Capítulo 136: ¿Cambio?
4:
—¿Para que me querías? —le preguntó Félix mirando a Christian, él carraspeó y se enderezó en la silla.
—¿No quieres comer algo? Pide lo que quieras, yo lo pago. —Félix que se mantenía de brazos cruzados, los dejó caer y se sentó, apoyó los codos en la mesa y lo miró fijamente.
—¿Me estás invitando a desayunar, Christian? —le dijo en tono divertido, sonriendo. Christian chasqueó la lengua y resopló apartando el mechón rebelde que siempre caía sobre su rostro.
—Si no quieres no importa. —dijo y agarró el vaso de batido tomando de este, Félix sonrió.
—Vale, acepto tu invitación. —Christian lo miró todo el tiempo que duró viendo la carta para ordenar. Félix se sentaba siempre de una forma delicada cruzando sus piernas y ahora uno de sus pies se movía constantemente.
Félix pidió varias cosas para comer, Christian en un momento tuvo que quitar su teléfono de la mesa porque no quedaba espacio para colocar más.
—¿Comerás todo esto? —le preguntó algo incrédulo—. Estás aprovechando porque dije que iba a pagar.
—Ya he venido a este lugar antes. Las pedí para que conozcas algo más que batido de chocolate y pastel de chocolate.
—Me gusta el chocolate. —bebió el poco contenido que quedaba en el vaso.
—Solo come y me dices después.
—Vale.
...
—¿Que es esto?
—Son buñuelos rellenos de chocolate con galleta. ¿Te gusta? Mira prueba esto, son rollos de crema de fresa.
—Royer va a matarme. —dijo y lo comió.
Después de una hora, Christian se quedó sentado mucho rato en el auto sin moverse, estaba sumamente lleno que creía estar a punto de explotarse. Respiraba lenta y profundamente, Félix se subió encima de sus piernas y sonrió.
—¿Te gustó?
—Creo que ya no volveré a comer en todo el día.
—Siempre me gusta mostrarte cosas que no conoces. Es divertido. —se apoyó en su pecho—. Me gusta verte sonreír. —Christian dejó las manos encima de su trasero y Félix suspiró—. ¿Enserio?
—No he hecho nada. —levantó las manos sonriendo—. ¿No debes ir a trabajar?
—Hoy tengo el turno nocturno.
—¿Puedo quedarme en tu casa?
—Si, claro. —sacó las llaves de su bolsillo y las dejó encima del tablero del auto—. No las pierdas que no quiero tener que pedirle al casero otro juego de llaves.
—¿Ya las perdiste antes?
—Si, ¿me llevas al hospital? —dijo dejando delicados besos en su cuello.
—¿Que me vas a dar a cambio? —hizo más presión y movió su lengua succionando en ese lugar—. Me haces cosquillas...
—¿Un bonito desayuno no te bastó? —se separó de él viendo el resultado. Una marca rojiza que dentro de unas horas estaría de un color más intenso o quizás morada porque también había logrado morder en ese lugar.
—El desayuno lo invité yo.
—Necesito caminar así que espero que te conformes.
Félix bajó de su regazo y desabrochó su pantalón sacando su miembro.
—¿Es enserio?
Christian empujó la cabeza de Félix para que metiera su miembro más profundo en su boca, lamía y chupaba perfectamente toda la extensión. Christian sonrió.
—¿No te parece extraño que hagamos esto en el auto?
—No. —dijo moviendo su mano de arriba hacia abajo envolviendo su extensión a la perfección—. De hecho me gustaría follar contigo en el auto. —Félix lo miró sonriendo.
—Eres alguien lleno de fetiches, Félix.
—Y aún no conoces todos.
...
Christian se quedó recostado en la cama mientras Félix se vestía. Aún seguía sintiendo cosquillas en su miembro.
Christian sonrió pensando en Félix mirando el reloj de la pared. ¿Que era lo que le gustaba de él? ¿Le estaba gustando? No creía que eso fuera posible, pero... Su presencia le tranquilizaba de alguna manera, estar con él le causaba algo en su estómago que no sabía describir, le gustaba. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dió cuenta cuando Félix se volteó y lo miró mientras se abrochaba los botones de su camisa.
—¿Me llevas? —dijo metiendo las manos en sus bolsillos y sonrió. Christian se espantó al escuchar su voz y lo miró, realmente le estaba encantando cuando le sonreía así.
—Claro.
...
Lucas miraba su teléfono simplemente esperando, su pierna se movía desesperado, le había escrito varios mensajes a Christian y él solo los había leído, lo había ignorado. Bajó la mirada y suspiró. Odiaba cuando Christian hacia eso, necesitaba estar con él.
—¿Lucas? —Nate llegó con él a la cocina—. Sam y yo nos vamos de aquí mañana. Royer nos ayudó con el primer pago de un apartamento no muy lejos de aquí. Es algo pequeño pero solo estaremos él y yo.
—Vale.
Genial...
¿Cómo es que nadie sabía dónde estaba? Ni Maddi, ni Royer, ni Malcom. ¿A dónde se iba que nadie sabía dónde estaba? Maldición. Era como el aire, se iba rápidamente y desaparecía, moviendo cosas hasta no dejar rastro de su camino. Después de muchas horas llamándolo, Christian cerca de las ocho de la noche decidió devolverle la llamada.
...
—¿A qué hora terminas aquí? Si quieres puedo pasar por ti.
—Chris, hoy me toca el turno nocturno. —vió en la mirada de Christian como por fin se daba cuenta de todo—. Termino mañana.
—Vale...
—¿Estarás bien solo?
—Claro. —se colocó sus gafas oscuras. Félix se bajó del auto, y para su mala suerte Phillip que venía llegando lo vió.
—No hagas desastre en casa. —dijo cerrando la puerta del auto.
—¿Quien crees que soy? —la puerta ya estaba cerrada y Christian bajó la ventanilla, Félix a medida de que el vidrio bajaba veía como Christian le estaba sonriendo de forma graciosa.
—Pide algo de comer cuando llegues.
—Vale.
Félix se alejó del auto lentamente hasta entrar en el hospital, dejando a Christian con una sonrisa tonta marcada en sus labios, sacó su teléfono y miró todo el desastre que había. Suspiró. Rascó su cabeza algo desesperado, acomodó su cabello tratando de peinarlo con sus dedos hacia atrás suspirando, a su mente llegaron demasiadas preguntas.
¿Debía llamarlo? ¿Porque se ponía tan intenso cada vez que decidía hacer algo por él mismo? ¿Se veía tan mal? Se sentía bien como para que se preocupara tanto. Decidió llamarlo.
—¡¿Christian dónde mierda te metiste?! —alejó el teléfono de su oído cuando lo escuchó gritar—. ¡Te he estado llamando desde hace horas! ¡¿Por qué no contestas el maldito teléfono?! ¡¿Para que mierda lo tienes si no vas a contestar cuando te llamo?! ¡Cuando se te pega la gana decides irte y desaparecer! ¡Y ni un jodido mensaje se te ocurre mandar!
—¿Ya terminaste?
—No me hables así, ¿Dónde estás?
—Tranquilízate un poco, Lucas. Creo estar lo suficientemente conciente como para estar bien.
—Maldición, Christian. Solo me preocupo por ti, como siempre lo he hecho.
—Te vuelves intenso.
—Christian, jodeté, es mi maldito trabajo preocuparme.
—Si hubiera sabido que te ibas a poner así hubiera dicho algo para que no fueras mi tutor. —eso dejó a Lucas en silencio—. No volveré hoy en la noche, ni mañana. Estaré fuera. Adiós Lucas.
—¿Que? Joder Christi... —colgó la llamada cuando ya no quiso escucharlo más. Tiró su teléfono en el tablero, encendió su segundo teléfono y vió el mismo desastre, Lucas realmente era un desastre.
Condujo de regreso a la casa Félix, dejó el auto en el estacionamiento y subió en el ascensor hasta su piso. Cuando estaba a punto de abrir la puerta por el pasillo llegó una mujer cargada de bolsas. Estuvo a punto de entrar sin hacer nada pero su mente le exigía hacer algo. Giró sobre sus talones y volteó los ojos.
—Déjeme ayudarla. —al agarrar prácticamente todas las bolsas fue conciente de lo mucho que pesaban.
—Muchas gracias. —la mujer le sonrió, se acercó la puerta y la abrió diciéndole a Christian que las podía dejar en la cocina—. Te he visto varias veces por aquí, ¿Eres hermano de Félix?
—No, soy... —lo dudó. ¿Que era para Félix? Al final simplemente lo dijo— soy su novio. —la mujer dejó salir una exclamación bastante sorprendida, soltó una risita para después decirle muy detalladamente todas las veces y todos los hombres que había traído Félix a su casa, que a veces era uno diferente por día, uno por semana. Algo le revolvió el estómago hasta el punto de querer vomitar, mordió el interior de su mejilla conteniendo las ganas que tenía de insultarla, ¿Que mierda le importaba a él los otros hombres? De repente la expresión de la mujer cambió.
—Aunque... Eso ha cambiado de un tiempo hasta ahora, supongo que es porque está contigo. —un fuerte escalofrío le recorrió todo el cuerpo y una extraña sensación de alivio le invadió—. Esa vida que tenía antes no me gustaba, menos mal consiguió a una persona que lo cambiara para bien.
Christian se quedó en silencio, se fue y al cerrar la puerta aún seguía en su rostro esa expresión de shock, se acostó en la cama y siguió pensando demasiado, Félix le envío un mensaje.
«"¿Ya estás en casa? Pide algo de comer."»
Sonrió.
«"Si, ya llegué. Pediré algo ahora :)".»
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