🌷2. Máscaras🌷
Kero guio a Orquídea hasta donde la presencia de la carta se sentía con mayor intensidad. Orquídea también empezaba a percibir los cambios más fuertes de magia a su alrededor, era casi como si un viento extraño la alcanzará, pero también se trataba de una sensación demasiado nueva para ella, eso sumado al clima ventoso que había sobre ellos hacía que todavía no lo reconociera correctamente.
—Kero, ¿sabes qué carta es? —preguntó Orquídea colocándose el antifaz sobre el rostro.
—No lo sé, pero debes usar el báculo ahora —advirtió al ver la tormenta de mosquitos descender sobre ellos.
Llegaron a un parque con una fuente en medio, donde un enjambre de mosquitos los rodearon. Kero y Orquídea hacían lo posible por espantarlos, pero sus intentos parecían inútiles.
—Usa la llave, ¡ahora! —advirtió Kero antes de que fueran envueltos por el enjambre.
—Sí —aceptó Orquídea rápido para pronunciar las palabras que había leído en los libros—. Llave que guardas el poder de las estrellas, muestra tu verdadera forma ante Orquídea, quien aceptó la misión contigo. ¡Libérate!
Aunque ella dijo el hechizo correctamente, no funcionó para activar el poder del báculo estrella.
—Casi lo olvido, Orquídea espera —Kero fue rápido hasta ella para recitar un nuevo encantamiento que la ayudaría a usar el poder del báculo—. Llave de las estrellas. Aquí hay alguien que esta dispuesta a recibir la misión, es una niña y su nombre es Orquídea. Llave, bríndale tus poderes a esta joven. ¡Libérate! —pronunció para cederle los poderes a la nueva portadora de las cartas.
La llave destello y el hechizo permitió que Orquídea pudiera sostener el báculo de estrella en sus manos, al igual que había visto a Sakura utilizar en los libros y el anime.
—¡Ahora, ve! Usa una carta —le indicó Kero para saber si ella era capaz de utilizar el báculo.
—The Windy. —Orquídea invocó a la carta viento para crear un escudo de aire que los rodeará y así impedir que los mosquitos llegaran hasta ellos.
—Muy bien, tuviste una buena idea para usar tu primera carta —sonrió Kero para felicitarla.
—Eso es genial, ¿pero qué se supone que haga ahora? —preguntó tratando de pensar en el nombre de la carta que podría estar causando esos problemas.
—Tranquila solo concéntrate y sabrás que hacer —aconsejó Kero.
Orquídea estaba por decir algo más cuando una gran ave se hizo presente. Se trataba de la representación de la carta The Fly. Ahora ya sabía a quien se enfrentaba y lo que podía hacer para capturar la carta Sakura, pero antes de que pudiera reaccionar la carta rompió su escudo de aire y la tomó elevándola por los cielos en su lomo.
—¡Orquídea! Debes usar nuevamente la carta —le indicó Kero tratando de alcanzarla volando.
—Lo sé, pero cayó al otro lado —señaló Orquídea, la carta se encontraba atrapada en el plumaje de la gran ave al lado derecho de ella.
Orquídea debía sostenerse y tratar de llegar hasta la carta para poder usarla. Así lo hizo y logró invocar a la carta viento nuevamente y aprisionar a la carta vuelo con su ayuda.
—Vuelve a la forma humilde que mereces ¡Carta Sakura! —pronunciando esas palabras, Orquídea selló la carta cuando estuvo nuevamente en tierra firme.
La carta viento y la carta vuelo ya eran suyas, al igual que Sakura en su primer día como card captor ya tenía dos cartas, pero las cosas no serían tan fáciles como ella esperaba.
—¿Viste eso Kero lo conseguí? —festejó alzando ambos brazos en señal de victoria.
—Sí, lo hiciste muy bien —la felicitó Kero acariciando su cabeza.
—¡Dios del agua, yo te invoco! —se escuchó el gritó de una voz masculina y de inmediato un látigo de agua llegó hasta Orquídea.
—¡Cuidado! —Kero le advirtió y la empujó a un lado para evitar que el hechizo le hiciera daño.
Orquídea perdió el equilibrio y cayó a un lado de la acera a donde Kero la había empujado para protegerla. Todavía no sabían lo que pasaba, cuando el chico que había lanzado el hechizo se hizo presente frente a ambos.
—¿Quién eres? ¿Por qué nos atacas de la nada? —gritó Orquídea enojada, se levantó rápidamente del suelo.
—Pequeña, guarda las cartas —pidió Kero como medida de protección, incluso antes de ver de quien se trataba.
—¿Pero, no debería usarlas?
—Guárdalas ¡Ahora! —volvió a pedirle, si bien Kero no usaba un tono demasiado fuerte, para Orquídea fue una orden demasiado estricta que obedeció rápidamente.
—Así que esa es la niña que eligió el guardián, como sea apártense tengo que capturar una carta —dijo el chico apareciendo con la cara cubierta con una capucha y un cubrebocas que solo dejaba ver sus ojos esmeralda.
—¿Cómo sabes sobre las cartas? —preguntó Orquídea manteniendo distancia y fijando correctamente su máscara blanca para ocultar su identidad del posible nuevo enemigo.
—¿Eso importa? La capturaré, solo no me estorben —replicó él de mala gana.
—Si vienés por eso estás perdiendo tu tiempo, yo ya capturé la carta.
—Es verdad, ¿y porqué nos atacaste de esa forma mocoso? —indagó Kero.
—Tu debes ser el guardián, pero sino tienes tu verdadera forma debe ser porque tu nuevo amo no tiene suficiente poder —miró de reojo a Orquídea para continuar hablando, pero solo con Kero—. Si me aceptas como el nuevo dueño de las cartas podrías recuperar tu verdadera forma más pronto, tengo planeado reunir las cartas en poco tiempo —le ofreció dejar a Orquídea de lado para servirle a un nuevo amo.
—¿Qué? ¿Cómo te atreves a tratar de robarme a Kero? —gritó Orquídea muy enojada.
—¡Cálmate! ¿Por qué no dejas qué el guardián tomé su decisión? —sonrió aquel chico y volvió a dirigir su mirada hacia Kero—. ¿A quién quieres servir? —preguntó nuevamente.
—Bien, dile Kero. ¿Kero? —Orquídea bajo un poco la cabeza cuando se dio cuenta de que Kero no respondió de inmediato.
Ella sabía que tenía poco poder mágico, después de todo estaba consciente de que en su mundo la magia era extremadamente escasa, pero aún así cuando llegó Kero y le dijo que era la nueva dueña de las cartas sintió como si sus deseos se hubieran hecho realidad, un poco de magia llegaba a iluminar su vida tan ordinaria. Orquídea mantenía en ella la esperanza de que todo aquello que estaba viviendo no fuera solo un sueño, pero al estar ahí en presencia de otro mago que podía ser más apto para reunir las cartas, la hizo dudar de sí misma y de que Kero siguiera a su lado.
—No, ya tengo una maestra mocoso, además cómo te atreves a atacarla de la nada. ¿Quién te crees que eres? Tienes un poco de magia, pero eso es todo, niño torpe, mejor vete de aquí no iré contigo ni en otros cien años —replicó Kero muy enojado hacía aquel chico—. ¿Y por qué escondes así tu rostro? ¡Quítate eso! —Kero le arrebató el cubrebocas y reveló el rostro de aquel chico frente a ambos.
—Kero espera —Orquídea intento impedir que Kero se enfrentara cara a cara con el chico, pero llegó tarde, pues su disfraz ya era historia—. ¿Tú? —pronunció sorprendida al reconocerlo.
Se trataba de Tsukasa, el compañero de escuela que Orquídea había conocido ese mismo día por la mañana.
—¿Lo conoces? —preguntó Kero en voz baja.
—Sí, es uno de mis compañeros en la escuela —respondió ella asegurándose de que no la escuchará para no revelar su identidad ante Tsukasa.
Orquídea quería saber más, pero como seguía usando el antifaz concluyó que no sería bueno revelar su identidad. Además, antes de que pudiera reaccionar, la rama de un árbol se enredo en su tobillo y la elevó por los aires. Era la segunda o tercera vez en el día en que Orquídea era atacada por una carta mágica.
—¡Kero, ayuda! —pidió tratando de quitar la rama de sus pies, pero era inútil.
—¡Dios del rayo, yo te invoco! —conjuro Tsukasa para cortar las ramas y hacer que soltaran a Orquídea.
—No, espera —gritó Kero pensando que el choque podría lastimar a Orquídea.
Pero, de inmediato noto que el rayo fue dirigido limpiamente solo para impactar un borde de la rama y así permitir que esta soltara a Orquídea. Kero se dio cuenta de inmediato que aquel chico tenía talento para la magia, pero al instante que volvió la mirada también notó que era impulsivo, pues Tsukasa usó varios talismanes para invocar poder y capturar a la carta sin importarle que esto pudiera lastimar a la carta o incluso a él mismo.
—¿Qué esperas? Tú tienes el único báculo que puede sellarla ¡Hazlo! —le ordenó Tsukasa a Orquídea y, a ella que no le quedó de otra que sellar la carta, antes de que Tsukasa siguiera con los ataques agresivos sobre ella.
—Vuelve a la forma humilde que mereces ¡Carta Sakura! —selló la carta, pero esta voló en dirección a Tsukasa ya que él la había derrotado.
—¡La tengo! —él celebró cuando la carta The Wood quedó en sus manos.
—Es la carta bosque —susurró Orquídea notablemente cansada, pues había usado mucho de su poder en la anterior batalla contra la carta vuelo.
—Lo ves guardián, incluso sin tu instrucción puedo recolectar las cartas mejor que esa niña con máscara —señaló hacía Orquídea que todavía tenía puesto el antifaz blanco sobre su rostro.
—Hace mucho tiempo conocí a un mocoso igual a ti, eres talentoso niño, pero también muy arrogante, mi maestra es mucho más fuerte que tú —le recalcó Kero, esperando que fuera suficiente para bajarle los humos a ese niño con demasiado ego—. Dices que puedes hacer que vuelva a mi verdadera forma más rápido, pero adivina que, yo ya puedo usar mi forma original gracias al poder de mi nueva ama —aseguró Kero para transformarse frente a él.
Kero tomó su forma original como Kerberos, una criatura impresionante, su apariencia se asemejaba a gran tigre con pelaje dorado, grandes alas y una especie de armadura metálica que cubría su cabeza y pecho con una joya roja en medio de ambos. Después de revelar su verdadera forma se giro hacía Orquídea y le indicó que subiera a su lomo rápidamente para sacarla de ahí.
—Volvamos a casa —dijo Kero para llevarse a Orquídea.
—Es sorprendente, ¿cómo obtuviste tu forma original tan rápido? —preguntó ella realmente emocionada.
—Todo es gracias a que soy súper genial, pero también gracias a tu poder —reconoció—. Sin embargo, todavía no es estable, creo que puedo mantener esta forma por un par de minutos nada más —reveló Kero sabiendo que pronto volvería a su forma más pequeña.
—Genial, pero todavía estamos lejos, espera ¿dijiste un par de minutos?
De pronto Kero volvió a transformarse al tamaño de un muñeco de peluche y dejó caer a Orquídea sin querer.
—¡Usa una carta! —le indicó rápidamente descendiendo junto a ella para tratar de frenar su caída—. ¡Orquídea!
—¡Aaah! ¡The Fly, ayuda! —pidió a la carta vuelo para que detuviera su caída.
Las alas de una gran ave la rodearon y se posaron en su espalda permitiéndole volar con ellas. Orquídea tenía el báculo en sus manos y fue sorprendente para Kero la forma en la que ella, también era muy talentosa para la magia. Kero recordó, como Sakura usaba la carta vuelo para darle alas al báculo y así poder volar sobre este, mientras que le tomó más tiempo poder usar la carta vuelo en una forma que no fuera por medio del báculo. En esa ocasión Sakura debía usar dos cartas a la vez, por lo que ideó aquella técnica de las alas en la espalda, para usar el báculo en otra carta.
—Orquídea, ¿estás bien? —preguntó una vez ella recobró el equilibrio en el aire.
—Sí, aunque me gustaría que me avisaras con más tiempo la próxima vez que tu transformación termine —le pidió.
—Claro, lo haré.
—Bien, entonces déjeme usar otro hechizo ¡The Fly! —volvió a pronunciar.
Orquídea invocó la forma de ave de la carta vuelo para así poder descansar sobre su lomo, mientras la carta volaba por su cuenta.
—¿También puedes hacer esto? —dijo Kero sorprendido al ver la habilidad que parecía tener Orquídea para usar las cartas y que ellas la entendieran, logrando así hacer lo que su nueva dueña imaginaba.
—Pensé que sería más cómodo así —suspiro cansada y bostezo, después de decidir tumbarse en la espalda de aquella ave—. Tengo mucho sueño, por favor despiértame cuando lleguemos a casa —le pidió a Kero antes de quedarse completamente dormida.
El pequeño guardián seguía asombrado, pero también estaba preocupado al saber el peso de la misión que tendría su nueva ama a partir de ese momento. Orquídea todavía era joven y aún sin entrenamiento era al menos tan hábil como Sakura a su edad. Kero temía que algún mal estuviera detrás de ella y también tenía curiosidad por aquel otro chico que conocieron ese día.
Al llegar a casa, la carta vuelo dejó a Orquídea sobre su cama y Kero se encargó de taparla para que pudiera descansar. Orquídea necesitaba dormir, después de todo, había usado dos cartas el mismo día y más de una vez.
—Sakura, elegiste a una niña muy peculiar para ser tu sucesora —mencionó mientras observaba a Orquídea y el libro de cartas sobre su mesa de noche—. Es una niña muy buena, pero su poder…Temo que pueda ser demasiado abrumador si esta sola.
Kero pensaba en Orquídea y en su nuevo deber como cazadora de cartas. Se preguntaba que forma había tomado Yue, el otro guardián del libro de cartas mágicas, y se propuso encontrarlo para así ayudar a Orquídea. A la vez Kero quería saber quién era exactamente aquel chico que, también sabía sobre las cartas y había logrado capturar una.
—Sí, creo que debe ser él. Un descendiente directo de ese mocoso y Sakura, pero ¿quién? ¿y qué hace en esta dimensión? —se preguntó pensando haber descubierto algo que no debería suceder en ese mundo.
Continuará…
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