Capítulo 102: Mantente fuerte.
Laura estaba sentada al lado de la camilla acariciando el cabello de Lucas, todo su rostro estaba lleno de moretones, habían pasado varios días y Lucas no había podido mantenerse estable. Lo mantenían en cuidados intensivos teniéndolo vigilado cada segundo.
Ella era la única que podía entrar a verlo, Jim había pedido que si Christian venía no lo dejarán verlo supuestamente para que no se descontrolara.
Nunca iba a entender.
Habían pasado años desde que se casaron, siempre supo de los sentimientos de Lucas hacia Christian, y tenía las sospechas que eran "mutuos", pero aún recordaba el drama que había armado Jim cuando comenzaron su relación. Tanto que se preocupaba por Lucas y tan poco que le importo que se quedará con su madre.
El favoritismo si existía.
El divorcio nunca le afecto a Lucas, pero Laura si había tenido que lidiar con la estrepitosa ruptura, en esa época estaba muy estresada por hacer sentir orgulloso a Jim y el simplemente dijo que prefería llevarse a Lucas, eso había hecho que odiara en exageración a su padre. Odiaba tener que ver a la persona que odiaba todos los días cada vez que se miraba en un espejo.
Justo en eso entró la persona de sus pensamientos acompañado de Frank, se acercó a Lucas y besó su frente.
— Te dije que debías alejarte de él...— murmuró en su oído.— Pero siempre debes ser tan testarudo.
Se levantó de la silla y salió de la habitación sin siquiera mirar a Jim. Este suspiró y no le prestó atención.
— ¿Es tu hija?
— Si. No nos llevamos bien. Siempre está sacándome en cara que la dejara con su madre.
— ¿Cómo era su madre?
— Era una prostituta que trabajaba en un club en Francia. Quise sacarla de esa vida pero a ella le encantaba acostarse con quién se le pusiera enfrente.
— Joder. ¿Y que pasó con tu hija?
— Karol no quería que me llevará a los dos, y cuando me dijo que me llevará a alguno, me lleve a Lucas. Supongo que ella no se lo tomó muy bien.
— ¿Por qué no te la llevaste a ella?
— No lo sé... Creo que en ese entonces no creía saber cómo criar a una niña, me pareció mucho más sencillo criar a un niño. Pero da igual, no podría crear una buena relación con ella aunque quisiera, me odia.
— ¿No crees que estás exagerando un poco?
— No. Ella me odia, me lo ha dicho un montón de veces. Puedo verlo en sus ojos. Es muy fácil darse cuenta, le preguntas a Lucas sobre mi y el te contestará con fastidio pero verás sus ojos el cariño que me tiene. Con Christian le preguntas acerca de sus padres y el te contestará con un jodido brillo en los ojos. Pero ella, ella me habla y me mira con desprecio.
— ¿Cuál es tu punto de vista como padre?
— Nunca pudo aceptar que la dejara. Quizás si hubiera insistido más o llevarlo a un tribunal habría podido llevarme a ambos.
— ¿Y como psiquiatra?
— Tiene algo que se llama trastorno de odio por abandono, con un poco de terapia de familia podría superarlo, pero ella no quiere. Christian tenía algo que era Trastorno de depresión por abandono, duró unos meses en terapia conmigo y con Lucas, y por fin logró darse cuenta de que sus padres no lo habían dejado para protegerlo, sino que si lo habían abandonado porque no lo querían. Pero él no odia a sus padres por eso. Y creo que jamás lo hará.
— ¿Cómo está Christian?— Jim bajó la mirada.
...
— ¡¡Quiero ver a Lucas!!— gritó Christian revolviendose en la cama. Sus brazos estaban fuertemente amarrados detrás de su espalda. Maddi solo lo miraba, Royer a su lado se mantenía en silencio. Andy lleno la jeringuilla con el contenido de uno de los frascos y se acercó a Christian.
— Tranquilo.— dijo en un tono suave para no ponerlo más nervioso.
— No me hagas esto, Andy.
— Lo siento. Pero hoy vendrá un hombre de la administración.— le acarició el cabello buscando calmarlo.— No quiero que te lleven amigo.— dijo y se dispuso a inyectarlo.
— ¡¡No!! ¡¡Déjame!! ¡¡No lo hagas, Andy!!— su gritó se fue apagando en cuanto el efecto del medicamento se expandía por sus venas, el sueño se fue apoderando rápidamente de su cuerpo y su cabeza cayó como peso muerto en la cama al quedarse inconsciente.
...
— Hoy irá uno de los perros falderos de la administración.
— ¿Para que?
— Se enteraron demasiado rápido del estado de Lucas. Solo están buscando una pequeña excusa para internarlo. Le dije a Andy que lo medicara todo lo que pudiera. Mientras más inconsciente este, mejor para mí.
— ¿Por qué no vas a la casa? Yo me quedaré con Lucas.— Jim suspiró, asintió levemente sabiendo que debía hacerlo, tenía una segunda responsabilidad con Christian.
— Vale. Llámame cualquier cosa.
— Claro.
...
— Jim, pensé que no estarías.— le dijo el hombre en cuanto esté le abrió la puerta.
— Tengo una responsabilidad con él también.
— Una responsabilidad afectiva, querrás decir.— dijo entrando en la casa sin más consiguiendose a Christian en la sala.— Buenos días, Christian.
— Buenos días.— respondió él sin dejar de mirar el televisor. El hombre se le acercó y miró sus ojos, sus pupilas estaban dilatadas y sus ojos tiritaban ligeramente.
— ¿Es por tu medicación?
— Me dieron una nueva medicina para la ansiedad hace unos dias. Deberías saberlo.— le respondió.
— ¿Es eso o te medicaron para que no hicieras un desastre?
— Tengo hambre.— Royer y Jim aguantaron una risa que amenazaba con romper ese silencio. Christian siempre debía decir cosas tan tontas.
Royer terminó por pedir comida italiana para almorzar, mientras esperaban el hombre le hizo tantas preguntas a Christian que el cambio en su mirada denotó que lo estaba hartando, su pierna se movía, se irritaba, Jim sabía que lo hacía para provocarlo. Cuando vió que Christian apretaba sus manos fue cuando decidió intervenir. Colocó la mano en su hombro.
— Lo haces a propósito, ¿Verdad? Sabes que eso le molesta y quieres provocarlo.
— ¿Cómo está Lucas?— preguntó el hombre con una sonrisa, esa pregunta hizo que Christian se levantara y se fue a la cocina, Royer lo siguió mientras Jim se quedaba con el hombre discutiendo.
— Christian está bien. Solo está triste, porque sino lo sabes todo pasó cuando estaba recordando las cosas.
— ¿Que tan "bien" lo ves?
— Está bien, toma sus pastillas, duerme más de seis horas y llora de vez en cuando. Para mí está bien...
Un sonido raro en la cocina los hizo levantar la mirada. Un plato cayó al suelo rompiéndose.
— ¿Está todo bien?
...
— Si, si, solo se me cayó un plato. No pasa nada.— dijo Royer con los ojos a punto de soltar algunas lágrimas, bajó la mirada y vió como la mordedura de Christian en su brazo ya había hecho que saliera sangre. Lo había mordido de repente, y sus dientes se incrustaban cada vez más en su piel.— Christian... Suelta.— susurró. A la vez que sentía que la fuerza de la mordida aumentaba un poco.— Suéltame. Esto te perjudica. Déjame y te llevaré a ver a Lucas cuando ese tipo se vaya.— con eso hizo que la mordedura perdiera fuerza y apenas sintió menos presión quitó su brazo.— Lávate la boca.— Christian iba a salir de la cocina pero Royer lo impidió tomando su brazo.— Aquí, no salgas, lávate aquí.— después de ver que Christian se limpiara se dispuso a curar su brazo. Metió el brazo bajo el grifo del agua. Limpió la herida de la que aún salía sangre. El timbre sonó y Christian quiso salir corriendo pero el recuerdo de Lucas lo detuvo.— Ve y busca la comida, mantente fuerte Christian, ese tipo está esperando que huyas.
Christian salió de la cocina y respiró profundo antes de abrir la puerta, Jim ya veía todo perdido, no reaccionó lo suficientemente rápido para llegar antes a la puerta.
Christian pagó por la comida con las manos temblorosas, quería salir, quería correr, quería...
Cerró la puerta y dejó su billetera en la mesa, fue a dejar la comida en la cocina, apoyó las manos sobre la mesa respirando exageradamente fuerte. Royer lo abrazo y Christian lo dejó, realmente necesitaba un abrazo, necesitaba apoyo, pero no algo tan personal como Royer, no de compromiso como Jim, quería un abrazo sincero e inocente. Empujó a Royer y fue al cuarto de Aby, abriendo la puerta bajó la atenta mirada del hombre.
Aby lo miró extrañada, Christian de arrodilló frente a ella y apartó el cabello de su rostro, cuando vió que iba a llorar ella lo abrazo.
— No llores.
— Lo siento... Lo siento...— Aby lo estrechó más en el abrazo. El hombre en la puerta miró la escena fastidiado. Había evitado sus preguntas, había abierto la puerta y no se había ido, nadie en la casa estaba lastimado. Se dió la vuelta y dejó un frasco de pastillas en la mesa de la cocina y se fue de la casa sin decir nada más.
...
Cuando se escuchó el ascensor bajar, Royer simplemente no aguanto más.
— ¡¡Mierda!!— Jim levantó la mirada de Christian y fue a la cocina donde consiguió a Royer quitándose un pañuelo cubierto de sangre del brazo.
— ¡¡Christian, ¿Por qué lo mordiste?!! ¡Habíamos hablado sobre hacer este tipo de cosas! ¡Lastimas a las personas!— Christian bajó la mirada sin querer separarse de Aby.— Vamos a almorzar.— con bastante esfuerzo Aby hizo que Christian se levantará y fueran a la cocina a comer.
...
Después de pasar por un tranquilo almuerzo, se sentaron en la sala a ver televisión, Jim pensaba que todo el resto de la tarde todo estaría sin ningún otro problema hasta que Christian habló.
— Royer dijo que si lo soltaba me dejaría ver a Lucas.— Royer bajó la mirada hacia su brazo. Jim lo miró con fastidio pero entendió que lo había hecho para que lo soltara. Pero igual le molestaba.
— Iremos mañana.— Christian frunció el seño.
— Royer dijo que podíamos ir hoy.
— Iremos mañana. No pienso discutirlo. Te llevaré y estarás todo el día allá si quieres.
La pequeña discusión terminó en eso. Irían mañana. Christian asintió y se acomodó en el asiento, teniendo a Aby dormida en sus brazos.
— Lo siento, Royer.— el nombrado levantó la mano y negó con la cabeza.
— No te preocupes. No fue nada.
— Igual lo siento.
...
Dejó a Aby en su cama, cubriéndola con la cobija, dejándola dormir tranquilamente, sonrió cuando se movió y agarró su peluche de gato favorito. Se hizo un espacio en la cama y se durmió junto a ella, sabía que solo nunca sería capaz de siquiera cerrar los ojos, solo se ahorraría la molestia. Tomó sus pastillas y se relajo bastante, era algo nuevo, era una tranquilidad más intensa, no sabía que era, sus ojos después de unos largos veinte minutos se cerraron y se durmió profundamente.
Jim entró en el cuarto y lo miró. Era increíble como ese chico tonto había podido encantarle de esa manera tan inusual. El cariño que le había agarrado a Christian no tenía niveles ni precedentes. Lo cuidaría lo más que pudiera, o más bien, lo que el cáncer dejará que lo cuidase.
— Descansa, Christian.— le susurró.— Mañana iremos con Lucas.
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Hola wenas :D otra vez yo.
Disfruten este cap :3 lo escribí hoy mismo, recién salido de bandeja.
Cuidense princesitas y princesitos.
Bye ❤️
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