Capítulo 23
El reloj apenas marca las cinco de la mañana cuando Barry ya está despierto.
Da mil vueltas de un lado a otro y bufa con pesadez varias veces.
Se siente tan abrumado y agotado por el trabajo que no puede sacarlo de su cabeza.
Ha llegado al punto de incluso soñar con ello.
No quiere levantarse y comenzar de nuevo pero tampoco puede seguir durmiendo.
Un rato después, decide que no tiene más alternativa que levantarse.
Abre los ojos lentamente y se va acostumbrando a la luz del sol poco a poco.
Lo primero que hace, como cada mañana, es dirigir su mirada hasta Frost.
Es una rutina que sigue para asegurarse de que nada malo ha sucedido durante la noche.
Pero lo que ve al mirarla le impacta más que cualquier otra cosa.
Junto a él, apenas un metro más allá, duerme profundamente Killer Frost.
O más bien, Caitlin Snow.
El pelo de la joven, usualmente blanco, ahora luce una tonalidad castaña. Sus labios azules, ahora con un color rosa.
La reina del hielo no tarda en despertarse y lo primero que enfocan sus ojos son a Barry. Su color avellana choca con el verde de él.
Boquiabierto, intenta mediar palabra.
Pero el aire se escapa del pecho y la garganta se le seca.
—¿Qué? —Brama ella, molesta por el constante escrutinio del científico.
Pero él sigue mudo.
Y los minutos pasan con sus ojos cruzados y el aire volviéndose más y más espeso.
—¿Qué? —Su tono aumenta y la amenaza en éste también.
Y la forma en la que el chico se comunica es poniéndose de pie y corriendo hasta la caja de cartón que cogió de su casa.
Rebusca y rebusca hasta encontrar un viejo espejo, algo polvoriento.
Con la palma de su mano lo repasa hasta limpiar casi todo el polvo.
Su reflejo se vuelve más claro y se observa a sí mismo tragando saliva.
Los nervios a flor de piel y un nudo creciendo en su estómago.
Se gira sobre sí mismo de nuevo y camina hasta ella.
En la distancia, estira su brazo y le entrega el espejo. La chica frunce el ceño y lo acepta aunque con total desconfianza.
Lo toma entre sus dedos y lo levanta hasta quedarlo a la altura de su cara.
Entonces, su reflejo la impacta con fuerza pero disimula como puede.
Durante unos segundos alza sus dedos para tocar sus facciones.
Pero no tarda mucho más en lanzar el espejo lejos de allí y ponerse de pie para correr.
—¡Caitlin, no! No te vayas. No huyas otra vez. —Casi le suplica. Intenta acercarse pero cada paso que da él, ella se aleja dos.
—No me llames así. —Le ordena y su voz es una mezcla entre la amenaza y la tristeza. A la joven le cuesta respirar y sale de allí con una velocidad increíble.
Pasan un par de horas antes de que Barry salga a buscarla y la encuentra unos metros más allá del lugar. Parada en medio de la nada,
—¿Qué estás haciendo aquí? —Escupe ella. Barry tiene una milésima de segundo para inventar una buena mentira.
—Estaba abrumado por el trabajo. Necesitaba aire. —Se encoge de hombros antes de responder. Y su voz está tan llena de calma y tranquilidad que la mentira cuela a la perfección.
El silencio reina entre ellos y los dos se dedican a observar como el sol llega finalmente hasta lo más alto del cielo. Pero en cierto punto, es el castaño quien decide romper el silencio.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —La ojiazul se prepara para algo relacionado con el incidente anterior. Pero una vez más, se equivoca.
—¿Cómo funciona? El frío en tu cuerpo. ¿De dónde sale, cómo lo creas? —Para Barry, la expresión confusa de la chica pasa desapercibida.
—Absorbo el calor. —Le da la más simple de las respuestas. Pero Barry quiere profundizar más.
—¿Pero cómo puede ser? Quiero decir, el calor es tu opuesto. ¿No te hace daño? Supongo que no es proporcional. —La chica mueve el cuello para mirarle y carraspea bajo.
—No, no es proporcional. Si lo fuera, habría dos consecuencias. La primera, el entorno se congelaría por la falta de calor. Y la segunda, tanto calor me haría daño. Lo absorbo en pequeñas dosis. Una dosis grande podría hacerme mucho daño. E incluso matarme. —Le explica. Barry la escucha con mucha atención, asintiendo levemente durante toda la explicación.
—Es muy interesante. Un poco de calor, te ayuda a crear frío.
Mucho calor, podría matarte.
—Reflexiona en voz baja.
—¿Por qué te interesa tanto, Barry? ¿Intentas matarme? —Para aliviar la carga del ambiente, Frost bromea.
O tal vez no lo hace.
—No. Pero has hablado muy rápido. No deberías dar tanta información.
—Le devuelve la broma y una sonrisa burlona se dibuja en sus labios.
—Eres inofensivo, Barry. Por eso puedo darte información. —El castaño se siente ofendido ante sus palabras y la detiene antes de que se marche.
—¿Inofensivo? ¿Yo? —Se señala el pecho y levanta ambas cejas.
—¿Cuando fué la última vez que le hiciste daño a alguien? -Barry abre la boca para responder pero ella niega y le interrumpe incluso antes de poder hacerlo.
—Y no, no cuenta cuando le pegaste a un científico porque lo hiciste por un bien mayor. —El castaño entre cierra los ojos y empieza a pensar.
—Le pegué una buena paliza a Brad, mi compañero de ejército. —Casi orgulloso, recuerda.
Entonces, Frost asiente con una media sonrisa arrogante.
—¿Y por qué lo hiciste?
—Por ti. —Barry lo dice con total naturalidad y no es hasta después de unos instantes que se da cuenta.
La chica gira el rostro para sonreír en profundidad.
—Ahí lo tienes. —Dice por última vez antes de pasar por su lado, chocando adrede sus hombros.
Barry alza las comisuras de sus labios tanto que las mejillas acaban por dolerle.
—A ti nunca te haría daño.
Pero haría daño por ti.
Venga va, hasta luego 😍😍😍😍
Asdfghjkl bonitos míos que son.
Importante; Alguien que escriba lee esta historia? Tengo un problemilla con las comas y un par de consejos no me vendrían mal. Gracias x.
Pd: He tenido que escribir este capítulo DOS VECES porque Wattpad me lo borraba :(.
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