Las personas presenciando con felicidad cómo su Omega caminaba hacia el altar sumado con la música que resonaba en sus oídos, lograba que Jimin se sintiera más abrumado de lo normal, se le hacía difícil creer que esa chica de rasgos puros y sonrisa angelical fuera la mismísima Kyrell. Se sentía mal por no haber seguido a Taehyung y por discutir con él, pero sólo había una oportunidad de saber si era su verdadera BonHwa y no iba a desaprovecharla.

La ceremonia transcurrió de manera normal, no había nada extraño por parte de ella, sin embargo, el momento tan esperado había llegado, el celebrante les pidió ponerse de pie, tomarse de las manos y verse mutuamente a los ojos. Ella le sonrió como si nada, sus facciones eran las mismas, incluso sus mismas cicatrices, pero al verla fija y detalladamente a los ojos, se percató que un destello color púrpura sobresalía de sus ojos, aquello hizo que el alma abandonara su cuerpo, pues los ojos de BonHwa siempre dejaban ver pequeños destellos azules, más aún cuando estaba emocionada pero a diferencia de la que tenía enfrente, parecía una mirada perversa.

—Príncipe Park, ¿Está listo?

—Tú no eres BonHwa...– susurró – tú no eres mi Omega.

—¿De qué hablas, Mimi? – ella le miró tratando de aparentar confusión – ¿Estás bien?

—No quieras engañarme, Kyrell – entrecerró sus ojos – sé que eres tú.

Ella rió por lo bajo mientras suspiraba y desviaba momentáneamente su mirada de la de Jimin.

—Pruébalo, príncipe – miró al alfa – prueba que no soy la auténtica Bae BonHwa.

—¿Príncipe Park?

Soltó las manos de Kyrell y corrió por el pasillo central del lugar, siendo seguido por SeokJin y Jungkook, las expresiones de sorpresa no se hicieron esperar, pero a él no le importó quedar en ridículo ante la sociedad, sólo quería a su BonHwa de regreso.

Una mano en su hombro lo hizo detenerse, las lágrimas caían sobre sus mejillas y no se detuvo a ver quién era pero terminó por quebrarse en el pecho de esa persona.

—Jimin, ¿Qué pasa? – Jungkook acariciaba su cabello – por favor, habla para que podamos ayudarte.

—Ella no es BonHwa...– tragó un poco de saliva para seguir hablando – es Kyrell.

—¿Qué estás diciendo?

—Taehyung me lo dijo y quise comprobarlo por mí mismo – sollozó – estoy tan aterrado.

—¿Cómo es que lo sabe? – SeokJin tenía muchas preguntas – ¿En qué momento?

—Cuando fue a buscarla escuchó todo detrás de la puerta – apretó aún más al alfa – también descubrió que...Bon está esperando un bebé.

—¿Qué? – Jungkook frunció su ceño – ¿Eso es verdad?

—Él lo escuchó salir de esa habitación – sollozó – no hay otra manera de saberlo.

—¿Por qué nunca nos lo dijo? – el beta revolvió su cabello con frustración – maldición.

Jungkook intentó meterse en la mente de Kyrell, convivir ese tiempo con ella le ayudaba a poder predecir lo que podría hacer y él sabía a la perfección lo retorcida que estaba, así que pensó que pudo haberla matado con magia, pero descartó esa posibilidad teniendo en cuenta que hubiese sido algo de lo que todos se darían cuenta.

—¿A dónde pudo haberla llevado?

Su mente hizo click y sólo había un lugar en el que Kyrell creería que nadie sabría de su paradero.

—El lago – Jimin y SeokJin le miraron con atención – se dirigen al lago.

BonHwa abrió sus ojos lentamente acostumbrándose al sol que se colaba, se percató de que se encontraba dentro de una carroza pequeña la cual avanzaba de manera rápida hacia un lugar que desconocía en su totalidad. Sus manos estaban atadas detrás de su espalda al igual que sus pies, su boca estaba cubierta por una tela color crema finalizando su nudo en su nuca. Se removió incómoda y desesperada por escapar de ahí, intentó levantarse pero el camino era algo rocoso, por lo que no tenía estabilidad para salirse.

Probó con su magia deshacer los nudos, pero al no tener movilidad suficiente, le era imposible hacer uso de ella. Respiró hondo tratando de calmarse, apretó sus ojos dejando que sus lágrimas fluyeran, se sintió tan patética por esta en esa situación, después de ser una Omega con una gran fuerza y valentía, ahora era una Omega débil y sumisa, su embarazo la tenía demasiado sensible, ya no temía por su propia vida sino por la de su cachorro.

Aquella bruja se lo advirtió con todas su letras, pero no quiso hacer caso de ello, se cobijó de más en la protección de su alfa creyendo que estaría siempre para defenderla y que aquellas mujeres habían desaparecido para no volver jamás. Sin un cachorro dentro de ella, hubiera hecho todo por destruir a Kyrell en ese momento, tal y como lo hizo con JiHwan. El carruaje se detuvo abruptamente, seguido de la aparición de algunas voces varoniles, logrando captar su atención.

—¿Tienen permitido transitar por aquí? – supo distinguir la voz de uno de los guardias que había mandado a los límites de Hilgrand – al parecer vienen del castillo, ¿Cierto?

—Así es, caballeros – SoRa se adelantó a hablar – llevamos unos encargos de la reina Bae hacia Timoría.

—Oh claro, sólo debo verificar que todo esté en orden.

—Puede ir revisando la parte trasera – fingió una sonrisa – mientras acomodaré las cajas del interior.

Con su cuerpo, BonHwa comenzó a pegar en las paredes maderosas del carruaje, así como también gritó tratando de que alguien pudiera escucharla. En ese instante, SoRa entró con una expresión de fastidio, se acercó a ella y sacó de la manga de su ropa la daga que habían quitado de su tocador para después colocar la punta justo en su vientre.

—Escucha muy bien lo que diré porque no voy a repetirlo – acercó el filo un poco más – o cooperas conmigo para que tu muerte sea lo menos dolorosa posible o tu engendro pagará las consecuencias de tus arrebatos.

Sollozó en silencio una vez que SoRa salió, sus esperanzas de ser salvadas disminuyeron cuando sintió que comenzaban a moverse de nuevo, quiso relajarse por el bien de su bebé pero le era imposible, su lucha por liberarse no terminaba pero poco a poco el cansancio se iba apoderando de su cuerpo.

—Tu príncipe si creyó en mí – de pronto la figura de Kyrell apareció frente a ella, seguía usando su misma imagen, le mostró su dedo anular el cual portaba un anillo de plata – mira, ¿Acaso no es precioso?

BonHwa entrecerró sus ojos con la rabia recorriendo cada parte de su mente, tenía tantas cosas que decirle pero la mujer era astuta y se aprovechó de su estado para atacarla. Nuevamente el carruaje se detuvo, provocando que una sonrisa se instalara en el rostro de la mujer.

—¿Ya dejaste todo arreglado? – SoRa abrió la puerta viendo a Kyrell – espero que sí.

—Descuida, el hechizo sólo yo puedo quitarlo – rió viendo a BonHwa mirarle con confusión y miedo – tenemos tiempo.

Un hombre se adentró al pequeño transporte, colocó a la Omega en su hombro y sin el menor cuidado la sacó de ahí, ella por su parte miró todo a su alrededor buscando una manera de escapar o alguien que pudiera ayudarle. Su cuerpo fue depositado bruscamente sobre un caballo para posteriormente pasar en repetidas ocasiones una cuerda por su cuerpo hasta ser atada en en pecho del animal, asegurando aún más su inmovilidad. Kyrell se subió y sonrió al ver la expresión de incomodidad y rabia de BonHwa hacia su persona, así que se acercó a su oído.

—Ni pienses que tu príncipe azul vendrá a rescatarte, ¿Oíste? – tomó su mandíbula con brusquedad – tu maldito cachorro y tú morirán en el total anonimato.

—¡BonHwa! – su corazón comenzó a palpitar con fuerza al escuchar la voz de Taehyung llamarle con fuerza – ¡BonHwa!

Tuvo la intención de gritar a pesar de que su boca estuviera aprisionada, pero la mano de Kyrell con una pequeña esfera púrpura sobre un costado de su vientre le hizo detenerse.

—Un sólo ruido y morirás aquí mismo – ella cerró sus ojos acelerando su respiración a causa del temor – ¿O prefieres que tu amigo sea el pagano?

Ella negó con rapidez intentando retener las lágrimas de sus ojos.

—Eso pensé – retiró su mano – así que mantén tus labios sellados por el bien de todos, querida.

Mientras el caballo comenzaba su camino, pensó en una manera de como dejar rastro de su persona, estaba desesperada, aterrada pero a la vez con ganas de luchar contra ellos, no sólo por su cachorro, sino también por ella misma, no podía evitar sentirse impotente ante las ataduras que le impedían moverse con libertad, creía firmemente que esas personas eran cobardes desde el hecho que tenían que tenerla así para poder manipularla y amenazarla.

Un rayo de esperanza se instaló en su corazón cuando pudo percibir ligeramente el aroma de su alfa, con el embarazo sus oídos y olfato se habían agudizado, así que no fue difícil para ella distinguir que Jimin estaba cerca.

Sin que ella misma se diera cuenta, sus emociones y su proceso de gestación habían incrementado la producción de feromonas, haciendo que su aroma se volviera más invasivo y penetrante, especialmente para el progenitor de su bebé.

Pronto la batalla de batallas comenzaría y no de una manera amistosa y pacífica, sino violenta y abrupta, pues nadie tocaba a la Omega de Park Jimin.

¡No puedo creer que el próximo sea el final!

Estado: triste :c