🌷Prefacio🌷
Orquídea
¿Un sueño?, estaba segura de que lo era, pero una parte de mí sentía que había algo más.
Por más que lo pensaba, no le encontraba sentido, ¿por qué aparecía en lugares que solo había visto en fotografías?
En un momento estaba en un templo antiguo y en el otro, frente a la torre de Tokio, ¿qué era todo eso? ¿acaso se trataba de una señal para que viajará hasta ahí?
«Por fin puedo encontrarte» —susurró alguien a quien no podía distinguirle el rostro.
—¿Quién eres? ¿Qué es lo que dices? —pregunté, pero era como si mi voz casi no se oyera.
Su rostro todavía era borroso, pero distinguí una sonrisa, esa persona era un chico y estaba sonriendo.
Él permaneció parado al otro lado del ventanal que me dejaba ver la torre, había una plataforma más que no sabía como atravesar para ir hacia él, porque no habían puertas. Mis sueños solían ser así de imprecisos e irracionales.
Por alguna razón no le temía a él, pero si a la silueta que estaba a sus espaldas. Algo me decía que debía advertirle, pero si mi voz no se escuchaba, no sabía qué hacer.
—Oye, cuidado —pronuncié, pero de nuevo era muy bajo. Intenté hacer señas con manos, pero él tampoco parecía entenderme.
La silueta oscura detrás de él se acercaba, todavía no podía distinguir él rostro del chico, pero su nombre. Era casi cómo si lo conociera, quería pronunciarlo, sin embargo, cuando lo intenté, lo olvidé por completo. ¿Qué era eso? ¿Un sueño?
—Todo estará bien —susurró otra voz con delicadeza y entonces desperté.
El reloj en mi habitación no paraba de sonar y mi hermana estaba tocando la puerta como si fuera a derribarla.
—¡Orquídea, despierta! —gritaba alterada al otro lado de la puerta.
—Ya voy —respondí, todavía con pereza de levantarme de la cama.
—Te dije que no cerraras la puerta y apaga tu despertador, que casi despierta a toda la cuadra, menos a ti.
—¡Cálmate! Ya estoy en eso —respondí quitando el cerrojo, aunque no recordaba haberlo colocado la noche anterior, para luego ir por el despertador.
—Te dije que eso no funciona, el ruido es muy fuerte y a ti nada, ¿cómo piensas estudiar en Japón llegando tarde? —preguntó curiosa por sabe cómo me justificaría esta vez.
—Estaré bien, no te preocupes. Solo debo dormir más temprano —dije dando una excusa ambigua que ni a mí me convencía, pero esperaba que si funcionará realmente en la práctica.
—Si tu lo dices —suspiró Camelia.
Mi hermana parecía querer decirme algo más, pero no lo hizo. En su lugar observó con más interés el reloj en mis manos que seguía intentado apagar.
—¡Dame eso! —ordenó tomando el reloj en sus manos, lo tiró al suelo rompiéndolo en pedazos.
—¡Hermana!
—Listo, puedes comprarte otro cuando llegues a Japón, aunque no creo que te sirva de mucho. Baja rápido, mamá está esperando con el desayuno —respondió dejando el desastre en mi habitación.
Después de que Camelia se fue, tuve que limpiar lo que quedaba de mi reloj despertador, y pensé que si tuviera la carta Repair podría hacer algo para reparar el daño. Lástima que la magia y esas cosas solo existían exclusivamente en las series de televisión y los libros.
Di un suspiró terminado de limpiar, me fui corriendo a la ducha para terminar de arreglarme y bajar al comedor.
—Buenos días papá —saludé al cuadro de mi padre que teníamos en la sala de la casa.
—Él nos sigue cuidando, sé que esta muy orgulloso de ti y estoy segura de que estará feliz de que conozcas su antigua escuela —dijo mi madre posando sus manos sobre mis hombros—. Siéntate a comer ahora —pidió guiando a la mesa.
—Sí, gracias.
—Dormilona, ¿a qué hora sale tu vuelo mañana? —preguntó Camelia sentada a la mesa.
—Creo que a las once de la mañana, ¿por qué? ¿vendrás a despedirme, creí que tenías trabajo?
—Lo tengo, pero eso no significa que no pueda ir a ver a mi hermanita. Iré a visitarte después, pero todavía no puedo creer que mi hermana pequeña, irá de intercambio a la escuela Tomoeda en otro país.
—Ya tengo catorce años y solo serán seis meses, la escuela lo programo todo para que pueda ir a la secundaria Tomoeda —le recordé, esperando aparentar que no estaba tan nerviosa y emocionada a la vez.
—Aun así, no puedo creer lo rápido que creces, ¿esa es la misma escuela a la que fue nuestro padre, verdad?
—Sí, he leído mucho sobre la escuela. Ya quiero que me entreguen los pases y el boleto de avión, iré por ellos hoy —recordé terminando de comer un panqueque con fresas.
—Orquídea ¿A qué hora debías ir por el boleto? —preguntó mamá.
—A las diez de la mañana, todavía tengo tiempo —mencioné tomando con tranquilidad un vaso de mi jugo de durazno favorito.
—Ya son las diez y media de la mañana, dormilona —dijo Camelia en tono burlón.
—No bromees —le reclamé volteando a ver el reloj de la pared solo para cerciorarme.
El reloj daba las diez y media de la mañana, se me había hecho más que tarde para llegar. Terminé el desayuno rápidamente, agradecí la comida y salí corriendo con mi bicicleta en dirección a mi escuela.
Pronto iría a Japón, estaba muy emocionada por el principio de una nueva aventura. Después de todo y pesé a que en mi mundo no existía la magia como tal, seguía siendo igual de maravilloso de conocer. Además, algo me decía que pronto sucedería algo realmente fantástico.
Continuará…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro