo instante que comenzó para que nadie saliera lastimado al fin y al cabo un beso solo era eso un beso no significaba mucho o ¿Si?

Se paró frente a la puerta secó sus lágrimas, y entró.

—Señorita Audrey—era la voz de Petra.

—Petra, por suerte eres tu y no mi abuela—dijo Audrey aliviada.

—Patrick estuvo aquí preguntando por usted le dije que había salido con Tabata a comprar algunos vestidos y que por ese motivo no había ido a la inauguración—confesó Petra.

—Y que le diré a mi abuela le dije que estaría en la inauguración—dijo Audrey.

—Su abuela seguirá creyendo que estuvo en la inauguración—aseguró Petra.

—Solo debo mantener a Patrick alejado de mi abuela—dijo Audrey—. Gracias Petra no sé que sería de mí sin ti—se acercó para abrazarla.

—Se lo que es vivir con la reina Leah, solo espero que pueda ser feliz—dijo Petra.

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—Amigo ¿Dónde estabas?—preguntó Gil cuando vio a Harry entrar.

—Sali un rato—respondió Harry.

—¿Solo?—preguntó Gil.

—Claro—contestó Harry escuetamente.

—Crei que estabas con Audrey—susurró Gil.

Audrey... No podía dejar de pensar en ella y en los que había sucedido entre ambos hace unos momentos...

—¿Y?—Gil estaba esperando una respuesta.

—Ya te dije estaba solo—aseguró Harry.

—Bien—dijo Gil—. El lunes volvemos al torney—dijo cambiando de tema para no seguir incomodando a su amigo.

Lunes

Harry fue el primero en levantarse se acordó su uniforme y salió al campo para dar unas vueltas antes de comenzar con el entrenamiento.

—Harry acá está el equipo—gritó Jay.

—Aqui estoy carita hermosa—Harry fue a su ubicación.

—Bien aún faltan Patrick y Alan esperemos cinco minutos—dijo Jay viendo su reloj.

—Sabia que este era un deporte para bebés—le susurró Harry a su amigo Gil quien se limitó solo a sonreír.

—Lamentamos la tardanza, pero olvidamos nuestros cascos—dijo Patrick.

—Esta bien espero no se vuelva a repetir—dijo Jay—. Ahora a entrenar.

Los chicos comenzaron a entrenar de forma inmediata todo iba de acuerdo a lo que Jay quería para el equipo.

—Ok muchachos debemos trabajar ciertas cosas—dijo Jay.

—Algunos más que otros—soltó Patrick mirando a Gil.

—Crei que jugaba bien—se defendió Gil.

—Lamento que tu padre no haya podido superar su problema de alcohol y vivir más tiempo  para enseñarte como pasar una estúpida pelota—gritó Patrick.

—Oye, oye, oye no voy a permitir que le hables así a mi amigo principito—Harry agarro de la camisa a Patrick para golpearlo.

—Chicos no permitiré esto—gritó Jay.

—¿Y qué harás?—preguntó Harry mientras golpeaba a Patrick.

—Te crees muy valiente, Hook—Patrick no perdió la oportunidad de golpear a Harry.

—Chicos—gritó un hombre tratando de separarlos.

Patrick le dio un último golpe a Harry y se fue el pirata trató de seguirlo pero fue retenido por aquel hombre rubio que le miraba directamente.

—Ven muchacho te llevaré a enfermeria—le dijo a Harry.

—Puedo curarme solo—dijo Harry.

—Yo creo que no—dijo el hombre—Y ustedes tomen una decisión para solucionar este tipo de cosas.

Caminaron hasta la enfermería donde una mujer curó las heridas de Harry.

—Harry, ¿Estás bien?—Audrey acercó rápidamente a Harry.

—Lo estoy, Audrey nada de que preocuparse—respondió fríamente Harry.

—¿Audrey?—preguntó el hombre sorprendido.

—Si la hija de la princesa Aurora y el príncipe Felipe—hizo un ademán—¿Y usted es?—preguntó.

—Soy el señor Castile el nuevo profesor de matemáticas—dijo el rubio mayor.

—Un gusto—dijo Audrey—. ¿Necesitas algo Harry?—preguntó.

—No—contestó Harry.

Audrey comprendió aquella indirecta y se limitó a despedirse sin decir nada más.

—¿Audrey y tú son novios?—preguntó el señor Castile.

—No—respondió Harry—. Somos compañeros de clase.

—Se ve que se preocupa por ti—dijo el hombre.

—Solo se preocupa por ella misma—dijo Harry—. Bueno señor Castile no es necesario que me acompañe a mi habitación asi que si no le molesta lo dejaré solo por aqui.

—Cuidate muchacho—dijo el hombre.

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—Audrey, ven acá cariño—llamó Leah.

—¿Sucede algo?—preguntó Audrey.

—Recuerdas que hace tiempo querías ir a la universidad de Suecia ¿Todavía está dentro de tus planes?—preguntó Leah.

—Claro, pero dijiste que era muy lejos de casa—dijo Audrey.

—Lo es, sin embargo, creo que es una excelente oportunidad para ti—comentó la mujer mayor—. Tal vez pueda hacer algo para que te reciban el próximo año.

—¿Qué? Pero aún me queda un año de escuela—dijo Audrey.

—Lo se, pero también te ayudaría con el idioma irte antes—dijo Leah.

—Seria lo máximo, abuela—Audrey abrazó a su abuela quien sólo pensaba en como alejar a su nieta de ciertas personas indeseadas.

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—Te dije que no fueras con Leah y es lo primero que haces—regañó Maléfica a Felipe.

—Lo siento, no lo pensé solo quería hacerle saber que volví y que esta vez no me iré—dijo Felipe.

—Esta bien, pero recuerda que ahora eres el señor Castile el nuevo profesor de matemáticas—dijo Maléfica.

—Hoy vi a Audrey es tan hermosa como Aurora—sonrio al recordar a su esposa.

—Es la copia de Aurora—confirmó Maléfica—. Aunque algo chiflada, pero quien no lo está—Malefica comenzó a reír.

—Solo quiero abrazarla y decirle que estoy aquí y que al quiero con todo mi corazón—se lamentó Felipe.

—Querido, todo a su tiempo por ahora tenemos que conocer la verdad sobre lo que pasó aquel día en que Aurora murió—dijo Maléfica.

—Gracia por creerme...

—Si si, tengo que irme adiós hablamos cuando tengamos información—Maléfica desapareció como era su costumbre.

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Por fin pude regresar le metí un poco de drama a este capítulo...