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V E I N T I T R E S

Jungkook caminaba de un lado a otro en su habitación, la ansiedad y la incertidumbre de no saber nada de BonHwa y Jimin lo estaban consumiendo lentamente, tenía miedo de que la carta no hubiera llegado a tiempo, aunque calculó los días exactos entre su cambio de Timoría a Phoenix y desde Phoenix a Hilgrand, todo podía pasar.

—¿Estás ahí? – YeonJun tocó su puerta – ¿Jungkook?

—Pasa.

El peliazul entró con lentitud para después sentarse en la cama del alfa, ambos se miraron fijamente sin decir nada, el menor tomó la iniciativa y rompió la tensión que había entre ambos.

—Oí a mi padre decir que Kyrell había llegado con Jimin.

Jungkook asintió guardando esa información en su cerebro.

—¿BonHwa está bien?

—No lo sé...– la puerta fue abierta abruptamente dejando ver a una Kyrell sonriente.

—Cariño, he vuelto – avanzó hasta donde estaba el pelinegro y besó sus labios sin previo aviso.

Como todas las veces anteriores.

Jungkook no tuvo opción y correspondió aquel gesto sin cerrar sus ojos, estos hicieron conexión con los de YeonJun y notó como lo veía un tanto arrepentido y avergonzado. Deshicieron la unión a causa del chico, quien la alejó suavemente.

—¿Todo salió bien? – fingió una sonrisa – tu felicidad es desbordante.

—Ha salido de maravilla – comenzó a reír mientras enrollaba sus brazos en el cuello de Jungkook – debiste ver lo patética que se veía BonHwa llorando por ese alfa.

—¿Ah sí? – la rabia se apoderó instantáneamente de su sistema, ocultándola en una sonrisa burlona – supongo que disfrutaste eso, ¿No?

—Como no tienes una idea – nuevamente se acercó a la boca de Jungkook para morder su labio inferior y robarle otro beso – Jimin está aquí.

—De acuerdo, en un momento iré para allá – él apretó la diminuta cintura de Kyrell – debo terminar algunos asuntos con el príncipe Jun.

—¿Puedo saber qué es?

—Quiero un lugar apto para entrenar – mintió a la perfección – necesito estar fuerte.

—Ya lo estás, no necesitas más – acarició su pecho – aunque...quiero ser la primera en ver esos resultados.

—Ese privilegio es todo tuyo, hermosa.

Ambos chicos se sintieron asqueados por las actitudes tan despreciables de la mujer en la habitación, no podían concebir la idea de que sabiendo que todo se estaba cayendo a pedazos a su alrededor, tuviera cabeza para esos pensamientos.

La mujer se fue sin decir más, al cerrarse la puerta, Jungkook se dejó caer al suelo abatido, rápidamente YeonJun se levantó y se agachó hasta quedar a la altura del pelinegro, quien tenía la mirada fija en el suelo.

—Hey, ¿Estás bien?

—No sé si pueda seguir con esta farsa por más tiempo, YeonJun – tragó saliva – es tan desagradable cruzar palabras con ella, tan perturbador escuchar como se expresa del sufrimiento de BonHwa, notar lo obsesionada que está conmigo.

—Todo está por terminar, te lo prometo.

—Tengo miedo de nunca poder escapar de ella y que todo se vuelva peor – suspiró – es tan desesperante no poder ayudar a nadie sólo por seguirle el juego.

—Escucha – logró conseguir la atención del alfa – BonHwa es una mujer de armas tomar, así que no dudo que en menos de dos días ella esté aquí.

—De verdad espero eso – frunció su ceño – no quiero que nadie más sufra.

—¿No piensa comer? – ChungHa suspiró – ya es tarde.

—Lleva toda la tarde entrenando – Taehyung desvió su vista hacia el gran ventanal que había en el comedor, el cual dejaba a la vista a la Omega – no está bien.

Sólo transcurrieron algunas horas desde que el palacio había entrado en caos y BonHwa no podía dejar de entrenar, era una manera de dejar salir todo lo que tenía acumulado dentro de ella. Ya había llorado demasiado entre los brazos de SeokJin, por lo que ella consideró que era tiempo de guardar su dolor para después ponerse en acción. En cuanto le avisaron que Taehyung se recuperó, no tardó en ingresar a su habitación para cuestionar que es lo que había sucedido en los calabozos con Jimin.

—Majestad – una mucama se encontraba allí dentro – que grata sorpresa.

—Necesito que nos dejes solos – sonrió – por favor.

—Como usted lo desee.

La chica hizo una reverencia y recogiendo algunos paños se retiró de ahí. BonHwa suspiró sentándose en la orilla de la cama de Taehyung.

—¿Cómo te sientes?

—Mucho mejor – el alfa tomó la mano de la Omega apretándola con suavidad – gracias por sacarme de ahí.

—No fue nada, sólo...– respiró fuertemente para después proseguir – quiero que me digas qué sucedió.

—Algo dentro de mí no estaba como siempre, era como un mal presentimiento, así que decidí irlo a ver.

—¿Y luego?

—No quiso hablar conmigo, así que conseguí la llave y abrí su celda, intenté conversar con él pero todo fue en vano, comenzamos a forcejear y de pronto todo se hizo oscuro. El resto lo sabes tú.

—SeokJin debería hacerla entrar en razón, no puede seguir así – RyuJin se sentó en la mesa colocando su plato frente a ella – lleva mucho tiempo allá afuera.

—Ya lo hice y no lo logré – el beta se acercó hasta ellos – no sé que más hacer.

—Yo se quién la hará entrar en razón – NaMi caminó hasta la mesa, captando atención de todos, se levantaron como un signo de respeto pero con sus manos les indicó que volvieran a comer – ¿Está aquí el joven Namjoon?

—Salió al pueblo a comprar algunas hierbas para hacerle un té a BonHwa – contestó ChungHa – también iba a buscar ungüentos para algunos raspones que tiene Taehyung.

—He vuelto...– el beta entró al comedor sintiendo una extraña tensión – lo siento, no quería interrumpir.

—Precisamente a tí te estaba esperando, muchacho – NaMi sonrió – ven conmigo.

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