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Capítulo 137: Te amo, Christian.

5

Félix en el hospital se había quedado con su teléfono toda la noche esperando a que Christian lo llamara o algo pero... no hubo nada... ni una llamada... ni un mensaje... simplemente nada...

Lo miraba constantemente mordiendo su labio, viendo cómo su última conexión había sido a las nueve y veintidós, no sabía si debía preocuparse pero esa inquietud en su estómago lo estresaba.

Alguien tocó su hombro haciéndolo saltar en su lugar.

—Oye, Félix —lo saludó Leo—, ¿Que pasa? Te ves pálido.

—Estoy preocupado.

—¿Es por ese chico del que me hablaste?

—¿Cómo es que siempre sabes todo?

—Simple intuición.

—La verdad es que si, se quedó solo en mi casa y no me ha escrito nada, siempre es bastante desesperante pero ahora...

—¿Por qué te preocupa tanto?

—No lo se... Es que siento que cada vez que él está tranquilo algo malo pasará.

—Félix... —colocó una mano en su hombro— te preocupas demasiado, esto es un consejo que le doy a todos mis pacientes. —ese tono junto con esa expresión seria le dió una extraña sensación—. Debes aprender a disfrutar las pequeñas cosas y los buenos momentos. Si estás con él debes dejar de preocuparte por lo que pueda pasar, fíjate en el ahora y ya está.

—Pero...

—Creo que por lo que me dices él es bastante inestable, pero... por más inestable que este, debes ser fuerte al menos para que no note tu preocupación. Alguien debe ser el cuerdo en esa relación.

Félix bajó la mirada, Leo le sonrió cálidamente y se despidió yéndose por el pasillo. Félix respiró profundo y trato de calmarse. Está durmiendo, se dijo, todo está bien, trató de convencerse, todo está bien, él está bien.

...

Nunca pudo calmarse, pasaban de las tres de la mañana y Félix seguía mirando su teléfono sin cesar, estaba buscando alguna señal o algo, estaba desesperandose tanto que le daban ganas llorar. Guardo su teléfono y fue a la sala de suministros.

...

Lucas golpeó la mesa del lavabo furioso, sus ojos no se habían cerrado en toda la noche, ¿Que era lo que le pasaba? ¿Por qué Christian actuaba de esa manera? Tantas veces que se había preocupado por él, ¿Y ahora le molestaba? Que estupidez. ¿En dónde se quedaba? ¿Y con quién se quedaba?

—Maldito imbécil.

...

Justo al amanecer, Félix estaba tan concentrado en todo que no había vuelto a mirar su teléfono en horas, tampoco había sonado así que verlo era malgastar tiempo. Mientras subía en el ascensor se dió cuenta de como tenía el pulso excesivamente acelerado, tocó su pecho, creía que iba a pronto atravesaría su piel y saldría disparado de su pecho.

Su mente salió del limbo cuando el timbre del ascensor sonó al mismo tiempo que su teléfono. Un pesado suspiro salió de sus labios cuando vió el nombre de Christian en la pantalla sintiendo su cuerpo más liviano. Salió del ascensor y fue a dejar las cosas que había buscado en la habitación de un paciente.

—Debe tomar este medicamento tres veces al día antes de cada comida... —la mujer lo miró algo extrañada, el teléfono no dejaba de sonar, pero Félix en lugar de apenarse o molestarse sintió un gran alivio en su cabeza, era música para sus oídos.

«Hola.»

«Félix»

«¿Cómo estás?»

«No me di cuenta cuando me dormí.»

«¿Sigues trabajando?»

«¿A qué hora volverás?»

«¿Quieres que salgamos a desayunar? Yo invito.»

Félix sonrió mirando el teléfono.

«Termino a las seis.»

«¿Quieres que pase por ti?» le respondió casi enseguida.

«Claro.»

Otra vez esa sonrisa tonta, de nuevo esas mariposas en su estómago. Christian definitivamente le encantaba.

...

—Te ves bien. —le dijo Félix subiéndose a su auto.

—La acabé de comprar. No quería estar con la misma ropa de ayer. ¿Te gusta? —Christian se acercó peligrosamente a su rostro y Félix tembló en su lugar sentía su aliento caliente encima de sus labios, realmente sintió su corazón acelerarse de sobremanera, sin quererlo, su vista se terminó alternando de sus ojos a sus labios varias veces, Christian lo notó y le sonrió—. ¿Te gusta mi ropa... Félix? —susurró.

—Si... —murmuró mirando sus labios, casi a propósito Christian los humedeció con su lengua.

—¿Si? —Félix sintió un escalofrío cuando la lengua de Christian salió de su boca para lamer sus labios, una fuerte corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo cuando esa húmeda lengua se deslizó en su labio inferior muy lentamente, Félix suspiró, su cuerpo estaba temblando y aún seguía tratando de respirar, intentó acercarse para besarlo pero Christian se alejó—. Creo que estás siendo muy codicioso, Félix.

—Creo que si... —dijo en un suspiro bastante desilusionado sin dejar anhelar sus labios, quería besarlo, quería...

—¿Que quieres comer?

—A ti. —dijo sin pensarlo. Christian se alejó de él riendo.

—No soy comestible, Félix.

Christian encendió el motor del auto y comenzó a conducir sin rumbo, Félix se quedó en el asiento algo estresado, levantó la mirada frunciendo el seño.

Cuando el auto se detuvo en un semáforo Félix no pudo aguantarlo. Sin pensarlo mucho se subió en su regazo, agarró la cabeza de Christian con una mano, entrelazando sus dedos con su cabello y casi con agresividad lo jaló hacia sí mismo hasta unirse en un apasionado beso. Christian al principio se quedó en blanco por la impresión, pero después de unos segundos le tomó la marcha.

Sus labios se movían exaltados y en increíble armonía, entre agresivo y apasionado, cargado y cegado de una lujuria excitante.

Christian, que comenzó a escuchar su alrededor abrió los ojos y vió el semáforo en verde, tiró de su cabello sin ningún cuidado y le obligó a interrumpir el beso.

—Espera... —soltó Christian en un jadeó y girando el volante con violencia condujo el auto hasta alejarlo de la calle principal.

Apenas se detuvo el auto, Félix volvió a besarlo con desespero, Christian esta vez lo siguió con más calma, disfrutando del momento, bajó su mano y colocó el freno de mano.

Félix realmente se sentía en otro mundo, era otra galaxia, otro universo, suspiró sobre sus labios sintiéndose extasiado. Sus ojos se encontraron. Simplemente él era perfecto, su corazón acelerado le daba la respuesta, una que era obvia, se había enamorado locamente de Christian, sintió su rostro caliente al pensar eso.

—Te amo, Christian. —lo dijo, finalmente lo había dicho, y lo besó.

...

Malcom seguía metido en la computadora hasta que Noora llegó a su escritorio sentadosé en la silla. Lo miró por un rato y sin vacilar movió su pie para deslizarlo por la pierna de Malcom con suavidad.

—¿Quieres ir a tomar un café? Yo invito, y así podemos hablar —Malcom se detuvo, la miró durante varios segundos y volvió a la computadora.

—Estoy casado, Noora. —dijo. La chica se levantó de la silla y se fue. Su teléfono sonó y Christian le pedía un auto.

«¿Un auto para que?»

«Solo necesito un buen auto, que sea bonito.»

«¿Color?»

...

—¿De que color Félix? —le preguntó, Félix en los asientos traseros seguía en dónde estaba, se cubrió el cuerpo con la chaqueta de Christian.

—No necesito un auto, Chris...

—Yo te lo quiero dar.

—Ni siquiera se conducir.

—Yo te enseño. —Félix sonrió, fue hacia él y lo besó.

—Me gusta el azul.

...

Malcom suspiró. Se levantó del escritorio y acomodó su camisa yendo al ascensor.

—Melanie, contáctame con William.

—Enseguida, ¿Es para Christian?

—Si.

—Vale.

...

Christian condujo de regreso a la casa de Félix, no iban a desayunar fuera, terminó pidiendo comida a domicilio. Al llegar Félix se acostó en la cama y se envolvió en las sábanas con frío, cuando llegó la comida Christian la acomodó en la mesa y fue al cuarto mirando a Félix oruga, sonrió.

—Félix, ya llegó la comida.

—Tengo frío.

—Te pedí un chocolate caliente y también café... —Félix descubrió su cabeza y lo miró—. Café con leche... Con crema... Y también creo que que hay más cosas calientes.

Félix sonrió, se quitó las sábanas y se levantó de la cama solo con un bóxer negro puesto, se colocó una camiseta que consiguió.

—Tengo hambre. —exclamó estirándose.

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