Capítulo 125: ¿Puedes seguir hablando?
2027:
— ¿Por qué abandonaste a mis hijos?— le dijo.
— ¡No sabía que más hacer!
— Esa no es una maldita excusa.
— ¡Ya déjame en paz! ¡Si tanto querías cuidarlos debiste hacerlo tú! ¡Yo no tengo esa responsabilidad!
— Son tus nietos, ¡Maldición!
— No me importa.
— Eso dijo Carla... Y ya sabes cómo terminó.
— ¿Fuiste tú? ¡¿Lo hiciste tú?!
— Ella sabía que si los abandonaba le iría mal. Yo sé lo advertí y ella quería darlos en adopción.
— ¿La mataste?
— Te costará mucho esta decisión.
— Los dejé con tu padre.
— Iba a ser condescendiente contigo. La herencia se iba a pagar el próximo mes.— la mujer lo miró.— Pero creo que ya no será necesario, Jim sabrá cómo cuidarlos bien, como hizo conmigo, estarán muy bien con él. Pero... Te lo advertí, ¿no es cierto?— en el silencio del día escuchó pasos afuera de la casa.— Te advertí que no abandonaras o lastimaras a mis hijos o te arrepentirías. No debiste hacerlo.— al ir a la cocina por algo para defenderse se consiguió de frente con un hombre apuntandóle con una pistola, ella levantó las manos rogando por su vida, el hombre le sonrió.
— Que Dios se apiade de tu asquerosa alma.— dicho accionó el arma dándole seis disparos en la cabeza. El sonido estrepitoso del arma asustó a todos los vecinos, el hombre salió de la casa silbando con las manos en los bolsillos y se marchó del lugar en su auto tranquilamente.
...
Después de su conversación, Cornan dejó a Laura llorando dentro de su oficina. Mientras subía por en el ascensor pensaba en todo lo que había dicho y lo aue había pasado, su corazón aún latía con rapidez por el susto de haber sido apuntando con un arma, jamás pensó que algo así le pasaría, definitivamente la hija de Jim estaba pasando por algo, malos caminos. A pesar de que se había ido, Lucas jamás dejo de tener contacto con su madre, pero Laura jamás hizo el intento de hablar de nuevo con Jim.
Llegó hasta el patio central del lugar y vió a Jim con los dos niños, la niña corría por todo el lugar subiendo y bajando frenéticamente entre los juegos y árboles, mientras el niño se mantenía sentado al lado de Jim comiendo un chocolate. Eran todo lo opuesto al otro, era como si Christian se hubiera dividido entre ellos dos, bastante interesante.
— Jim, tu hija te está buscando.— el niño lo miró fijamente, un escalofrío le recorrió la espalda al ver ese inquietante parecido, volvió la mirada a Jim bastante incómodo.
— Si quiere hablar conmigo, ¿Por qué no viene?— le respondió con molestia. Cornan soltó una risita.
— Sabes cómo es ella.— Jim se quedó estático cuando vió a Lucas al final del pasillo saliendo del ascensor.
...
— ¿Alguna explicación?— les preguntó Lucas. Ambos no dijeron nada mirando hacia el frente.— Se pusieron de acuerdo.
— Ya le había dicho antes que si decía algo de mi papá iba a golpearlo.— dijo Jack.
— Yo también.— dijo Aby.
— También te insultó a ti, ya me había aguantado bastante.
— Vale, que divertido. Veo que aprendieron bastante de Christian, al menos dan la advertencia. ¿Necesita algo más?— dijo Lucas con molestia mirando al director y a los dos profesores que estaban ahí.
— No señor Evans,— dijo Lucas apretó la mandíbula al escucharlo.— Lamento haberlo molestado.— dijo el director. Lucas lo miró con molestia, ese había sido por completo un golpe bajo y lo había tomado desprevenido, se dió la vuelta y fue hasta el auto siendo seguido apresuradamente por Jack y Aby.
Cuando iban a subirse al auto, Aby abrió la puerta del copiloto pero Lucas al ver a Christian en ese asiento, enseguida le gritó que se sentará atrás, Aby obedeció un poco sorprendida por su reacción.
— Lo siento, papá.
— No importa. De igual forma supongo que llevaban bastante tiempo pasando por esto.
— Se intensificó cuando se supo la enfermedad.
— Lo siento, pero debía decirlo.— Lucas vió por el espejo retrovisor que Aby estaba mirando justo en dirección a Christian.
— Papá...
— Aby, dijiste que querías ver a Jim. Necesito descansar, debo preguntarle si puede cuidarlos.
...
Cuando se dió cuenta de quienes eran quiso salir corriendo pero Jim fue hasta a él agarrando su brazo para que no se fuera. Lucas se retorcía tratando de liberarse, Cornan se colocó delante de él y lo miró, sus ojos se llenaron de lágrimas en segundos.
— ¿Que haces ellos aquí?— les preguntó entre llanto.
— Los dejaron aquí.— dijo Cornan.
— Lucas, no puedes escapar siempre de todo.— le dijo Jim soltandole el brazo, le agarró la mano y lo miró con dulzura, Lucas fue consiente de que nunca había visto esa mirada en su padre, y mucho menos que se la diera a él, se limpió las lágrimas del rostro y asintió. Fue junto a su padre y se sentó en un banco cerca de ellos, se quedó mirando todo el tiempo al suelo, no quería verlo, la niña no parecía problema el único parecido que le encontraba eran los ojos, pero el niño era una tortura.
— ¿Por qué estás aquí, Lucas?
— Aby quería verte.— dijo mirando sus manos.— Quería ver si podías cuidarlos pero...
— Déjalos. Sabes que igual no puedo hacer mucho con ellos por regla del hospital.
— Vale.— se levantó casi desesperado.
— ¿Vas a irte?
— No quiero estar cerca de ese niño.— le dió una mirada de odio a Steven, y se fue caminando por el pasillo... Steven por su parte recordaba su primer encuentro y no parecía ser la misma persona que lo abrazó.
...
Lucas se fue del hospital sin despedirse de Jim o de siquiera enterarse que su hermana estaba en el hospital, ese lugar por simple ironía le causaba dolor. Al ir regresando, por la carretera, se dió cuenta que los bordes ahora tenían ballas de contención. Tuvo que alguien caer por el barranco para que se dieran el lujo de colocarlas. Al ir pasando por dónde Christian había caído detuvo el auto por culpa de su mente.
...
— Lucas... Detente... Ya no... Aguanto más...
...
Apretó el volante entre sus manos al tener ese repentino recuerdo.
— Lucas...
— ¡Estoy bien! ¡Solo quiero llorar!
— No te hagas esto, chiquito.
— De igual forma no puedo conducir.— levantó la cabeza del volante y lo miró.— He pasado miles de veces por esta carretera, pero ahora es diferente.
— Estar aquí te lastima.
— En realidad no. Estar aquí solo me hace recordar todas esas veces que veníamos con los niños a dejarlos con mi padre.— le dijo sonriendo. Christian lo miró.— No todos los recuerdos que tengo contigo son tristes, Christian.
— Vale.
— Cada vez que lloro por ti... En mi mente solo hay recuerdos lindos, simplemente lloro porque me gustaría vivirlos otra vez contigo.
— A veces cuando me pierdo en la niebla... Comienzo a recordar cosas contigo.— le dijo.— Pero solo logró recordar las veces que me regañabas.— Lucas rió con ese comentario.— Pero no es malo, solo que esos momentos siempre terminaban contigo haciéndome cariños o algo parecido.
— Más estúpidos no podemos ser, ¿verdad?
— No creo.— Lucas ya más tranquilo, volvió a encender el auto comenzando a conducir de nuevo. La verdad era que si le dolía estar allí.
Sonrió cuando el fuerte olor a la colonia de Christian invadió todo el auto. En su mente solo estaba él, jugueteando con sus memorias y contruyendolas para que solo los recuerdos felices estuvieran presentes, moviendo los cubos imaginarios y apilandolos con cuidado. Eso era lo único que podía recordar de Christian, esa persona tonta y alegre... Su mente borraba lo malo y dejaba solo lo bonito. Se detuvo en un semáforo y miró a Christian, este le sonrió cálidamente y tomó su mano. Lucas le devolvió la sonrisa y entrelazó su dedos con los de él.
— ¿Puedes seguir hablando? Me gusta escucharte.
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