Capítulo 34: ¿Traición?
Aquí un cap beibis ❤️
Disfruten princesitas y princesitos.
Cuídense mucho.
Bye ❣️
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- ¿Que haces aquí?- le reclamo Phillip.
- Vengo a ver a Christian.- le respondió Lucas.
- Pensé que te había dicho que no vinieras. Nadie te quiere en este hospital.
- Lucas será mejor que te vayas.- le dijo Morgan.- Evitate problemas.
- Solo quiero verlo.
- ¿Para que? No le has hecho ya suficiente daño. Joder, déjalo en paz por una vez en tu vida.- dos hombres de negro pasaron al lado de ellos y se fueron caminando en dirección a la salida. Al pasar por al lado sintieron un fuerte aroma que a todos les pareció familiar, pero ninguno descifró de quién era. La radio de Morgan sonó de repente.
- ¿Morgan?
- ¿Que pasa, Félix?
- ¿Dónde está Christian?- las tres personas que escucharon eso se miraron entre sí.
Una camioneta negra sin matrícula se estacionó justo en la puerta del hospital. Philip recordó el aroma, levantó la mirada y logro distinguir un pequeño mechón de cabello azul sobresalir de la gorra que llevaba puesta uno de esos hombres.
- ¡Christian!- el nombrado cometió el error de atender a su nombre.
- ¡No lo dejen salir!- al escuchar eso Lucas lo miró. Y ahora Morgan cometía el error de decir la frase más odiada de Christian.
Varios guardias de seguridad llegaron para detenerlo, pero la situación se torno turbia y violenta cuando Christian le apunto a un guardia con una pistola en la frente. Lucas tragó en seco, esa mirada, esos ojos. No era él. Christian fue hasta la salida y se dió la vuelta, se quitó los lentes negros que tenía puestos y miro a Lucas por unos segundos sonriendo, una sonrisa que solo había visto en Christian una vez, sonrisa que hizo que le recorriera un escalofrío por toda la espalda. Levantó los brazos.
- Quiero el divorcio.- pronunció esas palabras con tanto odio. Palabras que destrozaron a Lucas por dentro y en segundos sus ojos se llenaron de lágrimas.- Se feliz con ella, hijo de puta. Y olvídate de mi. Que yo haré lo mismo. Félix...- el nombrado levantó la mirada.- Llámame pequeño.- se dió la vuelta y salió del hospital dejando a todos los presentes completamente extrañados.
Christian se montó en la camioneta seguido de Javi. La ventanilla bajo lentamente, Christian se quitó el anillo y lo tiró. El anillo rodó hasta entrar en el hospital y quedar a la vista de Lucas. Él se agachó y lo recogió. La camioneta desapareció de la vista de todos.
Félix sentía todas las miradas encima de él. Maldecía a Christian internamente por hacerle eso. Una pequeña sonrisa de ilusión se formó en sus labios. Claro que lo llamaría.
- Félix.- lo llamó Morgan. La sonrisa desapareció.- ¿Porque te dijo que lo llamaras? ¿Y porque te dijo pequeño?- Félix no contestó, se quedó en silencio y miro a Philip. Él le dió una mirada de cómplice al conocer la historia, pero tampoco supo que debía hacer para salir de eso.
- Félix.- una voz mayor se escuchó. El volteo y era Frank.- A mí oficina, ahora.- Félix agradeció internamente a Frank por sacarlo de esa situación. Sin decir nada más se fue de ahí y llegó a la oficina. Cerró la puerta y se acercó cautelosamente.- No lo llamaras.- dijo.
- Pero... ¿Porque no?- reclamó.- Si Lucas ya tiene alguien más. Christian le pidió el divorcio...
- ¿Tienes la menor idea de quién era ese que se llevó a Christian?
- No.
- Pues ese tal Javi, es miembro de una subdivisión de Los Dados, o como los conocen en este país, Las Cobras. ¿Recuerdas el tatuaje que tiene Christian en la mano? ¿Los dados? Pues esa es la marca de la banda.
...
- No sé que le pasa a Christian.- susurró Lucas. Philip cerró los ojos a y respiro profundo lleno de frustración al escuchar esas palabras por parte de Lucas.
- ¿Acaso no entiendes?- le dijo de frente.- ¿Nunca te va a caber en la cabeza que todo lo que está pasando es culpa tuya? Tu provoca todas las desgracias que le pasan a Christian.- resopló aún más frustrado.- Y la verdad no sé si pedirte que te quedes o que te vayas. Contigo o sin ti hace estupideces.
...
- Es bueno volver a verte, Christian. Pasó mucho tiempo.
- Lo mismo digo, jefe.
- Veo que no has perdido tus viejas costumbres Javi.- dijo y extendió la mano. Christian volteo los ojos y le entrego el arma. Él la guardo en un cajón.
- ¿Y a dónde vamos?
- Tu te vas con Javi a morir. Después de eso iremos a Tailandia. Hasta entonces deberás quedarte aquí.- justo en ese momento el teléfono de Christian comenzó a sonar.
...
Después de hablar con Frank, Félix se quedó aún más confundido con todo. No creía que realmente fuera miembro de un cartel de drogas. Aunque eso explicaría su adicción a sus pastillas y su desesperación al no tenerlas. Se quedó el resto del día pensando en todo eso, su cabeza no dejaba de darle vueltas. Sacó su teléfono y llamó a Christian. No contesto a la primera y estaba debatiendo dentro de él, si volverle a marcar cuando le devolvió la llamada.
- ¿Christian?
- Pensé que nunca llamarías.- una sonrisa tonta se formó en sus labios a la vez que sentía las sangre subir a sus mejillas.
- ¿Dónde estás?
- Eso me temo que no puedo decirte.
- ¿Con quién estás?
- No puedo decirte.
- Joder, Christian. ¿Y ahora que? ¿Vas a desaparecer?
- Debo hacerlo. Debo ir lejos para...- se interrumpió. Escuchó una pequeña interferencia en la llamada y de inmediato supo que era Andy.- Félix, tu...
- No digas nada, lo sé.- ambos se mantuvieron en silencio por un rato, escuchando esa interferencia y parecía que ninguno tenía intenciones de volver a hablar. Hasta que le llegó la idea a Félix.- Oye Christian, ¿Recuerdas los dados?
- ¿Que?
- Los dados.- escuchó la risa de Christian.- ¿Lo recuerdas?
- Si ya lo recordé.
- ¿Y que te salió?
- Pronto. La tercera y la quinta cara es lo que me sale.
- Vale. ¿Y a dónde?
- No puedo decirte.
- Anda, no le diré a nadie.
- Catorce puntos en diagonal.- dijo.
- No parece tan lejos.
- Si es lejos...
- Llévame contigo.- lo interrumpió.
- ¿Que?
- Lo que escuchaste. Quiero irme contigo.
- Es peligroso.
- No me importa.
- Félix debo irme.
- Chris...
- Adiós, Félix.- y le cortó.
...
Andy tiro los auriculares en la mesa, molesto. Se dieron cuenta de que estaba escuchándolos. Y además hablaban en clave. Trato de buscar la ubicación de la llamada, pero Christian fue más inteligente y bloqueo la señal para que no pudiera rastrearlo.
- Demonios.
Que inteligente, es Christian, era obvio que estaría preparado para sus ataques. Las Cobras lo están guardando. Sabía dónde se escondía pro la pregunta era... ¿Seguirían en el mismo lugar? Ir a donde estaba podría ser una misión suicida, teniendo en cuenta de que todos en la banda estaban "muertos". Se enderezó en la silla cuando un pensamiento llegó a su mente.
¿Christian iba a fingir su muerte? Lo más posible. Debía dejar de existir para seguir con Las Cobras.
- Un segundo.
Los dados. Todo es una clave, pero... ¿Para quien? ¿Engaño a Félix? Busco un mapa y lo estiró encima de la mesa.
- Tercera y quinta cara en diagonal. Ocho.- paso su dedo por encima hasta llegar a un país.- ¿Tailandia? ¿Catorce puntos en diagonal? ¿Que significa eso?
¿Catorce puntos en diagonal? ¿Que es eso? Nada llegaba a su mente. ¿A qué se refería con eso? Pasó mucho tiempo buscándole sentido a eso. Hasta que recordó algo que le había dicho Christian.
...
Christian y Andy estaban sentados en una mesa, bebiendo. Andy tomo un poco de su refresco mientras miraba a Christian jugar con unos dados a la vez que miraba su reloj.
- ¿Que haces? Pareces muy concentrado.
- No estoy haciendo nada en específico. Solo me entretengo. Busco maneras de comunicarme contigo sin que la policía sepa de qué hablamos.
Andy soltó una risita y dejo la botella encima de la mesa.
- Venga, me agrada la idea. ¿En qué piensas?
- Pues... Vengo pensando en algo con los dados y el reloj. Es sencillo. Los dados es el lugar y el reloj es el tiempo y la hora.- Andy lo miro extrañado.
- No entiendo.
- Vale, me explico.- sacó su teléfono y buscó la aplicación de mapas y apareció justo en dónde estaban. Colocó el teléfono en la mesa.- Estamos aquí. Justo en el centro. Y pues, si digo...- tiro los dados en la mesa. Uno dió tres y el otro uno.- Tres y uno. Cuatro. Eso sería, dependiendo de a dónde quieras ir. Cuatro puntos en el mapa, sería... Cuatro puntos al sur, a la pizzería San Antonio...- se detuvo y lo miro.
- Vale.- dijo asintiendo lentamente.- Entiendo, sigue.
- Bien. Y lo otro es... La hora es el tiempo y los minutos la hora.
- ¿Que?
- La hora es el tiempo que va a transcurrir. O sea... Los días. Y los minutos las hora.
- Ah ya. Vale sigue.
- Entonces sería... Digamos que a las... 02:20. Eso serían dos días a las dos de la tarde.
- Que inteligente eres.
- Claro.- le dijo dándole una sonrisa de cómplice.
...
- Catorce días a media noche.- buscó su teléfono y con los dedos temblorosos y la respiración completamente descontrolada, llamo a Christian.
- Tardaste más de lo que pensé.- soltó un largo suspiró y sonrió.
- No sé si molestarme contigo por hablar en clave con otra persona, o molestarme conmigo por tardarme en entenderla.
- Son cosas que solo tienes que pensar.
- Chris... No te vayas. Por favor, no te vayas. No hagas una estupidez.
- Debo irme, Andy. No puedo quedarme aquí. No creo que sea bueno. No creo que soporte ver a Lucas con alguien más.
- ¿Y te vas a ir solo por eso? ¿No pensaste en quedarte? Seguir con tu vida, seguir con tus hijos, con tu hermana, con nosotros. Demostrarle que estás bien sin él. Que puedes vivir sin él.
- No puedo, Andy. No puedo vivir sin él. Será mejor que me vaya y olvidarme de él.
- Olvídate de él aquí. Dónde nos tienes a nosotros que podemos ayudarte.
- Andy, se que si me quedo aquí los mataré.- un silencio se instaló en la línea. Christian suspiró.- Déjalo así, Andy. Debo cortar. Adiós.
- Christian...- y le cortó.
...
- Ya no quiero estar en Las Cobras.
- Me temo que meterme con tu jefe no es algo que me interese hacer.
- No quiero estar más aquí. Nos iremos a otro continente.
- ¿Y como se si no es una trampa y vas a entrar de espía?
- Quiero protección, y La Flor de Lirio es el segundo cartel más fuerte de aquí. Se cómo vender y ofrecer y puedo darte buenos clientes. Clientes con mucho dinero y que pagan bien.
- Tendrás que hacer algo para demostrar tu compromiso y fidelidad al cartel.
- Lo que sea. Haré lo que sea.
- Quiero que mates al de ojitos azules.- Javi frunció el ceño. No había entendido a qué se refería con eso.
- ¿Que? ¿Quien es...?- se frenó en seco.- ¿A Christian? ¿Quieres que mate a Christian?
- Si, lo quiero muerto.
- Pero...
- Dijiste que harías lo que sea. Bueno, si quieres pertenecer a nosotros deberás matarlo. Si no lo haces no hay trato.- y le cortó.
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