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Capítulo 54: Necesito disculparme.

- ¿Antipsícotico?- dijo un oficial mirando con detenimiento el pequeño frasco.- ¿Es suyo?

Ya en la comisaría, lo dejaron en un cuarto encerrado por cinco horas, esposado. Justo cuando comenzaba a perder la cordura, un policía entro en el cuarto y comenzó a interrogarló.

- Si.

- ¿Para que?

- Pues... ¿Para que cree usted que es un 'antipsícotico'?- dijo fastidiado. El oficial lo miro.- Yo creo que es una pregunta bastante tonta, ¿No cree?

- ¿Lo que hay adentro del frasco es lo que dice en la etiqueta?

- Claro.

- ¿Para que las usa?

- No crea que deba darle ese tipo de información sin mi abogado presente.

- ¿Tiene un abogado?

- Claro.

- ¿Cuántos años tienes?

- Debería llamar a mi abogado. Si es que quiere hacer algo con su vida, oficial.

- Yo te conozco, estuviste en un problemas hace unos meses.

- Si, porque mi hermana me golpeó y me mandó al hospital.

- Pudiste haber evitado eso, era en defensa propia.

- Jamás tocaría a una mujer.

...

- ¿Ahora que hiciste?

- Santi... Hola.- dijo tiernamente.- ¿Porque tardaste tanto?

- Porque vivo lejos. Y no me hables así, y dime qué pasa.

- Deberías preguntarle a él.

- Soy Santiago Suárez, soy el abogado de Christian.

- Los arrestamos en la avenida, ya que estaba conduciendo de forma errática y además en contra vía. Y conseguimos unos medicamentos extraños en su auto.- le dijo. Santiago miro a Christian, suspiro y se sentó.

- Mi cliente tiene un enfermedad mental desde niño. Esos pastillas son antipsícoticos. Lo que lo ayuda a estar tranquilo.

- ¿Para que sirven?

- Para poder dormir.

- Si, para dormir. Puedo pasar días, quizás semanas, sin poder dormir bien.- dijo Christian sonriendo.

- Cállate.- exigió Santiago. Christian resopló y se recostó al espaldas de la silla.- No creo que haya ningún problema, ya que todos los medicamentos que se administra vienen con una estricta receta médica, y las consume de forma supervisada por su tutor legal...- Christian rodó los ojos.- Que es Lucas.

- Lucas, Lucas, Lucas. Maldito, Lucas.- susurró. Ambas personas lo miraron. Santiago frunció el seño y volvió a mirar al oficial.

- En fin... Todo está bien, así que... ¿Podemos irnos?

- Si, claro. Disculpe la molestia.- dijo y le quitó las esposas a Christian. Ambos se levantaron y salieron de la comisaría.

...

Cerca de las seis de la tarde, ambos estaban afuera de un cafetería, cada uno con un café en la mano.

- ¿Lucas sabe de esto?

- No. Por suerte la llamada que hicieron a tu casa la contestó Harri. Él le dijo a Royer, y él me dijo a mi. Y supongo que Harri no le dijo a Lucas.

- Nah.- dijo, bebió un sorbo de su café.- Ellos no se hablan. Son como el agua y el aceite. ¿Dónde está mi auto?

- Se lo llevaron al taller.

- Genial.

- ¿Te llevo a tu casa?

- No, no quiero ir a la casa.

- ¿Paso algo con Lucas?

- ¿Puedes llevarme a otro lugar?

...

Apenas se detuvo el auto, Christian se bajó.

- Gracias por traerme.

- No es nada.- el auto arranco y se desapareció en la niebla que comenzaba a aparecer. Tocó el timbre varias veces hasta que escucho la voz de alguien a la lejanía. La puerta principal se abrió y vio al jefe, este lo miro de manera extraña.

- ¿Christian? ¿Que haces aquí?

- ¿Puedo... Puedo quedarme aquí?

- ¿Aquí?- se volteo y miro a Griffin. Este lo miraba fijamente. Se volteo.- Aquí no vamos a mi casa.- dijo en un tono un poco alto.- fueron a una camioneta todoterreno azul oscuro, le dijo que se subiera y él así lo hizo.

Comenzó a conducir por las oscuras calles de la ciudad, el frío reinaba en todos lados, lentamente se fueron alejando de la cuidad, adentrándose en partes que él no conocía. Lo miro de reojo, su rostro se veía tranquilo, demasiado. Se enderezó al recordar... "Podré hacer lo que quiera contigo". Mierda. Iban a su casa, lejos de la ciudad, cerró los ojos al pensar que podría querer hacer algo. Apretó fuerte sus manos, ya se empezaba a sentir nervioso y tenso. Quizás eso habría sido mala idea. Debería haber regresado a su casa y no ponerse a hacer estupideces.

- ¿Porque estás tan nervioso?- dijo de repente. Christian lo miro. Esa voz era la misma que había escuchado el día que lo llamo. Tranquila, suave y dulce. Parecía otra persona.- Relájate. No voy a hacerte nada. Solo vamos a ir a mi casa, vivo con mi hijo.- esa última parte lo dejo en blanco. ¿Hijo? ¿Tenía un hijo?

- Pero... Tu dijiste que harías...

- Se lo que dije.- apretó con fuerza el volante.- Eso solo era porque Griffin estaba ahí. Siempre me vigila, cada cosa que hago.

- ¿Que te pasa?- le preguntó.

- Yo no elegí ser el jefe de Las Cobras. Yo también fui un trabajador común, pero el antiguo jefe me eligió como su protegido y sucesor. Pero solo lo hizo porque quería acostarse conmigo. Viejo asqueroso.

- ¿Cuántos años tienes?

- Veinticinco... Comencé con esto casi en primaria, he durado mucho tiempo, he hecho miles de cosas para que nadie sospeche de mi. Siempre tengo a la policía detrás, persiguiendo cada paso... ¿Quien será el jefe? ¿Dónde se reúnen? ¿Como trabajan? Es muy desesperante.

- Así que tú también eres una persona normal. Por eso cuando te llamé sonabás tan tranquilo.

- El antiguo jefe, me violaba cada vez que podía, más bien, cada vez que quería. Por eso lo mate.

- ¿Lo mataste? ¿Como?

- Un día que estaba en su casa... Le eché veneno de ratas en la comida. Como vivía solo pensaron que había sido sin querer. Que quizás habría sido un accidente. Así que nunca buscaron nada.

- Y... ¿Los demás lo saben?

- Claro que no. Si se enterarán de eso me matarían. Matar al antiguo jefe se consideraría como traición.

- ¿Como te llamas?- él soltó una risita.

- Hay cosas que en realidad no son necesarias de saber. Eso por ejemplo... Mi nombre no es necesario, al menos todavía.

- Sabes mi nombre.

- Porque soy tu jefe, y debo saberlo.

- Sino me tienes la suficiente confianza como para decirme tu nombre... ¿Entonces porque me dijiste eso?

- Te lo dije porque a veces las personas necesitan desahogarse, sacarse un peso de encima. Jamás le había dicho eso a nadie. Soy el jefe de Las Cobras, mi deber es ser fuerte, cruel y no tener compasión a ninguno del clan. Te lo dije porque quería decirlo, y además... Si algo de lo que te dije hoy se llega a saber... Mataré a Lucas antes de que Griffin me mate a mi.- dijo serio. Christian lo miro.

- Vale.- susurró.

...

Y así pasaron tres semanas, y Christian realmente no quería volver a su casa, no creía necesitarlá, el jefe resultó ser amable y divertido de lo que se imaginó. Y su hijo que apenas tenía doce años, le parecía una ternura, los tres ya se habían acostumbrado a la rutina. En la mañana, el niño se iba al colegio, el jefe salía a hacer quien sabe que, y se iba por horas. Ambos regresaban cerca de las dos de la tarde. Christian se había vuelto muy cercano a ese niño, que el jefe llamaba siempre Shidan, era muy divertido y a cada rato se la pasaba inventando cosas, le dió varias ideas para su empresa, de productos de seguridad.

El jefe por otro lado, veía a Christian y su propio hijo muy cómodos ambos con la compañía del otro. Antes cuando iba a buscarlo al colegio, siempre buscaba alguna excusa para no ir a la casa, pero ahora apenas salía, lo esperaba con ansias, y le pedía volver a casa rápido. En esas tres semanas, por fin logró crear una especie de vínculo con él, ese lazo que une a un padre con su hijo, algo que se le había sido realmente imposible conseguir solo. Necesito de Christian para poder crearlo. Solo esperaba no necesitar de Christian para poder mantenerlo.

...

- Sigue con el teléfono apagado.- dijo Royer colocando el teléfono en la mesa.

- Ya han pasado tres semanas.- dijo Sam, preocupado.- ¿A dónde habrá ido?- Nate bajo la mirada, recordando lo que había escuchado hace unos días.

- "Él jefe ahora se va a casa muy temprano. Viene solo los fines de semana y se va cerca de las cuatro. Seguramente consiguió una chica que lo espera en casa."

- Todo esto es tu culpa.- soltó Harri de repente, mirando a Lucas con odio.

- Harri.- trato de frenarlo Royer.

- ¿No te das cuenta? Todo lo que pasa con Christian siempre tiene que ver contigo. Primero te largas, y después vuelves como si nada.

- Harri.

- No, Royer. Debo decirlo. A veces pienso que hubiera sido mejor si no regresabas, Christian ya se había acostumbrado a estar sin ti. Pero cuando llegaste lo arruinasté todo. Siempre me hablaba bien de ti, decía miles y miles de cosas buenas sobre ti. La verdad, yo no las veo. Decía que eras su mejor amigo, vaya "mejor amigo".- dijo y salió de la cocina, segundos después se escuchó como cerró la puerta principal de la casa con fuerza.

Lucas bajo la mirada, en gran parte, Harri tenía razón. Solo lo había lastimado. "¿Porque me rechazas?, Si sabes que te gustó y tú me gustas, ¿¡Cuál es el maldito problema!?". Recordó sus palabras. Abrió los ojos al darse cuenta de una cosa muy importante. Era una prueba, Christian lo había planeado, lo hizo para saber si caía en su juego, lo hizo para saber si tenía oportunidad, pero lo único que consiguió fue lastimarse.

- Necesito disculparme...- susurró.

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(╥﹏╥) Siguen peleando por el bebé Morgan ;-; sorry pero el ya se fue a un lugar mejor. Empiezo a pensar que Morgan es uno de esos personajes que es un angelito, que no hace nada, nunca dice nada, pero si lo quitas la gente se da cuenta ;-;

Lamento decir que Morgan no iba a hacer nada en toda la historia, literal, solo iba a decir unas cosas por ahí y más nada. Entre los tres el iba a hacer el angelito, el tranquilo, el pancito de Dios. Pero... Como me reclaman tanto por él, le pondré más protagonismo 🙂✌️ para que no me funen.

P.D. No será el único personaje que muera 😑👌

Cuídense princesitas y princesitos.

Bye ❤️

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