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Capítulo 132: La sesión de fotos.

2

Todo desde ese segundo fue descontrol, Royer estaba estupefacto con todo lo que pasaba frente a él que ni se dió cuenta cuando Christian había quedado sin ropa, no supo cuando comenzaron a tomar las fotos por estar tan desconcentrado mirando a Christian.

Habían pasado solo unos pocos y miserables cuarenta minutos, ¿Cuánto había bebido? Contó unas diez personas acompañando a Christian en las fotos, disfrutando de la no tan exclusiva posibilidad de tocar a Christian.

...

Christian echó la cabeza hacia atrás completamente extasiado mientras sonreía, sentía su miembro palpitar, su cuerpo se sentía caliente, lograba ver los colores de las luces de neón del lugar brillar con mayor intensidad, el frío paralizante de la noche se opacaba con en calor que había en el club.

Relamío sus labios en cuanto sintió que alguien presionó su entrepierna, volvió a bajar la cabeza consiguiendo el rostro de un chico bastante cerca de su muslo, lamió su pierna erizandole toda la piel, siguió acercándose hasta presionar con su cabeza su miembro, sin ninguna restricción pasó su lengua encima de la tela del bóxer sonriéndole. Christian le sonrió.

—¿Que haces ahí? —El chico rió vagamente. Pasó su lengua por todo su abdomen, subiendo por su pecho hasta llegar a su cuello mordiendo la piel de este suavemente.

...

Tony comenzó a reírse como desquiciado a su lado cuando eso pasó, Royer lo miró frunciendo el entrecejo.

—¿Por qué me miras así?

—Ni siquiera tu puedes resistirlo. —Dijo y señaló hacia abajo con su dedo. Royer no fue capaz de mirar hacia donde el miraba, sintió una extrema vergüenza de solo darse cuenta lo excitado que se encontraba—. Es divertido, Christian parece estarse divirtiendo también.

—¿Que fue lo que le diste?

—Un afrodisíaco suave para que se relajara. Pagaré en doble por esto. Es mucho mejor que los vídeos que veo, me prende más que cualquiera. Jamás pensé decir eso de un hombre. Bonita cara, bonito cuerpo, bonitas piernas, es físicamente perfecto, pero es un desquiciado... —Royer lo miro. Tony le sonrió—. Todo tiene su equilibrio.

Royer se dió la vuelta y se fue a sentar en una silla bastante lejos de la barra, sacó su teléfono, soltó un suspiro al presionar su entrepierna. Debido a su posición se veía casi que en la obligación de aceptar los trabajos de Tony para que diera una buena reseña de su representado para que hicieran más contratos, era en la jodida pirámide en la que vivía, y sentía que estaba en lo más bajo que se podría imaginar. Prefería no seguir mirando para que su vergüenza no aumentará.

...

Christian despertó al día siguiente encima de una de las mesas centrales del lugar, el dolor en su cabeza lo dejaba paralizado en donde estaba, tenía a varios chicos dormidos encima de él y un grueso abrigo cubría la parte superior de su cuerpo. Intentó moverse pero sus piernas las sentía adormiladas. Dejó caer su cabeza de nuevo hacia atrás para segundos después volver a dormirse.

...

Royer metió el cuerpo de Christian envuelto en sábanas en los asientos traseros del auto, había estado toda la noche con el editor de imagen de Tony viendo las fotos, se dió cuenta que al ir pasando por cada foto, el hombre mordía con rudeza su labio y movía casi con desespero su pierna. Siempre era igual. Después de darse cuenta de la fiebre de Christian, decidió conducir al hospital para ahorrarse molestias. Después de veinte minutos se conseguía frente a frente con Philip, que lo miraba con incredulidad.

—¿Me puedes decir porque Christian está intoxicado con una droga?

—Larga historia.

—¿Se la quieres contar a Frank? —Philip sonrió.

—Fue por un trabajo, creo que la bebida que les dieron a todos tenía algo.

—Interesante. ¿Podrías vivir con la culpa de matar a Christian de una sobredosis?

—Entiendo lo que dices, debí haber puesto más atención.

—Esto no es una sobredosis, es solo una intoxicación a algo que comió. Su garganta se inflamó y probablemente le duela la cabeza, tiene fiebre y le debe de estar ardiendo la boca. ¿Podrías vivir con la culpa de matar a Christian por una simple alergia? Pensé que eras más útil.

Royer se quedó en la habitación del hospital viendo a Christian temblar en la camilla. La culpa invadió su mente y se quitó su chaqueta colocándola encima de Christian y después lo cubrió con la gruesa cobija que Félix trajo.

Lucas lo llamo casi diez veces en un lapso de tiempo tan corto que llegó a estresarse. Se sentía bastante angustiado y nervioso, creía no ser capaz de aguantar tanta frustración en su cuerpo. Salió de la habitación dejando a Félix confundido.

...

Félix se sentó junto a la camilla y Christian abrió un poco los ojos mirándolo.

—La fiebre bajará en un rato. Quédate tranquilo mientras, ¿vale? Yo te cuido.

Christian se acurrucó, Félix acarició su cabello viendo cómo parpadeabá lentamente y se dormía. Besó su frente y no se separó de él en ningún momento.

—¿Por qué tienes tantas ojeras? Si cuando te fuiste de mi casa estabas bien... ¿Es por Lucas, ¿no es así? ¿No te gusta estar con él? Deberías contarme, sabes que yo no voy a juzgarte.

Veía los párpados de Christian temblando, estaba despierto...

—Quizás conmigo estés mucho mejor.

Christian sintió su corazón latir rápidamente, no logró mantener por más tiempo los ojos cerrados. Al abrirlos se consiguió frente a él a Félix mirándolo mientras sonreía. Christian se volteó dándole la espalda a Félix escuchándolo reír.

—¿Chris? —susurró cerca de su oído haciéndole cosquillas, Christian se revolvió. Sintió toda su piel erizarse cuando Félix besó su cuello—. ¿Estás amargado?

—Déjame. —Se volteó hacia él haciendo un puchero. Félix sonrió y se acercó a su cuello mordiendo suavemente su cuello, después lamió su oreja. Christian se volteó a mirarlo y se dió cuenta que temblaba.

—¿Te sientes bien?

—Me duele...

—¿Que te duele?

Christian bajo la mirada sin contestar a su pregunta. Sus labios también temblaban y su cuerpo estaba bastante caliente pero la punta de sus dedos se mantenían helados. Félix notó como Christian movía sus manos debajo de la cobija, la quitó y vió como él presionaba con desesperación su entrepierna. A pesar de sorprenderse bastante mantuvo la compostura ante la situación viendo los exámenes que había en la carpeta que tenía en sus manos.

—¿Por qué tienes afrodisíacos en tu sangre?

—¿Que es... eso?

—Es una droga que sirve como estimulante sexual.

—Yo no tome nada de eso.

—O... quizás lo tomaste sin saber... ¿Que hiciste ayer Christian?

—Tuve la sesión del club.

—¿Tomaste algo o te dieron algo de tomar, o comer? —La mirada de Christian se lo dijo todo. De repente se acercó su rostro al de él haciendo que Christian se echara hacia atrás algo sorprendido—. Se cómo bajar ese síntoma...

Christian suspiró cuando Félix tocó su miembro, un escalofrío le recorrió todo e cuerpo cuando sintió que tocaba su espalda, gimió al sentir su miembro presionado.

—¿Sabes...? Los afrodisíacos ponen todos los sentidos en alerta, y puedes sentir todo más intensamente.

Christian escondió su cabeza en el cuello de Félix, este lo escuchaba gemir y jadear en baja voz mientras que lo tocaba.

—Tranquilo, te sentirás mejor.

—Félix... —jadeó.

Félix apretó suavemente su miembro en su mano causando el final en Christian quién soltó un largo y ronco gemido a la vez que sentía su mano se embarraba con su esencia. Félix sacó su mano de debajo de la cobija y buscó un pañuelo para limpiar su mano, Christian se quedó en la camilla con la respiración acelerada y su cuerpo tiritando ligeramente.

—Hacer eso... en un hospital... es un poco extraño... a mí parecer...

—Realmente para bajar el efecto de un afrodisíaco no hay medicinas, el efecto se baja naturalmente en algunas horas, tarda más, pero tener alguna estimulación sexual hace que el efecto dure menos. Solo ayude un poco...

—Que interesante ayuda...

—Christian deberías tener más cuidado con lo que te dan, no deberías aceptar cosas tan deliberadamente, podrían colocarle algo y podrías terminar así o peor. Es peligroso.

—Vale...

—Christian... ¿Tienes sueño? Descansa un poco, aún te vas a ir de aquí.

Christian sintiendo todo su cuerpo maltratado, cansado y exhausto, se acurrucó en la camilla agarrando la mano de Félix con fuerza.

Félix sonrió y besó su frente.

—Tranquilo, Christian... No me iré...

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