V E I N T I C I N C O
Jungkook masticaba con lentitud aquel trozo de carne, era incómodo tener sobre él miradas acosándolo constantemente, primeramente Jimin le veía con un odio irracional el cuál solo logró controlar por órdenes de Kyrell, poco después de que intentara romperle la cara una vez que bajó a donde estaban todos, no le quitaba la vista de encima, como un cazador con su presa.
Por otro lado, Kyrell estaba totalmente consumida por la obsesión hacia el pelinegro, era como si lo idolatrara las veinticuatro horas del día, aunado con que su deseo sexual iba más allá de sólo besos bruscos y toques por encima de su ropa, Jungkook se sentía asqueado de tan solo pensar lo desquiciada que estaba esa mujer.
—¿Quieres un poco más de carne? – ofreció JiHwan – ¿O verduras?
—Estoy bien así, gracias.
—Ya que estamos todos reunidos – Kyrell se levantó atrayendo la vista de todos – propongo un brindis.
Jungkook desvió su mirada hacia YeonJun, quien solo jugueteaba con su comida, ambos se sintieron incómodos de ser participe de aquella mesa de repugnantes personas.
—¡Salud! – JiHwan reía – ¡Vamos, levanten sus copas!
No les quedó nada más que fingir una sonrisa y seguir adelante con el plan, notó como Jimin sonreía chocando su copa de vino con las personas que más daño le habían hecho como si nada estuviera ocurriendo.
Las puertas del comedor fueron abiertas lentamente, dejando ver a un BeomGyu sonriente caminando con algunos guardias a sus costados. Hizo una reverencia que no tardaron en corresponder.
—Padre – tomó su mano y la besó – no quiero arruinar sus alimentos, pero necesito hablar con usted, es urgente.
—No hay nada que todos aquí no sepan, dilo.
SooBin apretó la pierna de su hermano por debajo de la mesa, estaba nervioso por ver ahí a su hermano menor, YeonJun intentó apaciguarlo con una mirada, a pesar del miedo que sentía, porque él no se llevaría la peor parte de todo esto si lo descubrían, sino Jungkook.
—Me siento un poco indispuesto, me retiraré a mi habitación...– Jungkook se intentó levantar pero la mano de BeomGyu sobre su hombro obligándolo a sentarse de nuevo se lo impidió.
—¿Por qué te vas antes, Jeon? – sonrió – si la fiesta apenas está por comenzar.
—Él es mío, no te atrevas a tocarlo de nuevo, su aprecias tu vida, Omega – Kyrell miró aún más furiosa cuando escuchó al chico reír.
—Te creía más inteligente como para darte cuenta de todo, pero veo que el amor idiotiza a cualquiera, ¿No?
—Ve al grano, BeomGyu – SoRa frunció el ceño – no tenemos tiempo para tus juegos.
—Jungkook y YeonJun los han estado engañando – los mencionados sintieron como una sensación de pánico había recorrido su cuerpo en menos de cinco segundos – ellos planearon todo lo que ustedes han estado haciendo. La repentina llegada de Jungkook, la sugerencia de traer al príncipe Jimin aquí, el amor hacia Kyrell, todo es parte de su plan.
—Mientes – Kyrell miró a Jungkook – dime que eso solo es un invento de BeomGyu.
—SooBin fue su cómplice, y tengo pruebas de que lo que te digo no es un invento – le entregó una carta – logramos interceptar a un mensajero de Timoría pasar por nuestras tierras y replicamos lo que decía el papel.
Lo abrió rápidamente leyendo todo lo que Jungkook había detallado para BonHwa, inmediatamente arrugó el papel alzando su vista hacia Jungkook.
—¿Tanto amas a BonHwa como para arriesgar tu vida? – rió – te juro que me estoy volviendo loca.
—Llévenselos a los calabozos – los guardias asintieron ante la indicación de JiHwan – y denles una lección, pero especial.
—¡Ustedes son los que deberían recibir una maldita lección! ¡Son asquerosos, repugnantes y perversos! – Jungkook forcejeó – ¡Maldita sea, Jimin, la vida de tu Omega está en peligro! ¡Reacciona, este no es el lugar que te corresponde!
El lobo interior de Jimin le exigía terminar con toda esa atrocidad, pero su parte racional no parecía inmutarse ante los deseos de su alfa.
—Papá, recapacita – SooBin intervino – es nuestra familia.
Kyrell se acercó hasta Jungkook con gracia, él la miró con el ceño fruncido y la respiración agitada. Tomó su mandíbula con fuerza, enterrando sus uñas en la piel del chico, logrando dejar algunas marcas con sangre fresca.
—Pagarás muy caro haberme mentido, Jungkook – rió – ¿Quieres saber tu castigo?
—Ella te va a destrozar y va a destruir tu maldito reino de mentiras – musitó entre dientes – y si ella no lo hace, lo haré yo.
—Cariño, soy la diosa de la oscuridad, nadie es superior a mí.
Besó por última vez sus labios mordiéndolos hasta que sangraron, con sus manos, hizo una seña a los guardias para que pudieran llevárselo.
—Eso fue...– SoRa suspiró – sorpresivo.
—Jimin – Kyrell lo llamó – ¿No piensas opinar nada?
—No tengo que decir – bebió un poco – sólo estoy aquí para cumplir mi cometido y ya.
—Por lo mientras hay que prepararnos – las palmas de JiHwan sobre la mesa hicieron eco en los oídos de todos – no sabemos en qué momento puede llegar BonHwa.
Jimin decidió levantarse de su asiento retirándose de la mesa, caminó hasta su habitación y cerró la puerta con seguro, suspiró y frotó sus sienes.
—¿Estás agotado, príncipe? – al parecer Kyrell le había seguido – te noto extraño.
—Todo está...perfecto.
La mujer entrecerró sus ojos asintiendo sin decir nada, dudaba un poco de la actitud del alfa, era un tanto extraño y hasta parecía nervioso, sin embargo, lo dejó pasar, dándole la más mínima relevancia y se dió la vuelta para después salir de la habitación.
Sin darse cuenta del resplandor dorado que inundaba a los ojos de Jimin.
—¿Estás loca? – SeokJin caminaba detrás de la chica – no puedes irte así.
—No es a consideración tuya, voy a ir y no estoy pidiéndote autorización.
—¿Necesitas algo más? – intervino Namjoon.
—Llevo lo suficiente, tampoco quiero ir demasiado cargada – BonHwa suspiró – Nam, quiero que te quedes a cargo de Hilgrand hasta mi regreso.
—Como tú ordenes.
—¿Estás ignorándome?
—No voy a postergar más esto, Jin – ella se detuvo confrontando al beta – ya te lo dije una vez y te lo diré las veces que sean necesarias. Si quieres venir conmigo, adelante, si no quieres hacerlo, está bien. Puedo hacer esto con o sin tu ayuda, ¿Estamos claros?
La luna estaba resplandeciente e incluso un poco más cerca de su vista, las inseguridades no parecían querer abandonar a BonHwa, no obstante, las escondió en su corazón y se armó de valor para enfrentar a sus enemigos de una vez por todas. Tenía muchas razones de peso para ir esa noche, principalmente un mal presentimiento que se alojó en su persona, nunca se equivocaba cuando eso sucedía, así que aquella charla con Namjoon sólo fue un impulso para ir a Phoenix.
—Taehyung ya tiene a los guardias en la entrada del palacio – RyuJin se asomó por la puerta del lugar – también ha mandado algunos a resguardar la aldea y las fronteras.
—Perfecto, ¿Nada más irá él?
—ChungHa y yo alistamos nuestros caballos hace un momento – la rubia sonrió dirigiendo su vista a SeokJin – ¿Irás con nosotros?
El beta se quedó callado, haciendo que la chica borrara su sonrisa.
—Vámonos, Ryu – BonHwa acomodó su ropa mirando acusatoriamente SeokJin – el señor tiene cosas más importantes que hacer.
Avanzó hasta ella y tomó su brazo para posteriormente caminar hacia la entrada.
—Pero...– BonHwa la calló.
—Aguarda un momento – susurró aguantando una risa – ya verás.
Estaban por salir de la habitación cuando la voz del chico resonó en sus oídos, provocándoles una sonrisa.
—Esperen – SeokJin suspiró derrotado – iré con ustedes.
—Te lo dije – BonHwa recompuso su gesto sonriente a uno serio girando su cabeza hacia él – de acuerdo, te esperamos en la entrada con los demás.
Suspiró saliendo con su prima a su lado, el camino sería largo y agotador, así que debía estar lo más serena posible.
La batalla sería el doble de agotadora que el camino.
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