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|34| La Torre Oscura

"Merezco respuestas, quiero saber que pasa conmigo y mi legado"

-----⚜️-----

《Annelisse》

Espere a que todos se durmieran para salir de mi habitación en completo silencio. No pude dormir, me la pasé escribiendo en distintas hojas y separandolas en distintos sobres con distintos nombres.

Todos y cada sobre iba destinado a distintas personas, empecé a dejar cada sombre en cada rincón de nuestra suite para que cuando abran los ojos, puedan verlo y abrir el sobre con su nombre.

Espero que entiendan lo que voy a hacer. Una vez que termine con la suite, abrí las puertas sin hacer ruido para irme.

No sin antes darle una última mirada a aquel grupo que hice en estos dos últimos años, jamás me voy a olvidar de cada recuerdo y problema que tuvimos que afrontar juntos. Todo permanecerá siempre en mi corazon.

Una vez que salí, me dirigí a la zona roja de los especialistas, también entrando en la habitación de Sky y Riven (quien el segundo siempre me había dado una copia de la llave para cuando quiera "diversion") entre en completo silencio mirando a los dos muchachos dormidos en sus respectivas camas.

Si no hubiera pasado todo esto, solamente hubiera venido para subirme arriba de Sky y hacerlo, pero ahora todo es distinto.

Puse aquel sobre encima de la repisa arriba de su cama, así podrá verla nomas abra sus ojos. Y puse el sobre para Riven junto a su mesa de luz, otro que también podrá verla cuando se despierte de su resaca.

Extrañare las cosas extrañas que hacíamos con cada uno de ellos o juntos, mis primeros días en Alfea, jamás los olvidaré y aquel año donde todo era muy divertido. Antes del primer caos.

Sali de la zona de los especialistas lo más rápido posible, antes que la guardia nocturna se de cuenta de mi presencia. Cruce por todos los pasillos evitando a los soldados de Ignis que ahora vigilaban y cuidaban la escuela para ir directo a la oficina del director.

Baje por las escaleras detrás del mueble directo al santuario, donde las antorchas iluminaban aquel sector, solamente tenía que ir hasta la biblioteca del santuario.

Pude presenciar aquel portal de detalles dorados y negros tal como lo vi en mis visiones, una enorme bola de colores fuertes que podia llevarme al reino de la Oscuridad.

-Solo alguien dentro del reino puede cerrarlo... -me murmure a mi misma, caminado con lentitud hacia el portal.

-Detente -una segunda voz en el santuario me detuvo, yo cerré mis ojos antes de darme vuelta con lentitud y ver a dos personas sobre las escaleras, con sobres en las manos.

-¿Cartas? ¿Enserió? -pregunto la tercera voz y bajo dos escalones, mientras levantaba la carta que tenia su mano- Sea lo que sea que estés pensando, no lo harás.

-Entonces que, ¿dejaremos esto abierto para que cualquiera pueda cruzarlo? -insinue con sarcasmo señalando el portal a mis espaldas con un brazo- ¿Que pasa si alguien cruza del reino de la Oscuridad hacia aquí?

-Nadie lo ha cruzado en mil años, Annelisse -me detuvo Rhaegal TrueBlood bajando los escalones que le faltaba- Y es peligroso que vayas.

-Las leyendas en los libros me contaron las cosas que hay en ese reino, se como enfrentarlas -asegure recordando los libros que hay en Ignis y como me lei todos ellos.

-No sabes como son, nadie vivió para contarlas -ahora miro a Azriel- Son lo que dicen los libros, LEYENDAS.

-¿Por que quieren detenerme? ¡Soy la única que puede cerrar esto de una vez y para siempre! -exclame subiendo mi tono de voz, cansada de que haya caos por culpa mía.

-Eres nuestra hermana -aseguro Rhaegal y otra punzada muy afilada toco mi corazón, yo frunci mis cejas- Y no vamos a dejar que cruces al otro reino.

-¿"Hermana"? -imite su palabra y deje un silencio entre nosotros tres. Volví a verlos, con un nudo en la garganta- Hermana... -dije- Ustedes sabían desde un principio mi historia, y aun asi, jamás me lo dijeron.

Rhaegal y Azriel se miran, confundidos.

-¿De que hablas? -pregunto Azriel soltando una risa nerviosa. Yo chasqueo mi lengua.

-Mi estado de extasis, lo sabian... -confesé por fin- No soy una TrueBlood, su madre me encontró hace dieciocho años en un estado de extasis y dormida hace mil años... ninguno de ustedes me dijeron de eso...

-Ann....

-¡Su madre murió por mi culpa! -grite de dolor, dejando que mis lágrimas recorran mis mejillas, mirándolos sin poder creerlo- ¡El príncipe Daeron murió por mi culpa! -lleve las manos a mi cabeza, dándome cuenta de aquello tambien- Los Trueblood sufrieron mis consecuencias... Yo los hice sufrir... ¡Tu moriste! -grite hacia Rhaegal, entrando en pánico- Deje que tu mejor amigo te mate... su padre sufrió tanto de mi.

-No eres una amenaza para nosotros, Annelisse -Azriel dio dos pasos hacia mi, pero yo retrocedi- Eres nuestra hermana, eres una TrueBlood más, eres de la realeza.

-Todos los Trueblood sabían de mi condición cuando me sacaron de aquel sueño de mil años, y aun asi, todos guardaron el secreto -dije respirando con dificultad- Mis padres murieron en la batalla de Blackwood hace mil años, y no querían que esta desgracia me pase a mi.

-Annelisse, mírame -Rhaegal me tomo fuertemente de los brazos para que lo vea directamente a los ojos- Annelisse, mírame -con una mano tomo de mi menton, inmovilizando mi mirada sobre la suya- Eres una Trueblood, tu infancia está con nosotros, tus recuerdos están con nosotros... la Reina Sophie Anne te crío como su hija y nosotros como nuestra hermana.

-Rhaegal...

-Naciste hace mil años, si -me callo e hizo una pausa- Pero también dormiste durante mil años, y nuestra madre te encontro -empece a negar de lado a lado con lentitud y mucha tristeza- Ignis te crío, Ignis es tu familia... las llamas de Ignis están en nuestras venas... y si Rosalind Hale dijo que nosotros dos también tenemos parte de la llama del fenix -y miro lentamente a Azriel- Significa que somos familia, por legado de sangre, somos familia...

-Eres nuestra hermana, no importa cuantos años nos llevamos -Azriel se introdujo también a la conversación, mientras que Rhaegal me soltaba lentamente y ambos mirábamos a Azriel- La llama del fenix esta en nuestras venas.

-¿Que hay de Daeron? ¿Y de ma... Sophie Anne? -pregunte y corregí rápido mis palabras.

-Ellos murieron protegiendo a los suyos, hazañas que jamas serán olvidadas -me aseguro Azriel- Los Trueblood jamás dejan morir a suyos, ¿no?

Rhaegal lo ve y asiente, pero ambos me miran esperando que también este de acuerdo con ellos dos.

-Aun asi, Merezco respuestas... quiero saber que paso hace mil años y conocer... al fenix original -les dije dando un paso atrás, ambos muchachos me ven con preocupación y en negación- Quiero saber que es esta... maldición...

Gire la mitad de mi cuerpo para ver el portal aún abierto, soy la única que debe hacerlo.

-Aunque te digamos que no, lo vas a hacer -vuelvo a ver a mis dos acompañantes- Aunque te encadenados en Ignis, lograrás la manera de venir...

-Solo espero que Andreas y Maxwell tengan su muerte verdadera en mi ausencia -les dije cruzándome de brazos- Y que la Reina y su primogénito estén en paz de una vez por todas.

-En el amanecer se hará justicia, te lo promete todo Ignis -mire con ojos de cachorro a Azriel, que me miraba con tristeza.

-Y solo díganle a Sky que lo siento... volveré para reencontrarme con el -les pedí y ambos asintieron.

-Cuídate -Rhaegal puso ambas manos sobre mis mejillas y planteo un beso sobre mi frente, dejando sus labios sobre mi piel unos segundos. Yo cierro mis ojos con lentitud. Luego el se separa y Azriel me abraza con mucha fuerza, yo no lo abrazo, me quedo quieta intentando aguantar las lágrimas.

Me separe de Azriel con algo de miedo, volteando todo mi cuerpo hacia aquel portal reluciente y muy brilloso, no lo dude dos segundos más y solamente empuje todo mi cuerpo hacia aquel mundo inesperado del que leí por tantos años.

Sentí como todo mi cuerpo provocó una corriente eléctrica nomas me metí dentro de ese portal y todo mi cuerpo se fusionó con aquella magia tan oscura.

Fue en menos de un abrir y cerrar de ojos que aparecí en una tierra que jamás había pisado: la tierra es de color negra como si estuviera quemada, en medio de la nada. Las nubes negras invaden todo el cielo con varios truenos muy ruidosos y un gran viento del norte choca contra la mitad de mi rostro. Estoy rodeada de pinos altos y de enormes hojas, en medio de un bosque.

Comienzo a caminar en contra del viento, sintiendo los pies pesados con cada pisada que hago, al final de un largo y pesado trayecto termino por salir a una especie de barranco.

-¿Que es este lugar? -pregunte al ver una torre negra a unos metros de mi posición, rodeada de nubes negras y truenos, una gran torre negra de varios pisos de altura y sin ventanas. Ahí debo tener mis respuestas.

En ese momento, un raro ruido (como si fuera un rugido distorsionado) se escucho a mis espaldas, proveniente del bosque de donde salí. Yo gire la mitad de mi cuerpo desconcertada, ¿que hay ahí? Las ramas empezaron a crujir, más ruidos oscuros y raros estaban del bosque, uno peor que el otro. Empecé a correr en dirección contraria con dirección a la torre que parece la única salvación de lo que sea que me vio llegar.

-Leviatan...

Corrí lo más rápido que pude, pero parecía que aquellas cosas que me perseguían estaban sobre mis talones. Intenté no caerme con las rocas y sustancias negras que había en el suelo como un líquido viscoso.

Llegue a la torre totalmente agitada,  y no dude en meterme dentro de aquellas puertas de piedra. Al momento que me metí, las puertas se cerraron detrás mío y vi que había una escalera infinita hacia el último (y unico) piso que tenía esta torre.

[...]

E L  O T R O  M U N D O

El tiempo en el Otro Mundo era muy distinto al Purgatorio (o como mayormente se le conocia: el Reino de la Oscuridad) Mientras que en Annelisse solamente permanecía horas en el otro lado, en el Reino de las Hadas habían pasado seis meses desde su abandono.

Los hermanos Azriel y Rhaegal mantenían sus tareas y relaciones como siempre lo fue, pero con el cambio que permanecían más en Ignis debido a que debian tomar el papel de Annelisse para las futuras decisiones del Reino y como miembros del Consejo Real.

Andreas de Eraklyon había recibido su muerte verdadera junto a Maxwell horas después de la partida de la joven, ambos murieron incendiados vivos sobre el amanecer. Hace seis meses.

-Tenemos que ver el futuro de la Corona, con la ausencia de la Reina, tenemos que ideal un nuevo plan -todos miraron al primer ministro de Ignis.

-Mi hermana no se irá por siempre, ella vendrá cuando Ignis la necesite -aseguro Rhaegal Trueblood, con su impecable traje oscuro e insignias sobre su lado corazón, como todo un caballero de la corte- Y estaremos para recibirla de rodillas.

La escuela Alfea había vuelto a la normalidad, los especialistas con sus clases de lucha a cargo de Saul Silva y las hadas a su clase de emociones a cargo de Bloom.

-Mira a los nuevos -exclamo Riven con burla, al ver a los de primer año llegar con Aisha quien les daba un tour por toda la escuela- ¿Carne fresca?

-Oh vamos -dijo Sky riendo y ambos chocaron sus espadas para luego tomar distancia- No los veas así.

-Mira allí -su mejor amigo señaló a una pelirroja en medio de todo el grupo, que tenia ojos de bambi y un hermoso rostro- ¿Saben lo que dicen de las pelirrojas?

Sky río, antes de volver a chocar espadas con su amigo.

Todos parecían llevar una vida normal, como si nada de los demás sucesos jamás hubieran pasado. Todos parecían que jamas perdieron a alguien y que no lucharon contra un brujo de sangre.

-¿Y que? ¿Dejaremos que los estudiantes de Alfea con más apego a la Reina simplemente se olviden de ella? -insinuo el ministro de combate junto al Rey Rhysand.

-La Corona y la familia TrueBlood decidió encantar a los amigos de Annelisse para que se olviden de ella en su ausencia -informo Rhadamenthus Trueblood, en una de las puntas de la larga mesa. Siendo el foco de atecion- Todos sabíamos que sus amigas o el joven Eraklyon irían a buscarla al Purgatorio.

-¿Y por cuanto será esto, Majestad? -pregunto una de las mujeres en la mesa, siendo una de las hadas de la mente más fuerte que tiene Ignis, la más fuerte para encantar varios grupos a la vez.

-El tiempo que sea necesario, hasta que la Reina vuelva... -contesto el Rey Rhysand para todos los que estaban en la mesa del Consejo- Y es por el bien, del Otro Mundo...

[...]

E L  P U R G A T O R I O

Annelisse subió todos los escalones de la torre hasta el último piso, entrando en una habitación oscura sin ventanas.

Presencio la habitacion: había un colchón con sábanas en el suelo, unos muebles sucios y muy viejos, una especie de cocina a leña en medio de la habitacion y una mujer de espaldas a ella, de largo cabello pelirrojo y vestimentas sucias y rotas.

La joven camino con lentitud hacia ella, pero la mujer contraria se dio cuenta de su presencia y dejó de cocinar lo que sea que estaba haciendo. Aquella mujer se dio vuelta lentamente, y Annelisse abrió aún más sus ojos y estruja su pecho hasta quedarse sin aire.

-¿Mamá...?


























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Act Two: Finish

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