V E I N T I U N O
—¡¿Por qué permitiste eso, YeonJun?!
—Me pareció una gran idea – el alfa suspiró ante la mirada acusatoria de su hermano – voy a protegerlo, no tienes de que preocuparte.
—¿De quién? – SooBin se levantó molesto de su asiento – ¿De papá o de sus dos amantes?
—Soo...– reprochó el mayor.
—Sabes lo peligroso que es ese trío, no dudarán en hacerle daño a Jungkook cuando se den cuenta de sus planes – el chico se cruzó de brazos – engañar a la reina del engaño es algo imposible de hacer.
—Lo estamos logrando, hermano – YeonJun miró el reloj pegado en la pared – sólo faltan algunas horas para que estén aquí.
El príncipe se sentía inquieto, pues a pesar de tener fe en que todo saldría de maravilla, siempre había un margen de error que contemplar. Al menos cuatro días habían pasado desde que Jungkook fue a Timoría a buscar a Kyrell y había perdido cualquier contacto con el alfa, ni siquiera tenía la oportunidad de recurrir a BonHwa, pues la Omega se encontraba molesta con él por todos los planes bajo el agua que había hecho con Jungkook.
—¡Es que quisiera ahorcarte en estos momentos, YeonJun! – BonHwa tiró de su cabello con frustración – lo traje a Hilgrand para precisamente mantenerlo alejado de Kyrell, a salvo de la obsesión que ella tiene por él, ¿Y tú cómo si nada haces acuerdos, a mis espaldas por cierto, para que vaya a buscarla?
—Fue una idea que surgió después de que SooBin me mandó esto – el peliazul le mostró una carta – léelo.
Aquel papel detallaba cada uno de los planes que JiHwan, SoRa y Kyrell formularon en contra de Jimin y ella, teniendo como el principal que su alfa atentara contra su vida.
—¿Y para qué requerías de Jungkook?
—El es muy atractivo y cautivante, por no decir que un manipulador nato – YeonJun suspiró – creí que él podría manejar a Kyrell aprovechando que esa mujer está totalmente obsesionada con su persona.
—¿Para qué? Sabes que él es muy noble, y que aceptaría cualquier trato con tal de que todo vuelva a la normalidad.
—Lo hice para que puedas tenerla cerca y deshacer el hechizo que hizo sobre el príncipe Jimin.
—Sólo te diré algo, Jun – SooBin acomodó su ropa para después ver a su hermano – no quiero que nadie salga lastimado por tus arrebatos, además, BeomGyu no debe enterarse de esto, es el perro faldero de papá y no va pensarlo dos veces para decirle todo.
—¿Por qué te expresas de él así? También es nuestro hermano.
—A mi no me interesa en lo absoluto quedarme con esa mugrosa corona, pero a él si – frunció su ceño – te quiere quitar del medio complaciendo a papá, quiere hacerlo cambiar de opinión sobre dejarte como sucesor, como es el último en la línea, nunca podrá ser rey a menos que se case con una princesa heredera.
—Nunca lo había notado, quizás soy muy ingenuo, ¿Cierto? – habló con sarcasmo – pero, ¿Sabes? Es mejor navegar con una bandera de tonto y parecer inofensivo para todos, así puedes atacar sin que sospechen de ti.
—Espero que todo te salga como esperas, pero ellos son muy astutos – el menor miró con preocupación a su hermano – e intuitivos, en especial Kyrell, ya te lo dije, engañar a la reina del engaño es imposible.
SooBin se fue de la habitación de YeonJun dejando con intriga al alfa, suspiró tallando sus manos para después frotar sus sienes, no podía detenerse, pues ya estaba a medio camino, pero no podía evitar cuestionarse.
¿Realmente estaba haciendo lo correcto?
—Lo hiciste bien – NaMi frotó la espalda sudorosa de BonHwa – puedes descansar un momento.
Durante todos esos días, se la pasaban entrenando en las mañanas y por las noches, ella ya tenía una idea por lo que había hecho con Hoseok anteriormente, pero NaMi era el triple de exigente, explotaba su poder a su máximo punto, la colocaba en diversas situaciones y diversos escenarios para probarla, jugaba con sus sentimientos y con su cuerpo, justo como lo haría Kyrell en cualquier momento.
Sin embargo, no todo era tan malo como parecía, también aquella anciana fungía como su paño de lágrimas, su consejera y su soporte emocional, nuevamente intentó ser fuerte y volvió a la celda de Jimin para confrontarlo, pero jamás se había sentido tan débil como en esos momentos, sin duda alguna las palabras de JiHwan durante su batalla final en Phoenix eran ciertas.
Jimin era su máxima debilidad.
Recordar cómo le menospreciaba, como la trataba y las cosas que decía de ella eran solamente obra de Kyrell, no podía concebir que aquel castaño que alguna vez le juró amor eterno le decía que la odiaba y que le deseaba la muerte.
—Te odio, BonHwa – habló con voz ronca el alfa mientras le veía intimidante – lárgate y no vuelvas, sigue revolcándote entre las piernas de Jungkook hasta que mueras, lo cual espero sea pronto.
—Jimin, ¿Qué cosas estás diciendo? – masculló con la voz temblorosa – tú y yo somos uno.
—Jamás lo fuimos, porque somos muy diferentes – rió con burla – fuiste demasiado astuta para engañarme y fingir que me amabas, yo fuí demasiado idiota para no darme cuenta de tu verdadero ser, eres una cualquiera.
Movió su cabeza intentando despejar sus pensamientos, miró a la anciana caminar hasta ella y tomando sus manos las bajó con suavidad.
—Estás demasiado tensa, y eso no es bueno para ti, observa tus manos – hizo lo que le indicó – están hechas dos puños completamente rojos, tu ceño está fruncido y tu boca está ligeramente contraída.
—Lo siento...– parpadeó un par de veces – es algo...involuntario.
—Creo que un baño caliente te vendrá bastante bien – NaMi sonrió con ligereza – le diré a una mucama que prepare tu tina, esto será todo por hoy.
Asintió acomodando su cabello, colocó sus manos sobre su cintura respirando el aire fresco que emanaba el bosque, cerró sus ojos disfrutando de aquella momentánea paz que sentía, esa que le hacía creer que nada ocurría, que todo estaba perfectamente bien, sin embargo, nada es para siempre, por lo que la sensación que recorría su cuerpo se esfumó en cuanto oyó que uno de sus guardias le llamó.
—Han traído esto para usted – le extendió un sobre color crema con un sello rojo – tómelo, por favor.
—Gracias – hizo una ligera reverencia agarrando el sobre entre sus manos – puedes retirarte.
Su sorpresa fue grande al ver el escudo de Timoría grabado en la parte superior del sobre, inmediatamente lo rompió y sacó el papel que venía dentro abriéndolo con nula delicadeza.
Ha llegado la hora de la verdad, Bon, así que lee mis instrucciones con atención. Kyrell llegará a Hilgrand sola, irá directamente hasta los calabozos provocando una gran explosión y sacará a Jimin de ahí, después de eso, lo traerá a Phoenix para obligarte a ir. Esa es la oportunidad de oro que tanto esperamos para que destruyas a todos, por favor, no la desperdicies. Confío en que serás sabía y actuarás de acuerdo a lo que consideres pertinente.
Jungkook.
Una fuerte explosión dentro del castillo logró escucharse, se agachó por inercia y giró su cabeza para ver lo que ocurría.
Era justo lo que Jungkook le había dicho en aquella carta.
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