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D O C E

—¡¿Por qué permitiste que BonHwa viviera?!

—Maldición, vas a romper mis oídos con tus gritos.

—Tú y yo teníamos un trato, JiHwan – la mujer se acercó al alfa – SoRa y yo nos encargaríamos de Jimin y tú de BonHwa.

—Es más divertido jugar con las personas que matarlas de una sola vez, ¿Sabes? – suspiró viendo a SoRa callada – ¿Por qué no dices nada, querida?

—Estoy pensando, nada del otro mundo.

Los tres adultos se encontraban reunidos en el salón principal de Timoría, habían transcurrido algunos días desde los respectivos encuentros que tuvieron con la pareja, la situación era tensa pues había muchos intereses de por medio y si no encontraban una solución pronto no lograrían su objetivo.

—Bien, ¿Ideas?

—Sé que BonHwa quiere mi cabeza y no va a descansar hasta que esté muerto – el hombre se cruzó de brazos – así que hasta no tener un movimiento por parte de ella, no haré nada.

—Yo también me mantendré al margen con Jimin – comentó SoRa – es tan astuto como yo y sé que la locura lo está consumiendo por no poder proteger como quiere a esa omega.

—Son tan patéticos, ¿No quieren venganza?

—No voy a actuar como una loca sin tener algo planeado, Kyrell – la alfa frunció el ceño – todo se va a venir abajo si actuamos con emociones de por medio.

—¿Por qué no buscas al muchachito que nos dijiste? – JiHwan miró a Kyrell – Jungkook.

Algo dentro de la mente de Kyrell se prendió, sonrió sabiendo que el alfa tenía razón.

—Me iré contigo – ella asintió – y me llevarás a donde vive.

—Me parece perfecto, sólo dime cuándo y nos iremos.

—Mañana mismo.

Taehyung había salido del castillo a buscar algunos frutos a los huertos, su mente estaba totalmente revuelta a causa de su amigo y BonHwa, su situación era totalmente crítica, Jimin estaba totalmente fuera de sí, se encerraba la mayor parte del día en su alcoba para realizar trazos con un pincel y tinga negra de lugares estratégicos para atacar. Gracias a Namjoon la Omega pudo mejorar rápido, sus heridas estaban completamente cerradas, sin embargo, debía cuidarlas y curarlas durante unos días más, sin embargo, sabía que no estaba bien emocionalmente.

Se había convertido en el paño de lágrimas de ambos, en sus respectivos tiempos tuvo la oportunidad de hablar con ellos y coincidían en lo mismo. Anhelaban mantenerse a salvo mutuamente, a excepción de que Jimin estaba dejando que sus emociones lo dominaran y que BonHwa buscaba reconfortarlo, estar a su lado resolviendo todo.

Caminaba de regreso hacia el castillo sosteniendo su canastilla con firmeza, cuando pudo percibir un aroma extraño a los que había identificado en esos días, se escondió detrás de un arbusto preparándose para combatir si era necesario, sin embargo, bajó la guardia cuando vió a una chica pelinegra aproximarse a la entrada del lugar. Ella giró su rostro topándose con la mirada sorprendida de Taehyung, hizo una reverencia un poco apenada la cual el alfa no tardó en corresponder, prosiguió su camino con las mejillas sonrojadas provocando que los frutos cayeran de su canasto, ella se apresuró a tomarlos para evitar que se perdieran. Avanzó hasta Taehyung y colocó las frutas en su lugar.

—Creo que se te cayeron – rió tímida – ten más cuidado.

—Lo siento, soy algo...– guardó silencio pensando que iba a decir – torpe.

Ambos se vieron fijamente durante algunos segundos sintiendo una extraña cercanía que nunca habían experimentado, sus aromas se mezclaban siendo agradable para ambos, al igual que algunos recuerdos inundaban sus mentes.

Ambos se fundieron en un beso pasional, digno de una película dramática, los dos se necesitaban de la misma manera desde hace algunos años pero no querían darse cuenta de ello. Sus manos recorrían los cuerpos contrarios y jugueteaban con sus ropas, Taehyung subió a ChungHa hasta su escritorio y sin decir una palabra comenzó a besar su cuello, escuchando los pequeños jadeos de la rubia en su oído.

Taehyung carraspeó intentando deshacer la ligera tensión que se había formado.

—Kim ChungHa – extendió su mano – un placer.

—Kim Taehyung – tomó la mano de la chica besándola con delicadeza – también es un placer.

BonHwa se encontraba recostada en su cama con la puerta de su habitación con seguro, las lágrimas no querían dejar de fluir de sus ojos y sus nudillos ya estaban severamente lastimados, aquella pelea que había tenido con Jimin momentos atrás le dejó sensible y herida.

—¿Qué haces, amor? – ella apretó con suavidad los hombros del alfa – deberías estar descansando, ya es muy tarde.

—Son sólo algunos trazos, nada del otro mundo.

—Mañana empiezan las festividades de Hilgrand en el pueblo y siempre acostumbro a ir sola o con SeokJin – sonrió – pero este año quisiera que me acompañaras.

—Lo siento, pero no puedo.

—¿Por qué? ¿ Te sientes mal? ¿Quieres que Namjoon te revise?

—No tengo tiempo para ir a festivales, BonHwa – el castaño despegó su vista del papel para ver a la chica – ¿Cómo puedes mantenerte tan serena en esta situación?

—No pienso vivir enfrascada en el miedo y la paranoia toda mi vida – frunció el ceño – quiero disfrutar un poco de tiempo contigo, ya habrá tiempo de luchar, pero creo que ahora es momento de estar juntos.

—¡No tengo tiempo para tus caprichos! – se levantó de su lugar con agresividad – ¡No quiero despegarme de esta silla hasta que tenga algo certero y concreto!

—¿Sigues sin confiar en mí? – la Omega se aproximó al alfa – ¿Me crees tan débil como para no saber crear estrategias?

—Esto no es un trabajo para ti, entiéndelo, te quiero lejos de mí.

—¿Por qué? ¿Por qué es trabajo de alfas y las omegas no tenemos que entrometernos? – sus emociones estaban a flor de piel – ¡Vamos, dímelo!

—¡No quiero que entorpezcas mi trabajo! ¿De acuerdo? – Jimin se acercó intimidante a la chica – quiero estar solo sin tus palabras de aliento, que me dicen que todo está bien cuando nada está bien.

La Omega interior de BonHwa lloró en cuanto sintió el rechazo de su alfa, quebrando internamente a BonHwa, no obstante, ella no le daría el gusto de que Jimin la viera así, por lo que mantuvo su expresión firme frente al castaño.

—¿Quién eres, Park? – BonHwa retrocedió con un nudo en la garganta – ¿En qué monstruo te estás convirtiendo?

—BonHwa...– él intentó acercarse a ella pero lo detuvo con una de sus manos.

—No te acerques y que de tu boca no salga una palabra más – tragó saliva para después dirigir su mirada a la de Jimin – está bien, no me acercaré a ti en un buen tiempo, yo haré las cosas a mi manera y tú hazlas a la tuya.

—Bon...– se dió media vuelta para irse del lugar, no obstante, se detuvo en la puerta sin mirarlo.

—Disfruta tu soledad, Park – cerró sus ojos reteniendo un sollozo – y perdón por importunarte con mis caprichos.

Abrazó su almohada dejando que ella fuera testigo del dolor que embargaba su corazón, sus lágrimas empaparon aquella tela de seda que recubría el objeto. Después de un rato, tomó una gran bocanada de aire y se levantó para después caminar hacia su ventana, la abrió recibiendo un poco de aire frío, el cual movía su cabello con ligereza.

—¿Por qué todo es tan difícil? – se abrazó a sí misma mientras sollozaba – ¿Qué le hicieron a mi Jimin?

Tenía a muchas personas rondando por su cabeza, entre ellas sus primos, Hoseok y principalmente, Jungkook. Temía que Kyrell fuese más veloz que ella y se encargará de lavarle el cerebro, tergiversar la historia y lograr convertirlo en su aliado.

Observó por algunos minutos la inmensidad del bosque sintiéndose llamada a ir hacia el mismo, sus lágrimas habían parado por algunos instantes permitiendo que pensara con claridad, así que con la poca cordura que tenía, tomó su arco, su espada y cambió su ropa para después salir con sigilo del castillo. Caminó hasta la entrada deteniéndose un momento, regresó su vista hacia atrás y notó una silueta aparentemente masculina aproximarse a ella. Apresuró su paso y salió despavorida al bosque, desenvainó su espada sin detenerse y sintió la presión cuando divisó a más personas en el fondo, buscó alternativas de escape notando una vía sin personas.

Esta vez corrió sin mirar atrás, en el camino se le habían caído algunas flechas, dejándola en desventaja frente a sus atacantes, no supo en dónde estaban ni qué hora era, pero sabía a la perfección que ya estaba lejos de Hilgrand, no había vuelta atrás así que tenía que defenderse por sí misma. Con la desesperación, no pudo distinguir la rama caída de un árbol y tropezó con ella haciendo que cayera abruptamente al suelo, uno de los hombres le alcanzó lanzándose sobre la omega, la cual con un ágil movimiento se lo quitó de encima estampando su puño en el rostro del hombre.

En cuanto sintió que una mano se posó sobre su hombro, movió con agresividad su espada, sin embargo, eran demasiados para combatir por si misma, dos de ellos le tomaron de los brazos azotándola en un árbol cercano, jadeó al sentir el dolor recorrer su espalda.

—¿Qué tenemos aquí? – uno de ellos rió – la reina valiente, señores.

Pudo reconocer su voz y recordó al hombre de Northon que había llegado a Hilgrand amenazando con que JiHwan la destruiría.

—¿Otra vez te mandó Choi? – ella devolvió la risa – ¿No pudiste conmigo antes que quieres hacerlo ahora?

—Cállate, perra – la mano del hombre aterrizó en la mejilla de BonHwa – ¿Por qué no estás con tu alfa? El rey dijo que sería un trabajo difícil por ese mocoso, pero ya veo que no.

—¿Matarme es un trabajo difícil? – sonrió burlona – vaya, eso es un alago.

—No te creas tan importante, sigues siendo una Omega débil y sin fuerzas.

—Suéltame y verás quien es débil, idiota – forcejeó – te escondes detrás de todos tus perros para sentirte hombre.

—¿Quieres saber que me hace sentir hombre? – tomó la mandíbula de BonHwa con fuerza desviando sus ojos hacia sus pechos – tomar omegas como tú.

—Si intentas hacerme algo, gritaré tan fuerte que tus oídos sangrarán.

—Puedes hacerlo, que nadie va a escucharte.

La tomó del cabello para después impactar su cabeza en el suelo desorientándola, se montó encima de ella y comenzó a repartir besos bruscos en su cuello, gritó con la esperanza de que alguien la escuchar, sin embargo, uno de los espectadores colocó su mano sobre su boca, comenzó a removerse desesperada sintiendo que todo se estaba saliendo de su control, sin embargo, una flecha aterrizando en el hombro de uno de los hombres le hizo estar alerta. Todos giraron su cabeza para ver quién se había atrevido a desafiarlos, no obstante, la oscuridad de la noche favorecía a aquel desconocido.

—Dejen a la Omega en paz, no querrán que mis flechas aterricen en sus cuerpos, ¿O sí?

—Lárgate, niño – habló uno – esto es asunto de adultos.

—No lo repetiré de nuevo – tomó una flecha de su bolso y la colocó en el arco en dirección a ellos – o la sueltan o mueren.

Ella suspiró sintiendo un alivio al ver que el peso sobre ella había desaparecido a cambio de una mirada asesina por parte de su agresor, todos se fueron sin decir una palabra logrando tensar a BonHwa. Fijó su vista en el suelo hasta que el alfa se acercó a ella tomando con delicadeza sus manos.

—¿Estás bien?

Ella asintió.

—Gracias...– susurró elevando su mirada – Jungkook.

*Inserte grito de emoción*

¡Ya se viene más dramaa! Prepárense familia,  porque todo se volverá aún más tenso.

Disfruten, ¡Los amo! ❤️

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