Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

V


A poca distancia de Yongin vivía una familia con la que los Yang tenían especial amistad. Han Yunho había tenido con anterioridad negocios en Hanseong, donde había hecho una fortuna considerable y se había elevado a la categoría de yangban por petición al rey durante su servicio como magistrado. Esta distinción se le había subido un poco a la cabeza, y empezó a no soportar tener que dedicarse a los negocios y vivir en una pequeña ciudad comercial; así que, dejando ambos, se mudó con su familia a una casa a una milla de Hanseong, denominada desde entonces Bokjigak, donde pudo dedicarse a pensar con placer en su propia importancia, y desvinculado de sus negocios, ocuparse solamente de ser amable con todo el mundo. Porque, aunque estaba orgulloso de su rango, no se había vuelto engreído; por el contrario, era todo atenciones para con todo el mundo. De naturaleza inofensiva, sociable y servicial, su presentación en la corte real le había hecho, además, cortés.

Han Jaejoong era un omega amable, aunque no lo bastante inteligente para que la señora Yang lo considerase un amigo valioso. Tenían varios hijos. El mayor, un joven inteligente y sensato de unos veinte años, era el amigo íntimo de Jeongin.

Que los Han y los Yang se reuniesen para charlar después de un banquete era algo absolutamente necesario, y la mañana después de la fiesta, los Han fueron a la residencia Yang para cambiar impresiones.

─Comenzaste la noche muy bien, Jisung, ─comentó la señora Yang, esbozando una sonrisa que apenas ocultaba su fingida amabilidad hacia el beta─. La mayoría de los alfas quedaron fascinados contigo, incluido Bang-ssi.

─Sí, pero pareció gustarle más el segundo.

─ ¡Oh! Te refieres a Seungmin, supongo, porque danzó con él dos veces. Sí, parece que le gustó; sí, creo que sí. Oí algo, no sé, algo sobre el señor Kim.

─Quizá se refiera a lo que oí entre él y el señor Kim, ¿no se lo he contado? El señor Kim le preguntó si le gustaban los banquetes de Mireuk, si no creía que había jóvenes muy hermosos en el salón y cuál le parecía el más bello de todos. Su respuesta a esta última pregunta fue inmediata: «El mayor de los Yang, sin duda. No puede haber más que una opinión sobre ese particular.»

─ ¡No me digas! Parece decidido a... Es como si... Pero, en fin, todo puede acabar en nada.

─Lo que yo oí fue mejor que lo que oíste tú, ¿verdad, Innie? ─Dijo Jisung─. Merece más la pena oír al joven Bang que al señor Hwang, ¿no crees? ¡Pobre Jeongin! Decir sólo: «No está mal.»

─Te suplico que no le metas en la cabeza a Jeongin que se disguste por Hyunjin. Es un hombre tan desagradable que la desgracia sería gustarle. La señora Song me dijo que había estado sentada a su lado y que no había despegado los labios.

─ ¿Estás segura, madre? ¿No te equivocas? Yo vi al señor Hwang hablar con ella.

─Sí, claro; porque él al final le preguntó si le gustaba Yongin, y Hyunjin no tuvo más remedio que contestar; pero la señora Song dijo que a él no le hizo ninguna gracia que le dirigiese la palabra.

─El señorito Seongmin me dijo, ─comentó Seungmin, ─que él no solía hablar mucho, a no ser con sus amigos íntimos. Con ellos es increíblemente agradable.

─No me creo una palabra, querido. Si fuese tan agradable habría hablado con la señora Song. Pero ya me imagino qué pasó. Todo el mundo dice que el orgullo no le cabe en el cuerpo, y apostaría a que oyó que la señora Song no tiene palanquín y que fue al banquete en uno prestado.

─A mí no me importa que no haya hablado con la señora Song, ─dijo Jaejoong─, pero desearía que hubiese bailado con Yannie.

─Yo que tú, Innie, ─agregó la madre─, no bailaría con él nunca más.

─Creo, mamá, que puedo prometerte que nunca bailaré con él.

─El orgullo, ─dijo el señorito Jisung, ─ofende siempre, pero a mí el suyo no me resulta tan ofensivo. Él tiene disculpa. Es natural que un hombre atractivo, con familia, fortuna y todo a su favor tenga un alto concepto de sí mismo. Por decirlo de algún modo, tiene derecho a ser orgulloso.

─Es muy cierto, ─replicó Jeongin─, podría perdonarle fácilmente su orgullo si no hubiese mortificado el mío.

─ El orgullo, ─observó Seonwoo, que se preciaba mucho de la solidez de sus reflexiones─, es un defecto muy común. Por todo lo que he leído, estoy convencido de que en realidad es muy frecuente que la naturaleza humana sea especialmente propensa a él. Hay muy pocos que no abriguen un sentimiento de autosuficiencia por una u otra razón, ya sea real o imaginaria. La vanidad y el orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinónimos. El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de nosotros.

─Si yo fuese tan rico como el señor Hwang, ─exclamó un joven Han que había venido con sus hermanos─, no me importaría ser orgulloso. Tendría una jauría de perros de caza, y bebería una botella de soju al día.

─Pues beberías mucho más de lo debido, ─dijo la señora Yang─, y si yo te viese te quitaría la botella inmediatamente.

El niño dijo que no se atrevería, ella que sí, y así siguieron discutiendo hasta que se dio por finalizada la visita.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro