Si lo sé, unos días perdida, pero aquí hay un cap.
Disfruten princesitas y princesitos.
I love you ❤️
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- ¿Que vamos a hacer?- preguntó Lucas al borde de la desesperación extrema. Miro a Sam.
- No lo sé.- dijo en un tono bajo. Miro a Nate, este se cruzó de brazos y suspiró.
- Ni idea.- dijo serio.- Tú eres el mayor y lo conoces más que nosotros, ¿No hay algo que le guste o algo que lo pueda animar?
Lucas lo miró.
La verdad era que no sabía, Christian era como un gigantesco rompecabezas sin terminar, en algunos momentos lograba juntar algunas piezas, y podía descifrar una parte y encajar algunas, pero después aparecían más y no lograba encajarlas con facilidad.
Por otro lado, ellos aún no sabían de su condición y que Christian había pasado a la mayoría de su vida en un instituto mental, donde nunca tuvo acceso nada, así que solo veía las cosas por libros y revistas, no tenía acceso a internet, y no habían muchas cosas que le gustaran, quizás porque no sabía qué era lo que le gustaba.
Cuando Christian tenía 9 años, le dijo que le "gustaban" los peluches, Lucas le regaló uno, pero en medio de una crisis, le arrancó la cabeza y la tiró por la ventana mientras gritaba que odiaba los peluches.
Cuando tenía 10 le dijo que le "gustaban" los perros, pero en ese entonces, no había comenzado estudiar, así que teóricamente no sabía que era un perro.
Y cuando tenía 11 años le había dicho que le "gustaban" las mariposas, pero meses después de eso, en medio de una crisis, le dijo que las odiaba y que quería matarlas.
Eso dejó aún Lucas de 13 años más que confundido e iba la fecha y todavía no le entendía.
Llegó un momento que Lucas dejó de darle cosas, porque en cada crisis que le daba le decía que no le gustaba nada, así que prácticamente dejó de regalarle todo lo que pedía y dejó de complacer todos sus caprichos, porque todos tenían el mismo final. Y no era un lindo final.
Levantó la mirada hacia ellos y negó con la cabeza.
- Vamos, Lucas. Debe haber algo.- le reprochó Nate.
Lucas frunció el ceño al darse cuenta de que lo único que le gustaba de verdad era que le prestaran atención, así no la necesitará, así no la pidiera, así no la quisiera, a Christian siempre le gustó ser el centro de atención. Y ahí cayó en cuenta.
Llevaba más de una semana encerrado, en su cuarto, sin que nadie le hablara, sin que nadie tratará de hacer nada, habían decidido dejarlo tranquilo para que se recuperará.
Encerrado, sólo, sin nadie, sin atención. No había salido del cuarto porque se sintiera triste por la muerte de sus padres ni nada de eso, no había salido del cuarto porque nadie le había pedido que lo hiciera, quería que alguien tomará la decisión por él, quería que le prestaran atención y lo obligarán a salir. No iba a salir, debían sacarlo.
En resumen... Quería atención.
- Quiere atención.- susurró.
- ¿Que?- preguntó Sam extrañado.
- ¿Atención?
- Eso es lo que quiere... Atención.- se levantó del sofá y fue directamente al cuarto. Nate y Sam se miraron sin entender.
- ¿Atención?- dijo Nate.
Lucas tocó la puerta del cuarto.
- ¿Que?
- Sal.
- ¿Para que?
- Por si no lo sabes... Llevas casi dos semanas sin salir.
- No quiero salir.
- Claro que si.
- No quiero.
- Que si.
- ¡No!
- Si.
- ¡Ya te dije que no! ¡Déjame en paz!
- Genial lo que quieres es que te insista.- murmuró para si.- Idiota.- chasqueó la lengua y respiro profundo. Siempre obtiene lo que quiere.- Sal, si no quieres que tire la puerta y te saque arrastrando del cabello.
Algunos segundos después de que dijera eso, se escuchó como quitaba el cerrojo de la puerta. La abrió lentamente clavando sus ojos en los de Lucas. Él lo miró, tenía unas ojeras muy marcadas.
- ¿Hace cuánto que no duermes?
- No lo sé.
- Mira nada más la cara que tienes. Pareces un muerto.
Christian lo miró. Lucas se mordió la lengua. Ups, palabra equivocada. Justo en el momento en el que pensó que Christian iba a echarse a llorar, tocaron la puerta, captando la atención de los cuatro. Nate abrió la puerta mirando al chico que estaba ahí.
- ¿Quien eres?
- ¿Aquí vive Chris, no?- una frágil voz se escuchó.
Christian levantó la mirada. Conocía esa voz a la perfección. Noah. Sus ojos cambiaron a negro en un segundo. Caminó a la puerta y fue el primer signo de bipolaridad que Lucas vio desde que había salido del instituto. Su mirada, su expresión, todo. Todo cambio drásticamente. Eso lo dejo completamente en blanco.
Se quedó mirando a Noah por unos segundos.
- ¿Cómo sabes dónde vivo? ¿Me espías acaso?
- ¡N-no!... ¿De qué hablas? ¡No te espió.- dijo.- Lo ví en internet.- susurró la última parte. Lucas fue a la puerta.
- ¿Quien es?- preguntó Lucas curioso. Christian iba a contestar pero Noah se le adelantó.
- Soy Noah.- Lucas lo miró muy detenidamente de pies a cabeza. Noah en ese momento se sintió raro, sentía como si lo estuviera inspeccionando para darle su aprobación.
- Te ves chico.- dijo mirándolo fijamente.- Demasiado.
- ¿Chico? N-no soy chico. Tengo diecisiete.- Christian miró a Noah, a la vez que Lucas soltaba una risita.
- Claro que no. No tienes esa edad.
- Vale, tengo dieciséis.- Christian esbozo una pequeña y rápida sonrisa, que fue capturada de inmediato por Lucas.
- Mientes.
- Joder.- susurró. Miro a Lucas, dándose cuenta que lo que Christian llamaba "detector de mentiras" era cierto.- Bien... Tengo quince.
- ¿Que haces aquí, Noah?- le preguntó Christian.
- Ah bueno es que... Ví por hay lo que pasó con...- la mirada que tenía Lucas lo obligó a detener sus palabras. Unos ojos que le suplicaban que se callara. Bajo la mirada.- No... No importa.- susurró.
Un silencio incómodo se hizo presente en ese momento. Noah quería qué la tierra se lo tragara en ese instante, la mirada que le dio Lucas lo dejó helado, quizás ese tema era delicado y Christian no quería hablar de ello.
Lucas no podía hablar, Christian no quería hablar, Noah tampoco iba a hablar.
- ¡Lucas!- dijo Sam desde adentro, terminando con ese momento incómodo que se había instalado afuera.- ¡Tengo hambre!- Lucas se volteo y lo miro.
- Allí está la cocina.
- No seas amargado. Cocina algo. Yo no sé hacer nada, soy un inútil.- dijo tirándose en el sillón.
- En eso no te equivocas.- rió Nate.
- Pues entonces, dile a Nate que te cocina algo.- Nate frunció el ceño extrañado, se levantó de la silla en dónde estaba sentado y caminó hasta quedar a la vista de Lucas.
- ¿Disculpa?- dijo indignado.
- Cocínale algo.
- ¿Que yo que?- dijo con más extrañeza.- ¿Yo? ¿A él?- señaló a Sam.
- Si claro.
- Yo no sé cocinar. Lo máximo que podría hacer sería darte un platito de cereal.
- Yo sé.- dijo Noah entre dientes. Los cuatro lo miraron.- Yo sé cocinar.
- ¡Listo!- dijo Sam.- Que el cocine.- Christian lo miró. Noah asintió.
- Vale tu cocinas.- dijo y lo empujó hacia el interior de la casa. Lucas cerró la puerta a sus espaldas.
Los cinco chicos fueron a la cocina. Noah comenzó a preparar las cosas. Él chico nuevo pareció acoplarse a la perfección a ellos cuatro, hasta Nate, que casi siempre se le veía serio, Lucas lo vio sonreír por primera vez desde que lo conoció.
Sam en vez de agradarle más bien parecía medio embobado con Noah.
Y Christian, parecía más animado, no sabía si sólo estaba fingiendo, pero la actitud que tenía ahora, no era la misma actitud que tenía cuando apenas abrió la puerta del cuarto, hace unos pocos minutos.
Atención. Solo quería eso... Atención, y ahora, había llegado otra persona que parecía querer dársela.
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Aquí otro lindo cap.
Disfruten princesitas y princesitos.
Cuídense.
Bye ❤️
𝒀𝒐𝒉𝒂𝑹♡︎
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