Capítulo 3
—Un gusto, reina Leah—dijo Patrick despidiéndose de la abuela de Audrey.
—El gusto es mío—le dedicó una sonrisa al chico—. Audrey, acompaña a tu amigo a la puerta.
Audrey y Patrick caminaron hasta la puerta platicando de lo entretenida que estuvo la cena y lo bien recibido que había sido el chico.
—Gracias por haberme invitado—Patrick sonrió—. Tu abuela es genial—halagó, Audrey solamente sonrió.
Ambos se despidieron y Patrick se fue a su habitación.
—Patrick—una voz lo detuvo.
—Josselyn—dijo al ver a la chica—. ¿Sucedió algo?—preguntó.
—¿Averiguaste algo?—preguntó la chica.
—Recién hoy entré a casa de Audrey parece que le agradé a su abuela—contestó Patrick—Pronto tendré más información—agregó.
—Eso espero o estaremos perdidos—dijo Josselyn.
—Lo sé—Patrick asintió.
Josselyn y Patrick se conocía desde que eran niños, pues sus madres eran amigas por lo tanto ellos pasaban mucho tiempo juntos. Lo que los llevó a ser cómplices en muchas cosas entre ella la razón por la que estaban en Auradon.
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Harry había encontrado el regalo perfecto, así que no dudó en ir a entregárselo a Audrey, llegó al castillo que estaba pintado en tonos pasteles, arregló el cuello de su chaqueta y tocó el timbre. Fue uno de los guardias quien abrió extrañado por la visita del muchacho le dijo que esperara mientras daba aviso.
—¿Está Audrey?—preguntó Harry.
—Audrey no puede recibir visitas—contestó Leah.
—¿Por qué?¿Está enferma?—cuestionó el muchacho.
—No—respondió la mujer—. Quise decir que mi nieta no puede recibir visitas de parte de gente como tú—aseguró de mala forma.
—¿Gente genial?—dijo Harry pensando que aquello era una broma.
—Hijos de villanos que solo buscan princesas para casarse y salir de su miserable vida—respondió tajantemente la mujer.
Harry pensó en responder con algo igual de fuerte, pero no era buena idea provocar una discusión entre "buenos" y "villanos" así que solo decidió irse sin decir nada. Tampoco quiso dejarle el regalo que llevaba, pues sería obvio que Leah no se la entregaría a su nieta.
—¿Dónde estabas?—preguntó Gil cuando lo vio llegar.
—Por ahí—contestó Harry—. ¿Por qué?
—Estas actuando extraño—dijo su amigo.
Harry negó, sacó unas uvas que había recogido en el camino y se las dio a su amigo para evitar más preguntas que pudiesen delatar lo que estaba haciendo y sobre todo dejar en evidencia su cierto interés por Audrey que aunque solo era como amistad las cosas podrían malinterpretarse, y todos pensarían que habían otros tipos de sentimientos.
—Lo olvidé Jay te estuvo buscando—dijo Gil.
—¿Y que quería?—preguntó Harry.
—Mañana hay entrenamiento—contestó el rubio—. Dijo que era a las 6:30.
—¿Qué?—preguntó Harry—. ¡Eso es de madrugada!
—Eso creo, no lo sé aún estoy confundido con los hararios—comentó Gil.
—Gil, mejor duérmete—pidió Harry.
Harry siguió enfadado por la hora en que debían practicar para él era demasiado temprano y obviamente su sueño se vería acortado todo por un simple juego que parecía para bebés.
Como no tenía otra opción se acostó en su cama, luego de batallar unos largos minutos en como usar la alarma del reloj pudo por fin dormir.
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—Uma, me tenías preocupada—regañó Evie—. ¿Dónde estabas?—preguntó.
—Relajate Evie te saldrán arrugas—bromeó Uma—Solo estaba en la piscina nadando un poco ya sabes estirando mis tentáculos por si se llega a presentar algún peligro—agregó con seriedad.
—Debiste dejarme una nota—dijo Evie—. ¿Cómo estuvo el agua?—preguntó.
—Horrible, Chad estuvo allí todo el tiempo—contestó la peliceleste.
—¿Chad? No sabía que eran amigos—dijo Evie.
—Ese es el punto que no somos amigos, solo lo rescaté pues el muy idiota se estaba ahogando, y se quedó ahí mirándome—dijo Uma con desagrado.
—¡Ay! Amo las historias de amor—dijo Evie con emoción.
—¿De qué hablas?—preguntó Una confundida.
—De lo tuyo con Chad, quédate tranquila que no le diré a nadie—contestó Evie aún emocionada—. Pero explícame algo ¿Cuando empezó todo esto?—preguntó.
—Evie, cállate—Uma le lanzó una de las almohadas que por suerte la peliazul pudo esquivar—. Chad y yo no tenemos nada—aclaró con enojo.
—Lo que tú digas—dijo Evie—. Pero te diseñaré un vestido que combine con la capa que le hice a Chad para el baile real—la chica sacó su lápiz y su cuaderno para comenzar a dibujar diferentes estilos de vestido.
—Quiero escapar de esta habitación—gritó Uma para luego acomodarse entre sus sábanas y taparse por completa.
✨✨✨
El despertador sonó a las 6:00 a.m Audrey se levantó rápidamente buscó su uniforme de porrista aquel que usaba cuando era la capitana del equipo.
—Perdiste todo—la voz de su abuela resonó en la habitación—. De ser la capitana ahora serás una simple porrista que baila detrás.
—¿Podrías dejar de atormentarme?—preguntó Audrey.
—Te digo las cosas por tu bien—. ¿Cómo es que Jane se quedó con tu puesto?—preguntó.
—Cuando me fui de vacaciones con Flora, Fauna y Primavera alguien debía quedar al mando y Jane era la mejor opción—contestó Audrey.
—Debes recuperar lo que es tuyo, ya que no te casarás con Ben al menos recupera tu puesto de capitana de las porristas—exigió Leah—. Y otra cosa acércate más a ese chico Patrick puede llegar a ser un buen partido.
—Pero...—
—Pero nada de alguna forma u otra debemos salvar la reputación y riqueza de esta familia—interrumpió Leah.
—Abuela—dijo Audrey.
—Debo irme—se acercó a ella—. No olvides lo que te dije—le dio un cariñoso beso en la frente.
Audrey se quedó pensando en lo que su abuela le había dicho, pero no era sencillo primero no quería volver a hacerle daño a nadie y menos para recuperar algo que ella misma había cedido, lo de Patrick era otro tema pues si bien el chico era agradable y muy atractivo había algo en él que no la convencía del todo.
Ya estaba lista, pero de igual forma tomó un listón de color rosa para adornar su cabello, y se fue hasta el gimnasio donde serían las pruebas muchas chicas y chicos se encontraban allí entre ellos Josselyn y Alan quienes parecían muy entusiasmados.
—Hola—saludó Jane acompañada por el resto del equipo—. Voy a hacer una rutina y ustedes deben seguirla así decidiremos quien se queda y quien no—explicó sonriente.
La hija del hada madrina procedió a hacer una corta rutina que una vez terminada los aspirantes debían repetir de forma casi perfecta, todos hacían su mejor esfuerzo.
—Ya tengo a los seleccionados—informó Jane una vez terminada la prueba—. Son los siguientes Esteban (hijo de Rapunzel y Eugene) Josselyn, Alan y Audrey—le sonrió a quien aún consideraba su mejor amiga.
Audrey le sonrió sinceramente, aunque las palabras de su abuela no la dejaban tranquila ¿Debía recuperar la capitanía?
—Los veo en el entrenamiento del próximo sábado—dijo Jane—. Yo tengo que irme.
—¿Audrey?—preguntó la chica, Audrey asintió—. Suerte—dijo muy cerca de su oído para luego irse.
Audrey quedó completamente descolocada ante la forma en que Josselyn le habló.
—No se tú, pero Josselyn me mala vibra—un chico se acercó a ella—. Por cierto soy Alan el hijo de Anastasia—se presentó.
—¿De Anastasia?—preguntó Audrey—. Pero ¿No vienes de la Isla?
—No, estuve viviendo en Inglaterra allí mi madre junto a mi padre abrieron una panadería—contestó el chico.
—Me encantaría seguir platicando, pero debo irme.
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Si Harry se despertaba de mal humor cuando se levantaba en un horario normal, cuando lo hacía de madrugada era totalmente un monstruo que peleaba con todo y todos. Antes de irse tomó su bolso donde guardó su garfio y salió.
En su camino al campo de juego se encontró con Doug quien llevaba un montón de telas seguramente para el taller de vestuario que tenía junto a Evie, también se encontró con Chad quien parecía ir a una guerra acuática , pues llevaba un traje de buzo y unos flotadores que lo hacían ver muy gracioso.
—Hey Chad ¿Vas a una fiesta de disfraces?—preguntó Harry riendo.
—Voy a mi clase de natación—contestó Chad con nerviosismo—. ¿Crees que es demasiado?
—Claro que no, solo le falta protector solar—dijo seriamente.
—Tienes razón iré a pedirle a mi madre, gracias amigo—Chad le dio un apretón de mano y se fue, Harry solo río después de todo una pequeña broma no le hace daño a nadie.
Al fin llegó al campo de entrenamiento donde Jay esperaba a los nuevos integrantes donde de entre todos destacaba Patrick a quien miraba con recelo.
—Harry, hasta que llegas—dijo Jay cuando lo vio parado sin integrarse.
—Bien, carita bonita aquí estoy—dijo Harry.
Jay dio las indicaciones para lo que sería el primer entrenamiento de los nuevos integrantes.
—Chicos, detenganse—gritó fuerte—. Carlos no puede seguir en el equipo, ya que es el encargado del refugio de animales—explicó.
—¿Qué significa eso?—preguntó Patrick.
—Que tenemos un integrante menos, y que si no encontramos un reemplazo no podemos participar en el campeonato—explicó Jay.
—¿Que hay de Ben? O ¿Chad?—preguntó un chico.
—Ben está enfocado en ser rey, y Chad no tiene interés en pertenecer al equipo—contestó Jay.
—¿Que hay de tu amigo?—Patrick se dirigió a Harry—. Por lo que se el hijo de Gastón es muy fuerte—agregó.
—Gil, podría ser un gran jugador—repuso Jay—. Iré a hablar con él la práctica terminó.
—Genial me levanté temprano para nada—se quejó Harry.
—Lo siento—Jay le sonrió culposamente.
Harry tomó su bolso para ir a cambiarse no soportaba verse con ese traje de deportista que lo hacía sentirse un tonto. Sacó su garfio y se dio cuenta que la flor que quería darle a Audrey seguía entre sus cosas, por lo que pensó en entregársela.
Acomodó una última vez su cabello y salió para buscar a la chica rosa como la había llamado hace un tiempo, no la encontraba por ningún lado hasta que recorrió el lugar donde la había encontrado hace unos días almorzando para su suerte la chica estaba en ese mismo lugar.
—Princesa Audrey—habló, la chica se giró tratando de desviar la mirada, pero Harry se dio cuenta de que estaba llorando—¿Estas bien?—preguntó preocupado.
—Estoy bien, solo tenía una basura en el ojo—contestó Audrey con la voz cortada.
—Puedes confiar en mi—dijo Harry acercándose a ella.
Quizás fue esa atmósfera que se formó entre los dos, tal vez la forma en que Harry se acercó a ella o simplemente el hecho de que Audrey necesitaba desahogarse con alguien lo que la llevó a abrazar fuertemente al chico y llorar en su pecho.
Harry sin saber como reaccionar ante tal acto solo recordó lo que alguna vez había visto y comenzó a acariciarle la espalda de forma muy torpe, pero al final la intención es la que cuenta.
—¿De verdad fue solo una basura?—preguntó Harry.
—No—contestó Audrey—. Solo estoy cansada de mi abuela que quiere tomar desiciones por mi, que no deja de repetirme que debo recuperar lo que perdí—confesó.
—¿Y tú no quieres?—preguntó Harry.
—No lo sé antes era capitana de las porristas, creía que sería reina de Auradon, estaba enamorada de Ben y era muy popular en la escuela—respondió Audrey.
—¿Y ahora?—cuestionó el chico.
—Ahora... No soy nadie, bueno soy parte del equipo de porristas pero no tengo más que eso—contestó la chica con tristeza.
—¿No eres nadie?—cuestionó Harry—. Eres Audrey, la princesa Audrey una chica valiente, linda, gran bailarina y estoy seguro que eres la mejor porrista del equipo—dijo Harry.
—¿Crees que soy linda?—preguntó Audrey soltando una sonrisa.
—Creo que cualquier chico pensaría eso con tan solo conocerte, y pienso que Ben se equivocó al dejarte—se sinceró el pequeño Garfio.
Un silencio incómodo se produjo entre ambos por suerte el celular de Audrey sonó rompiendo con aquella incomodidad.
—Es Patrick—dijo para contestar la llamada—. Claro espérame en la entrada de la biblioteca en 10 minutos estoy allá—finalizó.
—Audrey... Antes que te vayas yo... Solo quiero que sepas que puedes contar conmigo siempre—dijo Harry.
—Eres muy amable, Harry—Audrey se acercó para abrazarlo otra vez momento en que Harry aprovechó para esconder la flor en el bolso de la chica—. Debo irme nos vemos pronto.
—Si claro—asintió Harry.
Audrey sonrió por última vez y se fue.
—Bueno, bueno, bueno—Jay comenzó a reír—. ¿Qué hacías con Audrey?—preguntó.
—Esa frase es mía—dijo Harry—Conversaba con ella de algo sobre la escuela—contestó a la pregunta.
—Dos cosas primero ¿Por qué tan alejados de la gente? Y segundo ¿Desde cuándo te importa la escuela?—interrogó Jay.
—Porque... ¿Qué hacías tú aquí?—preguntó Harry.
—Venia a recoger frutas, y los vi—contestó Jay.
—Oye, olvide que debo ir con Uma—Harry comenzó a caminar.
—No tiene nada de malo que te guste Audrey—dijo en voz alta Jay—. Es más creo que se verían muy bien juntos.
Harry solo caminó más rápido para evitar ponerse en una situación que podría resultar incómoda.
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