|36| La vuelta al Mundo de las Hadas
"Ha pasado un año de tu partida, no horas"
——⚜——
E L O T R O M U N D O
El cuerpo de Annelisse cayó con todo el envión y sobre todo pesadez contra la fría y dura cerámica del suelo del santuario de Alfea. Aquel portal de colores amarillentos y oscuros se cerró por completo cuando expulso a la joven fuera de el.
Annelisse rodó sobre el suelo y finalmente se detuvo a un costado, con la respiración entre cortada y el corazón latiendo a mil por segundo, no podia hablar con claridad, solo escuchaba sus propios latidos.
Sobre la escalera del santuario, los dos muchachos se quedaron totalmente perplejos al ver lo que salió del portal y como se movía. La cabeza de la pelirroja se levantó para verlos a ellos dos también, moviéndose con desesperación hasta quedar arrodillada sobre el suelo, con una mirada oscura.
Los ojos de Annelisse eran más oscuros, con oscuridad y sin alma. Miraba a los dos contrarios como si fueran extraños.
-Annelisse... -dijo por fin uno de los chicos de traje, bajando un escalón. La chica giro su cabeza un poco, sin querer bajar la guardia. El contrario no le hizo caso, sino que siguió bajando los escalones.
-Hermano, quieto... -le pidió Azriel, aun en su lugar, pero Rhaegal no hizo caso y termino de bajar los escalones para caminar hacia ella.
En ese momento que estaban cerca uno del otro, Rhaegal imagino que ella se avalanzaria sobre el para abrazarse por el largo periodo ausente; en vez de eso, ella se avalanzo sobre el y en su mano derecha tenía aquella espada en forma de daga, pero con el fin de abrirle la yugular.
Fue ahí que Azriel apareció de repente y evito que el cuello de su hermano se abra de par en par, invocando una espada de fuego para defenderse del arma de su hermana, luego la empujo hacia atrás y ella volvió a caer sobre el suelo.
-Esta confundida, no sabe quien es -le dijo rapido a Rhaegal, observando a su hermana que parecía un animal investigando a su presa- Annelisse... Annelisse, miranos...
La nombrada estaba a punto de atacar de vuelta, hacia oído sordos frente a su misma sangre.
-Somos Rhaegal y Azriel, tus hermanos -siguio hablando Azriel, mientras los tres caminaban en círculo, sin dejar de mirarse, los dos muchachos invocaron sus respectivas armas de fuego- Eres Annelisse TrueBlood, el fenix Original y la Reina de las hadas y los primeros especialistas.
Annelisse sin embargo no le hizo caso a sus palabras, ella solto una especie de gruñido y se levanto del suelo dando un salto con intención de subirse encima de Azriel.
-Suficiente -esa voz provino de las escaleras a la par que estiraba su brazo derecho en dirección a Annelisse, empezando a usar su poder mental contra ella. La pelirroja se quedo quieta en su lugar y empezó a agarrarse de la cabeza con dolor, comenzando a llorar por el ruido que estaba en su cabeza.
Azriel y Rhaegal miraron en dirección a la escalera, viendo a la mujer de cabellos platinado y ojos violeta. Detrás de la mujer estaban los guardias de Ignis, que venían a buscar a los muchachos (ya que había pasado la medianoche ya).
-¡Solana, para! -grito Rhaegal como una orden, Solana era la líder de las hadas de la mente de Ignis, la que también era miembro del Consejo de la Corona- ¡Es la Reina de Ignis!
En ese momento, Solana se quedó shockeada y aprecio mejor a la pelirroja que estaba sufriendo, bajando su brazo de inmediato y soltando su magia de Annelisse, la nombrada cayó al piso de rodillas mientras lloraba de agonía y dolor, agarrándose de la cabeza.
-¿Annelise? -pregunto ella con un tono de voz preocupante. La pelirroja escucho su nombre y giro con lentitud hacia las escaleras. Los hombres detrás de Solana se quedaron perplejos también.
Rhaegal se acerco de inmediato a Annelisse y la acogió en sus brazos, ella no tardo en desmayarse sobre el cuerpo del contrario.
-Tenemos que volver a Ignis, ahora -ordenó Dohaerys mirando a los hermanos especialmente, tenían que hablar con el actual Rey de inmediato. Rhaegal se levantó con Annelisse en brazos y fue el primero en subir las escaleras con Azriel detrás suyo, tenían que salir lo más rápido posible sin que nadie los vea.
El grupo escolto a los principes fuera de las instalaciones de Alfea, donde de inmediato los brujos los recibieron con un portal directo a Ignis. Lo que nadie se percato que desde uno de los balcones de las suite, había alguien viendo aquella escena.
Stella observo a su pareja cargar el cuerpo de esa misteriosa chica y desaparecer tras el portal, con todo el resto de los ignianos.
[...]
Una vez que regresaron dentro de los muros de Ignis, el cuerpo de Annelisse fue tendido sobre una de las camillas del salon clínico, puesta en suma observación.
Sus ritmos cardíacos seguían acelerados, desde su llegada, pero sus ojos aún se mantenían cerrados. Quien sabe que estaba soñando, desde que se desmayo en brazos de su hermano mayor.
La familia TrueBlood se mantenia en una habitación detrás del salón clínico, observando desde una gran ventana a la muchacha siendo inspeccionada por varias hadas.
-No hay rastro de magia rara o toxicidad desconocida, Majestad -dijo Solana junto al Rey, habian asegurado que Annelisse no trajo ninguna especie rara dentro de su sistema- Solo tiene que despertar.
-¿Y por qué nos atacó cuando salió del portal? -pregunto Azriel de brazos de cruzados. El hada negó de lado a lado, sin entender tampoco.
-A veces traspasar un portal de esa longitud puede confundir los pensamientos y planos terrenales -supuso la joven hada- No sabemos que vio en el Purgatorio, o que vio antes de entrar al portal. Con su permiso, me retiro. -hizo una leve inclinación y se marchó.
-Ha pasado un año que decidio irse, y de la nada vuelve, como alguien en transición de quemado -hablo el Rey Padre junto a su primogénito, mirando como hadas con trajes especiales y magia cuidadosa inspeccionaron a Annelisse con mucho cuidado.
-Ella quería saber quien era, resulta que Sebastian le dijo su estado extasis de mil años y la guerra en el Purgatorio -confeso Rhaegal con un suspiro pesado, mirando a su hermana con la mandibula tensa- Le dijo que su madre verdadera seguía en el purgatorio.
Los dos hombres mayores miraron al principe de Ignis con tal sorpresa, esa parte no le habían dicho en todo un año, solo le dijeron que ella se metió en el portal para cerrarlo y evitar que otras cosas salgan. Solo eso.
En ese momento, la puerta de la habitación fue abierta por un caballero de la guardia Real, quien entró haciendo una inclinación.
-Majestades, la señorita Apollos ha llegado a Ignis -informo y Azriel miro a su hermano con extrañez, nadie había pedido su presencia ahí mismo.
-¿Por que Stella de Solaria vino aquí? -Rhysand también miro a Rhaegal, pero este decidió salir rápido de ahí mismo junto al caballero, antes de que lo acechen más preguntas. Una vez que salió de la habitacion, se encontró a la joven rubia caminando hacia el a pasos desesperantes.
-¿Por que todos están alterados? Parece que nadie quería mi visita -exclamo la voz femenina con un tono molesto, cruzándose de brazos una vez que se paro frente a su pareja.
-Viniste en un mal momento, Stella. Las cosas están alteradas -le afirmo su pareja, con un tono comprendido y firme, quería ser lo menos explícito posible con la situación.
-¿Que los tiene alterado a todos? Casi que tuve que venir a escondidas hasta aquí -volvio a preguntarle su novia aun sin entender, la joven tuvo que esconderse del nuevo director y venir a escondidas sin que nadie supiera. Rhaegal suspiro, mirando a otro lado.
-Es complicado, y no tengo el tiempo para explicarlo ahora -Stella sentía que la estaba tratando como una tonta, pero ella no tenía ningún pelo de tonta.
-¿Complicado, como? ¿La joven pelirroja que trajiste aquí? -le pregunto sin vueltas, Rhaegal se petrifico en el lugar, sin saber que decir- Te vi en la escuela entrar al portal con todo Ignis rodeandote, no me mientras, Rhaegal.
S
u pareja se le quedó mirando, totalmente perplejo y sin saber cómo reaccionar. Stella podía ser obsesiva y toxica cuando quería, esta no era la ocasión.
-Stella, desearía contártelo pero no estamos en el momento -insistió, queriendo tocar la mano de ella pero la contraria automáticamente se alejo con asco.
-¿Es tu nueva novia? No es tan difícil decirlo -dijo tras alejarse con brusquedad- Parece que jamás dejaste tu lado gatuno...
-Stella, estas actuando como niña chiquita -le advirtió su pareja y en ese momento, ella intento arrastrar toda su mano por la mejilla de el, pero este la tomo de la muñeca bruscamente y evito aquello.
Stella, con los ojos lleno de furia, se zafó de la mano de su novio aún con más enojo.
-Mis amigas tenían razón sobre ti, siempre la tuvieron -le dijo antes de darse media vuelta e irse aplastando sus zapatos contra la cerámica. Esto no quedaría así, ahora iría directamente con Bloom para contarle lo sucedido para que vea que los hermanos Trueblood no son lo que tanto aparentaban con ellas.
Rhaegal la vio marcharse y decidió no ir a buscarla, porque sabría que eso sería malo, entonces se giro sobre sus talones y sobre el marco de la puerta presenció a su hermano, cruzado de brazos y totalmente relajado, hasta le había causado cierta risa aquella escena de celos y de niñez.
-Te dije que Stella siempre fue una loca -le dijo con burla, pero su hermano sin decir nada volvió a entrar en la habitación de antes, empujando con su hombro a su hermano menor. Azriel río secamente para luego seguirlo.
[...]
I N S T I T U T O A L F E A
Stella había vuelto a su suite con las lagrimas brotando de sus ojos, haciendo un gran estruendo y llorando a gritos de dolor. Sentía la infidelidad de su pareja sobre su pecho, tenía ese miedo y esa vergüenza.
Entro directo a su habitación y arrojo su bolso a un lado, para luego arrojarse a la cama y empezar a patalear como una chiquilla de cinco años, intentando no hacerlo tan obvio.
Pero aun así, llamo la atención de su compañera Terra, quien fue a ver que pasaba.
-¿Stella...?
-¡DEJAME! -grito la nombrada y arrojo un almohadón contra la puerta para que no la abra. Terra permaneció del otro lado, intacta, con una mano sobre la manija.
-Stella, ¿que paso? ¿Estas bien? -empezó a preguntar y Stella miro el techo de su habitación, mientras derrabama más lágrimas y se tapaba la boca para no sollozar.
-Vete, Terra... -musito apenas audible, con los labios temblando. La anterior Terra le hubiera hecho caso para hacerla quedar bien, pero esta se adentro a la pieza con tal coraje- ¡Terra!
-No me iré, hasta que estés bien -le dijo con sus mejillas rosadas, cerrando la puerta a sus espaldas y apoyándose en la misma- Eres mi amiga, Stella, odio cuando mis amigas lloran.
-Por favor, vete... no quiero que se enteren...
-No diré, seré una tumba -Terra camino rápido hacia la cama y se sento, Stella también se sento y abrazo sus piernas contra su pecho, mirando un punto fijo- ¿Que paso?
[...]
Al cabo de unas cuantas horas, las hadas habían terminado su labor diario en la academia, desde ayudar a los nuevos hasta hacer sus propias tareas por su cuenta, para terminar el día agotador yendo a sus aposentos para descansar otro día.
Stella había decidido no ir a sus estudios ni a sus clases, ya que no tenía los ánimos y mucho menos la simpatía para hablar con alguien sin quemarlo con su luz.
Por otro lado, Terra se había enterado de lo que le pasaba a su compañera, por lo que había decidido enfrentar a Rhaegal TrueBlood por su cuenta (una vez que el vuelva a la escuela). Mientras tanto, quería buscar acerca de esa chica. Nadie conocía a alguien con esos aspectos como se le había descripto, además que solo Stella la había visto en una fotografía, por lo que su búsqueda se estaba complicando.
-Wow... pareces que peleaste con un quemado -bromeo Musa viendo la chica de mejillas rosadas entrar en la suite, mientras llevaba unos trozos de moras a su boca- ¿Donde estabas? Se hizo muy tarde.
-Estaba... en la biblioteca -fingió, escuchando una tercera risa entrando a la sala.
-¿Biblioteca? ¿Ya abandonaste el botánico por eso? -pregunto Aisha mientras cargaba unos libros en sus brazos, todos de archivos administrativos de la escuela.
-Oh si... quería saber la historia de unas plantas y su origen -continuo explicándo, no parecía convincente para ninguna de las dos hadas ajenas, pero escogieron no hacerle más preguntas a su amiga- ¿Han visto Stella?
-No ha salido de su habitación en día, no se que mosca le pico -fue lo último que dijo Musa antes de encerrarse en su habitacion para descansar. Terra se acerco a la puerta de Stells y tocó levemente con sus nudillos, pero no recibió respuesta.
-¿Stella? -pregunto una vez y nadie respondió. Terra giro el picaporte y entró en la oscura habitación, fijándome que no había nadie más ahí mismo, estaba ella sola- ¿Adonde fuiste?
[...]
I G N I S
La noche había llegado a Ignis, todo estaba en total orden. Se le veía patrullar a los diversos guardias de horarios por todo el Reino y sus pasillos, había hadas también acompañándolos para ayudarlos en caso de una emergencia.
El actual Rey y su familia Real permanecía en el gran castillo, descansando en sus aposentos luego de un estresante día con la llegada de la Reina de Ignis. Todo el día estuvieron pendiente de ella y de que pueda despertar, pero nunca lo hizo. Sus signos vitales estaban estables, no había marca de nada extraño.
A la mañana siguiente, volverían a ir y saber si hay buenas noticias que enterarse.
Pero, dentro de la clínica privada de Ignis, alguien se había infiltrado por los viejos caminos abandonados de escape.
Pasando por los pasillos oscuros de la clínica en silencio y evitando a las hadas de fuego, se metió en la habitacion de observaciones, buscando algo en especifico.
Las dos compuertas de color blanco que tenían las palabras "sala de observación" se abrieron de par en par, dejando pasar a la silueta femenina dentro de la sala privada que nadie podía entrar menos el personal.
En una gran habitación también de paredes blancas, había una sola camilla de plaza y media, rodeado de varias maquinas y pantallas junto a sus alrededores, como controladores cardíacos y sensores de virus. Entre las sabanas de la cama había un cuerpo también femenino tendido y descansando.
La joven estaba del otro lado de la habitacion, en una pequeña habitación de observación con un gran marco para poder ver hacia adentro (pero hacia afuera) donde no habia nadie. Ella observo a la otra mujer durmiendo y frunció las cejas.
¿Quien era? ¿Por que estaba ahí? ¿Cual era su relación con la familia Real?
Miles de preguntas la invadia, pero ninguna podía ser respondida por su pareja.
Sin pensarlo dos veces, giro la manija de la puerta y entró en la sala de observación, quería verla mejor. La sala estaba en total silencio, se escuchaba el ritmo cardíaco que proporcionaba la máquina junto a la camilla, el cuerpo estaba conectado a un respirador junto a la cama, se trataba de una mascarilla que cubría su nariz y sus labios.
Stella de Apollos se acerco con cuidado a la camilla, mientras se abrazaba a sí misma por el frío del sistema de ventilación que presurizaba la sala en sí. La sala se encontraba fría ya que el cuerpo debía adaptarse de vuelta a la temperatura del mundo de las hadas, por lo que debía hacer un proceso de frío a temperatura ambiental. El viaje entre portales equivale a -50°.
De su boca salía aire frío, se puso alado de la camilla, viendo con detalles a la chica.
La joven durmiente hacia expresiones con sus ojos cerrados y sus cejas, sus manos se aferraban a las sabanas y las arrugaba constantemente. Quien sabía que estaba soñando.
Stella tenía rabia encima, tanto odio acumulado y hasta celos (de dos dias), sentía que su pareja dejó de amarla y por eso la oculto tanto tiempo. ¿Y si tenía una relación con ella hace meses además de Stella?
Tuvo un impulso de despertarla y agarrarla del pelo, para buscar respuestas y decirle que jamas vuelva a buscar a Rhaegal TrueBlood. Su mano tocó la de la pelirroja, pero, la miro dos segundos: Stella podía ser mejor persona, no podía pelearse por un hombre (aunque lo ame), ella debía seguir su vida con o si el, no debía tener malos pensamientos. Stella podía seguir con su vida, no se moriría de amor, la vida sigue.
Stella negó reiteradas veces con su cabeza, y solto la mano de la chica, dejandola sobre la acolchonada cama con cuidado, para irse.
Cuando giro su cuerpo para irse, una gran fuerza y dolorosa invadió toda su muñeca izquierda. Sintió una punzada en su pecho y giro su cuerpo hacia la cama una vez más. El cuerpo de la pelirroja aún se encontraba en estado de sueño, pero la mano de ella sujetaba la muñequeca de Stella.
Stella empezo a entrar en pánico, empezado a mover su mano para sacarse la otra mano pero no podía, era peor. La mano de Annelisse empezó a quemar la muñeca de Stella, pensando que era una amenaza.
Empezo a escucharse gritos por parte de Stella de dolor, esta callo de rodillas junto a la cama con lágrimas por sus mejillas.
De parte de las maquinas empezó a salir ruidos de emergencia por actividades en el cuerpo, llamando a varios guardias y médicos.
-¡Rhaegal!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro