T R E S
SoRa reía mientras sostenía el papel y con su otra mano libre portaba una copa de vino, estaba sentada sobre su trono con las piernas cruzadas y junto a ella una bandeja con bocadillos finos. Sus ojos no podían despegarse de aquellas palabras tan cursis para su gusto, era una caligrafía digna de admirar, era totalmente pulcra y nítida, fácil de leer.
Justo como lo haría una reina.
Dejó su copa a un lado de la bandeja y se levantó de su trono para caminar hasta el candelabro más cerca que tenía con la intención de quemar la carta sin que nadie supiera de su existencia, sin embargo, miró una vez más el papel y retrocedió algunos pasos meditando lo que iba a hacer.
—El apellido Bae parece no querer salir de mi vida – enarcó su ceja suspirando – maldita sea la hora en que te conocí, SeoHo.
—Reina Park, ¿Sucede algo?
—No pasa nada – la mujer escondió detrás de ella la carta – por favor, retírate.
—El rey Yeon me ha pedido que le llame para ir al comedor con los parlamentarios, pronto dará inicio al almuerzo – el joven omega hizo una reverencia – con su permiso, majestad.
Ella asintió sin decir nada, volvió a ver su mano con la carta y la sujetó con fuerza arrugándola en el proceso.
—Una charla con el campesino no me vendría nada mal – dobló la carta guardándola en el medio de su corset y su vestido – tendrá que explicarme esto a las buenas o a las malas.
Jimin temblaba y agarraba con fuerza sus sábanas, la fiebre no quería abandonar su cuerpo desde algunas horas atrás, pues al menos dos de sus heridas se habían infectado y los escalofríos que recorrían su cuerpo le hacían sentir como si fuese a desfallecer nuevamente. Taehyung secaba con delicadeza el sudor de su rostro con un paño de algodón para no lastimarlo, cada hora se encargaba de limpiar sus heridas y cambiar las telas que cubrían la piel del alfa. Realizaba al pie de la letra todo lo que Namjoon le dejó por escrito, procurando estar pendiente del tiempo que pasaba entre una curación y otra.
—Taehyung...– jadeó con fuerza – no la quites.
—La tela se está adhiriendo a tu piel, no puedo dejarla ahí.
El grito de dolor del castaño taladró los oídos de su amigo, quien mordía su labio intentando no derramar lágrima alguna en ese instante, debía mantenerse fuerte y sereno para atender a Jimin, aunque por dentro estuviese quebrándose de dolor por él, odiaba verlo sufrir, llorar o quejarse.
—La carta...– gimió apretando sus ojos – ¿Se la entregaste a BonHwa?
—¿Cómo tienes cabeza para pensar en ello, Jimin? – Taehyung le miró sorprendido – ¿Tan importante es eso para tí?
—Como no tienes una idea – tragó saliva mientras el pelinegro pasaba un poco de pomada por su piel – entonces, ¿Lo hiciste?
—Lo hice tal y como tú lo querías – chasqueó su boca – quizás no fue de la mejor manera, pero lo logré.
—¿Por qué dices eso?
—Baja tu camisa, puedes descansar – el alfa le ayudó para después acomodarse frente a frente – ni siquiera pude llegar al Hilgrand.
—¿Te la topaste en el bosque?
Taehyung le miró sorprendido.
—¿Cómo lo sabes si nunca hemos salido de Timoría?
—Aunque te explique no que sucede, no vas a poder comprenderlo como lo hacemos nosotros – sonrió débil – pero dime, ¿Qué sucedió?
—Al parecer estaba en celo, su aroma podía percibirse desde kilómetros atrás de donde yo estaba – suspiró – también pude distinguir a tres alfas rondar la zona, a decir verdad me preocupe, temía que le hicieran algo.
—¿Ella está bien? – cualquier rastro de dolor se esfumó momentáneamente cuando escuchó hablar a Taehyung – por favor, dime que nada le sucedió.
—Relájate, llegamos a tiempo – el alfa tomó una de las manos de Jimin – un beta parecía conocerla, así que también se acercó a ella.
—Seguramente fue SeokJin, ¿Verdad?
El alfa estaba realmente sorprendido de la habilidad de su amigo. Era como si hubiese estado ahí presenciando todo.
—¿Qué te traes entre manos, Jimin? – el chico entrecerró sus ojos – creería que me seguiste si no te hubiera visto pelear con tu madre.
—No vas a comprenderlo si te lo explico, ya te lo he dicho – sonrió ligeramente – ¿Te dió algo para mí?
—Una carta para ser específico, SeokJin venía para entregártelo personalmente – Taehyung se levantó y tomó su bolso del suelo – pero dada la situación, me pidió a mí que te la diera.
Abrió su bolso y sólo encontró algunos frutos secos esparcidos en todo el fondo, desvió su mirada hacia el tocador de Jimin creyendo que lo había dejado ahí, pero no pudo encontrarla.
—¿Qué ocurre? – el castaño le miró preocupado – ¿La perdiste?
—Estaba aquí cuando entré al castillo, no hay manera de que...– detuvo su hablar para después hacer memoria.
Una sensación de temor recorrió su cuerpo al pensar en la única que podría tener aquel papel. La puerta fue abierta dejando ver a SoRa sonriente caminando por la habitación de su hijo, Jimin desvió su mirada y frunció su ceño al ver la actitud tan descarada de la alfa.
—Taehyung, necesito hablar contigo – el alfa tembló – ahora, así que ve al salón principal.
—Está cuidando de mi – intervino Jimin – no puede atenderte.
—Taehyung, es una orden – SoRa ignoró las palabras de su hijo – te espero en tres minutos.
La alfa salió dejando a ambos chicos con diversas emociones en su ser, Taehyung posó sus ojos en los de Jimin, el castaño le miró con duda.
—Jimin...– él negó.
—Está bien, ve – lo tomó de la mano – pero por favor, dímelo todo. Si te intimida, te amenaza, cualquier cosa, no lo guardes.
—Lo haré, descuida.
¡Especial 1/2!
Estuve trabajando muy duro para escribir dos capítulos y publicarlos en agradecimiento por el apoyo que ha tenido la trilogía a lo largo de este año. ❤️
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