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12

Las puertas de la inmensa habitación se abrieron con un crujido, revelando una escena digna de la realeza. Una mujer de cabellera larga y lacia avanzaba con gracia, sus cabellos se mecían al compás de cada paso firme que daba. Cuando finalmente llegó a una distancia prudente, se inclinó con elegancia, colocando su mano derecha sobre el corazón en un gesto de respeto.

El hombre de cabellera negra, sentado majestuosamente en su trono, sonrió al verla llegar. Dejó a un lado el pesado libro que sostenía entre sus manos, mientras una señorita, ataviada con vestimenta de mucama, le ofrecía una bandeja con una bebida alcohólica y dos vasos de cristal. Con un gesto de su mano, el hombre indicó a la joven que se retirara, y así lo hizo, dejándolos solos en la imponente sala.

—Padre, he regresado —anunció la mujer sin levantar la cabeza, su voz resonando con una mezcla de respeto y autoridad.

—Tu informe, hija —respondió el hombre con una voz suave, pero de peso, sus palabras llenas de significado.

La atmósfera en la gran sala era única. Sin ventanas para permitir la entrada de luz natural, la única iluminación provenía de las antorchas dispuestas en cada esquina del lugar. La tenue luz arrojaba sombras danzantes sobre las paredes, creando un ambiente misterioso y envolvente. Esta misma sala era testigo de los entrenamientos de los hijos del hombre, así como de las reuniones donde se discutían asuntos importantes.

Padre desenroscó la tapa dorada de una botella cuadrada de vidrio, vertiendo el líquido en los vasos de cristal con un gesto seguro y preciso.

—Si —respondió la mujer, alzando la mirada para encontrarse con la de su progenitor. —Izuku Midoriya ha caído en la trampa —dijo con una chispa de emoción en sus ojos rojos, una media sonrisa jugando en sus labios. —Cree que tiene a Ochako Uraraka de su lado. Es tan estúpido que no ha podido ver la verdad detrás de su fantasía.

Padre, envuelto en una túnica negra que ondeaba majestuosamente a su alrededor, descendía con gracia los escalones de mármol que conducían al corazón de la imponente sala. Su presencia era una mezcla de poder y autoridad, y al acercarse a su hija, su mano izquierda trazaba suaves caricias sobre su cabeza, descendiendo luego hacia su mejilla y finalmente a su mentón, indicándole con gestos silenciosos que se pusiera de pie. La mujer, sin titubear, se alzó, su mirada ansiosa reflejada en los profundos ojos de su padre, antes de posarse en el vaso de cristal que él le ofrecía.

—Dime, Hunter —comenzó Padre, caminando alrededor de ella con una presencia que llenaba la habitación, observándola desde todos los ángulos posibles. —¿Qué sentiste al ver a Izuku Midoriya?

Ella cerró los ojos brevemente antes de abrirlos de nuevo, sintiendo la cercanía de Padre a sus espaldas. A pesar de conocerlo solo en parte, sabía de qué era capaz, y no quería ser el blanco de su descontento.

—¿Qué se supone que debería sentir? —respondió con una pizca de ofensa, apretando los puños con firmeza. —Nada —añadió con determinación. —Aunque debo admitir que ver su rostro ilusionado es... divertido —admitió con un leve atisbo de ironía en su voz. Hunter se giró para enfrentar a Padre directamente. —¿Acaso no he demostrado mi lealtad?

—Hunter, sí, pero Ochako Uraraka no —ladeó la cabeza en un gesto de desaprobación.

—Yo no soy Ochako Uraraka —dijo con firmeza. —Eso fue hace mucho tiempo. Ella está muerta, y no permitiré que tome control de mí. Usted es mi único salvador, y hacia usted dirijo mi vida y mi lealtad. —Padre la miraba en silencio, sus ojos oscuros la escudriñaban con intensidad, intentando intimidarla, pero Hunter no se inmutó. —Kagura y Haruka decidieron guardar silencio, pero Usagi-chan y yo le hemos contado sobre la presencia de Ochako Uraraka. Somos más leales a su causa que cualquier otra cosa.

—Lo sé, por eso eres mi favorita, Hunter —dijo Padre con satisfacción. —Eres capaz de asesinar solo para complacerme, algo que jamás haría la heroína —agregó con un destello de orgullo en su voz, mientras tomaba el vaso de cristal y se servía un trago. —¿Qué le dijiste a Deku?

—Le hice ver que era ella, su amor de toda la vida —comenzó Hunter, con una sonrisa maliciosa curvando sus labios. —Me gané su confianza; su corazón ahora es nuestro. Nunca nos hará daño. Le dije que estaba pensando en traicionarlos, que debía revelar información sobre usted, Padre.

—Hazlo —asintió Padre, dirigiéndose a su trono con determinación. —Por cada verdad, tres mentiras. Nunca sabrán qué es real y qué es falso. Y cuando venga a mí...—Rompió el vaso de cristal con fuerza, aplastándolo entre sus dedos. —...morirá.

—Necesito que Usagi esté más cerca de mí, Padre —continuó Hunter, inclinándose ligeramente y colocando una mano sobre su pecho en señal de respeto.

Padre asintió con aprobación, y Hunter se retiró de la sala con la misma elegancia con la que había entrado. Una vez fuera, dejó escapar un largo suspiro, apoyándose contra la pared mientras luchaba por controlar su respiración entrecortada.

—Hermana, ¿estás bien? —Preguntó la suave voz de la pequeña, sacándola de sus pensamientos. Hunter se giró rápidamente para abrazarla, sintiendo un leve alivio al tenerla cerca. La niña sonrió con alegría, peinando con sus dedos el cabello de su hermana mayor.

—Ay, Usagi-chan —murmuró Hunter, abrazándola con más fuerza, pero con cuidado de no lastimarla. —Eres la razón por la que hago todo esto —confesó con sinceridad, apartándose del abrazo para acariciar las mejillas de la niña. Usagi abrió ligeramente los labios, estirando su mano para tocar la mejilla de su hermana. —Descuida, no son reales —señaló Hunter, refiriéndose a sus propios ojos. —Pero, aunque me cueste aceptarlo, necesito la ayuda de Hunter. No puedo ser tan despiadada como ella lo era, pero... ¿crees que pueda haber un equilibrio entre ambas?

Usagi se quedó callada por un momento, pensando detenidamente. Tanto Ochako Uraraka como Hunter le agradaban de formas diferentes. Manipulando los recuerdos de Ochako Uraraka, habían reprimido algunas emociones y recuerdos en ella, pero su mente seguía siendo un rompecabezas incompleto, con partes en blanco y ciertos recuerdos intactos. Parecía como si en el cuerpo de Ochako hubiera dos personalidades, y Hunter era la favorita de Padre, lo que le otorgaba un estatus especial. De alguna manera, debía encontrar un equilibrio entre las dos facetas de su ser.

—¿Me seguirás amando si lo hago? —Preguntó Usagi con voz temblorosa.

—Te amo, Usagi-chan. Estaremos juntas cuando todo esto termine —aseguró, acariciando con delicadeza los cabellos negros de su hermana menor. —Padre ya no te hará daño nunca más, y comenzaremos una vida juntas.

—Lo haré, hermana —asintió Usagi lentamente, con determinación en sus ojos.

La de cabello castaña esbozó una sonrisa y besó la frente de la pequeña ganándose una tierna y diminuta sonrisa del infante.

—Que asco.

La voz de una mujer se escuchó detrás de ellas. Ochako se puso de pie, y se giró para verla. Ahora que era consciente podía sentir miedo, los ojos de Kagura tan negros como la noche misma, no reflejaban nada, era un vacío, sin ningún brillo, incluso mostraba unas ligeras ojeras.

Para Ochako, esa mujer era la mas peligrosa, vino a su mente los recuerdos en donde Hunter le traía los cadáveres y los dejaba sobre la mesa de metal, mirando sin ningún remordimiento como pasaba el bisturí sobre la piel, Kagura sonreía tan emocionada por ver los órganos.

Le recordó a Toga Himiko. Ochako sintió nauseas, pero el fuerte apretón de manos que le dio Usagi basto para hacerla reaccionar, debía olvidar todo eso, The Hunter no muestra estas emociones de remordimiento.

—¿Qué sucede, Kagura? —Se cruzó de brazos y mostró una sonrisa sarcástica —¿estas celosa o sientes envidia porque nadie te trata de la misma manera?

Debía de mantener la actuación, así como lo había hecho con Padre. Era tan extraño, recordaba todo lo que hizo como The Hunter, pero sus recuerdos de ella, de ser Ochako Uraraka estaban borrosos e incompletos, recordaba vagamente algún que otro suceso en su estadía en la UA, pero, ahora que lo pensaba, no podía recordar cómo había sido su infancia.

Espera, no puedo recordar el rostro de mis padres...

Pensó alarmada, sabia que tenia familia, pero cuando se enfocaba en recordar algún momento, sus rostros no estaban. ¿Qué tan poderoso era el quirk de Usagi?

—Imbécil —hizo un mohín. —Me entere que dejaste muy herido a All Might. Lo hubieras matado.

—¿Por qué? No creo que te interese el cuerpo de un viejo sin poder —se encogió de hombros.

—No solo me interesa el quirk —sonrió llevándose sus manos a sus mejillas —se trata de All Migth, ¡oh! —gimió mientras sacaba su lengua y se relamía los labios, Ochako pasó saliva nerviosa, esos gestos la incomodaban —convertirlo en mi marioneta no seria un duro golpe para los héroes, en especial para el —miró los ojos rubies de Ochako —Deku. Su expresión de dolor, confusión, tristeza y enojo, me causa placer de tan solo imaginar su rostro.

Que asquerosa mujer.

Ochako suspiró con irritación. Caminó sin prestarle más atención a Kagura, chocándole el hombro apropósito para que se apartara de su camino, Usagi le seguía detrás. La expresión de Kagura cambió a una de molestia.

—¿Qué sucede? ¿He tocado una fibra sensible? —Se rio descaradamente. Kagura quería asegurarse de que esa mujer de cabellera castaña fuera Ochako Uraraka, porque de esa manera podría asesinarla, y se convertiría en la nueva favorita de Padre.

—Mi objetivo no era matarlo, era hacerle tanto daño para hacer enfadar a Deku —respondió molesta apretando sus puños. —¿De que fibra sensible hablas, Kagura? Soy perfecta, no tengo errores, por eso —se giró y le mostró una sonrisa ladina —soy la favorita de nuestro padre.

Volvió a caminar dejando a Kagura con un tono rojo en su rostro por la ira. Usagi contuvo una risa, amaba mucho a su hermana, era como vivir a través de ella, si querían lastimarla, su hermana interfería, por eso la adoraba.

—¡No eres su hija! —Escupió las palabras con odio. —Te recogimos por lastima cuando nadie te dio la mano, no eres mas que una herramienta para Padre, ¡para todos! —Kagura apresuró el paso, llegó hacia la castaña, la sujetó con fuerza de los hombros y las estampó contra la pared, un gruñido salió de sus labios, y la sonrisa cínica de Kagura se ensanchó más. —No tienes a donde mas ir. No puedes retomar la vida de Uraraka Ochako, tampoco perteneces aquí con nosotros, estas fragmentada, ¿puedes reconocer que es real?

La mirada oscura de Kagura demostraba el odio que sentía por la castaña. Ella estaba segura que quien tenia frente a sus ojos, era The Hunter, pues el lavado de cerebro que mantenía Usagi en ella, la respuesta era los ojos rubies, el control mental seguía activo. Eso creía. Sin embargo, Kagura estaba equivocada, no era The Hunter a la que le dijo todo aquello, era Uraraka Ochako, esa frase la había roto más.

La horrible sensación no saber que recuerdos son reales, sus memorias que en verdad sucedieron eran borrosas, como si se tratara de una película que han sido borrado ciertas escenas y no pude comprender el contenido por la falta de información. Obviamente sabia que recuerdos eran simplemente falso, que le implementaron el repudio hacia la nueva sociedad de héroes, no los odiada, pero se sentía incomoda.

Porque esos recuerdos estaban marcados con emociones, lo más difícil no es asimilar si eran falsos, era dejar de sentir esas emociones y sentimientos tan amargos por los recuerdos falsos.

Ochako sintió que se iba a desmayar. Su garganta ardía como si hubiera ingerido algún metal liquido al rojo vivo. Que osadía de parte de ella al decirle a Deku que se llevaría cuatro vidas. ¿Podria hacerlo? ¿Podria asesinar una vez que era cociente de ello? No podía hacerlo sola, necesita a Hunter. Cerró los ojos para huir de la mirada furiosa de Kagura, a su mente viajo la imagen de ella portando su característico disfraz negro, en un rincón de una solitaria calle a altas horas de la madrugada, con cuerpos sin vida a su alrededor, sangre en las paredes, en su vestimenta mientras guardaba su katana, podía incluso sentir la sangre en su rostro, de aquella vez cuando le salpicó.

Arrugó las cejas, en un hábil movimiento le había conectado un fuerte rodillazo en el estomago a Kagura, a la mujer le faltó el aire. Uraraka se había enojado, sabia que estaba atrapada, presa de su propia mente, no quería pensar mas en eso.

—No soy su hija —sonrió mirando como Kagura se arrodillaba del dolor. Evidentemente la mujer del kimono no esta acostumbrada a los combates cuerpo a cuerpo, siempre usando sus marionetas, la castaña tenia mas habilidad. —Me entrenó, me dio misiones, potencio mi quirk, y dice que soy su favorita. ¿Cuándo vas a entender que soy mejor que tú? Eres patética, no mereces mi lastima, ni me enojo, conoce tu lugar, Numero Tres. Ni siquiera te dio un nombre.

La castaña caminó hacia el cuarto de entrenamiento mientras al fondo se escuchaba los lloriqueos de Kagura. Usagi sonreía como si le hubieran regalado un nuevo juguete, tarareaba con emoción siguiendo a la única persona de esa gran mansión que consideraba como una verdadera hermana.

Usagi es una niña muy caprichosa, podría parecer indefensa, pero siempre logra lo que quiere. Desde que vio a Uravity en la agencia de Endeavor, usando su quirk entro a su mente, podía sentir que la chica guardaba dolor, y eso le interesó. Después la observaba a lo lejos, como esa vez cuando controló a una anciana para poder platicar un poco.

Me gustan ambas, Ochako y Hunter.

Pensó con una gran sonrisa mientras la miraba entrenar. Podria lograr ese equilibrio que Ochako le dijo, mantener ambas personalidades en el mismo cuerpo. El corazón de la heroína y la sangre fría de Hunter, todo eso para que al final estén juntas y libres de Padre y los otros.

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La mujer de cabellos dorados arrugó las cejas con molestia, suspiró cansada con un poco de fastidio. Había pasado un par de horas frente al computador, comprobando datos del nuevo sistema del traje de Deku. En el otro monitor estaba las imágenes que se reproducían en bucle sobre la reciente pelea del héroe con The Hunter. El material grabado está incompleto, las imágenes se dañaros debieron al feroz combate.

La científica analizaba los movimientos del villano para poder crear diversos dispositivos de captura. ¿Qué tan poderoso puede ser ese cruel villano? Pensaba repetidas veces con el ceño marcado en su bello rostro. Estaba molesta, ¿Cómo podría lastimar a dos personas que ama y aun seguir por las calles?

—Podría ir... —susurró, su semblante cansado y molesto cambió ante la nueva sugerencia. —Usar mi traje y servir de ayuda para Izuku —sus ojos azules miraron el monitor de la pelea.

Cerró el programa en donde estaba codificando, guardo los respaldos, cerró sesión en la cuenta y apagó la computadora. La UA había sido como su laboratorio personal, el director Nezu no le decía nada, confiaba en sus inventos, el desarrollo de la tecnología y la ayuda que le brindaba a los héroes profesionales.

Tomó su bolso y el laboratorio lo cerró con llave. Tenia que visitar al tío Might. Siempre lo visitaba a la misma hora, pero esta vez se le hizo un poco tarde. All Might aun no despertaba de la cirugía por el ataque de The Hunter, su vida no corría peligro, pero al ser una cirugía en el abdomen era muy delicado, por la edad del héroe retirado, su cuerpo desgastado y, que además le faltaba medio estomago de una pelea que tuvo años atrás de conocer a su sucesor.

En el hospital la recepcionista y las enfermeras la conocían, cuando vieron a la mujer rubia cruzar la puerta sonrieron, pero fue una sonrisa con tristeza. Como era de costumbre Melissa caminaba en silencio hacia la habitación de All Might, por el pequeño ventanal de la puerta observo que se encontraba una persona, eso la extraño.

Que raro, no me dijeron nada.

Escuchó que murmuraban, esa persona estaba hablándole a su tío, no tenia nada de raro, ella también lo hacía, le hablaba de como iba su día. Lo peculiar vino después cuando escuchó los sollozos. Melissa mordió su labio, y apretó la manija de la puerta debatiendo si debía de entrar.

Después de menos de un minuto, en donde los segundos se hicieron tan eternos, entró. La silueta misteriosa tenía la complexión de una mujer, a pesar de que usaba un suéter negro holgado y jeans azules, también tenia la capucha puesta y un cubrebocas.

—¿Qué haces aquí? —Preguntó la rubia cerrando su puerta, la apariencia de esa señorita llamaba demasiado la atención, ¿Por qué se cubre tanto? —Nadie sabe que All Might este herido, se guardó silencio, no puedes ser una fan. ¿Quién eres? —Miraba con recelo.

La señorita no respondió y se metió sus manos en los bolsillos del suéter. Melissa metió su mano en su bolso, sus manos hicieron contacto con el taser, lo usaba como protección, sobre todo y se encontraba con el villano The Hunter.

—L-lo siento —dijo la señorita en voz baja, su tono de voz agudo y ronco, producto de haber llorado, posiblemente por mucho tiempo, antes de que Melissa llegara. —No quería incomodar —la señorita miró atentamente como la mujer rubia la miraba con incertidumbre, y la mano en su bolso sin moverse. —Vine a ver a un familiar y después vi que era el héroe All Might y entre, me voy.

Melissa examinó con cuidado los movimientos de esa mujer, se alejó un poco de la puerta y la señorita misteriosa estaba por salir.

—Por favor, no vuelvas a hacer algo así, podría haberte lastimado —habló firme la científica.

La señorita se detuvo cuando abrió la puerta, no fue capaz de mirarle el rostro, únicamente asintió y se marchó. Ese día, Melissa no pudo dormir, se sentía inquieta. 

En algún otro lugar de la ciudad, se encontraba Midoriya sentado mirando su celular, más en específico el contacto de su amiga que conoció en ese viaje a Pekín. Aspiró profundo, cerró sus ojos con fuerza y dió unos golpecitos en su frente con su celular.

Debía hacerlo.

La llamada es importante, necesitaba saber a qué otro tormento se iba a enfrentar, eran demasiados ya. No sabía cómo podría lidiar con todo. Que Ochako Uraraka estaba viva pero se había convertido en The Hunter, la villana y vigilante para otros.

La presidenta quería justicia, encerrarian a Uraraka por sus crímenes; la presidenta no se iba a tentar el corazón si sabía la verdad. Después de todo, nunca revelaron que Deku asesinó a All For One para evitar contaminar la imagen pública de los héroes.

Si la sociedad descubre que una heroína cayó en las manos de villanos, los civiles y reporteros se volverían histéricos.

La imagen que tanto le costó a la Comisión de Héroes mantener se disolvería. El mundo está construido por matices de blanco para los héroes y negro para los villanos, no existe escalas de grises, no hay punto medio. Así lo mantenía la presidenta, toda la sociedad lo sabía.

Midoriya apostaba a qué Ochako estaba en tonalidades grises.

No podría existir los vigilantes, los antihéroes, alteraría el orden. Por eso mismo, algunos civiles que The Hunter ayudó se preguntaban cuál era su propósito, si era un villano, ¿Por qué los ayudaba?

Midoriya resopló.

Mierda, ¿cómo no lo había visto antes?

Les haría ver a todos Japón que el mundo no es como ellos creían. Decidido, miró la pantalla del celular y presionó la parte de llamada.

Algunos timbres después le resolvió. Una agradable voz femenina.

—Izuku, ha pasado mucho tiempo. ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo?

Para Akane era raro que la llamara tan tarde de la madrugada. Esperaba que su amigo estuviera bien.

—Perdona por ser tan directo, Akane-san —tomó aire. —¿Qué sucede cuando la predestinación falla? Quiero decir, que no se cumplió.

Akane guardo silencio. Se encontraba en su cama, eran como las tres de la madrugada en su país, no era tanta la diferencia entre Japón y China, solo una hora. La pregunta fue suficiente para despertar por completo a la de cabellos rojos, se sentó en la cama, Midoriya escuchaba la respiración de la mujer.

—Es complicado —se mordió la uña de su pulgar. Akane prendió la lámpara que estaba a su lado, en la mesita de noche y tomo un poco de agua. Siempre tenía una jarra de vidrio por si en la noche se encontraba sedienta. —Izuku, todo lo que ví no sucedió como debía de pasar. Tu muerte no pasó, sin embargo, el eclipse si, tu sostenias tu corazón, creía que la visión que tuve sería literal, pero también podría ser metafórica. Tu amada, era tu corazón, si lo vemos de esa forma; tu también moriste esa vez.

Hubo un par de segundos en total silencio, de parte de Akane podría escuchar como el viento golpeaba suavemente las hojas de los frondosos árboles. Midoriya únicamente miraba la ciudad desde su lugar, sentado.

—Si —arrastró la palabra con tristeza. —Lo creí así, desde que la perdí me sentía muerto en vida, era como si de la nada ya no podría salir hacia la superficie donde está la luz. Porque ella era mi luz, mi motivación, mi camino; lo era todo, siempre fue así. Mi ser de anclaje.

Akane sostuvo con fuerza el celular y miraba la pared de su habitación, no es que fuera interesante el color de la pintura. Simplemente estaba perdida en sus pensamientos cuando escuchó eso.

—Lo lamento, Izuku —susurró con tristeza. —Es difícil aceptar una perdida sin importar el tiempo que pase.

Estaba equivocada. Antes, Midoriya estaría sumergido en la total negación, sin importar que hubiera visto la herida de Ochako, aunque hubiera una tumba.

El amor que tiene por Uraraka lo hacía creer que ella seguía con vida, y él no se equivocó.

—En el caso hipotético —continuó con el tema inicial. —Si tanto Ochako y yo no hubiéramos muerto, ¿Sabes que pasaría después?

—Predestinacion, cuando conoces el destino de una persona o algo con anticipación. Imagino que el universo estaría reclamando lo que debe de pasar, pero si ambas personas logran evadir su destino, la visión se fragmenta. Nunca te conté sobre esto, pero hace demasiados años atrás, cuando tenía 12 años tuve una visión en dónde la aldea donde estaba, la colina se haría pedazos sepultando a toda la aldea —se acomodó mejor en la cama para relatar la historia. —Por supuesto, nadie me creyó. Trate de convencerlos, pero nada. Fue cuando tome acciones, provoque un incendio, solo así las personas abandonarían la aldea y resultó. Después de una semana regresé al lugar para comprobar, mi sorpresa fue cuando vi que la colina si sepultó la aldea, pero los bandidos que siempre atacan la aldea fueron los que recibieron esa terrible muerte.

Midoriya arrugó las cejas un poco confundido.

—¿Dices que no se puede hacer nada? —El tono molesto de su pregunta, hizo que Akane frunciera el ceño.

—Las personas de la aldea vivieron sin tener otro accidente. La colina de alguna forma u otra sepultaria la aldea. Si me baso sobre ese suceso, podemos suponer que la muerte no se puede evadir, que en mi visión sostivieras tu corazón pasó, sin importar si fuera literal o metafórico. En el caso hipotético que tanto tú como Ochako estén vivos, alguien más deberá morir en la misma situación, alguien debe sostener el corazón de esa nueva víctima —escuchó como la respiración de Midoriya se cortó. Akane se mordió el labio inferior con preocupación. —Te dije que mi quirk es muy horrible.

—No... —hizo una pausa recobrando el sentido. —Me ayudaste mucho. Ahora sé como debo actuar.

—¿Izuku? —Arqueó una ceja. —¿Que estás...? —Se interrumpió cuando escuchó los tonos rítmicos de que la llamada había sido finalizada.

Midoriya Izuku lo tenía claro. Está vez él y Ochako vivaran, y quién tomaría el lugar de esa horrible muerte sería la persona que había jugado con su amada. La persona que la convirtió en una villana, en su aliada y su arma. Si, después de todo había asesinado a All For One, si tomaba otra vida, nada iba a cambiar en él.

O eso esperaba. Sabía que sus pensamientos no eran los adecuados para un héroe, pero, ¿Qué lo convertía en héroe? Un héroe sería capaz de olvidar a la persona que ama, capturarla y encerrarla, porque sus principios van primero que sus sentimientos. Entonces, posiblemente ya no lo era.

Era un hombre y nada más.

Quería ser feliz con la mujer que ama, tan simple como eso.

Esperaban que los demás lo entendieran y no lo juzgarán.

Debía de decirle todo esto a Ochako. La castaña estaba dispuesta a matar, pero no podría dejar que se ensuciara más las manos, no podía imaginar la angustia de la mujer al ser consciente de todo el daño que hizo bajo la influencia de The Hunter.

—Esta vez tendré el final que yo quiero —habló decidido apretando con fuerza el celular.


¿Hola? Jajaja wow, fueron demasiados meses, ni yo me la creo.

Quiero pedir disculpas si la calidad de este capítulo no está en sus expectativas o está igual al de los otros capítulos.

Fue muy difícil para mí retomar esto, me sentí sin conexión. Tanto que me llegué a plantear si debía de reescribir toda la historia, pero sería más complicado. Así que, si ven algunos detallitos fue por eso.

La idea es, que después de que Deku se enterará que Hunter es Ochako, él dejara de narrar, pero posiblemente lo siga haciendo, posiblemente.

Uraraka y Midoriya merecen su final feliz después de todo.

Tanto tiempo ha pasado que hasta el manga ya finalizó jajajaja
A veces leo los comentarios sobre el fic de Pandora y dicen que les daba miedo como le atinaba o me acercaba a hechos que fueron canon, ya que para el tiempo que escribí Pandora apenas iban a estrenar la temporada 5. Y el manga supongo que estaba en la pelea del frente de liberación.

Bien, eso es todo. Me gustaría si pudieran comentar que cosas les gustaría ver o sus teorías sobre el fic.

Eclipsa, fuera ❣️

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